El Ataque de los Conquers [Invasión]

Fue invocado por Rob de la Tierra durante la cúspide del torneo de Abel, ese dios repulsivo que se atrevió a encerrarlo en ese asqueroso pozo en el Olimpo junto al resto de la basura divina. Finalmente llegó el momento de saldar cuentas con él. Afrodita le había ofrecido un buen trato: si matas a Abel te otorgaré belleza eterna. Decirlo sonaba más fácil que hacerlo, pero estaba más que calificado para cumplir con el trabajo.

Su gran entrada salió a la perfección: las miradas de todos los presentes se encontraban sobre él. Así debía de ser, era el trato que merecía una gran estrella. Bajó los brazos y miró a Abel con todo el desprecio que se había guardado durante 400 años. Ni con todo su talento actoral era capaz de disimular el hastió que sentía al estar en el mismo lugar, aunque el desagrado fue reemplazado por una sonrisa burlesca. Le causaba gracia que el dios del sol se escondiera bajo esa falsa piel.

Escuchó las palabras de uno de los sirvientes del mellizo de Athena. Era un chico peculiar y colorido, pero eso no fue lo que llamó la atención de Arsenio. Estaba impregnado con el cosmos de Abel, envuelto bajo varias capas de éste. No tenía duda, ese muchacho era Yuya de Saturno. Afrodita le había dado indicaciones específicas sobre él. Su corazón valioso e inocente, el que Abel cuidaba como a una joya preciosa, arrebatárselo era una victoria personal.

El príncipe serpiente rompió el sello que mantenía encerrados los recuerdos de Yuya. Le sorprendía que la cabeza de ese chico no hubiese estallado antes después de todos los lavados de cerebro. Abel no lo hizo una vez sino varias. Le ofreció el brazalete de la oscuridad a Yuya. En el momento en el que el brazalete percibió la agresividad de Saturno éste voló de sus manos, materializándose en la muñeca del nuevo Conquer.

Colocó sus manos en los hombros de Yuya y le transmitió su propio resentimiento hacia el dios, incrementando el odio y la inestabilidad mental de quien antes fue el más leal de los paladines.

-He esperado esto tanto tiempo. Tuve muchos años para pensar en la forma de hacerte sufrir- tras decir eso, Yuya, envuelto en un aura de oscuridad, saltó hacia Abel, golpeando su rostro y haciéndolo impactar violentamente contra la pared del palco divino, abriendo un agujero tras de sí.

-Fue un arduo proceso de planeación, pero valió la pena. Cada maldito minuto- Saturno poseído tomó al dios por el cuello y lo arrojó hacia el centro de la arena, donde cayó a tan sólo dos metros de distancia de Arsenio. -Podría matarte- Markov sacó la daga de Adamantio de Abel y la acercó a su garganta.-No obstante, la muerte es un castigo muy leve para una basura como tú. Mereces sufrir cada segundo por el resto de tu desdichada eternidad. Te arrebataré todo: a tu hermana, a tu guerrero favorito, el poco poder y dignidad que te quedan, todo- Arsenio cortó el pecho de Abel, desvaneciendo el disfraz de éste. Un esqueleto revestido con una armadura métalica de color óxido era todo lo que quedaba. La parte visible de su rostro mostraba una piel oscura y delgada como la de una momia.

-Míralo tal como es Athena, es un ser espantoso- Abel se encontraba retorciéndose en el suelo por el dolor provocado por el Adamantio, pero aún así era consciente de la mirada de su hermana desde el palco. Yuya bajó desde las alturas y aterrizó sobre Abel, dando un golpe demoledor en el vientre del dios momificado.

El dios extendió sus brazos hacia Yuya, intentando rodearlo con éstos. -Disculpa Yuya, nunca quise borrar tus recuerdos. Era necesario para proteger al mundo de Afrodita- Abel tosió un líquido negro, continuando con lo que tenía que decir.-Ella ha estado planeando la destrucción del mundo en las sombras. Fue Afrodita la que liberó a esta serpiente que estaba condenada a arrastrarse en su propia desgracia durante la eternidad. Tienes que creerme- Abel observó el rostro enfurecido de Yuya, el cual no se había suavizado en lo absoluto con sus palabras. Saturno golpeo a Abel en el rostro hasta destruir lo poco que le quedaba de cara.

Arsenio no hacía otra cosa que contener la risa. Abel lo había condenado por mentir y manipular a otros, y eso era el mismo crimente que él había cometido, no sólo con Athena y ese niño, también con los paladines y santos.Dejó que Yuya continuara golpeando a Abel. Podía hacerlo hasta que sus puños sangraran, Abel no podía morir tras ser herido con esa maldita daga, la misma que había usado para hechizarlo a él.

Markov tomó el micrófono dejado por Rob. Era la hora de que los paladines de Abel justificarán su existencia y lo ayudarán. Arsenio hizo un ademan con su mano izquierda, deteniendo el movimiento de todos los presentes, como si el coliseo se hubiera detenido en el tiempo. Nadie podía moverse, pero aún podían escucharlo y verlo.

La música del piano envolvió el lugar, abriendo paso a una poderosa guitarra que hizo vibrar el coliseo. Arsenio comenzó a cantar:


Miró a Athena, la amada hermana de Abel. Ella era el siguiente objetivo en su lista.


La tomaría y hundiría la daga de adamantio en su garganta. La muerte era misericordiosa para un ser tan repulsivo como ella.


Definitivamente la haría sufrir tanto como a su hermano. No era nada personal, pero si con eso podía hacer más miserable a Abel, bueno... La respuesta era obvia.


Miró a los rostros de cada uno de los paladines: primero a Bakura, después a Tier, seguida por Selene, quien fue lo suficientemente lista para utilizar la Hoz del Silencio para bloquear su técnica. Qué mujer tan repugnante.


Tras cantar la última estrofa de la canción, los paladines quedaron bajo su control absoluto.

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Indicaciones

-El torneo ha terminado. Comienza la invasión de Afrodita (Primera parte)
-Los paladines serán controlados por Arsenio. Las peleas serán Santos vs Paladines. Los participantes de estos combates serán elegidos de forma aleatoria.
-Aprovechen para comprar stats y mejoras antes de que inicien las peleas.
-Los combates no se terminan hasta que se haya perdido una vida.
-El ganador del combate podrá realizar una herida permanente en su oponente.
-Si pierden una vida, no podrán seguir combatiendo. No pueden elegir sacrificar una vida para continuar. La regla de sacrificar HP por acciones sigue vigente.