Encuentro inesperado, ¡Minos de Grifo vs Roxas de Capricornio! [Privado]

Minos viajaba de un lado a otro con el presentimiento de algo grande se acercaba y no era exactamente el regreso del Señor Hades. Poco a poco el ejército del Inframundo se iba levantando. Minos había sido el primero, Radamanthys también se encontraba en el mundo de los vivos y ya solo faltaba encontrar a uno de los Jueces, el que aparentemente tendría un regreso más difícil. En ese momento su objetivo era ubicar y ayudar al colega perdido, se encontraba cada vez más cerca de él, dispuesto a darle una mano en su regreso sin embargo las cosas estaban por ponerse serias y estaba a punto de tener un contratiempo antes de llegar a su objetivo.

Por lo visto había alguien siguiendo los pasos del poderoso Espectro. Era un guerrero que sabía camuflar bastante bien su presencia y no perdía de vista al Juez del Inframundo. Minos terminó prácticamente acorralado en el misterioso río Styx, un lugar mágico que gozaba de gran tranquilidad para lo que el Juez quería hacer. Lo malo es que aquel lugar era utilizado como una zona de entrenamiento por los Santos de Athena, se decía que allí había una barrera que le creaba ilusiones a todo aquel que era considerado un intruso. Minos no era la exepción, él sabía que era un intruso en aquel lugar tan misterioso sin embargo las ilusiones parecían no afectarle o simplemente aquella era una historia sin sentido, una mera leyenda para alejar a los intrusos.

— ¿Quién anda ahí? —preguntó con tranquilidad mientras disminuía su paso y finalmente se detenía en el lugar que consideraba mejor, rodeado por majestuosos árboles y con el río Styx no muy lejos de allí. — ¿Quién se anima a cruzarse en el camino de Minos, representante y Juez del Inframundo? Solo un insolente se animaría a realizar semejante acto sin temerle al castigo que le depara su petulancia. —finalizó ya un poco más molesto y con aquel tono algo arrogante que lo caracterizaba tan bien. No le temía a los combates, de hecho llevaba tiempo sin tener uno digno de recordar, sin embargo en ese momento tenía asuntos más importantes o que al menos merecían más su atención.

El silencio dominó el lugar. Parecía que todo sonido que podía hacerse presente en aquel sublime escenario había desaparecido luego de que Minos dijera aquellas palabras y al mismo tiempo se identificara como forma de alarmar o intimidar a su posible rival. El Juez se limitó a esperar mientras giraba su atención hacia el lugar en donde se encontraba aquel buen rastreador. Recién en ese instante se dio cuenta de que aquella presencia le pertenecía a un caballero más fuerte de lo que él había imaginado en un principio. Como respuesta ante aquella confirmación, una malicioso sonrisa se dibujo en su rostro. Aquello si que era un inesperado encuentro para Minos, no esperaba cruzarse con un Santo de Athena tan pronto.

Las sospechas de Minos se confirmaron. Solo un Caballero Dorado podía ocultar tan bien su presencia y al mismo tiempo representar un problema para el Juez del Inframundo. Además Minos era consciente de que estaba en territorio enemigo, eso si que podía ser una desventaja bastante importante. El seguidor de Hades se mantuvo tranquilo, solo escuchaba las preguntas y sonreía.

— ¿Amor? ¿Paz? ¿Justicia? Me da asco ese discurso. Siempre es el mismo... ¿Qué no tienen otro? —comentó con arrogancia y siendo lo más despectivo posible. — Mi objetivo no se encuentra en este lugar. Tampoco esperaba encontrarme con un Caballero de Athena. Podría inclusive retirarme pero ahora quedé con curiosidad... —en ese momento el Juez observaba al enemigo y a su postura de combate. Acto seguido decidió comenzar a mover sus hilos invisibles preparando una especie de trampa mientras continuaba hablando.


— Veamos que tanto puedes lastimarme. ¡Eso de matar a un Juez del Inframundo se ha escuchado bastante cómico! —sentenció con una mirada sádica al mismo tiempo que subestimaba a su rival. Mientras tanto liberaba su energía. El cosmos purpureo que lo caracterizaba comenzaba a hacerse presente y visible, como si fuera una advertencia aunque por lo visto el Caballero Dorado parecía no temerle al Juez y a lo que este representaba. El combate, a esas alturas, se hacía algo inevitable a pesar de que Minos era consciente de que estaba perdiendo su tiempo. Habían otras prioridades en ese momento.

Moderación:

Roxas, te pediré que edites tu post ya que estás cometiendo metarol. El metarol es saber información que tu personaje no conoce, en este caso Roxas sabe que Minos está usando sus hilos cuando él ni siquiera ha nombrado su técnica. Otra aclaración: Minos dice en su post que se trata de hilos invisibles; no es factible que los cortes con tanta facilidad.

Minos seguía tranquilo. Hasta cierto punto había ignorado gran parte de las cosas que le había dicho su rival porque simplemente no lo entendía o no pensaba igual que él. Mientras sus hilos se movían formando la trampa que el Juez quería, Roxas de Capricornio se limitó a hablar y a amenazar, sin llegar a atacar en ningún momento. Eso hizo que Minos se sintiera cómodo para lanzar su ataque.

— No te preocupes, tus manos no se van a ensuciar. —comentó con malicia porque tenía la intención de limitar los movimientos de su enemigo apenas este atacara. — ¿Qué esperas? Si no atacas tu... tendré que hacerlo yo. —dicho esto, luego de terminar de armar su invisible "tela de arañas" alrededor de su enemigo, comenzó a caminar hacia él para ver si podía terminar de provocarlo.

Apenas el Caballero de Capricornio se moviera para realizar su ataque o algo similar, los hilos generados por Minos se encargarían de atraparlo y paralizarlo. Quedaría sentenciado frente a la voluntad y el capricho del Espectro. — Tú eres el que se encuentra delante de mi. Aquí no hay inocentes por los cuales preocuparse... preocúpate por ti mismo. Creo que eres demasiado joven como para entender el peligro que corres al hacerme frente. —sentenció mientras avanzaba con lentos pasos hacia su rival, encontrándose cerca de este pero manteniéndose en guardia caso sus hilos fallaran. Obviamente no perdió la oportunidad de hacer referencia a la edad del Caballero de Oro ya que este no parecía tener más de 17 o 18 años. Se podía confirmar que Minos era una criatura sádica que siempre se divertía provocando a su rival.

Minos esperó y esperó, por lo visto su rival podía ser joven pero no era ningún idiota. Quizás sentía que lo que Minos quería era justamente recibir un ataque para contraatacar con más fuerza. Con ese pensamiento, Minos avanzó hasta detenerse justo enfrente del Caballero Dorado que hasta ese momento no había hecho nada ademas de mantenerse en guardia.

— Lo siento. Es imposible para mi no subestimar a alguien tan joven e insolente. —finalizó extendiendo su brazo derecho y como si fuera lo más sencillo del mundo atrapó a Roxas por el cuello y lo levantó demostrando así su fuerza. Todo lo había hecho con gran rapidez, de hecho si Roxas se movía demasiado caería en la "Marioneta Cósmica" de Minos. La forma como ambos se ponían a la defensiva solo podía significar una cosa: los dos tenían algun ataque especial para contraatacar o simplemente un haz bajo la manga.

— Me encanta apreciar la mirada de un Caballero Dorado cuando se encuentra acorralado. No me iba a quedar esperando para siempre ~ —Minos no se hizo esperar más, fue el primero en demostrar su fuerza levantando al caballero con cierta facilidad al menos al inicio ya que todo podía cambiar si su adversario reaccionaba. Lo cierto es que si su enemigo reaccionaba, Minos movería los hilos con su mano libre y así bloquearía cualquier movimiento defensivo u ofensivo mientras su cosmos purpúreo se hacía más y más intenso. Morir asfixiado o atacar y ser anulado por los invisibles hilos de Minos de Grifo. La sonrisa sádica de Minos demostraba su satisfacción en ese momento tan crucial del combate entre dos guerreros muy poderosos.

Minos se sintió seguro, bastante cómodo mientras levantaba a su rival hasta que este decidió reaccionar con su ataque "Excalibur" y sorpresivamente se vio bloqueado por los hilos del Juez Minos. Los hilos no fueron lo suficientemente resistentes como para frentar el intenso cosmos de Roxas y así el Caballero Dorado pudo reaccionar antes de que su situación se volviera más critica.

— Creo que ni tu te escuchas tus propias palabras. —dijo con desdén y después comenzó a mover sus dedos mientras menospreciaba las palabras de su enemigo. Nuevos hilos fueron apareciendo, realmente había creado una trampa bastante extensa aprovechándose de los árboles. El ataque de Roxas había bloqueado parcialmente su técnicas pero los hilos de Minos ya se habían aferrado inclusive a las piernas del Caballero Dorado.

— ¡Marioneta Cósmica! —antes mismo de que Roxas pudiera atacar, Minos usó su devastador y característico ataque. Los hilos levantaron a Roxas dejándolo cabeza para abajo y después fue lanzado hacia los árboles cercanos haciendo que este se chocara y derribara a varios que se encontraban por allí.