Licor, Mujeres y Música ¿Qué más quieres? [Priv. con Kaun]

Una cálida sensación brinda el fuego del hogar, aquella flama que arde en el centro de aquella enorme taberna en una hilera de carbones que brillan con la misma intensidad que las brasas que gestan, el calor era algo indispensable para la cultura asgardiana pues con esa agradable sensación podían olvidarse del crudo clima exterior que contrastaba radicalmente con el que tenían dentro de aquellas paredes, el frío viento arreciaba, una potente nevada se estaba desatando y hacia afuera era más el blanco que se podía ver que el exterior mismo por tal motivo aquellos que estaban dentro de la taberna no parecían preocuparse por el exterior a menos que sucediera algo, algo que nadie ni en sus más recónditos sueños esperaría, que se acabase el aguamiel. Las canciones que entonan los bardos eran dignas de escucharse, varias de ellas alegres otras heroicas que entonaban al ritmo de los tambores y las flautas pero cuando comenzaron a entonar las canciones de amores pasados comenzaron a cambiar las caras, expresiones largas y sombrías recordando a todos aquellos que ya no estaban entre los vivos y que ahora moraban al lado de Odín en el Valhalla celestial; sentado en su mesa de costumbre permanece Lancelot tomando un tarro de aguamiel con sus pies recostados en la mesa observando cómo se desataba la fuerza del invierno asgardiano.

Tantas canciones y este agradable calor hacen que me de sueño… debería comprarle este lugar a Korak me gusta…-susurra mientras se acomodaba en aquella silla con los ojos entrecerrados con una suave sonrisa en sus labios, el tarro en su diestra mientras la siniestra reposaba detrás de su cabeza-Es bueno estar vivo, al menos hoy el aguamiel está especialmente delicioso.-susurra llevando su mirada al tarro y tomando un nuevo sorbo de aquel delicioso néctar-

Sin embargo, tanta comodidad no parecía agradarle a Korak el posadero, un hombre que no pasaba los cincuenta años de cabello canoso y barba poblada con un color gris oscuro, sus orbes eran color avellana mientras su piel era blanca marcada por las cicatrices que orgulloso gano protegiendo a su pueblo, varias de las armas que engalanaban el salón eran o fueron suyas, cada una con una historia o un relato, un hombre al que Lancelot parecía admirar y respetar sino que sería al único que le demostraba tales sentimientos. Desde la barra se podía observar como la mirada del hombre estaba clavada en aquel “hijo”, dejando un tarro que limpiaba sobre la barra, comienza a caminar entre los clientes que le agradecían y mencionaban lo delicioso de su licor, pero él solo respondía con una sonrisa o un ademán de su mano, finalmente sus pisadas le llevaron detrás de Lancelot al que le dijo.

¿Cómodo?, ¿desea algo de comer?-dice en un tono de voz más sereno y agradable-¿Tienes salchichas de cerdo picantes?, esas son deliciosas y más con esta aguamiel y si puedes tráeme unas papas con puerros…-dice con los ojos cerrados inocentemente-Ah de inmediato… pero antes… BAJA LAS BOTAS DE LA MESA IMBECIL QUE TU NO ERES EL QUE LAS LIMPIA -grita mientras que con su pie patea las patas de la silla que aún estaban apoyadas en el suelo-

Un estruendo se escucha mientras solo el joven pudo ver todo en cámara lenta, el tarro se vierte sobre él que impacta con su espalda de lleno en el suelo siendo bañado por el licor, quedando con sus pies en el aire, esto género que el silencio se apoderase del lugar,  por unos segundos todo estaba en silencio nadie emitía siquiera una risa burlona pero como un rugido las carcajadas se escucharon por todo el lugar, el joven observa al anciano que simplemente le observa bosquejando una sonrisa el joven la regresa y extendiendo su mano el hombre le ayuda a ponerse en pie de un tirón, como si nada se observan y mientras todos señalaban y se burlaban del joven comenzó a sentir como si una furia interior creciera, no era solo él también Korak se mostraba irritado, volviendo la mirada a la multitud sus ojos eran los de unos asesinos y con fuerte voz exclamaron los dos.

¡CALLENSE LA BOCA IMBECILES-las voces estaban sincronizadas e incluso el mismo tono de agresividad, él era el hijo que Korak jamás tuvo y Korak el padre que Lancelot jamás llego a conocer-

Todos hicieron silencio, solo para estallar de nuevo en risas y alzar los tarros en señal de brindis, parecía un lugar agradable y era por así decirlo el corazón de aquel poblado, ahí todos acudían a comer, beber o festejar quien sabe si se cruzaría con alguien que compartiera sus intereses.

El dia de hoy se estaba volviendo bastante aburrido, a decir verdad no habia nada con lo que pudiese llegar a lidiar por estas tierras, ultimamente Asgard se encontraba tranquila, almenos para mi lo estaba, y un Dios Guerrero como yo necesitaba un poco de entretenimiento para no decaer los animos, puesto que un guerrero con bastantes animos estaba bien claro que despues de todo podria llegar a hacer grandes cosas. Me encontraba en el campo de entrenamiento, no queria perder las facultades de la batalla por si acaso tendria que salir en alguna mision o si tendria que meterme en alguna batalla.Frente a mi se encontraba un maniqui el cual empleaba para entrenar lanzando estocadas y golpes cada vez mas y mas fuerte, casi siempre terminaba por romper aquellos maniquies de la fuerza que empleaba, la verdad es que alguna veces casi no podia llegar ni tansiquiera a evitarlo, pero que se le iba a hacer, las cosas eran asi

Despues de aquella sesion de entrenamiento, opte por salir a que me diese un poco el aire, lo cierto es que aquello no me iba a venir para nada mal, despues de todo, habia estado entrenando demasiado duro desde hacia altas horas, creo que ya habia sido suficiente por hoy y que despues de todo me mereceria un buen descanso. Me duche para quitarme el sudor del cuerpo y luego de eso sali hasta la calle para dirigirme hasta un bar que conocia de hacia un tiempo, era un buen lugar para desconectar y relajarse despues de todo, ahora mismo mi cuerpo me pedia que le diese su dosis diaria de cerveza, algo que bajo ningun concepto podria pasar por algo, aquel liquido ya se habia vuelto mi agua, mi brebaje magico para levantar todos los animos. Una vez llegue hasta aquel bar, entre directo por la puerta para despues de todo aquello tomar asiento sobre una de las sillas tranquilamente, suspirando por el enorme cansancio que tenia encima, despues de todo, agarre un cigarrillo que tenia en uno de los bolsillos de mi caqueta y comence a aspirar para dar la primera calada, despues de todo aquello le hice un gesto al camarero para inidicarle lo que iba a querer tomar despues de todo El dia de hoy esta siento moledor Luego de aquello me pude percatar de que uno de los camareros de por alli estaba discutiendo con alguien, la persona que estaba recostada en la silla la conocia, era Lancelot, otro God Warrior como yo y al parecer estaba llamando la atencion, era algo que me hacia bastante gracia el ver como solia actuar de aquella forma en aquella situacion

Así más o menos se ve la Taberna:

La música nuevamente comienza a escucharse, la puerta suena lentamente mientras un hombre entra a la misma con una expresión de cansancio desde la lejanía simplemente podía advertirlo con la mirada el joven que aún era regañado por el propietario del lugar, este hombre alzo la mano y la emplazo en el hombro del joven de cabellera oscura que al levantar el rostro lo ladeo mostrando una sonrisa, aquel hombre soltó una carcajada e impacto con su mano un par de veces en el hombro de Lancelot, regresando a la barra, Korak estaba más tranquilo ahora que el joven sabía que no debía seguir haciendo aquel tipo de espectáculos sobre todo sentarse de aquella forma, en eso observa como una de las jóvenes meseras se acerca mirándolo de arriba abajo con una tenue sonrisa ligeramente picara, su rostro enmarcado por un cabello rubio entrelazado en un par de trenzas que une en un moño en la parte posterior de su cabeza y de su cuello pende un cordel con el emblema de Thor el dios del trueno, se dirige a él diciéndole.

Lance, no deberías sentarte así sabes que le molesta… mírate, eres un desastre jajaja…-no puede aguantar soltando una carcajada, sus mejillas se ponen rojas y sus orbes azules se llenan de lágrimas producto de la risa, no podía culparla pero en realidad había sido gracioso por más serio que él deseaba mantenerse no podía, por lo que él también se comenzó a reír, ella se detiene y dándole un suave golpe en el hombro derecho le guiña el ojo-Espera acá ya te traigo una toalla y otro tarro, quizás me quede por acá cerca cuando baje la clientela-dice alejándose mientras le guiña su ojo, él solo sonríe mientras se observa como de pies a cabeza está cubierto de aguamiel sentándose en la silla cercana-

Pasando sus manos sobre el cuero encurtido intenta liberarse de aquel liquido pero esto parecía misión imposible, podía escuchar las risas y como la música nuevamente comenzaba a sonar por doquier, las flautas y tambores resonaban al ritmo de las liras y las canciones nuevamente comenzaban a animar el ambiente, ocasionalmente cambiaba el bardo en oportunidades cantaba un hombre en otras una mujer, todos se relajaban a medida que cada canción era entonada y los tarros eran vaciados las penurias y el estrés se desvanecen. Observando aun aquel sujeto no parecía estar en su ambiente aun cuando ya le había visto por aquel lugar un par de veces, suspirando observa como regresaba la joven, él solo responde.

Gracias Lorelai, oye ¿Sigue en pie lo de esta noche?-dice tomando la toalla y secándose con ella un poco, la joven rubia solo sonríe y se aparta-Eso ¿que fue? ¿Si, no, tal vez? Dios mujer…-él se mostraba un tanto impaciente a lo que ella solo responde alejándose con una sonrisa burlona-Lorelai… dios me matas mujer.-dice en un tono de voz que buscaba que solo ella escuchara-

Mientras seca su cuerpo, no terminaba de entender de donde conocía a aquel sujeto, pero quizás en el transcurso de aquella noche podría llegar a identificar de donde le conocía. Poco tiempo ha transcurrido cuando comienza a notar como varios hombres se ponen en pie dejando las monedas en la mesa se retiraban, Lorelai aparecía con aquel tarro lleno de aguamiel y un plato con alas de faisán y unas brochetas del mismo animal con verduras, dejándolas en la mesa solo se sonríe acariciándole el pecho con su mano y alejándose nuevamente, él simplemente cierra los ojos sonriendo solo para abrirlos y ver como ella había caminado en búsqueda de una nueva orden.

No sabía si habían pasado unos pocos minutos o ya casi media hora pero ya se encontraba él seco, tomando un sorbo de su trago un enorme tarro de madera con bandas de acero, que podía con medio litro del néctar, estaba espumoso, refrescante y extremadamente delicioso, con cada sorbo que daba siente como su sed se aplaca mientras el fragante aroma de las especias, hierbas, las patatas y el faisán al momento de tomar la brocheta finamente ensartada comienza a comer deleitándose con el delicado sabor de aquel suculento alimento alegraban su corazón.

Parecia ser que despues de todo el ambiente de aquella taberna estaba bastante animado, ya que despues de todo, me quede observando como aquel compañero Asgardiano seguia formando aquel barullo el cual hizo llamar la atencion hasta el mismisimo Thor, pero igualmente las risas eran reinaban por el lugar, haciendo que finalmente, aquel guerrero Asgardiano conocido por el nombre de Lancelot terminase bañado en todo el licor que estaba bebiendo el dios de Asgard. Por mi parte le di una nueva calada mas al cigarrillo para luego de todo aquello, mirar por todo el ambiente, en la chimenea de la taberna, podia ver como habia una cazerola la cual se podia notar que estaban cocinando algo que olia realmente bien, pues, despues de todo, el olor conseguia cautivarme, al igual que tambien lo consiguio aquella camarera con el otro guerrero de Asgard, el cual estaba perdiendo el sentido con aquella femina tan hermosa, habia que tener muchisima suerte para poder tener a una mujer de aquel calibre en la palma de tu propia mano a decir verdad y yo daria lo que fuese por tener a una femina asi tambien

Finalmente despues de todo, me trajeron lo que habia pedido, una buena y fresquita cerveza, aquella jarra la agarre con mi diestra para despues de todo dirigirla hasta mis labios, donde alli la acerque lo suficiente como para poder comenzar a beberla lenta y tranquilamente, dando un largo trago, saboreando aquel liquido tan embriagador para mi en las papilas gustativas, la verdad es que aquello era como una debilidad para mi y me encantaba por encima de cualquier cosa. Despues de aquel trago, deje aquella jarra nuevamente sobre la mesa para despues de todo observar como luego de todo le traian un plato de comida y una jarra de Aguamiel a aquel Asgardiano afortunado, parecia que con todo aquello lo iba a gozar tanto que se iria hasta el mismisimo septimo cielo, pero despues de todo, por mi parte alce la jarra mirandolo A tu salud amigo, eres muy afortunado por lo que veo, menuda envidia Luego de todo aquello le volvi a dar otro trago mas a aquella cerveza lentamente, queriendo volver a saborear aquella bebida alcoholica por todo mi cuerpo, disfrutandolo sin problemas