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Lo que dicen las estrellas [Priv. Drystan]

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Mensaje por Yusei Miér Mayo 04, 2016 8:11 pm

Las 2 de la tarde y no había una sola alma en el museo de ciudad Kaus. No parecía algo tan descabellado ya que los museos nunca habían sido lugares concurridos debido a que las personas no apreciaban la historia que estaba guardada en cada uno de los objetos. Había escuchado rumores sobre el museo de Kaus: que era un lugar mágico, que estaba maldito y a veces que cosas muy extrañas sucedían en su interior. Yusei sólo había intercambiado palabras con un vigilante que estaba de pie junto a la puerta con una mirada vacía y una posición inquebrantable, como alguien detenido en el tiempo.

Había ido a ese museo porque se decía que era un punto de reunión entre caballeros. Posiblemente encontraría a alguno de sus compañeros de armas en el edificio.

El joven santo de Piscis comenzó a curiosear las exhibiciones disponibles: Las batallas del ejército de Athena a lo largo de los siglos era una de ellas, llamando la atención de Yusei de inmediato. No creía que existiera un museo que tuviera información sobre Athena y sus caballeros. Como un niño fascinado con un nuevo descubrimiento Yusei comenzó a leer en silencio las descripciones que había bajo todos los objetos. Había replicas de armaduras doradas y también copias de las armas de Athena: había una copia del bastón Niké y un escudo similar a la Égida.

Yusei se quedó varios minutos observando una estatua que utilizaba la armadura de Piscis. El rostro del guerrero era hermoso, muy parecido al de su maestro.-Vaya, parece que todos los Santos de Piscis han sido hombres de aspecto hermoso- comentó para sí mismo, ignorando que podía haber otra persona cerca que pudiese escucharlo.

Miró a su derecha, observando una sala que tenía un enorme letrero sobre la puerta que decía “Observatorio”. Al leer eso Yusei pensó en un telescopio o algo similar. Al entrar en la habitación se topo con una oscuridad inmensa y se sintió desorientado ya que no podía ver el suelo. Al dar un par de pasos más en el interior las paredes se cubrieron con una proyección del espacio: podía ver galaxias, estrellas y planetas moviéndose a su alrededor.-No lo puedo creer, es impresionante- Se quedó parado en ese lugar durante un buen rato ya que le parecía un buen sitio para meditar. Pensaba en las discusiones que tenía con su maestro antes de que éste muriera. Akos siempre le había pedido que hiciera amigos y que se relacionara con la gente, sin embargo eso era muy difícil para Yusei. Estaba acostumbrado a estar solo y ya había aceptado que no había muchas personas con pudieran entender lo que le sucedía.
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Mensaje por Drystan Miér Mayo 04, 2016 11:06 pm

La jornada se manifestó agradable y luminosa, las avenidas eran impregnadas por los delicados rayos que nos obsequiaba el astro gobernante del firmamento, proporcionando sus atenciones a los individuos que con restauradas fuerzas comenzaban el nuevo día. La estridencia ensordecedora de los automóviles y los transeúntes empezaron a saturar el ambiente, estrangulando la musicalidad de la naturaleza que anhela alcanzar a los humanos, sin embargo, ellos hace tiempo que carecían de inclinación para prestar atención, sellaron sus ojos y oídos para los elementos que los circunvalaban. La ausencia del joven en el santuario no sería percibida o solicitada prontamente y su ocupación podía aguardar. Se había encaminado hacia el museo que desde hace anualidades innumerables se había desempeñado a manera de núcleo para relacionarse entre camaradas, presentarse en el emplazamiento no fue inconveniente alguno, las alas de su armadura ejercieron un medio de transporte idóneo para pasar desapercibido.

Escasas personas se hallaba en ese espacio, la predilección de las nuevas generaciones se había encaminado a diferentes predilecciones y pocos todavía preservaban la ambición de investigar sus raíces. No obstante, una motivación diferente condujo al sagitariano a ese lugar, el observatorio fue su espacio elegido, adentrándose sin diligencia alguna. Drystan deambulo con tranquilidad la habitación, contemplando la refulgencia de las estrellas, la rotación de los planetas, inclusive las partículas eran una representación hipnótica para el discernimiento. – Inmensidad de necrologías descritas, narraciones de audacia, caballerosidad, desconsuelo y aflicción, jóvenes que sacrificaron sus vidas para resguardar este mundo que ustedes vislumbran y en este momento lamentan, inconsolables ahora yacen por su destino. – Las palabras germinaron en sus labios con simpleza, acariciando las paredes del lugar, siendo silenciadas por el acompañamiento de un nuevo elemento a la circunstancias.

Su contemplación se desvió en el instante que un flamante individuo se adentró a la habitación, examinándole con deferencia, comprendía que ese suceso se materializaría, el viento era honesto con el porvenir, inclusive la tierra se había manifestado para compartir su testimonio, esa situación se desencadenaría y el creía en su palabra. – La constelación que personificas en este mundo terrenal está refulgiendo porque te has manifestado para contemplarla, astros inamovibles contemplan a la persona que en este momento viste su armadura y no consiguen impedir enmascarar su satisfacción. – El protector de la casa de sagitario enuncio con parsimonia entretanto concluía con su observación, apoyándose en una de las esquinas de la habitación,  dejándose ensimismarse en la lectura de las estrellas, percibiendo con miramiento cada comunicación que anhelaran concederle, aunque él no requiriera de contemplarlas para escucharles hablar.
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Mensaje por Yusei Jue Mayo 05, 2016 8:40 pm

Mantuvo los ojos cerrados durante algunos segundos, permaneciendo desconectado de la realidad. De pronto el tiempo había dejado de correr. La idea de Akos le daba vueltas por la cabeza. Seguía sin superar el luto que dejó su maestro, pero eso parecía una misión que ni con todas sus habilidades podría sortear, mucho menos ignorar. Quizá era porque su maestro era la única persona a la que sintió cercana en su vida, además de su hermano. Ver esa proyecciones de estrellas y planetas lo hacía pensar demasiado en el que en vida fue su maestro debido a que él pasaba horas contemplando los cambios en el cielo nocturno, recordándole que a veces la belleza del planeta no era apreciada del todo por los humanos.

Salió de sus cavilaciones al escuchar una voz nueva en el interior del observatorio. Agudizó la vista en el hombre que se encontraba frente a él. ¿Cuándo había llegado? ¿Había estado ahí desde antes? De verdad tenía que dejar de perderse en su mente, ignoraba muchas cosas. Algo que era raro en Yusei tomando en cuenta que a él nunca se le iban los detalles. La situación de Akos definitivamente lo tenía demasiado fuera de sí.

-¿Qué has dicho?- Preguntó el pelinegro, quien estaba un poco desorientado, por no decir perdido. Observó lo que contemplaba el desconocido. Podía ver las constelaciones resplandecer: estrellas que unidas por una línea imaginaria formaban figuras, personajes y criaturas mitológicas. La constelación más brillante era la de los peces gemelos, aunque tal vez sólo era su imaginación. Necesitaba dormir más.- Discúlpame, me encuentro algo distraído y no pienso las cosas que digo, fue grosero hacer la pregunta de esa forma. Asumo que también eres un caballero de Athena. Nunca te había visto, ¿eres nuevo en esta ciudad? Mi nombre es Yusei, el actual Santo de Piscis y protector del doceavo templo zodiacal- se acercó al muchacho misterioso al mismo tiempo que extendía su mano enguantada a modo de saludo.

Estando cerca de él pudo sentir un cosmos muy similar al de los caballeros de oro. Al parecer el joven que tenía enfrente también estaba protegido por uno de los doce signos. Dio un vistazo a las constelaciones, notando que Sagitario también estaba brillando de forma especial, opacando por completo a los otros símbolos que se hallaban en ese escenario cósmico artificial.
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Mensaje por Drystan Vie Mayo 06, 2016 2:19 am

Sus facciones prevalecieron impasibles de cara a la interrogante tan impremeditada del joven entretanto contemplaba la majestuosa panorama del observatorio, un singular representación de la preciosidad de la materialidad que en este momento cuantiosos individuos desatendieron y sin embargo que conservaban su transcendencia,  si solamente abandonaras sus ambiciones por unas poco más o menos codiciosas. Escenografías sencillas como la metamorfosis perseverante de las estaciones, la refulgencia intermitente de los luceros o el florecimiento de un brote que anhelante aguarda para evidenciarse, escenarios que conseguirían inspirar las visiones más esplendidas que el entendimiento humano conseguiría confeccionar, no obstante, cada individuo sentencia si esas escenas se perpetuaban acariciadas por la candorosa luz o son enmascaradas por la cautelosa oscuridad. – Las estrellas prevalecen dichosas porque procuras contemplarlas, experimentar una menguada proximidad, anhelan transmitir su sentimiento y ansían que exteriorices los pensamientos que te acongojan. – argumento con simplicidad lo que manifestaban las guardianas del firmamento nocturno.

No existe necesidad alguna de requerir una exculpación, a cada interrogante consumada debe concedérsele una contestación apropiada, constantemente acondicionándose a los sentimientos impregnados en las palabras. – La proximidad del joven no ocasiono inconveniente para él, esquematizando por un lacónico instante una imperceptible media sonrisa en su inmutable semblante. – Su discernimiento esta abstraído en una circunstancia más sobresaliente en este momento, pero su argumento no está desacertado. Soy Drystan, el reciente santo de sagitario y guardián del noveno templo del zodiaco, a su servicio. – Capturando con delicadeza la mano en enfundada en el guante, inclinándose sutilmente, depositando un beso sobre esta. Sus cosmos empezaron a repercutir con vehemencia esencialmente por la cercanía de ambos, reconociéndose a manera de compañeros de armas, semejantes, aliados, no obstante manteniéndose distanciados, como si el cosmos del joven sagitariano permaneciera reticente de manifestarse íntegramente, un presentimiento distante que lo desemejaba del cosmos completamente inmaculado del caballero de piscis.

Con un ligero gesto nuevamente se distancio del joven, cruzándose de brazos mientras examinaba sus facciones, pretendiendo descodificar cada sensibilidad que en estas se distinguiera, sus iris dorados resplandecían por fugaces momento entretanto reflexionaba sobre su acompañante. – Un dólar por tus pensamientos... – Pronuncia esa popular expresión, deseoso de comprender a pelinegro.
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Mensaje por Yusei Vie Mayo 06, 2016 8:56 pm

Yusei sonrió al escuchar lo que le decía el extraño, ya que le hizo pensar en que no era la primera vez que escuchaba algo así. ¿En verdad las estrellas querían que revelara aquello que lo acongojaba? Había guardado su pena exclusivamente para él al no tener a nadie con quien compartirla. Sin Akos la única persona a la que sentía cercana era su hermano mayor Dorian, al que no había podido ver en mucho tiempo debido a que él no se encontraba realizando su servicio como caballero dorado en la enigmática ciudad Kaus.

-Sagitario, eres algo diferente a lo que imaginaba. Aunque creo que soy el menos indicado para decirlo, ya que por regla los caballeros de Piscis son hermosos y yo soy un sujeto normal- Cuando el chico se presentó todo tuvo sentido: ese cosmos impresionante y abrazador sólo podía pertenecer a otro guerrero de oro. Observó al Santo de Sagitario con gran interés, parecía bastante atípico al modelo de guerrero que había utilizado esa armadura en el pasado. Los caballeros que portaban la armadura de Sagitario parecían ser un prototipo de héroe según los libros que había hojeado en la biblioteca del templo de piscis donde se encontraban los registros de algunos caballeros de guerras santas anteriores, información que había podido constatar al ver las estatuas de guerreros legendarios que adornaban los pasillos del museo.

El caballero de Piscis se sonrojó cuando Sagitario tomó su mano y depositó un beso en ella. Aunque su mano estaba cubierta por un guante sintió una sensación cálida y desconocida. Yusei desvió la mirada cuando el otro santo guardó su distancia.

-No pasa nada, es sólo que estaba pensando en el pasado. Mi maestro, el hombre que me crió y me entrenó murió tras heredarme la armadura de Piscis en mi ritual de ascenso- la mirada de Yusei se tiñó de tristeza al recordar a su mentor. Le dio la espalda a Drystan y caminó en dirección a la constelación de Piscis, rozando las estrellas con sus dedos. –Él prometió que siempre estaría a mí lado. Me siento tan solo, sin nadie a quien recurrir, y todo es su culpa- una lágrima atravesó la mejilla derecha de Yusei. No solía abrirse así con nadie, pero ver  la constelación de Piscis refulgir en la oscuridad sólo atraía a la nostalgia: recuerdos de un pasado feliz. La época que vivió junto a Akos fue la etapa más feliz de su vida porque él no lo hizo sentir como un chico asediado por una maldición, simplemente lo trataba como a cualquier persona y le sacaba una sonrisa cuando estaba pasando por malos momentos.
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Mensaje por Drystan Sáb Mayo 07, 2016 2:13 am

Las contestaciones que confeccionaba Yusei eran cautivadoras de incuestionable forma, la manera tan agraciada en la que reflexionaba, inclusive las desemejantes expresiones que se evidenciaban en el momento que percibía mis vocablos. Consiguió apreciar como sus declaraciones suministraron una alteración en el discernimiento de su acompañante al percibir como se esquematizaba una sonrisa en su semblante y como sus mejillas eran teñidas por una suave tonalidad carmesí ante su saludo. – Mis predecesores eran considerados a manera de protagonistas temerarios, extremistas y jubilosos, calificados para proporcionar su existencia por nuestra diosa y está definitivamente es la característica naturaleza que comparto con ellos. Con respecto a su otro cuestionamiento, el atractivo es condicional, desemejante a los ojos de cada individuo. La preciosidad para mí no está determinada por nuestras facciones, la complexión o nuestro peinado. El esplendor de cada uno debe ser reconocido en los ojos, los pórticos a nuestra alma y el lugar en el cual se ha asentado nuestro autentico ser. – Cada enunciado fue conciso, evidenciado por su invariable entonación, sin permitir presunción burlona alguna, acompañado por una suave caricia realizaba en las mejillas del otro, contemplando intensamente sus iris cobalto.

El distanciamiento posterior de su acompañante fue contestado con zancadas parsimoniosas que le aproximaron al joven que hace unos instantes había sonreído preciosamente pero que en ese momento era reemplazado por una expresión arrebatada de integra felicidad. Por un instante permitió que en su rostro fuera cincelada la comprensión y que su postura rígida se distendiera. – Que esta lagrima impetuosa que despide tu esencia únicamente sea de satisfacción y afecto. La amistad que te entrego tu instructor predomina, su interminable compañerismo y toda su confraternidad. No anhelo que solloces, tus facciones se contempla esplendido con una sonrisa y no revestido de lágrimas. – Sus dedos capturaron la insignificante lágrima que acariciaba la inmaculada piel de su compañero, distanciándola con simplicidad para que no permaneciera cincelado de manera infortunada ese elegante semblante. Apreciando los sentimientos que emanaban del joven que permanecían cristalizados perfectamente en sus expresiones, sería una espléndida escena sin la tristeza no fuera la protagonista. – La muerte no existe, las personas solo mueren en el momento que las olvidamos; si puedes rememorarlo, eternamente permanecerá contigo.

Sin reflexionarlo desmesuradamente, sus brazos envolvieron el frágil cuerpo que era arremetido con bestialidad por el desconsuelo, afianzándose a él, autorizando a que sus brazos se transformaran en hogar, calor y azúcar. Vislumbraba el abatimiento que oprimía la existencia de su compañero, Drystan asimismo había perdido a su instructor, no transcurrió de manera infortunada o emotiva, sencillamente se presentó el momento de su retorno al universo, sin embargo, todavía atesora en su memoria los acontecimientos que habían conseguido juntos, las atenciones que mostró con el aun cuando en una principio su discípulo había sido un desconocido sin rememoración que resguardo del inconmovible mundo, la manera en que le enseño y después convirtió en hombre. Indudablemente comprendía y lograba posicionarse en su lugar, experimentar en su totalidad la aflicción que saturaba sus pensamientos, aun en el momento que desvariaba contra su maestro, él sabía que el dolor solo suscitaba que nuestro razonamiento se distorsionara y solo dijeran necedades. – Le extrañas, pero es el momento de proseguir, eras su representante y por eso es tu responsabilidad continuar, por él, por ti, por todos. No permitas que su legado continúe sufriendo.
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Mensaje por Yusei Dom Mayo 08, 2016 12:47 am

No podía dejar de sollozar en silencio, sin importar cuánto se ordenara a sí mismo mantener el control. Había pasado tanto tiempo guardando eventos dolorosos en su corazón que su pecho ya no tenía capacidad para soportar un golpe más. Si no lloraba iba a terminar explotando. Los vocablos expresados por Drystan lo reconfortaron, haciendo que por un momento olvidara que tenía que aparentar fortaleza ante sus iguales. Se entregó al abrazo del santo de Sagitario, sintiendo que en ese momento sus almas y corazones resonaban juntos. Nunca había conseguido formar ese tipo de conexión con otro ser humano, un lazo que nunca podría haber formado debido a los prejuicios que caían sobre él.

Yusei enredó sus brazos alrededor del torso de Sagitario, no quería apartarse de él. No existían barreras, era como si pudiera revelarle todo a Drystan. –Gracias por darme ayudarme a aclarar mi mente y a sobrellevar la pérdida Drystan. Nunca permitiré que mi maestro caiga en el olvido, pienso continuar con el legado que me fue encomendado y portaré la armadura de Piscis con orgullo a partir de este momento- le susurró al oído como si estuviera confesándole un secreto.

El caballero de Piscis estaba sonriendo, sin embargo sus lágrimas no cesaban debido a la emoción que se había apoderado por completo de él. –No estoy llorando de tristeza, mis lágrimas son de felicidad pura. Siempre he vivido con miedo Drystan: durante toda mi vida la sociedad me hizo pensar que algo estaba mal conmigo, que nací maldito y que nadie iba a amarme sin importar mis esfuerzos por cambiar mi desafortunado destino. Mi maestro me enseñó a controlar ese poder que él llamaba un “don”, aunque ese don no me había traído más que miseria. Coloqué una barrera en mi corazón porque ya no quería ser rechazado por nadie- se apartó un poco sin dejar de abrazarlo, quería ver el rostro de Sagitario para que viera la felicidad que éste había vertido en sus facciones antes oscurecidas por la tristeza.

-Eres la primera persona que sin conocerme me ha dado amor y comprensión en lugar de apartarme de golpe. Quería ignorar mi humanidad, suprimir los sentimientos y acumular el dolor en las profundidades del corazón para que las viejas heridas no emergieran a la superficie. Te agradezco por tus palabras; llegaron en el momento adecuado, como si las estrellas supiesen que te necesitaba para soportar esta carga y hubiesen conspirado para reunirnos en este día y en esta hora- limpió las lágrimas con uno de sus guantes y se quedó en silencio durante unos segundos. No sabía qué más decir para expresar su agradecimiento hacia Drystan, por lo que simplemente se quedó ahí, observándolo con las estrellas y galaxias como testigos.
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Mensaje por Drystan Dom Mayo 08, 2016 8:06 am

Percibir los sollozos que eran materializados por su compañero solo conseguía que en el razonamiento del sagitariano se aposentara un desconsuelo que no permitiría una descripción concreta, experimentando cada representación que el cuerpo del otro palpaba y anhelaba que esas lágrimas se transformaran en una sonrisa desprovista de aflicción. Regocijándose en el momento que se percató de cómo era correspondido su abrazo, respondiendo con presteza el acto, estrechando a su compañero con firmeza contra su pecho, pretendiendo que la calidez y el silencio transmitieran más de un millar de sentimientos que no podian ser expresados con palabras, ambicionaba propinarle la fuerza para sobrepasar su angustia y que su devoción resguardara su corazón de la despiadada caricia glacial de la melancolía, impregnando ese acercamiento con la suavidad de la comprensión. – No es requerido un agradecimiento, anhelaba apaciguar tu discernimiento y que la carga que transportabas se desvaneciera. Tu instructor debe estar sonriendo en este instante por escucharte articular esas palabras, el comprendía que poseías la fuerza para permanecer en el camino y levantarte cuando decayeras. – Correspondió el ademan que fue ejecutado, inclinándose para murmurarle de la misma manera al odio, a manera de un placer ingenuo. – Ansió contemplarte satisfecho y optimista, manifestaste que los caballeros de piscis eran agraciados, en este momento, te considero el más hermoso de todos ellos.

Una imperceptible exhalación acaricio sus labios en el momento que presencio como los labios de Yusei  esquematizaban una espléndida sonrisa, inclusive cuando eran enmarcadas por una corriente de lágrimas. – Consigues argumentar que en alto tan insignificante como una lagrima, somos capaces de transmitir algo tan desmesurado como los sentimientos. Vislumbro tu abatimiento, no obstante, no existe ningún inconveniente contigo, eres una persona peculiar en medio de la multitud, el haber nacido es algo que corresponder conmemorar y debe sentirnos satisfechos por eso. – Sus manos recorrieron con suavidad por la espalda del otro, transmitiendo la condescendencia que en ese momento compartían, el uno y el otro eran tan equivalentes y al mismo tiempo tan desemejantes, existencias diferente, sin embargo, ambicionaban afrontar sus existencias con la misma vehemencia. – Pero al establecer esa barrera, el apasionado alarido de tu anhelo no podía ser escuchado y tus palabras perpetuamente serian estremecidas por una súplica, la plegaria de un amor eternamente debe ser apreciada, aunque apreciemos que este jamás nos alcanzara. – Una inapreciable gesticulación de contrariedad se retrató en sus facciones en el momento que sintió al otro distanciarse, aunque prontamente se desvaneció al apreciar como la felicidad ahora saturaba el ser de su acompañante.

Deseabas ser escuchado porque tenías que deshacerse de todos esos pensamientos que corrompían tu juicio, para mí fue una satisfacción el escucharte, cada una de las palabras que germinaban en tus labios solo ocasionaba que codiciara acercarme más, una sensación penetrante, como una hoguera cerca de la pólvora, una explosión anhelante de acontecer. – Sus vocablos fueron acompañados por sencillos movimientos, sus dedos acariciaron con atención las mejillas del joven, embelesándose con la tersura de esas, hechizado por esos azulados ojos que centelleaban con más apasionamiento que con la que había llegado y como ese halo de melancolía se ausentaba de su expresión. – El únicamente prescindir de tu humanidad e interrumpir tu comportamiento estaba consumiéndote, solo deteriorabas la circunstancia que te inquietaba, produciendo nuevas lesiones y dejando las ya existentes. No tienes por qué agradecerme, siempre estaré para cuando quieras dialogar, jamás te rechazare. – Su máscara impasible fue repudiada por un efímero instante, sonriendo ampliamente al percibir los pensamientos de su acompañante, negando con parsimonia por la veracidad desconocida con la que estaba impregnadas sus palabras. – Las estrellas ya conocían lo que pasaría, ellas nos observan desde el firmamento, permaneciendo a nuestro lado, inspeccionando nuestra perseverancia en esta existencia, piscis y sagitario en este momento conmemoran que tu alma desconsolada encontrara la paz, anhelan ya no contemplarte triste y yo comparto ese sentimiento con ellas. –  Sentencio el permanecer en silencio, contemplando a Yusei acunado entre sus brazos, fascinándose por el contraste de las estrellas con el resplandor propio de guardián de piscis, deseoso de que ese momento se congelara.
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Mensaje por Yusei Dom Mayo 08, 2016 11:02 pm

Era una sensación extraña la que percibía al estar cerca de Drystan: podía ver sus labios moverse pero sabía lo que iba a decir antes de que lo articulara como palabras. Yusei tenía otras habilidades además del veneno que contaminaba su sangre, también tenía un “talento” especial que sólo aparecía en las situaciones de gran peligro y cuando formaba lazos con seres queridos. Dorian, su hermano mayor, lo llamaba “mente clara”, ya que le permitía a Yusei conectarse con aquellos que estuvieran dispuestos. Había experimentado ese nivel de confort con su maestro únicamente, llegando al punto en el que parecía poder adelantarse a lo que pensaba. Decidió no decir nada, dejándose llevar por el discurso de Drystan.- Posees un don para las palabras. Es como si me entendieras perfectamente y pudieras expresarlo con las palabras adecuadas. Yo soy demasiado pragmático gran parte del tiempo, sólo digo lo preciso y necesario- dijo apresurado para romper el silencio, ya que le resultaba algo incomodo quedarse mirando a su compañero sin decir ni una palabra. Sentía que no estaba aportando nada a la conversación.

-Podría quedarme en tus brazos para siempre. Me hacen sentir seguridad y protección, como si nada malo pudiese suceder si estoy a tu lado. En el pasado sólo habría podido hablar de esta forma con mi hermano mayor, Dorian de Leo, sin embargo apareciste tú y me abriste las puertas de tu corazón. Las estrellas son muy sabias cuando colocan a alguien nuevo en nuestros destinos- se quitó uno de sus guantes y acarició la mejilla de Sagitario con su mano desnuda. Quería sentir esa piel contra la suya, nunca antes había tenido esa necesidad. Ese día tuvo muchas de sus ‘primeras veces’. Yusei acercó su rostro al de Drystan, respirando por encima de los labios ajenos, anhelándolos, deseando conquistarlos. Depositó un beso en los labios del caballero de Sagitario, permitiéndose aquel capricho, ya que tenía el presentimiento de que no si no lo hacía se arrepentiría por el resto de su vida por haber dejado pasar un momento tan perfecto como ese. Quería rememorar el día en el que otro ser humano le mostró que la vida no era tan mala y que existían personas que no lo odiaban por el hecho de estar maldito. Fue un beso ínfimo, pero perduraría en el corazón de Yusei por el resto de su tiempo en la tierra.

-Quiero sellar el momento con este beso. He escuchado que el primer beso jamás se olvida, quiero comprobar si eso es verdad. Encapsulemos este escenario ideal con un gesto de afecto- comentó el joven mientras tomaba la mano de Drystan y comenzaba a caminar hacia la salida. Quizá se iba a arrepentir de todo eso cuando el Yusei racional regresara a tomar su lugar, pero por el momento prefería ser guiado por sus sentimientos ya que había descubierto que el camino de la felicidad estaba vinculado al corazón, no al cerebro.
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Mensaje por Drystan Lun Mayo 09, 2016 10:33 pm

Permanecer tan adyacente a Yusei era una representación extraordinaria que jamás se había percatado con otros individuos, no era imprescindible contenerse con él, sus vocablos acariciaban sus labios sin obstaculización alguna, como si no encontrara alejamiento alguno entre ellos. Contemplaba con deslumbramiento como los elementos y la atmósfera misma que los circundaban danzaba a su alrededor de manera cadenciosa, a manera de un espectáculo escrupulosamente planificado, y su protagonista fuera un espíritu celeste desprovisto de corrupción, maravilloso, carente de desasosiego. El viento como su honesto confidente no titubeaba en manifestar su satisfacción por la proximidad del joven con Drystan. – Cada individuo posee el capacidad para emplear las palabras de manera apropiada, solo es indispensable dedicarse a prestar atención a lo que nos circunda, no exclusivamente con los odios, con nuestro discernimiento y sentimientos, impregnando nuestro anhelos en la circunstancias que lo ameriten, proporcionando una libre circulación, como si de un manantial se tratara. Enuncian que las personas reservadas son las que más sensibilidad poseen y se exteriorizan especialmente en el momento que se sienten placidos. – Suministro una contestación reposada por la  resolución tan acelerada del otro, esquematizando una insignificante sonrisa por su inquietud.

Eternamente, invariablemente que tu deseo sea que te abrase, voy satisfacer tu anhelo, como si mi existencia dependiera de consumar esa acción, te envolveré con mis brazos y de esta manera te resguardara en mi pecho, te amparare de la melancolía, permíteme impregnar tu cuerpo con mi esencia para que sueñes despierto, hasta quedarte durmiente para custodiar tu ensueño. Revestiré tu piel con la incandescencia de nuestro abrazo para abrigarte en las noches que el viento glacial te acaricie, te abrazare estrechamente para que mis brazos fusionen tu desperdigada felicidad. Te obsequiare toda la adoración y afecto que ambiciones, nunca te apartare, apreciare con inclinación lo que ansíes enunciarme, jamás consentiré que estés solo, nunca me apartare de tu lado. Realizare el anhelo de las estrellas y custodiare tu existencia, protegerte y garantizar tu dicha. – Las palabras emitidas estaban humedecidas por la veracidad y adoración, vislumbrando con disposición como el caballero de piscis retiraba sus guantes, estremeciéndose al experimentar como los dedos de su acompañante acariciaban su piel, vibrando por la fricción entre la delicada piel de Yusei y su gélida mejilla, cautivándose por la cercanía, desvinculándose del mundo. El sagitariano comprendía que ese joven era un muchacho sugestivo que convocaba a la enajenación, de manera semejante a la irradiación de la luna, distintivo de la delicadeza, un diamante consistente y satinado, como una perla que no requería vestidura, un tesoro palpable, un cofre rebosante de riquezas, perfecto en la integridad de la palabra. Entrañablemente fue seducido por los aterciopelados labios del caballero de piscis, correspondiendo el beso con apasionamiento, devorándolos con frenesí, percibiendo como el contacto con ellos incendiaba su interior, como si el astro gobernante se hubiera instalado en su pecho.

Esa caricia era como saborear su dulce predilecto, excepcional, candoroso e inmaculado. Atesoraría ese beso para rememorar ese maravilloso instante, recordarlo en el momento que ese joven no estuviera a su lado, conservándolo para sonreír, pese a que fuera un beso efímero, ese permanecería cincelado en su corazón para la eternidad, aun en el momento que se transformara en polvo, recordaría ese momento. – Este instante será perpetuado en mi discernimiento, por más que lo pretenda, jamás desconoceré que aconteció, inclusive luego de la muerte. Constantemente pienso que el primer beso no es el primero que ejecutas, sino el primero que verdaderamente aprecias, cuando nuestro labios se tocaron, comprendí que mis labios había aguardados encontrarse con los tuyo toda la vida, con tus labios consigo experimentar millares de sensaciones, su sencilla caricia puede provocar en mí una infinidad de pasiones. – Proporciono una contestación apropiada para el razonamiento del otro, consintiendo el agarre con un delicado apretón, dejándose encaminar por su compañero con sencillez, presenciando como sus facciones en ese momento se asemejaban más a las de un joven de su edad que ambicionaba soportar su existencia sin ocupaciones o responsabilidades, alguien anhelante de existir y permitirse sobrellevar sus emociones. Los individuos que transitaban por el emplazamiento observaron a la singular pareja con inclinación, algunos sonriendo y otros susurrando, confeccionando sus correspondientes conclusiones.
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