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¿Tarde para el desayuno? [Priv. Con Serena]

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Mensaje por Invitado Lun Ago 08, 2016 7:51 pm

Una mañana serena y silenciosa había iniciado, el firmamento nublado con grandes corrientes de aire frío que recorren los campos que aun mostraban la nieve virgen de la noche anterior; Asgard era un lugar atemporal donde las tradiciones duraban más que los hombres y el crudo y frío invierno parecía eterno en comparación a una efímera primavera esto había generado una población con un tosco comportamiento adecuados a la caza, pesca y el comercio con otros reinos cercanos, sin embargo aun cuando el firmamento era surcado por un par de halcones peregrinos que buscaban presas, las corrientes que grácilmente los hacen danzar en el aire los conducen a planear sobre el palacio Valhalla, residencia del representante de Odín en la tierra, Frey, en el patio lateral estaban las caballerizas en donde los corceles de la guardia estaban siendo atendidos por los mozos mientras que otros eran herrados en el patio cerca de la fragua, el patio cobraba vida con el sonido del relinchar de los caballos, el golpe del martillo sobre el yunque y el movimiento del acordeón de pie que enviaba aire avivando las brasas de la fragua.

Pasando las caballerizas había un pequeño cuarto de lavado, ahí se podía seguir por un estrecho corredor un poco oscuro que comunicaba con la cocina, es ahí donde digamos esto comenzara o al menos este segmento. La luz tenue de aquel día era avivada por los candelabros de cadenas que penden desde el techo, el fuego de la chimenea arde con un hermoso rojo carmesí mientras era alimentada con leños por una de las criadas mientras terminaba de preparar el estofado que servirían para el desayuno; era una ocasión especial ya que habían comenzado a llegar aquellos que fuesen llamados para ser investidos como dioses guerreros el gran salón estaba siendo hermosamente decorado para homenajear a los elegidos por el dios del norte para proteger a su pueblo de las penurias por venir.

En el patio aparece un hombre arrastrando a un par de jabalíes, cuyo pelaje castaño oscuro mostraba rastros de nieve, lodo y sangre seca de las marcas sobre sus lomos, finas y profundas similares a zarpas de un tigre ambos animales eran arrastrados por un hombre que mantenía tomadas a ambas bestias por sus colmillos con un movimiento de sus manos abre estas y ambas bestias al suelo emitiendo un sonido seco, unos guardias al ver lo enorme de ambos animales solo piensan en el festín que se podría hacer con semejantes jabalíes, las miradas de la guardia se posan sobre el “cazador”, un hombre de cabello azabache un atuendo de color verde cubierto por una capa de piel de oso negro y a sus espaldas dos lanzas con sus puntas afiladas, rodeadas por tiras de cuero negro que le brindan apoyo al momento de arrojarlas, los guardias entrecierran sus ojos mostrando un semblante serio y bastante intranquilo, aquel cazador era uno de los nuevos dioses guerreros pues les mira con una sonrisa pícara y burlona,  en eso una de las criadas ve los jabalíes iluminando su rostro pues lo que parecía hacerle falta al estofado era carne de cerdo; emocionada corre hacia la puerta donde estaba el hombre y sonriendo se aproxima diciendo.

Oh esplendido, son hermosos esos animales, ya los desangraste por lo que veo, dios eres un salvador pasa Lancelot escuchaste mis oraciones antes de que Odín mismo las escuchase. ¿Cómo podré pagarte?-dice la mujer ligeramente robusta, ataviada con un traje de color vino tinto con bordados de flores, un delantal blanco, con un gorro blanco que ocultaba sus cabellos dorados con hebras plateadas por el paso de los años-No es nada, Loretha ahora solo me podrías pagar con un enorme plato de ese estofado en la cocina y un enorme tarro de leche tibia para dormir como un gatito en una de las ramas de los árboles del bosque oscuro…-dice en un tono relajado y tranquilo, pero sus ojos brillan al hablar del estofado y la leche, con una media sonrisa, ella por su parte se mostró más seria-Lancelot, debes dejar esas prácticas eres ahora un Dios Guerrero, debes comer con los demás, dormir en el palacio llevas un par de semanas eludiendo por favor…-la mujer cambia su tono de voz, era mucho más preocupada, en un gesto de familiaridad se aproxima tomando la mano del joven, este la observa enarcando la ceja. Su expresión denota la incomodidad que siente ante aquellas palabras, resoplando ladea su mirada hacia la derecha intentando eludir el contacto visual con la mujer- No se diga más… ¿¡Hans, Ysmir, Rorik!? Lleven esos jabalíes límpienlos y prepárenlos quiero cortes muy bien hechos, van para el estofado y el resto será asado para el almuerzo…-dice esto último con malicia observando como el joven pasaba un trago grueso de saliva-Eres diabólica mujer… me golpeas donde más me duele…-con la boca hecha agua pensando en el cerdo asado, glaseado con patatas, eneldo-

De un tirón la mujer lo conduce dentro del palacio, solo que al pasar por la cocina él se acomoda en una de las bancas cerca de un cuenco con manzanas y comienza a degustarlas, resoplando Loretha solo regresa a sus quehaceres mientras él reposa ahí comiendo y bebiendo un tarro de leche tibia mientras observa como las mujeres limpian, cocinan y atizan el fuego, había suficiente comida como para alimentar a un regimiento aunque teniendo en cuenta la cantidad de personas que habitaban en el palacio no era complicado de imaginarse semejante cantidad, sin embargo, los aromas inundaban aquel lugar era como una deliciosa tortura ver como aquellos platillos eran cocinados delante de sus ojos y también se deleitaba con las mucamas algunas podría decirse que hasta le sonreían, pero al reaparecer Loretha todo dejaba de ser sonrisas y miradas coquetas para volver al arduo trabajo y eso que apenas llevaba sentado en esa banca unos veinte minutos, podía escuchar toda la algarabía en el patio los hombres entrenando, los caballos siendo alimentados y herrados, la fragua forjando nuevas armaduras para los soldados, armas o inclusive reparando aquellas que fueron dañadas en las patrullas, todo era bastante activo aun cuando desde el exterior siempre pareció un lugar muy silencioso.

Tarareando una canción mueve sus botas de un lado al otro, mientras que su cabeza imita dicho movimiento de una tonada que escuchase el día anterior en la taberna, sus dientes mordían una suculenta manzana mientras la masticaba esperando a que algo nuevo sucediera en ese lugar o alguien más.
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Mensaje por Invitado Vie Ago 12, 2016 1:30 am

Su mañana había sido como cualquier otra, tras levantarse salió a dar una vuelta por la ciudad, para supervisar que todo se encontrara en calma ,y  de paso aprovechar para buscar alguna pista que le ayudase a descifrar el paradero de su maestro; Ya eran casi 4 semanas de su desaparición, y parecía que la mismísima tierra se lo había tragado.

Las cosas se encontraban tranquilas y por lo mismo había optado por dejar su armadura en el palacio, la noticia de que los dioses guerreros habían sido llamados una vez más  no pasó desapercibida, y nadie era lo suficientemente estúpido, como para atreverse a cometer un crimen debajo de la vigilante mirada de los guerreros más fuertes de Odín…O por lo menos eso quería pensar.

Lo que seguía era su entrenamiento, pero antes de retirarse al lugar que acostumbraba, ayudó a un par de ancianos a cargar con las cosas de su negocio,  aunque no contaba con que estos amablemente la invitarían a almorzar en señal de agradecimiento. En verdad disfrutaba ayudar a la gente, y ver sonrisas en sus rostros era lo único que necesitaba como paga, pero una mirada al rostro de ambos fue más que suficiente ,para que no pudiera negarse a la invitación y optara por no entrenar ese día.

Pasó un rato ameno, platicando de diversos temas con la pareja, más sin embargo el tiempo del que disponía no era mucho, y debía regresar al palacio. Se despidió tras agradecerles por su hospitalidad  y emprendió su camino, pensando en la manera que le diría a la señora Loretha, encargada de la cocina, que ya no tenía hambre, aunque sabía perfectamente  que esta  no le perdonaría el no verla sentada en una de las mesas conviviendo con los demás.

Una vez que llegó a su destino, caminó directamente hacia la cocina, la cual parecía muchísimo más viva que de costumbre.

“Buenos días!” Saludó con entusiasmo, desde la desaparición de su maestro, lo único que lograba colocar una sonrisa sincera en su rostro y de cierta manera hacerle olvidar lo sucedido, era ver a la gente del palacio llevando a cabo sus labores, pues aunque algunas no fueran del todo agradables, siempre se mantenían optimistas y tenían una sonrisa que brindar.

Entre la multitud de gente que se encontraba dentro de la habitación estaba la causante de su preocupación actual, quien apenas y presenció su llegada, se acercó a ella.

“ Serena! ¿Cómo te fue el día de hoy? ¿Lograste descubrir algo? “  Aunque no mencionara el tema directamente, identificaba al a perfección que era de lo que hablaba, y si bien sabía que sus palabras no escondían malicia alguna, no pudo evitar que su sonrisa se desvaneciera por unos instantes. Su cara lo decía todo, aún no tenía idea de donde se encontraba su maestro.

“Oh, Cariño, no te desanimes, pronto encontrarás algo, ya lo verás!...El almuerzo casi está listo, así que toma asiento y espera un poco, si?” El almuerzo! casi lo olvidaba, y era precisamente la razón por la cual había llegado de manera directa a la cocina. “Uhhh, Señora Loretha, lo que pasa es que el señor Frederick y su esposa me invitaron a desayunar con ellos y …”

“No pudiste decirles que no, ya te conozco muchacha…Mínimo quédate por una taza de té ¿Quieres? Justo hoy han traído hierbabuena.”
La mujer la interrumpió a la mitad de frase, pues más que ser una excusa, era la verdad. Y le pasaba bastante seguido.

“Hmm…Su talento para convencer a las personas nunca deja de sorprenderme~” Dijo, confirmando su estadía, mientas una ligera sonrisa aparecía nuevamente en sus labios.

“Muy bien, entonces déjame prepararlo, por mientras, ve a conocer a tu nuevo amigo.” Mencionó la señora, señalando con la mirada un lugar detrás de la joven guerrera, antes de dar una pequeña palmada en su hombro derecho, a manera de despedida, previo a retirarse para continuar con su labor. Giró hacía la dirección que se le había señalado y  ahí yacía un joven, a quien jamás había visto, pero ¿A qué se refería  la señora Loretha con “nuevo amigo”? Ella sabía perfectamente del altercado que había tenido semanas atrás con uno de los aspirantes a guerreros, así que … ¿Acaso era él otro de los elegidos para ser dios guerrero?

Metió ambas manos dentro de los bolsillos que formaban parte del gran saco rojo, que se encontraba cubriendo su cuerpo del incesante frío; y dio un par de pasos ,  deteniéndose hasta estar frente al joven, de verdad estaba intrigada por saber quién era, y porque razón  no recordaba haberlo visto dentro del palacio con anterioridad.

“Hola, Mi nombre es Serena, y creo que jamás te había visto por aquí.”

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Mensaje por Invitado Vie Ago 12, 2016 8:57 pm

El sonido de aquella mordida sobre la manzana era bastante fuerte, pero se pierde entre la sinfonía de sonidos que se desarrollaba en el interior de aquella cocina, el choque de los platos, ollas y demás utensilios mientras las mujeres y hombres que trabajaban en el palacio continuaban con sus labores rutinarias de forma normal, las sonrisas iban y venían se sentían alegres pues el clima de aquellos últimos días había sido bastante benigno, los pescadores lograron ir a traer peces de la costa e incluso de algunos riachuelos cercanos, algunas granjas lograron observar como las cosechas que estaban peligrando lentamente han comenzado a prosperar nuevamente, el ganado estaba engordando nuevamente y los cazadores estaban encontrando más animales de los que para aquellas fechas se podían divisar entre las densas cortinas de las ventiscas del norte; Odín le sonríe a su pueblo y eso se veía reflejado en aquellos rostros alegres y emocionados, al menos eso creían ellos.

Para los orbes castaños del joven sentado en aquella banca todo parecía mucha felicidad, no parecían recordar que hace un par de meses Asgard luchaba contra un grupo invasor de un reino vecino, la lucha fue cruenta pero debido a la intervención de algunos guerreros de élite las bajas no fueron significativas. Mordiendo nuevamente la manzana solo observa cómo llega una jovencita, su cabellera tenía una extraña tonalidad sus orbes verdes resplandecen ante el cálido fuego de los hornos bosquejando una enorme sonrisa que al observar Loretha y preguntarle sobre un tema que parece sensible se desmorono. Parece que la jovencita se estaba por meter en problemas haciendo que él sonriera con cierta malicia mientras resoplaba un poco ladeando su cabeza sobre su hombro derecho, la joven parece responder al nombre de Serena y él no estaba siquiera advirtiendo la realidad que ocultaba la joven, la mujer le indico que él sería un nuevo amigo de ella, no entendía a lo que se refería la mujer pero solo observo como la joven se aproximó y con las manos dentro de los bolsillos de su abrigo rojo, sus miradas se cruzaron y ella procedió a presentarse.

Huuum… ¡Hey Loretha no creas que me vas a poner de niñero!-Exclamo desviando su mirada hacia donde estaba la mujer, pero esta simplemente le miro con un ceño fruncido tan marcado que él incluso se sintió intimidado-Demonios… pone una cara de bruja cuando uno le dice que no…-vuelve su mirada a la jovencita suspirando sus ojos se cierran por un segundo hasta que los vuelve abrir sonriendo resignado-Hola niña, bueno no me has visto por acá porque… no vivo acá aun cuando según esa mujer sigue insistiéndome no creo que lo haga, no sé si lleguemos a ser amigos y mi nombre, bueno es Lancelot encantado.-dice mientras le guiña su ojo izquierdo al finalizar aquella oración-

Debemos recordar un pequeño detalle, pocos recuerdan esto pero Lancelot fue criado por la calle entrenado por Korak quien le tendió la mano de pequeño y quien lo criara de cierta forma como a un hijo. Siempre se metió en problemas y paso más tiempo en el calabozo del palacio por meterse en riñas, pleitos o por ofender a alguno de los nobles que se creían con propiedad sobre el territorio donde él cazaba. Esto hace que él no se muestre muy emocionado por permanecer en aquel lugar, sin embargo admite una cosa, algunas de las jóvenes que trabajaban en el palacio podrían hacerle cambiar de opinión, esto lo delato pues al ver pasar a un par su mirada las seguía desconcentrándolo de la presencia de la joven, aunque ella parecía aún muy “tierna” para ir al campo de batalla.

Intrigado por saber más sobre la joven, ladeo la cabeza esta vez a su izquierda haciendo que aquel mechón de cabello se moviese sobre su rostro pero manteniendo una expresión bastante calmada parpadea un par de veces antes de hablarle a la joven, en realidad si sentía ese pequeño gusanito que deseaba saber el rol de la joven en todo aquello. Acomodando sus piernas, se sienta con ambas a los costados dejando la banca disponible mientras con su diestra se inclina al frente e impacta un par de veces la madera invitándola a sentarse de forma bastante informal. Con una voz bastante despreocupada se dirige a la joven mientras vuelve a sentarse recostado a la pared.

A ver, cuéntame ¿Qué haces acá?, ¿Eres la hermanita de alguna de ellas? Porque de ser así solo dime quien es tu hermana y seremos familia pronto…-dice a la ligera soltando una pequeña risa mientras su mirada recorre parte de la cocina ya que varias alcanzaron a escucharlo y sonrieron-¡Lancelot! Compórtate… le tendré que decir a tu Padre que no tienes remedio.-Exclama Loretha después de darle un golpe con su puño en la cabeza al joven-Aaaaauch… duele… ¡estas más salvaje que de costumbre!, es tu culpa por contratar a las más bonitas… No me digas que ella…-vuelve su mirada a Loretha quien simplemente asiente, él vuelve la mirada a Serena y vuelve a mirarla, sus ojos se abren regresando a la mujer que simplemente se aleja.-No está bien… Oye… es una niña, Serena ¿No?, ¿tú también?-dice consternado-
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Mensaje por Invitado Lun Ago 15, 2016 11:11 pm

De verdad tenía la intención de ser amigable al igual que con la gente que trabajaba en el palacio, pero al escuchar sus palabras no pudo evitar fruncir el ceño ligeramente, mientras escuchaba la desinteresada presentación del joven, junto a una breve respuesta a su pregunta. Mentiría si dijera que desconocía el hecho de que sus ojos grandes y su estatura la hacían lucir más joven de lo que en verdad era, pero de igual manera le molestaba, ya que no era como si pudiese controlar completamente la manera en que se veía.  Aunque minimo había logrado confirmar sus sospechas, el chico efectivamente era uno de los dioses guerreros, Pero ¿En verdad aquel joven de comportamiento poco profesional había sido elegido por Odín?

Respiró profundamente, a decir verdad ella tampoco estaba muy segura de que pudieran forjar una amistad, pero mínimo debía hacer el intento de tener una buena relación con él, ya que en algún momento lucharía a su lado. Dió un par de pasos, para sentarse donde el joven le había indicado antes de escucharle hablar una vez más, su pregunta era absurda, era evidente que no tenía parecido con ninguna de las personas en ese lugar ¿Acaso se estaba burlando de ella?

En verdad parecía como si el chico pusiera todo su empeño en causar una mala impresión,  pues no solo le bastaba con hablarle como si tuviera diez años menos, sino que también no dejaba de hacer evidente su necesidad de tener la atención de las demás señoritas presentes; Así que no pudo evitar que una ligera sonrisa apareciese en su rostro al ver como la señora Loretha se acercaba a ellos para darle un buen golpe en la cabeza al muchacho, a lo que este se quejó, antes de comenzar a entrelazar los sucesos, y darse cuenta de lo que ella ya tenía tiempo de haber averiguado.

Una de las personas que se encontraban en la cocina se acercó a ella, y le entregó una taza, la cual agradeció con una sonrisa, en esta se encontraba la bebida por la cual había decidido quedarse en un principio. Dio un pequeño sorbo antes de mirar al joven una vez más, quien por su expresión parecía no poder procesar la información que acababa de adquirir.

“Tardaste bastante en darte cuenta”
Guardó una pausa y  soltó un breve suspiro de resignación, tenía que hacerse de una buena vez la idea de que él sería uno de sus aliados, por más difícil que eso le resultara. “…Desde hace unas semanas porto la God Robe de Grane”
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Mensaje por Invitado Vie Ago 19, 2016 10:01 pm

Parecía una eternidad, sin embargo había pasado todo lo contrario, si acaso un par de segundos desde la respuesta de aquella joven, responde al nombre de Serena y era la guardiana del manto de Grane, la cálida cocina continuaba llena de vida en aquel instante las asistentes de la encargada sonrieron la verdad era que ellas ya conocían a la jovencita, pero ver la reacción de él era tan graciosa que no podían hacer otra cosa que contener las risas llevando sus manos hacia su boca e inclusive algunas hasta se volteaban a ver solo para suspirar en resignación ante tanta ignorancia, pero él continuaba ahí sus ojos abiertos dejando escapar uno que otro parpadeo ocasional, no terminaba de entender porque un Dios como Odín seleccionaría a una jovencita como ella para servir en el frente de batalla.  Volviendo en sí comienza a cerrar sus ojos, en su mente solo aparecen una serie de imágenes aun cuando todo parecía estar normal en el exterior él que ha estado en el frente de batalla desde hace ya unos años ha visto como niños y niñas eran asesinados a mano de guerreros experimentados y todo porque ellos deseaban proteger lo que sus padres amaron tanto, aun cuando ella no era una niña él parecía considerarla aún como tal, lentamente abre sus ojos mostrándose serio primera vez en mucho tiempo que Loretha le ve de esa forma; ella le conoce de hace años pues era el hijo adoptivo de Korak un amigo de la infancia de ella.

La mano que sostenía aquella manzana lentamente comenzó a alejarse de él, con cuidado era dejada sobre la mesa mientras era acompañada por la mirada del joven quien al colocarla sobre el plato dejo escapar un suspiro ligero y un tanto largo, quizás un par de segundos pero la mirada burlona y algo relajada paso a ser una más serena y fría, él alza su mirada hacia la joven mientras dejaba escapar unas palabras de su boca.

¿Tarde en darme cuenta?, bueno es normal creo yo. ¿Tú sabes que manto porto o desde hace cuánto fui elegido?-recostándose al respaldo dejo caer lentamente su cabeza sobre su hombro derecho y un sonido como un crujido se dejaba escuchar, acomodándose un poco prosiguió-No he venido por estos lados porque tengo mis propias razones, además que debo entrenar aún más, no estoy feliz con el nivel que tengo y más desde que vi la armadura entendí que debo hacerme aún más fuerte.-Suspirando cierra los ojos colocándose en pie un tanto molesto-Anciana, no tengo hambre iré a entrenar nuevamente no tengo tiempo para estar hablando.-dice pasando por el lado de Serena colocando su mano sobre la cabeza de ella-No sé si conoces el campo de batalla, pero es muy diferente a entrenar contra un árbol o una piedra.-Retirando la mano antes de que ella pueda apartarla-

Mientras avanza solo escucha como la mujer rubia simplemente resoplaba, las pisadas de él se alejaban con cada segundo en eso la mujer simplemente replico con un tono bastante molesto y triste, esto se notaba incluso en sus ojos después de todo sabía porque estaba él así.

Aun no se perdona, muchacho estúpido y lo peor es que lograr que entre al palacio es muy difícil paso más tiempo acá que la mayoría del personal pero en las celdas inferiores.-acercándose donde estaba Serena-¿Te puedo pedir un favor? Ve por él y dile que no le daré comida a menos que venga acá y dile que el estofado está quedando delicioso, es medio terco desde pequeño los guardias lo maltrataban por haber sido abandonado ha sido ladrón, pandillero, de todo un poco hasta que Korak lo encontró y lo comenzó a educar pero ahora trabaja de mercenario pero hace unas semanas atrás casi una semana antes de que Odín les llamara él participo en una incursión, los soldados lucharon contra un grupo de ladrones entre los cuales habían muchos niños y niñas vio como los mataron a todos según me conto su padre aún tiene pesadillas, en fin…-suspira mientras se pone en pie y camina a la estufa, con una cuchara de madera mueve el caldo hasta que siente que está listo y la saca probando el mismo-¡Por Odín, soy buena!, ve pequeña que ese joven se mueve rápido.-Loretha exclama a la jovencita mientras camina hacia el horno a para ver las costillas de Jabalí que tenía cocinando-

En el patio del palacio estaba el joven caminando un poco cabizbajo cuando observa a un grupo de guardias, eran bastante arrogantes al punto de no llevar el casco cubierto que normalmente lleva la guardia sino que usaban una capucha de color negro que llevaban junto a su capa, sin embargo él los conoce muy bien en más de una oportunidad ha debido pelear con ellos para que dejen en paz a varios de los lugareños sobre todo a las jóvenes que trabajan en la taberna, pero ellos al verle solo se mostraron serios y marcharon contra él eran en total seis sujetos de la misma contextura que él o quizás más gordos pero ellos simplemente comenzaron a rodearlo para dejar que su líder se aproximara.

Su líder Hoggs un hombre de cerca de uno noventa de estatura, cabellera rubia con una barba poblada y abundante que le llegaba al centro de su pecho, portaba una armadura de cuero marrón con detalles en bronce y una cota de malla de hierro a sus espaldas una capa negra con una capucha y un hacha de batalla con la hoja mellada, entre risas y con una expresión bastante sádica y burlona se aproximaba al joven quien le observa de reojo mientras arrastraba su pierna izquierda un poco parecía estar cojeando un poco, el guardia al percatarse de aquel semblante simplemente se coloca a pocos pasos de él diciéndole.

Tienes valor para venir acá… ¿Vienes a pedirme perdón por mi pierna?, deberías pedírmelo ahora que estoy de buenas y Loretha nos dará de comer en el salón del palacio como los héroes que somos.-Los guardias gritaron animados todos al unísono, un grito ronco y salvaje mientras alzaban sus puños derechos al firmamento-Porque somos héroes… nosotros luchamos en la batalla del monte roto, ese pueblucho de ladrones y asaltantes los aniquilamos, ustedes eran simplemente la distracción…-dice sonriendo notando que el tema incomodaba a Lancelot-

Aquellas palabras resonaban en su cabeza como una fuerte campanada, al observar los ojos azules de aquel hombre y de cómo su blanca piel mostraba un rubor en la zona de las mejillas y un par de cicatrices viejas de batallas pasadas enmarcaban una enorme y amplia sonrisa que solo parecía buscar incomodarle sobre manera. Sin embargo él no podía hacer nada de momento, estaba advertido otra acción en contra de la guardia y se pudriría en los calabozos del palacio, apretando su puño intenta alejarse pero dos guardias le cierran el paso.

¿A dónde crees que vas?, no he terminado contigo…-dice alzando su mano colocándola sobre el hombro de Lancelot-


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Mensaje por Invitado Sáb Ago 27, 2016 9:58 pm

Escuchó detenidamente las palabras de aquel joven, era evidente la molestia que sentía, pues se reflejaba su rostro y en el tono en el que hablaba, por lo cual lograba deducir que había tocado un tema algo sensible. Efectivamente no sabía que armadura era la que le correspondía, y en cuanto al tiempo, tenía entendido que los elegidos para ser dioses guerreros  fueron llamados en un intervalo de tiempo cercano uno del otro, pero eso solo era lo que escuchó de un par de trabajadores del palacio, así que existía la posibilidad de que la información fuera errónea. Antes de que pudiera contestar debidamente a sus preguntas observó al chico levantarse de su lugar, con la intención de retirarse. De verdad no sabía que hacer ¿Acaso debía detenerlo? ¿O mejor debía esperar a ver que sucedía primero?

Un sinfín de posibilidades inundó su mente, dejándola sin saber realmente que hacer, sintió la mano del joven colocándose encima de su cabeza durante un breve momento antes de que este mismo terminara por marcharse, no sin antes mencionar algo que la dejaría pensando todavía más.
Jamás había estado en un combate real pero sabía perfectamente que sería diferente a lo que estaba acostumbrada. Los enemigos ya no serían un par de chicos que solo intimidaban a la gente del pueblo para sacarles algo de dinero, tampoco serían un par de tablas encajadas en la nieve, sino que en su mayoría se encontraría con poderosos guerreros llenos de sed de venganza, y además existía la posibilidad de no regresar con vida.

Las palabras de la señora Loretha la sacaron de sus pensamientos, y giró su mirada hacia ella para prestarle más atención. Nuevamente una expresión de sorpresa se apoderó de su rostro, pues no esperaba escuchar que durante el tiempo en el que ella vivía tranquilamente en el palacio, él se encontraba encerrado cual vil delincuente desde su niñez. Conocía las condiciones en las que la gente retenida en ese lugar vivía, si es que así se le podía llamar: comían poco, no poseían algo con lo cual cubrir sus cuerpos del frío que nunca se detenía en Asgard, y era bastante común oír del abuso que muchos guardias cometían hacia ellos. Pensando en ello era bastante sencillo entender que por eso no había tenido la intención de mudarse al palacio con anterioridad.

Tal vez si había sido algo desconsiderada.

Poco a poco comenzó a  relacionar las palabras pronunciadas por el joven guerrero con la información que acababa de obtener, y  cada vez le quedaba más claro que necesitaba pedirle una disculpa. Dio el ultimo sorbo a su bebida y colocó la taza en la mesa más cercana a su posición, por más tentador que fuera quedarse por otra taza de té en la cálida cocina, no podía negarse a la petición de aquella mujer, a final de cuentas le serviría como  excusa para disculparse correctamente. Soltó un ligero suspiro y cerró ambos ojos, en un intento de fingir algo de molestia.

“Okay, Okay… iré…Pero que quede claro que lo hago por ti nada más.”

La sonrisa en el rostro de la mujer le decía que de alguna manera lograba ver sus verdaderas intenciones, y a decir verdad ya no le sorprendía, pues formaba parte de la extensa lista de talentos que se había forjado con los años.

Con una promesa de volver más tarde a comer emprendió su camino, planeaba disculparse de una manera breve y directa, darle el mensaje de la señora Loretha y luego retirarse a continuar con sus actividades diarias, pues no le encontraba sentido al quedarse con alguien que simplemente no deseaba su presencia.

Recorrió varios pasillos y habitaciones del palacio sin éxito alguno, hasta que sus pasos la llevaron al patio principal, era el lugar más óptimo para entrenar dentro del palacio, si el chico no se encontraba ahí era probable que se hubiese retirado, y buscarlo en la ciudad sería aún más difícil. No muy lejos llamó su atención ver a un grupo de guardias, los cuales eran bastante conocidos –Por razones no muy buenas- dentro del palacio.  La posición en la que se encontraban era algo sospechosa, y dentro de su mente solo existían dos posibilidades: Estaban tramando algo, o trataban de intimidar a alguien. Se escondió detrás de uno de los pilares que servía como soporte a la edificación de la cual acababa de salir y guardó silencio, sus cuerpos grandes e imponentes no le permitían saber qué era lo que sucedía, así que solo le quedaba escuchar para darse una idea de las cosas.

Escuchó todas y cada una de las palabras que aquellos guerreros de quinta decían, los hechos encajaban a la perfección con lo que le había contado la señora Loretha hacía un par de minutos, y ya no le quedaba duda alguna, Lancelot se encontraba en medio de aquellos hombres. Probablemente era por culpa de su sentido de empatía, pero no terminaba de entender por qué ellos no podían colocarse en el lugar del joven , o en el de las muchas familias que perdieron a un ser querido ese fatídico día.

¿Héroes? … ¿Cómo podían llamarse de tal manera y alardear de su victoria si esta fue a costa de la vida de inocentes?


“Hey.” Salió de su escondite y exclamó lo suficientemente fuerte como para llamar la atención de los presentes. Caminó hacia la agrupación, quienes no tuvieron problema alguno en dejarle pasar hasta el centro, probablemente tras sentir el desprecio que parecía salir disparado de su mirada, como si de un par de balas se tratase. Detuvo su andar al estar a un lado de Lancelot, y subió su mirada lo suficiente como para ver de manera directa a quien parecía ser el líder. “Mira que tienes agallas como para hablarle así a un superior…Me pregunto qué es lo que hará el sacerdote Frey si se entera que has osado tratar de esa manera a uno de los elegidos por Odín…” hizo una pausa y una sonrisa burlona se colocó en su rostro al ver como el hombre lentamente retiraba su mano del hombro perteneciente al otro dios guerrero. “¿Qué te gustaría más? ¿Trabajo forzado dentro del palacio durante un mes? ¿Tal vez un par de semanas dentro del calabozo? Oh, ya se! ¿Qué te parece una restricción para que no puedas acercarte a Asgard durante los próximos 10 años, eh?“ Su sonrisa se desvaneció, dejando en su lugar una expresión completamente seria, necesitaba mantener la calma o si no las cosas se descontrolarían al igual que cuando la dejaron a cargo del entrenamiento de las nuevas lineas que formarían parte del ejército de Odín.“ …Conoce tu lugar, Guerrero insolente.” No solía hablarle a los demás de esa manera, pero odiaba ese tipo de gente, se daban sus aires de grandeza a base de los logros ajenos, y creían tener madera de líder solo porque unos pobres sin identidad propia los seguían a todas partes.
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