Halloween Party! - Comedor de Gula

Había recibido una curiosa invitación. Pero lo más curioso no eran las cordiales palabras que venían impresas en el papel, sino que no tenía remitente. Le invitaban a asistir a una dirección indicada, en determinada hora, el treinta y uno de octubre. Decía que se trataba de un evento festivo y estaba invitado a vestir un disfraz si así lo deseaba.

Una fiesta, se dijo mentalmente el joven de cabello multicolor cuando estuvo frente a la enorme mansión. Venía disfrazado de mago, con un traje negro, una capa que se extendía hasta la altura de sus rodillas, una galera del mismo color y una larga vara. Sus ojos estaban remarcados en negro para darle más realismo al atuendo. Pese a lo tétrico del entorno, desde afuera podía percibirse un ambiente de fiesta; las luces de colores se reflejaban desde las ventanas y la música, aunque débil, podía oírse. Y la decoración que rodeaba el castillo era típica de Halloween: calabazas talladas, calaveras con velas, murciélagos, telarañas y demás.

Atem decidió entrar para comprobar de qué se trataba. Había llegado un poco más tarde de la hora indicada y el salón ya estaba atestado de gente. Pasó entre ellos ignorando las conversaciones que se mezclaban en el aire y de las que poco podía comprenderse. Cuando pasó al lado de uno de los meseros este le ofreció una copa de vino, que Atem aceptó con gusto y agradeció inclinando la cabeza levemente en un gesto amable. El primer salón que decidió visitar fue el gran comedor.

Apenas entrar el panorama lo deslumbró. Había un considerable grupo de gente reunida alrededor de largas y enormes mesas que parecían extenderse hasta el infinito, con una gran variedad de comidas y bebidas originarias de distintas partes del mundo: un banquete digno de reyes. No... No de reyes, se corrigió mentalmente, de dioses. Nunca había visto nada igual. O mejor dicho, nunca había sentido tantos deseos de devorarse toda la comida que hubiera en una mesa. Cada uno de los platos allí presentados a simple vista se veían deliciosos; humeantes, coloridos, sabrosos.

Mientras avanzaba por el gran salón, saboreando con la vista cada uno de los platillos que se extendían hasta el final de las mesas recubiertas por coloridos manteles, se preguntaba quién habría sido el autor de semejante espectáculo. Dejó la copa de vino, aún llena, al borde de una mesa y se aventuró a probar algo de todos los manjares que lo atraían como si se tratara de un mágico hechizo. La tentación era demasiado grande como para haber podido negarse. Lo primero que hizo fue tomar un plato de brochetas.

Los minutos pasaban y cuando menos lo esperaba se vio a sí mismo sentado frente a una mesa devorando todo lo que hubiera a su alcance. No era usual en él aquel comportamiento; Atem solía ser más bien prudente, pero algo tenía esa comida que lo llevaba a querer vaciar todos y cada uno de los platos. Eso le hizo preguntarse una vez más quién habría sido el autor de tal escena, pero el pensamiento no le duró mucho en la mente cuando su vista alcanzó un delicioso pavo asado. Tomando una pieza con su diestra le dio un mordisco, pero al instante se detuvo.

Aquello no estaba bien; reflexionó en su mente. Luego dejó la pieza de alimento en un plato frente a él y poniéndose en pie como si algo le hubiese asustado se limpió el rostro y las manos con una servilleta y se alejó de la mesa. En realidad no sabía quién había organizado aquella fiesta y su plan inicial era asistir para comprobarlo. Todo aquello podía tratarse de una trampa, aunque no lucía como un mal lugar realmente. Sin embargo, tenía que averiguar de qué se trataba. Entonces decidió marcharse para continuar su búsqueda.

La próxima parada fue un gran comedor donde acudían todos los invitados a degustar los deliciosos platos preparados por el chef del castillo. A estas alturas Kanon ya se imaginaba como sería el lugar y más si estaba relacionado con unos de los lord del pecado. Fue así como irrumpió en una gran instancia donde había una gran mesa rectangular y sobre esta una gran cantidad de manjares.

El visitante de smoking y semblante serio se dispuso a sentarse y probar alguno de ellos , ya que si probaba tan solo uno no pasaría nada malo. Pero al tomar asiento pudo ver que los comensales que lo acompañaban estaban por reventar y aun así seguían tragando como si de cerdos se tratasen.

Algo extraño pasaba en ese comedor , y no solo porque el pecado reinante era la gula el cual era tragar y tragar hasta reventar , sino que el lugar aparentaba ser común y corriente como una especie de espejismo  y luego aprisionaba a los comensales hasta hacerlo atragantar con la comida hasta la muerte, una vez sentado no había escapatoria ya que la silla te aprisionaba .

Por su parte el peli azul no se inmuto y decidió degustar algunos platos que le servían las hermosas mujeres del lugar , por lo que no le molesto estar lleno de hombres convertidos en cerdos. Al cabo de un rato y habiendo satisfecho su apetito decidió no consumir más.

-¡Basta¡.- Exclamo mientras arrojaba al suelo la sopa que le habían traído.

Tal alboroto causando en el salón provoco que los comensales que seguían comiendo se detuvieran súbitamente solo para mirar al insensato que se había atrevido a rechazar de tal forma un plato de comida proveniente del comedor de la gula. Un silencio sepulcral invadió el lugar, el mismo que fue interrumpido por Kanon quien se levantó violentamente de la silla.Nadie dijo ni una sola palabra , hasta que se empezó a sentir que el suelo temblaba con más intensidad y pudiéndose escuchar una fuertes pisadas.

-¿Quién osa despreciar mi comida?.- Dijo un horrendo ser que se asemejaba a un ogro con un solo ojo y de proporciones irregulares.

-Yo lo hice y tu comida es una mierda.-Respondió el general marino mientras se marchaba del lugar, dando la espalda a los presentes.

Dicha actitud no fue tomada de buena manera por el cocinero del castillo, quien con una gran machete se dispuso a rebanar a su mal educado comensal. Por su parte el peli azul solo se limitó a liberar un poco de cosmos y hacer que el chef caiga para atrás.-Me largo de este lugar , ya he tenido suficiente de cosas raras por esta noche.- Fue lo último que dijo tras salir tras la puerta y perderse en la oscuridad de la noche.