Conocido a un nuevo amigo [Prv Athem] (Pasado)

En aquel atardecer en los al redores del santuario de la diosa de sabiduría aún prevalece esa tonalidad anaranjada en el cielo mientras que lentamente se tornara  obscuro completamente solo dejando ver los astros en el mismo, por lo que después de realizar una ronda entrenamientos con los demás santos y aspirantes la joven música solo busca pasar un rato libre por esos lares ya que solo ha estado dentro de los territorios que le pertenecen a la diosa Athena, mas no a tenido oportunidad de conocer los que aún están desconocidos para muchos, aunque no tanto están dentro de una zona turística por lo que la gente interesada en la arqueología.

Por lo cual aquella hermosa jovencita de turquesa cabellos se siente sobre las rocas que están cerca donde se encuentra para comenzar a tocar suavemente con sus dedos una hermosa tonada proveniente de aquella lira que es parte de su armadura a pesar que a su persona no le agrada mucho la idea de tener que usar ese tipo de cosas la mantiene cerca dentro de la caja de pandora que está a su lado en ese momento ya que al menos debía estar prevenida por su algún enemigo se acerca a esa zona, el tiempo seguía trascurriendo y ponía notarse aún más como el cielo despejado comienza a notarse aún más obscuro.

Ahora día a día llegaban más aspirantes  para santos en el santuario cosa que solo significaba que deseaban hacerse más fuertes o simplemente para proteger algo que es de valor para ellos, a pesar que la joven aria se había unido solo con la intención de conocer aún más sobre el manejo del Cosmos le fue bien ya que había conseguido ganar una armadura plateada al menos estaba en el segundo rango en que es el ejercito de Athena.

Como la mayoría de los días, Atem solía quedarse entrenando hasta que casi caía la noche, como algunos otros aspirantes que se entusiasmaban con la práctica y no tomaban en cuenta la hora. Acababa de vencer a uno de sus compañeros cuando otro de ellos lo retaba a un duelo, pero Atem, que había estado entrenando toda la tarde, ya estaba cansado y prefirió tomar un descanso. Les anunció que quizás volvería luego, y se alejó de los campos de entrenamiento con el fin de tomar un poco de aire.  

La brisa fresca que empezaba a correr por la llanura a esas horas le resultaba agradable, y mientras se alejaba de la zona de entrenamiento, a la distancia el sonido de una curiosa canción le llamó la atención. Preguntándose desde dónde provenía tan dulce melodía decidió seguir el sonido, sus pasos fueron guiados por esa tonada que se le antojaba tan agradable al oído. No tuvo que caminar demasiado: alejado, aunque no demasiado, de los campos de entrenamiento, la figura de una bella joven de cabello turquesa quien, sentada sobre una roca, sostenía una lira en sus manos. La melodía provenía precisamente desde allí.

A paso lento Atem se acercó por uno de los costados de la joven, deteniéndose a una distancia prudente. A la vista del egipcio no pasó inadvertida la presencia de la caja de pandora que descansaba  junto a la muchacha, supo de inmediato que se trataba de una Santa de Plata, lo cual le sorprendió y le hizo preguntarse qué estaría haciendo ella ahí tan sola cuando la noche ya reinaba en los alrededores del Santuario. La chica lucía muy concentrada en lo suyo, por lo cual, Atem intentó no hacer mucho ruido. Tampoco quiso interrumpirla mientras esta entonaba su canción; cruzándose de brazos, con una ligerísima sonrisa adornándole el rostro prefirió permanecer en silencio disfrutando la canción hasta el final.

Mientras aquella hermosa chica proseguía tocando aquella hermosa tonada no se percató mucho de la presencia del joven que recién llego en esos momentos puesto aún sigue concentrada en tocar aquella música en medio de la noche apresar de que podría tocarla dentro el santuario por una razón no lo hacía como si no quisiera mostrar ese grado artístico que tenida frente a todos sus demás compañeros. Finalmente después de un rato termina para después observar un poco al frente y así notar que una persona ha estado escuchando esa melodía de su lira.
 
 
Por lo cual lo observa fijamente y le sonríe para después decirle un par de palabras – ¿Aun tan tarde entrenando? – sin duda aquella guerrera ateniense podía notar claramente que aquel muchacho presente  forma parte de los aspirantes que hay en el santuario los cuales luchan y entrenan arduamente para llegar a obtener una de las armaduras de las 88 constelaciones, de alguna manera debía interactuar mas en esa persona por lo cual se presenta con el – Mi nombre es Aria, soy la actual santo de plata de la constelación de lira un gusto – a pesar de que hay pocas chicas dentro del santuario que llegan a volverse santos además de dominar el Cosmos en su totalidad.
 
Después de todo en el santuario se rumorea acerca de su extraña habilidad para poder curar usando su propio cosmos como receptor para realizar dicho labor aunque quizás no necesitaría en ese momento por lo que nuevamente comenta un par de palabras aquel joven - ¿Cual es vuestro nombre joven aspirante? – una de las mejores maneras de conocer a todos sus compañeros de armas y a futuros es conociéndolos por lo que ahora aguarda una respuesta de aquel distinguido joven.

—Oh lo siento, debí haber anunciado mi presencia —se disculpó Atem, sonriendo apenado cuando la música se detuvo y la voz de la chica le tomó por sorpresa—. Pero no pude evitar quedarme a escuchar tan bonita melodía.

Había estado tan distraído escuchando la música que olvidó por completo sus modales. Aunque quizás también podía deberse al cansancio, había sido un día pesado y a esas horas de la noche ya no tenía todos sus sentidos alerta.

Todo hizo sentido cuando la muchacha anunció ser la Santa de Plata que representaba la constelación de Lira, motivo por el cual el joven egipcio no se sorprendió de que tocara dicho instrumento con tal maestría.

—Es un gusto, Aria. Mi nombre es Atem y sí, efectivamente soy un aspirante. —presentándose con una sonrisa cortés se preguntó cómo se había dado cuenta la joven de ese detalle, del hecho de que fuese un aspirante, aunque ese pensamiento desapareció tan pronto como cruzó por su mente.

—Vaya —exclamó cuando se percató de la hora que era. En el cielo sobre ellos brillaban los últimos rayos del sol, reflejándose en la tierra con un apagado tono anaranjado—. No tenía planeado entrenar hasta estas horas, creo que me encontraba tan concentrado en la práctica que ni siquiera noté el paso del tiempo.

Pero eso pasaba muy seguido. Siendo que Atem era muy popular entre los aspirantes e incluso algunos Santos con rango, sus prácticas solían convertirse en shows con decenas de espectadores que se prolongaban durante horas y le resultaba bastante divertido.

—¿Y qué hay de ti? ¿También entrenabas? —preguntó por curiosidad. Fue lo primero que se le ocurrió al ver a la joven allí sola tan cerca de los campos de entrenamiento. Tal vez había estado entrenando y decidió tomar un descanso.

** Realmente le sorprendía que aun hubiera personas que les agrada la música ya que actualmente solo les gusta ver la televisión entre otras cosas por lo cual para ella es bueno saberlo que les agradan aquellas melodías que produce su instrumento musical aunque quizás deba parar para continuar en otro momento o simplemente continuar ya que a pesar de que no hay actividades nuevas dentro del mismo santuario debía permanecer atenta a lo que fuera a pasar, por lo cual le menciona un par de palabras – Descuida, no hay problema me agrada saber que te haya gustado la melodía – realmente a pesar de ser una chica cuyo rostro está oculto por una máscara se muestra firme y tranquila ante eso. Ya que después de todo aquel muchacho es uno de sus compañeros de armas.

En esos momentos oye el nombré de su compañero el cual, afirmo las sospechas de aquella muchacha es un aspirante alguna armadura para ser un fiel caballero de Athena algún día lo cual sin duda podría ser algo bueno. Ya que ahora lucharan por la justicia y el bienestar del mundo en el que viven, puesto no sabe en qué día deban arriesgar sus vidas para pelear contra algún enemigo poderoso. Aunque cada uno de los santos mantenía en secreto todas las habilidades que poseen así mismo - Un gusto Atem, espero que pronto llegas a tener una armadura – le expresa para darle ánimos, después de todo ella alguna vez empezó del mismo modo por lo cual ahora simplemente es una santa de plata que aun aspira aspirar a llegar más alto dentro del Santuario.

De igual manera le agrada escuchar las palabras del joven que se la ha pasado entrenando arduamente para lograr adquirí el cosmos, un poder necesario para todo guerrero para poder pelear inclusive como ella poder curar aunque prácticamente solo lo ocupa en ocasiones muy especiales, ya que desea que sus demás compañeros no se entender de dicha habilidad o todos requerirán de sus servicios para después de los grandes entrenamientos que realizan con frecuenta los aspirantes y otros caballeros. Por lo que ahora procede a responderle a la pregunta a su compañero – Si deseaba entrenar un poco, pero antes contemplar las estrellas, aquí se ven mucho mejor – termina para hacer referencia las próximas que están por salir en la copula celeste.

Mientras tanto la hermosa chica de azules cabellos, permanece ahora un poco más tranquila tras estar junto a uno de sus compañeros, ya que es muy raro que los santos lleguen a involucrarse, puesto todos se encuentren en diferentes misiones. Hasta los mismos aspirantes son llamados por el mismo Patriarca para ayudar en algunas tareas que hay que hacer en la aldea que está cerca de aquel mítico lugar.**

—Gracias, también lo espero —respondió Atem con una sonrisa ante las palabras de ánimo de la muchacha. Sentándose en una roca a un lado de ella alzó la vista hacia el cielo para contemplar las primeras estrellas que empezaban a mostrarse—. Llevo varios años entrenando para ello, y tres desde que llegué al Santuario. Aunque estoy convencido de que, si mi destino es portar uno de los mantos sagrados de Athena, el momento llegará cuando esté listo —volvió a mirar a la joven después de un momento de silencio—. Y tú, ¿Cuánto tiempo llevas como un Santo? ¿Te ha costado mucho trabajo obtener tu armadura? Porque mi entrenamiento sí ha sido muy duro, pero mi maestro me ha dicho que he progresado mucho. El día de mi prueba final está cerca.

Recordar eso le hacía sentirse un tanto nervioso, no paraba de preguntarse qué clase de prueba sería aquella. Aunque, conociendo a Arsen, de seguro le impondría un reto realmente difícil. Su maestro era un guerrero muy listo y poderoso que además había sido aprendiz de un Santo de Oro, eso lo hacía aún más temible. Pero de pronto las palabras de Aria lo sacaron de sus pensamientos y volvió a mirar el cielo ya completamente cubierto por la oscuridad de la noche. Era una hermosa noche para contemplar las estrellas.

—Es una bella vista desde aquí —comentó refiriéndose al cielo estrellado—, aunque he oído que desde la cima de la montaña se ven mucho mejor. Yo creo que debe ser verdad —añadió desviendo su vista por un instante hacia la colina más alta, allá a donde se situaban los doce templos resguardados por los caballeros dorados—. Me gusta ver las estrellas. De pequeño solía pasarme horas mirando el cielo. —rió, recordando que su padre lo regañaba cuando lo encontraba despierto en la madrugada.

** Aquella   charla con aquel hombre se vuelve emocionante ya que a pesar de que él no pueda divisar su rostro oculto detrás de la máscara plateada que posee en esos momentos la doncella se encuentra muy feliz por los avances que ha tenido su compañero de armas, por lo que tampoco duda en que pueda volverse un fuerte guerrero de la deidad de la sabiduría. Por lo cual le responde la pregunta que le ha hecho aquel chico de Egipto - Llevo dos años como santo de Plata – hace una leve a pausa puesto recuerda cuando llego al lugar fue una novata total en las artes marciales puesto para todo el que no tiene entrenamiento previo siempre le será difícil acoplarse.

Para después de un par de minutos trascurridos la voz de la doncella de nuevo se hace presente – Si me costó algo sobre todo tener un entrenamiento físico, ya que lo único que podía dominar fue el Cosmos el en ocasiones ocupaba para curar leves heridas – termina haciendo una referencia que ella al menos ya conocía esa extraña energía, a pesar que no sabía de lo que es capaz de hacer hasta ahora que ya sabe del tema y puede tener un mejor uso que el que hacía desde muy pequeña, por lo que quizás fue escogida para que entrenara y se volviera una mujer al servicio de Atena, ya que las pocas que llegan a volverse santos no duran mucho, por el hecho de usar una máscara siempre.

Siendo entonces que ahora su compañero armas firma lo del cielo nocturno y aquella cúpula de astros brillando con intensidad en esa parte de Grecia, por lo que al menos le agrada que aun haya personas que se preocupen por ese aspecto ya que en las ciudades de todo eso se ha ido perdido por lo que ya no se pueden ver los cúmulos de estrellas las cuales en la época antigua solían ser importantes para todos los humanos ya que con eso se guiaban bien por donde ir a las noches además tenían cuenta de igual manera las estaciones y otros periodos con los ciclos lunares y estelares de cada planeta.

Aquel comentario que ahora ha hecho, es importante ya que entre más alto uno este puede apreciar de mejor manera aquellas estrellas por lo que le responde con gran tranquilidad – Ten pro seguro que desde las montañas inclusive desde la cámara de Athena-sama se ven de mejor manera – termina para después esperar las demás palabras de su compañero ya que para ella es una grata experiencia de pasarla con los demás guerreros de aquel lugar místico y sagrado. **