Diario de una pasión(?) [Priv.Sataji] [+18]

Comía uno de sus deliciosos dulces de las tiendas que estaba a cargo su padre, porque esperaba a Ándromeda, uno de los santos de bronce que lo esperaba en su casa, tenia algo que hacer con el, ¿cosas privadas?, pues ella misma sabia y aun no quería revelar eso.

-¿Donde estará?, ya debe estar en camino...

Ya había terminado todos sus dulces, saco la bolsita en que los traía, lo dio vuelta para ver si traía alguno mas y no, no había nada mas, se había comido el ultimo que justamente era el favorito y siempre lo dejaba para el final. Ya estaba cansada de esperar tanto así que se levanto del "trono" y fue hacia algún lugar en que guardaba libros de cosas interesantes y no de porquería.

Al regresar con 10 libros se sentó de nuevo en el trono para leerlos, aunque ya los había leído un par de veces cuando le tocaba esperar alguna persona que había citado o que esa tal persona quería hablar con ella.

Necesitaba hablar con el santo de bronce, quería pedirle algo, ¿muy importante para que viniera el, ademas que estaría solo con ella?, algunos que la tratarían de pedofila o cosas así, ella era mayor que el, aunque solo en 3 años, pero no le importaba ese tipos de cosas, al fin y al cabo era una santa de rango mas superior que otros santos, formaba parte de los dorados y se sentía orgullosa de eso y la otra gente no tenia el mínimo derecho de decirle eso

-Ya debería ser la hora, que raro...

Off: Tenia que hacerlo, lo siento xD

Se encontraba corriendo apresurado por las escaleras que llevaban desde la casa de tauro hasta la de geminis. Iba algo agitado y sudado, llevaba puesta su armadura y cargaba unas bolsas de repletas hasta el tope de dulces, tan llenas que algunos de los que rebosaban se perdieron en el camino. ¿Acaso era adicto? Para nada, a este santo que resguardaba la constelación de Andrómeda los dulces le eran indiferentes, sin embargo, se le había pedido directamente que comprara dicha cantidad y la llevara cuanto antes.

Según las palabras que hicieron que el joven peliverde asistiera a la casa en este día, indicaron que había que tratar asuntos pendientes que necesitaban hablar. Quien sabe, talvez la protectora de la casa pensaba de Sataji como su pupilo para heredar el puesto, o quizás quería plantearle el postularse hacia candidato para una de las armaduras doradas que actualmente se encontraban libres, aunque, puede que simplemente tenga que cumplir con órdenes del mismísimo patriarca.

-¡Ya estoy aquí!- exclamo el caballero con su dulce voz, para luego dejar escuchar su agitada respiración mientras se movia lentamente a pasos corto hacia el interior de la casa, simultaneo a esto miraba hacia los lados para alcanzar a vez a la santa y asi ver que quería.

-He traido sus dulces!- exclamo en un tono amable y dulce idéntico al primero, para este entonces ya su respiración había vuelto a la normalidad y no se sentía tan agitado.