Gran Salón de Hielo

Habían pasado un par de días, las siguientes órdenes recibidas fueron de regresar a Asgard, con el propósito de salvar a la diosa Athena. Entendía perfectamente que rescatar a su diosa era la máxima prioridad, pero tras la contundente derrota sufrida por los Asgardianos no veía por qué deberían contraatacar. Por lo que sabía, sus mejores guerreros habían sufrido heridas que no sanarían en un largo tiempo, así que la oposición que pudiesen llegar a brindar, no sería lo suficientemente sólida como para detenerlos. Desde su punto de vista una simple negociación sería lo mejor.

…Por lo menos si Loki no estuviese detrás de todo aquello.

Había acordado verse con el Dios guerrero de Epsylon, para cumplir con la parte que le correspondía en aquel contrato verbal realizado días anteriores, y que este le brindara la oportunidad de salvar a su diosa a la mayor brevedad posible.

Y ahí estaba, con sus pasos haciendo eco en el pasillo por el cual se encontraba caminando. Una gran cantidad de hielo cubría todo aquello que sus ojos alcanzaban a ver, y tenía que concentrarse en su misión en un intento por olvidar momentáneamente la diferencia climática tan radical que existía entre el santuario y Asgard, esperando que el lugar al que se dirigía fuera el correcto, pues quería ahorrarse la pelea innecesaria que seguramente se suscitaría si es que el guerrero que buscaba no se encontraba ahí.

Cruzó la entrada al salón, sintiendo un gran peso ser retirado de sus hombros al ver que no había caído en error. La intuición de la que a veces alardeaba sin darse cuenta, efectivamente era bastante buena.  Caminó hasta estar a una distancia pertinente, guardando silencio en todo momento, pacientemente esperando que entendiese su silenciosa petición de proceder a darle las ultimas indicaciones.