Una ciudad histórica, un encuentro memorable [Priv. Melira]

**Berlín, una ciudad colmada de historia, al igual que su nación, una tierra que por ideales se vió vista a separarse entre si, dejando un muro que ya lo que queda del mismo son recuerdos de este, sobretodo en la calle donde se eregía, un joven divisa en aquellos lugares el titulo que dice "Berliner Mauer" pareciendo bastante curioso que de un lado del mismo se noten en las infraestructuras un toque más soviéticos y en el opuesto, uno más británico, del lado que tiene el tipo de estructuras más británicas se puede dilucidar un hermoso café, el cual decide investigar en otro momento, pues siente que su indumentaria no es la apropiada para la ocasión, el transitar de este lo guía hasta la Puerta de Branderburgo, por donde se ingresaba a la ciudad en tiempos antiguos, ahora es parte del casco central e histórico de aquella majestuosa ciudad.

Detendiéndose por unos minutos el joven puede elevar su mirada a la cúpula celestial y contemplar la bella tarde que transcurre, el astro rey se mostraba radiante, aunque en parte oculto por la nubosidad del lugar, el compás eólico sopla de manera gentil acariciando su rostro y vestimenta, que resalta en medio de la ciudad por ser de un estilo asiático, entre hindú y tibetano, que constaba de una chaqueta azulada, de un cuero bastante grueso, al igual que su pantalón que lleva la misma tonalidad y mostrando una camisa de un tono levemente más oscuro, la cual parece hecha de lana, sin lugar a dudas el joven proviene de una región donde el frío y la humedad son los guías de todos los días, sus zapatos no eran la excepción, pues eran forrados como de piel de un animal, todo combinado con sus orbes de color turquesa y su cabellera de una tonalidad aquamarina, dejan ver al espigado ser como un viajero más, algo que hace que el ciudadano no se preocupe, pues le resulta normal ver personas de diversas partes del mundo de visita en la ciudad.

El mismo responde al nombre de Vasant, un joven de apenas 18 años que ha dejado su tierra para aspirar convertirse, al igual que sus antepasados en un leal guerrero que sirva a la Diosa Athena, quien protege la tierra desde la era mitológica desde que Zeus, le concedió dicho deber, el joven parecía que estaba un poco perdido en su rumbo, así que esperaría a la noche para guiarse con las estrellas hacia su próximo sendero, sin saber que ocurrirá mientras tanto en la ciudad en aquel lapso de tiempo**

**Buscando mantener toda aquella masiva cantidad de energía cósmica que el joven de azulada cabellera porta, su control era tal que no pareciera tener alguna muestra del mismo, más que el de alguien con un ojo experto y de sabiduría en la esencia de este, luego de conocer aquellos majestuosos lugares de la capital germana, es que decide regresar al hermoso café que había dilucidado con anterioridad, por lo que comienza a caminar con un paso bastante sereno en pos de aquel lugar, el viento sopla un modo suave aunque gélido, típico de la ciudad  nativa de los Reich, los cuales en sus tiempos fueron pilares fundamentales de Europa, no sólo por su poderío, sino por su ubicación, la cual es el pleno corazón de aquél continente.

Varios minutos transcurren desde el momento en que Vasant, dejó la Puerta de Branderburgo y llega al café, extendiendo su mano derecha toma la perilla y la gira noventa grados para abrir la puerta del local, una campanilla haría una leve y armoniosa resonancia dando a entender que un nuevo cliente había logrado llegar al lugar, el mismo se nota bastante concurrido, en lo que empieza a caminar hacia la vitrina observando la variedad de dulces, algo que sorprende un poco al joven de cabellera y orbes azulados casi turquesa, en ello puede sentir una energía cósmica que emana de una fémina bastante llamativa en apariencia, de rubia cabellera y de orbes azulados, pero no era momento para iniciar una conversación de aquel estilo por lo que este observa a la dama que sirve en el local y este le cuestiona -¿Cómo se llama este dulce?- señalando con su mano derecha y más en específico con su dedo índice un pastel de chocolate con merengue y una lluvia de colores, en ello lq muchacha le responde con el buen asento germánico -Schwarzwald-Kirschtorte- en lo que escucha eso le muestra una grata sonrisa en sus labios el joven y con aquella calma y paciencia natural de los orientales, le responde a ella -Me da dos pedazos y un vaso con té- en ese momento la chica se dirige a la vitrina y con un plato de cerámica el cual tiene una servilleta debajo con una espátula de repostería saca ambos pedazos de la torta y en acto seguido va por una taza donde le sirve el té con mucha delicadeza, haciendo una leve reverencia toma su pedido mientras deja su dinero del cual costaba aquel gusto, tras finalizar empieza a caminar con un paso sereno hacia una mesa contigua a la rubia donde disfrutaría aquellos aperitivos, mientras las estrellas tardarán para surgir en el firmamento y le indicaran el camino que debería recorrer rumbo a su tierra natal**

**Luego de sentarse en la silla de la mesa contigua, el joven de cabellera de tonalidad turquesa, escucha con detenimiento las palabras que emergen por parte de la bella dama rubia, que le advertía que se removiese su abrigo, ya que el lugar en donde se encuentra era de una temperatura mayor y podría darle mucho calor, es cuando el voltea y la divisa a la fémina sonriendo con mucho gusto a sus palabras, a lo que responde con un tono lleno de amabilidad, característico del mismo -Pues se lo agradezco mucho bella dama, ya me lo quito- en lo que finalizó sus palabras el joven empieza a cumplir sus palabras, abriendo su abrigo para dejando ver que no solamente era grueso por el pelaje del que fue creado, sino que portaba una serie de herramientas, además de llevar consigo dentro del mismo una serie de placas metálicas que se notan que darían un peso adicional al traje, el cual luego de removerse puede notarse una camisa de tonalidad azul celeste de manga corta, la cual devela que su contextura delgada, es de naturaleza atlética, al verse lo definido de sus brazos y antebrazos, para colocar el abrigo en el asiento a su izquierda como para evitar que se cayeran las herramientas.

Momentos después sorbe un poco de té y al finalizar le dice algo que sonaría curioso a la dama -Me disculpo, es que no conozco mucho de estos lugares, y mi región natal es un lugar sumamente frío- siendo bastante sincero con ella, si fuese una aliada o un rival, lo último que optaría en aquel momento es hacer dejar ver el poderío que las estrellas han labrado en su interior, por lo que con un tenedor que se encontraba en la mesa corta con delicadeza un poco de uno de los pasteles y lo lleva a su boca para disfrutar con su paladar de aquella mezcla del merengue y el chocolate en armonía en un gusto que junto al olor que emana deja en claro el excelso sabor del mismo, luego no puede evitar que de sus labios se emane las palabras que reflejan lo que siente en ese momento -¡Delicioso!- exclamó con mucho gusto mientras muestra una grata sonrisa en sus labios, pues es la primera vez que comía un dulce que no fuese el natural de su región, por lo que se mostraba complacido por ese momento**