Dame una razón [Dorian]

- Basta, Yusei. -

Dijo de forma cortante pero cálida a su hermano menor, acababa de regresar de una misión, y debido a ello aún llevaba puesta la armadura dorada de Leo, su expresión no era fría, agarró el hombro izquierdo de su hermano menor, apretándolo de forma suave, como si con ello le diese un abrazo.

Caminó un poco a su lado, arrodillándose junto a el frente a la tumba del anterior santo de piscis, reposó la palma de su mano en el suelo, dejando que la parte inferior de la capa blanca también lo hiciera detrás de él.

- No sé qué decir realmente... El mundo es tan incierto que no puedo decirte muchas cosas, pero lo que puedo afirmarte es que estaré contigo hasta al final... En esta vida y en todas las demás. -

Dorian empezó a cambiar su expresión, sintiendo el dolor de su hermano pequeño, abrazándole con un brazo a través del cuello ajeno.

- Yu... Tu eres fuerte, hemos pasado más muertes que esta... Y como santos dorados puedo decirte que esta será la primera de tantas que veremos, y aunque te duela... Yo siempre estaré contigo, aún si eso significa morir a tu lado.-

Cuando notó el aura negra que sobresalía del cuerpo de Yusei el santo de Leo, de forma abrupta, decidió que lo mejor era hacer que su hermano reaccionara de una forma distinta, así que sin dudarlo le acomodó un zape en la nuca, lo suficientemente fuerte como para hacer que la cabeza de Yusei se sacudiera un poco hacia abajo.

- Expresarse así de Akos es faltarle el respeto, el murió como a todo verdadero santo le gustaría: entregando su vida para las futuras generaciones. El fue un héroe, como todos los Piscis detrás de él. -

Dorian siempre había sido creyente de algo; las generaciones más recientes nacen siendo mejores que las anteriores, si Yusei seguía vivo, era prueba de que la ideología del santo de Leo era correcta e intentaba motivarlo usando la misma.

- Miralo de esta forma, Yuu, tu maestro ha dejado en ti su legado, algo tan precioso como su vida misma. En tus ojos el verá lo que tu ves, y en tu fuerza el protegerá lo que tu proteges. -

Por momentos omitió el hecho de que el santo de Piscis se tachara como una desgracia para la vida del propio Dorian, no porque pensara que eso era cierto, sino porque pensaba en la forma suave de regañar a su hermano.
Se levantó finalmente, miró al cielo y se quitó la careta de la armadura de Leo, acomodándola entre su brazo y su cintura. Sus labios se movieron suavemente al pronunciar sus siguientes palabras.

- Yu... Tu no arruinaste mi vida... Al contrario, tu me diste una razón para seguir luchando. Desde que naciste vi que tenías los ojos de mamá y el rostro de papá. En ti los veo a ellos, te veo como el legado de nuestra familia, y sé que hoy estarían orgullosos de ver en qué hombres nos hemos convertido. Soy capaz de decirte todo esto a los ojos si prefieres. -

Se colocó detrás de el y lo agarró por los hombros, intentando alzarlo un poco.

- Además... Los dramas son para los geminianos. -

Dijo Dorian con una sonrisa, no era tan fanático del humor polémico, pero el viajar constantemente le hizo ver que eso preferían los jóvenes nacidos del capitalismo de hoy.

- Es porque nunca necesitaste de mi, Yuu... La habilidad que crees que tengo no me pertenece, siempre has sido tu intentando protegerme, y te lo agradezco como no tienes idea. -

Dijo el Santo de Leo convencido tras escuchar y notar el cambio en su hermano menor, era así como el percibía el extraño poder oscuro dentro de Yusei, probablemente eran las ganas de proteger a Dorian el hecho de que dicha aura negra se esfumara. Aunque realmente le seguía siendo un misterio, para Dorian era tan normal que no le preocupó ahondar más en el hecho.

Correspondió al abrazo de su hermano menor acariciando su cabello, miró a la tumba de Akos mientras esto sucedía, aunque solamente pensaba en palabras y cosas que pudieran hacer sentir mejor a Yusei, independientemente del lugar en el que ambos estaban.

- No tienes miedo, eres un Santo, los Santos no tienen miedo... Solo extrañas mucho a alguien. Lo lamento Yuu, realmente no soy muy bueno eligiendo palabras para motivar. -

Dijo Dorian mirando al suelo sintiéndose algo culpable por no haber estado con Yusei cuando el necesitaba más su ayuda, aunque posteriormente este cambió el tema de conversación, lo que parecía una buena desición para abstraerse en otras cosas.

- Disculpa, Yuu... Tienes razón, debo pasar más tiempo contigo. Aunque lo que vi allá tampoco me gustó. -

Dorian alzó la mirada al cielo, a las nubes, su cabello posteriormente se movió junto a su capa debido a una brisa de viento.

- Tres santos murieron en combate antes de que pudiera llegar. Uno era de plata, los otros dos eran de bronce, era su primera misión y también fue la última. Como Santo de Oro, me siento bastante inútil. -

Al escuchar a su hermano, Dorian volvió a mirarle a el, no sabía que el Patriarca estaba tan decidido a desarrollar la pesquisa a los brujos antiguos para poder deducir si se tenía otro peligro a la vuelta de la esquina. Aunque por el momento decidió no darle tanta importancia a eso, y disfrutar un poco con lo que quedaba de su familia. Sonrió levemente y entonces respondió a su hermano.

- Uh, el Patriarca parece que no quiere que tome un descanso... Por lo demás no te preocupes, literalmente acabo de llegar, además tu situación es psicológicamente comprensible, debo decir que la estás llevando, de cierta forma, con bastante madurez, pues intento ponerme en tu lugar y aún así no sé como reaccionaría estando en tus zapatos. -

Pronto Dorian se llevó una leve sorpresa, aunque no dejó que esta se apoderara de su expresión facial, el rumor de los brujos antiguos se había esparcido algo más rápido de lo que creía, puesto que ahora también Yusei lo conocía. No le sorprendía que Yusei lo conociera, le sorprendía que alguien más, ajeno a la élite de los doce caballeros dorados se haya enterado algo sobre las especulaciones actuales sobre el escape de estos antediluvianos... O era eso, o era que simplemente había pasado más tiempo fuera del santuario del que debía pasar.

- Si, he escuchado ese rumor. Es bien sabido entre los que ya formábamos parte de las doce casas. No hay que tomarlo relajado, por el momento son especulaciones, pero debemos indagar más sobre esta situación y movernos conforme a se desarrrolle la misma, siempre bajo la voluntad de nuestra diosa Athena, que nos ha dado comida, educación, entrenamiento y una estancia bajo techo. -

Posteriormente, escuchó lo que le comentó Yusei sobre la misión que se les había sido encargada por el Patriarca, le sorprendió bastante el escuchar eso y lo reflejó como algo que requería una urgente intervención.

- Desconozco las habilidades de los brujos realmente, no puedo inferir en qué situación nos vamos a meter realmente. Pero bueno, no importa. ¿Cuando tenemos que partir? -

- Servimos para la diosa Athena, y cuidamos al mundo de diversas amenazas, el creer o no en los brujos es lo de menos, lo que importa es que prometas matarlos cuando los veas. -

Dijo Dorian con una extraña sonrisa en su cara, bastante confiado, confianza que quería transmitir a su hermano menor mediante palabras toscas, algunos jóvenes actuales preferían ser un poco más rudos con lo que escuchan.
Fue entonces que Dorian asintió con la cabeza, aún sonriente al oír la desición de Yusei de partir inmediatamente, puesto que la misión necesitaba el 100% de la capacidad mental de Santo de Piscis.

- Así se habla. -

Dijo con un tono más decidido, cambiando su agradable sonrisa a un gesto puramente agresivo y decidido a atacar.

- Golpeémoslo sin piedad, cualquier cosa que nos topemos ahí. -

Observó con bastante sorpresa el como Yusei logró ponerse la armadura de Piscis, le sonrió sintiéndose orgulloso y posteriormente miró hacia donde estaba Rodorio.

- Uno se acostumbra hermano. La única interrogante que veo al respecto contigo es... ¿Cuando te volviste tan poderoso? -