Lesson in the White (Muretsu)

La presión del pasillo negro era impresionante, cien veces mayor a la que había experimentado hasta entonces. Pero ya estaba grande, pensó Rintaro, manifestando su cosmos una vez más en el guantelete etéreo; doblando su brazo derecho mostró los dientes y flexionó las piernas, preparándose para el colapso total que por supuesto no se hizo esperar. Un segundo después se dio lugar un estruendo ominoso cuando el constructo de poder se disipó y en medio, Rintaro permanecía erguido con sangre recorriendo su cabeza hasta el cuello y más allá, respirando pesadamente. Había estado cerca, pensó intentando no doblar las rodillas. Por muy poco el viejo lo había partido en mil pedazos de carne que habrían saltado por todo el campo, manchándolo con más rojo del que ya escupía con fuerza. Hablando del viejo, pensó, girando la cabeza cuando vio que aquel desgraciado se escapaba en dirección contraria por donde había venido - lo que decía que claro, el ejercicio no terminaba. -Viejo desgraciado.- Murmuró Rintaro dando un paso adelante, sintiendo la punzada en su pie. Era como si le hubieran atravesado los dedos con clavos, como si su pantorrilla hubiera sido empalada con un tubo de metal oxidado. Era una maldita mierda, se dijo, empezando a andar.

No lo iba a atrapar así, pensó de repente cuando otra punzada lo obligó a detenerse. El dolor venia en aquel caso desde la cintura, a un lado de la espina y por encima del coxis. Los codos y las rodillas también estaban sensibles y a decir verdad, apenas si podía caminar. El punto debió reiterarse, era que no sería capaz de atrapar al anciano si seguía así - de acercarse fácilmente crearía otro pasillo y si lo hacia, perdería cualquier oportunidad de ganar terreno. Y no quería darle el gusto. Así que...

-A la mierda...- Espetó, escupiendo sangre a un lado. Le tocaba moverse, ni más ni menos. Así que encendiendo su cosmos dio pasos adelante, el aura quemando de manera sutil. Sutil y poderosa, sintió Mugen a la distancia.

-Ahora...¿uh?- Girando la cabeza y mirando de reojo, el anciano vio como a quinientos metros destellaba el cosmos de su alumno. Centrado, más poderoso que antes y... -¿Byakuran? Eso no será suficie--- Antes de poder continuar sin embargo el destello dominó el campo, la presión ahora aplastando a Mugen quien fue enviado a volar en un arco sobre el que además, giró en su propio eje. Su capa vuelta una trampa en si misma, además de una ruina, quedó maltrecha sobre el suelo cuando Mugen chocó y cuarteó el césped y las rocas. Antes de levantarse una mano se cerró sobre su cuello - Rintaro lo había atrapado.

-Te tengo viejo.- Dijo el menor, sonriendo con una sonrisa que dejaba en evidencia sus enormes colmillos.