Palco de Abel

por **Plagg** Jue Sep 21, 2017 11:42 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Palco de Abel

Lado Este de la arena. Ascendiendo por una pendiente en espiral se abre un patio interno de mármol blanco circundado con azules claros. Piedra exótica y taburetes de labrado exquisito sirven como los asientos para los Paladines, quienes pueden observar a sus contrincantes: los Santos de Athena.

Color representativo: Blanco y Azul cielo.
Integrantes:
-Yuya de Saturno
-Tier de Neptuno
-Selene de la Luna
-Bakura de la Tierra
-Hades de Nibiru
-Yuzu de Venus

Reglas:

-Pueden ser visitados por otros espectadores que no sean aquellos que estén combatiendo.
-Mantengan continuidad en los posts (lean a los demás).
-No es obligatorio postear aquí si no lo desean.
-Prohibido combatir entre aquellos que participen en el tema.

por **Bakura** Lun Nov 13, 2017 1:45 am

Había sido una batalla pareja que podría haber dado como resultado la victoria de cualquiera de los dos bandos, pero la campana que indicaba el final del combate impediría saberlo. —Qué lástima, me habría gustado ver un poco más de ese combate. Estaba interesante. —Las pantallas parpadearon y el presentador volvía al centro de la arena... Momentos después, el caos reinaba en el coliseo. Con los cuatro competidores desmayados, el techo se desmoronaba y la confusión se apoderaba de los presentes.

—¿Qué demonios está pasando? Dudo que esto sea parte del evento. —inquirió Bakura, acercándose al barandal del palco, confundido. Seguramente no era el único. Era evidente que nada de eso formaba parte de los planes del evento y nada bueno podría esperarse de lo que estaba sucediendo.

Más tarde, un suceso de hechos involucró el secuestro de la guardiana de Libra, la intervención de la mujer que antes había estado en el palco de los dioses y la aparición de un nuevo y misterioso personaje que de pronto hacía que la mayoría de los presentes se desmayaran. El Paladín de la Tierra volvió a preguntarse de qué se trataba y quién estaba detrás de todo eso. De haberlo sabido seguramente habría actuado de acuerdo a las circunstancias, pero no pudo hacer más que quedarse en su sitio.

por Yuya Vie Nov 17, 2017 9:34 pm

Yuya no podía mantener su atención en el combate de parejas, pensaba que Selene se había molestado con él por haber espiado su charla con el guardaespaldas de Athena. No le había hablado desde que la pelea doble inició. Cada vez que quería hablar con ella, pero Selene parecía tan interesada en la pelea que no quería interrumpirla.. Se sentó con las piernas cruzadas y la cabeza apoyada en las manos, observando el encuentro entre los paladines y la Santo de Libra. Aries estaba desmayado en el suelo de la arena y no sabía por qué. Eso le pasaba por ver una pelea por partes.

La paladín de Venus atacó a Rin con una cadena de corazones que se veía muy linda. Ya sabía algo nuevo de esa compañera que se había mantenido en la oscuridad durante toda la jornada del Gran Torneo Planetario. -Parece que ya ganamos, ¿no?- mencionó a Selene en tono de broma. No importaba quién ganara o perdiera en realidad, sólo quería que los planes de su señor salieran tal como los trazó en su mente. Sabía lo mucho que el señor Abel se había esforzado en la realización del torneo.

Sonrió cuando las pantallas marcaron el final del encuentro. Yuya saltó de su asiento e hizo aparecer un ramillete de flores amarillas en su mano. Durante todo el evento había presentido que sus compañeros intentaban alejarlo de esa muchacha de cabello rosado, y ese era el momento adecuado para darle un obsequio modesto y presentarse. Ella y Nibiru lo habían hecho bastante bien.

-Iré a felicitar a Venus. Volveré enseguida Selene- Yuya saltó desde el palco de los paladines sin darle tiempo a la guardiana de la Luna de reaccionar. Aterrizó sobre las escaleras, bajando a la arena corriendo. Se detuvo cuando el presentador reveló su verdadera identidad, tomándolo desprevenido. Dejó caer el ramo de flores y miró hacia el palco de los dioses. -No se preocupe señor Abel, estaré con usted en un mome-..- una lamina de acero rota cayó sobre Yuya, dejándolo enterrado bajo los escombros. Cuando salió, un hombre extraño se encontraba de pie en el centro de la arena. Rin y Yuzu habían desaparecido, Johan y Vasant estaban desmayados.

Yuya se acercó al hombre que estaba en el centro de la arena por la espalda.

-¡Yuya! ¡No te acerques a ese hombre!, ¡aléjate de él!- le gritó a Abel usando la telepatía, pero ya era demasiado tarde; Arsenio Markov lo estaba mirando exclusivamente a él. Yuya pudo sentir que algo en su interior se rompía cuando esos ojos poderosos lo atravesaron. Yuya sujetó su cabeza por los costados, sintiendo que su cabeza iba a estallar.

-No puede ser verdad- dijo Yuya con lágrimas en los ojos. Arsenio Markov asintió en silencio, ofreciéndole al paladín de Saturno un brazalete negro con una joya púrpura sujeta por dos alas negras que irradiaba oscuridad. El aura oscura que emanaba el brazalete en las manos de Arsenio crecía al mismo ritmo acelerado que su odio hacia Abel.

por **Matthaios** Dom Nov 19, 2017 9:35 pm

-Eso fue bastante complicado - Dijo el hombre al acercarse a la parte alta de las gradas cerca del palco que había sido designado para los guerreros de Abel. Las personas seguían expectantes del duelo de dos contra dos que se desarrollaba en la arena, que no notaron cuando echó un par de guantes al suelo con un sonido sordo como de un trapo húmedo arrojado con fuerza. –Riza seguía siendo una guerrera capaz de todo. -Dijo al recordar la expresión de la mujer de cabellos rosas y máscara que le impedía ver sus facciones-.

Tomó del bolsillo de su saco oscuro su cajetilla metálica de cigarrillos y su encendedor, sus manos aun manchadas de sangre, ensuciaron el filtro del palo cancerígeno de rojo. De todas formas lo encendió y le dio una calada. En medio del humo veía especialmente a la guerrera de la balanza celestial y a la paladina de Venus. Demasiada coincidencia que ambas embestiduras fuesen protegidas por el planeta de la diosa del Amor y la Belleza. De la preciosa Yuzu se lo esperaba, ella misma se lo había dicho; pero de la otra de las “clones” como decía Yuzu que Serena las nombraba, no esperaba que estuviese en un escalafón tan alto entre las huestes de Athena con tan poco tiempo ante la vida de cantante que llevaba.

Lo mejor que podía hacer era observar lo que quedaba de la contienda –Yuzu estaba haciendo un buen trabajo en equipo con su compañero y Libra a pesar de estar dando un excelente desempeño, se encontraba sola contra dos guerreros luego de que su compañero de batalla había caído… -¿Y lo que se había esforzado por romper dónde quedó? -Pensó casi melodramáticamente por un lado, por otro al ver manejar el látigo de su armadura se sitnó como un padre orgulloso, pues durante la estancia de la jovencita de cabellos rosas en el Olimpo, le enseñó el manejo básico de un arma, especialmente al saber que era una paladín y que no podría estar dependiendo de su voz para salir de problemas cada vez que se metiese en uno.

Lo mejor era ponerse a leer lo que le había quitado a la ex guerrera de la constelación de delfín: un pequeño cuaderno, con anotaciones a modo de diario. Ya había visto como terminaría todo en esa parte del torneo, incluyendo la llegada de su otro compañero Conquer como la llegada de la gran serpiente.

Tosió un poco, manchando de sangre el filtro del cigarrillo, fuese el cáncer o el vestigio de la pelea contra Riza, no lo dejaba en condiciones óptimas para pelear por el momento. Así que mientras todo se volvía un pandemónium, el solo se limitaba a leer, y enterarse de unas cuantas cosas que Riza de delfin y Salamandine de Buho habían estado ocultando. Y En su mente pudo ver otra visión, las divisiones de pelea entre santos y paladines, la persecución de la gran serpiente a la mujer rubia y a la pequeña Yuzu.

Todo iba de acuerdo a los planes de a quienes servía, y si todo salía bien… Podría disfrutar de más tiempo de vida.

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