A new beginning...

Recuerdo del primer mensaje :

Ya habían pasado algunas semanas desde que abandonase el Santuario, aquella sensación de abatimiento que al principio le había molestado prontamente fue replegada por la mujer. ¿No habia sido el sueño de su vida el verse libre del lastre que el deber le impuso sin desearlo? ¿No habia el santo de oro roto el yugo de sus cadenas liberandole y abriendo para ella un sin fin de posibilidades? Estas y otras preguntas habian atormentado a su mente en los primeros momentos, quitandole el sueño y ensombreciendo las experiencias que aquel nuevo mundo le brindaba.

Aquella situación habia durado unos cuantos dias y habia cesado en el momento en que se decidio por fin a contestar el centenar de llamadas que su madre habia hecho a su celular. Entre llantos y amargas recriminaciones, su madre le habia primero exigido que regresase y despues rogado que al menos intentase pedir una audiencia con los mandos superiores. Con paciencia, algo que no habia conocido hasta entonces la mujer, Calliope le escucho y dejo que el raudal de sus lagrimas se agotase dejando paso al silencio empapado de estupor. Con voz suave, mas firme, le explico que la resolución era definitiva. No volvería al Santuario, ni apelaría a una revicion de su caso.

La madre cansada de rogar, escucho con resentimiento lo que consideraba una traición no solo a Athena, si no tambien a su familia. En vano Calliope trato de disuadirle de lo contrario, al final la madre le había maldecido con voz sorda y amarga y la mujer que alguna vez fuese el orgullo de su familia termino lanzando aquel aparato por un puente, deshaciéndose de una vez por toda con cualquier atisbo de reconciliación y comunicación con el pasado. Tras hacer eso, la culpabilidad y dudas se disiparon enteramente.

Siendo una mujer que hasta el momento habia encontrado la forma de salirse con la suya, no encontro dificil el sobrevivir en aquel mundo nuevo. Poco a poco la antigua portadora de Grulla se abrio paso en aquel mundo moderno y salvaje.

Solo fue necesario para Calliope el escuchar aquellas palabras para ser golpeada por el recuerdo de la que hablaba. De todos los aspirantes de caballero, de todos aquellos insectos que habían sido aplastados incontables veces por la punta de sus zapatos… aquel era el peor. Y no lo era por su carencia de habilidades, mucho menos por su falta de talento. Ambas eran cosas que Sofía tenía en demasía, el problema con aquella mujer era su capacidad para ser un dolor en el culo.

Desde el primer momento en que aquellas dos mujeres se habían cruzado, ambas desarrollaron fuertes sentimientos por la otra. Por un lado Sofía había comenzado a admirar hasta el punto de la idolatría a la que era su maestra y por otro Calliope no podía soportar verle y en muchas ocasiones le había tratado con cierta indulgencia, dándole trabajos que implicaban “responsabilidades” especiales con el fin de mantenerla lo más lejos posible. Era simplemente insoportable.

Y el destino, esa perra sin compasión, les había puesto nuevamente en el mismo camino. ¿Por qué ella de todos aquellos que pudieron ir en su búsqueda? Hubiese incluso aceptado con mayor felicidad al aspirante que olía chistoso y mantenía su mano derecha oculta siempre en el pantalón… todo era mejor que Sofia. Lo peor de todo el asunto es que conocía la perseverancia de la mujer y sabía que a partir de ese momento no le dejaría en paz. Era como un cachorrito ansioso de amor y de atención.

-¿Qué demonios quieres? ¿Fue Stan quien te envió en mi búsqueda? –Indago la mujer soltándole precipitadamente y dando un paso en retroceso. –¿O acaso fue ese sacerdote pervertido? –Al decir aquello escupió a un lado cual si la mera mención del individuo le diese asco. –Quien quiera que haya sido, puedes regresar y decirles que se vayan a la mierda. No pretendo caer en sus juegos.

Dia 23, 17 horas con 23 Minutos, Europa

Al escuchar las palabras de su maestra no pudo evitar retorcer su rostro en señal de disgusto. No podia culparla. Si ella hubiese sido forzada a abandonar el santuario de una manera tan deshonesta y deshonrosa como su maestra había sido forzada, hubiese pasado el resto de sus días con la mosca detrás de la oreja.

Así que si de la nada, una de sus alumnas apareciera y estuviese espiandola desde lejos sin hacer su presencia notoria, probablemente pensaría que estaba allí para asesinarla. Sin importar que tanto confiase en ella.

-No Maestra, ni Tauro -

Y al decir aquella palabra logró mover de alguna forma su cabeza al lado y escupir dos veces. Estaba comenzando a sentir como la sangre caía hacia sus pies, y el agarre de su maestra en su cuello la comenzaba a marear un poco. Pero aquello era parte de hacerse fuerte, poder soportar aquello.

- Ni el Sacerdote pervertido -

Nuevamente volteo el rostro para escupir dos veces. La verdad no tenia idea de quien sería aquel sacerdote pervertido, pero su maestra había escupido al mencionar aquel título y eso era más que suficiente para odiarlo. Debia de ser un ser despreciable.

- Me enviaron. Estoy aquí por mi propia voluntad. Maestra, la he estado buscando por todos lados. ¡No pensé encontrarla, pero por fin lo logre! No sabe lo mucho que me alegra de verla aun con vida y luciendo tan bien. -

Las cosas eran peores de lo que las había imaginado. Si aquella mujer hubiese sido enviada por parte de los dirigentes del Santuario, al menos Calliope podría quitársela de encima enviándole de vuelta con un significativo mensaje para ellos.

Las cosas cambiaban enormemente al ser ella la que por cuenta propia se había aventurado en su búsqueda. De cierta manera, Sofía era tan mala como una enfermedad venérea, una vez que estabas en contacto con ella estabas jodida de por vida. Calliope incluso creía que Cetus era mucho más agradable y vaya que detestaba a la portadora del manto de Ballena.

-Para esa mierda de maestra. –Espeto elevando una mano de manera autoritaria pidiendo silencio. –Me importa muy poco lo que hayas hecho, o la estúpida idea que te haya motivado a seguirme hasta este lugar. Me encontraba muy bien hasta tu aparición, ya has hecho demasiados destrozos. No has cambiado en nada. Vete de mí vista, no tenemos nada que tratar. –Dicho eso se dio media vuelta y comenzó a avanzar en dirección al borde del tejado en que hasta ese momento la escena se había desenvuelto.

No podía permitirse el lujo de que aquella mujer arruinase aún más su existencia, había trabajado tanto para encontrar finalmente la felicidad. Estaba incluso pensando en adoptar un perrito, un adorable doberman de dientes afilados y entrenamiento de asesino a sueldo. El perro perfecto para ella, incluso sabía el nombre que le pondría. Mr. Cuddles. Un nombre que despertaría el terror en el alma de sus enemigos o quizás… Breaking Dawn… sonaba intimidante. Aún estaba segura, por lo cual debería mantener su tranquilidad lo más que pudiese.

Dia 23, 19 horas con 30 Minutos, Europa

Las palabras de su maestra fueron como una leve bofetada en el rostro. Paso de inmediato de haber estado completamente extasiada de haber sido capaz de por fin encontrar a la mujer que la había entrenado, a sentir que su mundo se derrumbaba en pedazos.

Tuvo que pensar seriamente en las cosas que había sucedido. Había estado siguiendo a su maestra desde hace ya días. Había tenido que buscarla de manera casi exhaustiva para finalmente dar con ella mediante rumores, investigación privada, sensación de cosmos y una estratégica llamada a la madre de su objetivo.

El haber estado dando tantas vueltas alrededor del mundo teniendo que derrotar a varios enemigos en el proceso dio grandes resultados. Se había vuelto mas fuerte, mas sin embargo, sentía que aquello no se comparaba con la fuerza que su maestra había logrado sacar de ella. No, debía de seguir adelante. Debía de convencer a su maestra de que la tomase de alumna de nuevo.

Aquel descubrimiento regreso su esperanza. Había sido realmente muy tonta. Su maestra había sido destituida del Santuario. Estaba ocultándose, probablemente esperando el momento oportuno para volver. No había razones por las cuales debería tomar a un alumno, mucho menos uno que no era digno. Asi que, todo lo que tenia que hacer era probarse digna.

- ¡Maestra, espere! Ya se que piensa que no soy digna de recibir su entrenamiento, pero le demostraré que lo soy. ¡Ya vera! ¡Arreglaré todo! -

Dando su fuerte declaración, y llena de entusiasmo regreso a las sombras. Resolvería los problemas, y probaría que era una alumna digna.

Dia 24, 6 horas con 3 minutos, Europa

El celular de la amazona de Grulla sonó con gran estruendo. Del otro lado de la línea, el hombre que la había despedido estaba esperando contestara para decirle que había recapacitado y podía tener su trabajo de vuelta. La chica había sido muy convincente.