Not a date [Catelyn]

Recuerdo del primer mensaje :

El joven respondió a aquella invitación imitando a su compañera, con un movimiento fluido se puso de pie y se adelantó con paso suave hacia la puerta. Sin poder perder la costumbre, tiro del pestillo y asomo la cabeza hacia el pasillo recorriendo con la mirada aquel elegante pasaje: estaban solos. Aquello resultaba reconfortante, más liberado se giró para abrir la puerta y con una leve, más teatral reverencia abrirle el paso a su compañera. –No soy más que su simple aprendiz, guiadme madeimoselle. –Recito con ligereza dejando, sin querer, que su acento ruso resaltase sobre sus palabras.

Dejando que la chica pasase al frente y se adelantase un solo paso, el joven rubio se mantuvo tras ella justo lo suficiente para estar atento a sus palabras y poder, de manera sutil, admirar la manera en que aquel cuerpo se movía grácil y desenvuelto. El leve sonido de sus pasos y el rozar de sus ropas fue el único sonido que parecía existir por unos breves instantes. El joven se permitió lanzar una breve mirada por las ventanas que estrechaban su andar por aquel pasadizo y que se abrían a la impresionante vista que aquel curioso instituto presentaba y por un segundo, en un largo tiempo ya, se sintió curioso y liberado. ¿Qué extraño influjo era ese que tenía la dama en su persona?

–Debo admitir, si me permite ser sincera con usted, que aún no puedo creer como este lugar tan exquisito tiene una relación tan cercana con el recinto de Grecia. Es tan diferente la vida que se lleva en este lugar, tan opuesto el aire que se respira entre sus aspirantes y maestros. –Dijo deteniéndose, acercándose al pestillo de la ventana más cercana para clavar su mirada insondable en un grupo de jóvenes que corrían a paso homogéneo y fluido por uno de los pasajes del jardín aledaño. Las damas cubrían sus rostros con caretas pálidas e in expresivas y los hombres serios, pero con tez franca y hasta risueña iban a su lado sin mostrar la nociva competencia y rapiña a la que Sasha se había acostumbrado. –¿Cómo es posible que dos lugares que tienen el mismo objetivo y sean dirigido por la misma meta difieran tanto? -Murmuro ladeando levemente su cabeza, aun perdido en la contemplación de aquel actuar que se le presentaba ajeno e inexplicable de cierta manera.

Las dos bellas amazonas habían, nuevamente, tomado la conversación en su dirección relegando tanto al santo de Orión y a Roxanne. El primero disfrutaba el contemplar la frustración de Dalton ante la falta de tacto por parte de la recién llegada y la segunda estaba a punto de estallar por las insinuaciones hechas de manera tan poco sutil y el hecho de que le ignoraban nuevamente.

Aquello era más de lo que podía soportar. Girándose en dirección del santo de Orión le extendió nuevamente el brazo y exclamo con tono elevado, deseando que aquellas mujeres le escuchasen.

-Caballero, no pretendo dejar que siga siendo víctima de este descaro. Sera mejor que partamos, ya la Catelyn tiene con quien pasar la tarde, no deberíamos interponernos en sus pláticas escandalosas. –Era obvio que esperaba que el joven le diese el gusto de abandonar a sus enemigas, quería creer que su persona tenía algo de poder sobre el rubio. Para su sorpresa no fue así.

–Querida Roxanne, reitero… está usted actuando apresuradamente y creo que lo mejor que podría hacer, por el bien de todas ustedes es partir yo mismo. Puedo observar con tristeza que mi aparición ha causado más problemas que buenos momentos tanto para usted y las señoritas aquí presentes. Dicho eso, se inclinó en una leve reverencia para Roxanne y el grupo de las amazonas.

–Quisiera agradecerles, señoritas, todo el tiempo que me han brindado… pero creo es momento de despedirme. Nos veremos pronto, espero. –Aquella última frase la externo mirando directamente en dirección de Catelyn, sonriendo de manera significativa.

Ante la retirada del inesperado caballero, sintió un leve peso levantarse de encima. Todo hasta el momento en que sus ojos se habían clavado fuertemente en los suyos, y sus palabras habían sido obviamente dirigidas hacia su persona. Nuevamente se contuvo, levantando los varios escudos en su mente y su persona para no mostrar más alla de lo que quisiese, para no dejar que el caballero recibiese eso que estaba buscando de su parte. - Estoy Segura que eventualmente nuestros caminos volverán a cruzarse Monsieur Ivanov, hasta entonces disfrute de los beneficios del instituto y tenga una excelente tarde. - Se despidió del caballero con una leve reverencia, manteniendo su rostro tranquilo y en calma.

Por su parte, podía sentir la emoción contenida de su buena amiga, la cual básicamente se encontraba vibrando de energía lista para salir en una tremenda explosión de emociones. Mentalmente se abrazó con fuerza, preparándose para lo que estaba a punto de suceder, y esperando que la amazona de bronce supiera contenerse lo suficiente como para no gritarlo a los cuatro vientos. - LO SABIA! Sabia que ganarias su corazón al instante! Ah, Kate. Algun dia nos darás la oportunidad a nosotras? - Una sonrisa juguetona adornaba el rostro de la amazona de bronce, mientras la Inglesa solo intentaba mantenerse tranquila, y al perder solo pudo suspirar.

- Nuevamente, das mucho valor a algo tan pequeño, Anabel. Más vayamos a otro lugar para discutirlo en privado, pues se muy bien que serás incapaz de aceptar mis palabras de que no es nada importante. - Volteo hacia donde se encontraba aquella tercera en discordia, la mujer que desde ahora la vería como su más odiada enemiga, todo por el amor de un mujeriego. - Nos despedimos Mademoiselle Pontmercy, esperamos que tenga una excelente tarde. Además, estoy segura que si se apura, aún puede alcanzar a Monsieur Ivanov. Nos vemos. -