Ficha de Atem

Teletransportación: Técnica que le permite al usuario deformar el espacio-tiempo, creando portales para de este modo viajar a través de las dimensiones y transportarse a cualquier parte en cuestión de segundos. Es muy útil como método defensivo o para realizar ataques sorpresas.

Puño de Furia: Es una técnica de ataque que maximiza la fuerza del guerrero para provocar un impacto letal capaz de partir el suelo y hasta quebrar el duro metal de una armadura. El usuario intensifica su cosmos, concentrándolo en el puño, para posteriormente lanzar un fuerte y veloz golpe empleando toda la potencia de su cuerpo que arroja violentamente a la víctima por los aires.

Afable, natural y respetuoso, Atem es alguien a quien no le cuesta relacionarse con los demás. Carismático y siempre con una sonrisa agraciada en el rostro suele atraer muchas miradas. Se caracteriza por su nobleza y mesura, lo que le convierte en alguien confiable a los ojos de otros.

Es una persona sensible y comprensiva que se preocupa mucho por los demás y aprecia la amistad. Gusta de escuchar y aconsejar a quien lo necesite. Pero cuando se trata de sí mismo es un poco más reservado; no es habitual verle expresar tan abiertamente sus pensamientos y emociones más profundos.

Ama leer y adquirir conocimientos de todo tipo.

En cuanto a la apariencia, es alguien de piel bronceada y rasgos finos, con unos expresivos ojos de tonalidad púrpura. Su cabello está peinado en grandes picos, es negro con bordes del mismo color que sus ojos y tiene un largo flequillo rubio. Delgado, de porte elegante y complexión atlética, no tiene una altura demasiado imponente.

Habiendo nacido como hijo único en una buena familia Atem tuvo una vida de comodidades y la mejor educación. Apreciaba por sobre todas las cosas a su madre, una mujer cariñosa que lo mimaba, protegía y cumplía todos sus caprichos. Él vivía tranquilo, era feliz.

Sin embargo, su vida dio un vuelco cuando su madre murió víctima de una terrible enfermedad.  

El joven, con quince años de edad, se sintió más solo que nunca. Con ello Atem había perdido a la única persona en la casa que le brindaba comprensión y cariño, pues la relación con su padre, un hombre estricto y no muy dado a la conversación, no era muy buena. La única persona que le quedaba era su tío, hermano de su madre, a quien conoció cuando ella aún vivía. No obstante este residía en un país lejano y tenía una vida ocupada; no le era posible visitarlos muy a menudo. Pero el hombre adoraba a su sobrino; en más de una ocasión le había propuesto ir a vivir con él en Grecia, pero Atem, por temor siempre rechazaba la idea.  

Dos años tardó el joven en comprender que él no deseaba seguir los pasos de su padre, que quería ser libre y buscar su propia vida en otro lado. Y fue entonces que tomó la determinación de marcharse a Grecia junto a su tío. Le costó mucho comunicarle tal decisión a su padre, pero este, aunque no del todo convencido, acabó aceptándolo.  

Atem nunca lo mencionó, pero desde hacía algún tiempo tenía extrañas visiones —él lo sentía como recuerdos— de una vida pasada que lo conectaban con aquel país. En secreto, él estaba allí en busca de una vida que sentía había perdido hacía mucho tiempo.