Alas de Bronce [Fénix vs Pegaso]

Al haber regresado de la ciudad Kaus en poco o prácticamente nada de tiempo, Hrod-ward se había metido en la cabeza constantemente la idea de probar su fuerza con algún santo que tuviese el mismo rango que el, por lo que pronto llegó al Santuario, a buscar algún rival que para el fuese digno, aunque la joven que había conocido en el Cabo Sunión era bastante poderosa, probablemente más poderosa que el mismo Santo de fénix por el momento.

Aunque no pasó a mayores debido a la alianza entre la peliazul del cabo y el caballero de bronce.

Pronto el fénix llegó a las ruinas del Santuario, donde divisó a tres aprendices de Santo que reconoció por su característica armadura barata. Al principio los ignoró, no le interesaban los débiles que para empezar ni armadura portaban, aunque pronto dijeron algo que resultó de interés.

-¿Qué piensan del ascenso de Tsukiya de Pegaso? La verdad creo que es un fraude...-

El Fénix se les acercó amenazante a los estudiantes con su armadura puesta, y los incoloros harapos que, o llevaban cortes, o manchas de sangre.

-Tokiya... ¿Tokiya de Pegaso? ¿Dónde lo encuentro?-

Preguntó el caballero de bronce a los aprendices, destilando un agresivo cosmos que estallaría si alguno de los tres dijese algo estúpido.

- N... No sabemos, pero suele venir aquí a menudo...-

El Fénix se quitó la careta de la armadura y se sacudió el sudor, para luego volver a colocarsela.

-... Ya veo...-

Dijo el fénix que se había retirado a esperar acostado en algunas rocas.

Por unos momentos, Hrod-ward pensó seriamente en subordinar a aquellos aprendices para sus propios beneficios, hoy en día hace falta dinero y comida, lujos que un par de sirvientes le darían a la perfeción, se levantó de las rocas, sin mover un músculo, sino que se propulsaba con la nube  de asedio, que a su vez terminó degradando partes de las mismas al exponerse tan directamente. Caminó hasta los estudiantes de Santo y, con la idea de someterlos usando la nube, extendió su palma derecha sobre los temerosos aprendices de Santo, para luego desatar su nube tóxica.

Pero una voz los salvó.
-Al fin llega el protegido de la constelación de Pegaso...-

Dijo el Fénix, cuya armadura de bronce relucía ígnea bajo el sol, mirando con ferocidad al Pegaso, ambos vestían como hombres, ropas desgastadas, rotas y también manchadas de sangre en el caso del Fénix, aunque muchas de estas marcas de batalla en su ropaje eran producto de otras batallas y el entrenamiento que el joven Hrod-ward no consideraba importante, puesto que la sangre no era suya.

Escuchó las palabras del Santo de Pegaso, que al parecer estaba más tranquilo de lo que el Santo de Fénix imaginaba, y aunque la impaciencia por la lucha del violento caballero se salía del borde, esperó a que terminase y respondió su pregunta.

-Parece  que tienes una pésima reputación en el Santuario,  y yo quiero divertirme con alguien de mi nivel, así que, si tu ganas puede que tu reputación mejore, y yo como gane o pierda, habré medidio mi nivel de batalla.-

Dijo el Fénix con algo de malicia, pues era cierto lo que decía, aunque si el Fénix perdía, estaría claro que cazaría al caballero de Pegaso hasta el fin del mundo para derrotarlo, y si el ganaba, podía regresar satisfecho a cumplir con su deber a Ciudad Kaus, si no es que le daban ganas de retar a algún caballero de plata u oro, independientemente de las consecuencias.

-Ahora, si no te estás negando, o si no tienes alguna otra pregunta, ¿Te parece si empiezo yo?-

Al momento de empezar a hablar, había cargado parte de la Nube de Asedio en su puño, dicha Nube salió como una ráfaga veloz que el Santo de Fénix lanzó hacia Pegaso al terminar su pregunta.
La batalla había iniciado para Hrod-ward.

Entonces la batalla inició oficialmente, el Fénix había empezado lanzando un chorro de su nube de asedio a presión, lanzándola como una gran ráfaga que desintegró parte de la superficie en donde el Pegaso se encontraba, miró con un tanto de interés la llegada de la armadura de Pegaso, esperando con ansias poder probar el poder entero de su oponente. Sus ojos se tiñeron de rojo junto a su negro cosmos, que, al finalizar con la aparición y uso de la armadura blanca, fueron atacados por el cosmos de luz que esa y su portador tenían

El ataque de Tsukiya fue simple, pero hubiera sido eficaz si la habilidad de la nube de asedio de Hrod-ward no le permitiese degradar objetos materiales, por lo que, se libró de la andanada de piedras solamente emanando fuertemente la nube de asedio de su cuerpo, ahora solo eran polvo sumido en la oscuridad ácida del poder del Fénix.

- Si eso es todo lo que puedes hacer, no me impresionas.

Afirmó el caballero ígneo mientras dirigía toda su nube de asedio a su puño, para luego aumentarla en una esfera que se parecía a un sol negro, con dos metros de diametro y un estado físico plasma, la gran cualidad de la técnica de Hrod-ward era que podía cambiar el estado físico de la misma cuando el quisiera.

Apuntó rápido con la esfera hacia enfrente, y comenzó a lanzar balas de la esfera a modo de ametralladora, como si un cañón de meteoritos se lanzase sobre el caballero de pegaso

- Vamos, muestrame como te ganaste esa armadura...

Un espectáculo de luces provocadas por un agresivo cosmos resplandeciente se lanzó contra el Santo de Fénix, quien por un momento creyó ver la silueta blanca del caballo alado detrás de Tsukiya. El golpe de dicho caballero de Bronce abrió un poco más las roturas que Esdeath de Dragón Marino había dejado en su cloth, asimismo, logró lanzar la careta de la misma armadura haciéndola volar unos metros atrás, la cabeza del Santo de Fénix se habìa alzado hacia atrás junto con parte de su cuerpo, sin llegar a derribarlo.
Si el pegaso había dado un golpe más fuerte, el todavía tenía más de donde dar. Los agujeros provocados por la nube de asedio comenzaron a destilar el mismo gas, rodeando el suelo donde se habìa parado el Santo de Pegaso, puesto que podìa llegar por atrás, como podía degradar la tierra lentamente y acercarse a Tsukiya sigilosamente. Ahora solo quedaba esperar el resultado y aplicar la operación.

- Por tirar mi careta mereces mis respetos, mas debo acabar contigo rápido.-

Dijo mientras que, al surgir por completo las humaredas carmesí, se posicionaron en forma de Esfera alrededor del caballero de bronce oponente.

- Vive y muere lamentando tu debilidad, Pegaso. - Dijo mientras daba la media vuelta, y se marchaba del lugar, satisfecho por el corto encuentro.