Halloween Party! - Habitación de Lujuria

Ahora sí que podía confirmarlo, algo andaba mal con la habitación, ni en broma un simple uso de mi cosmos lograría dejarme tan aturdido y menos cuando apenas utilicé una ínfima parte de mi poder, quizás la habitación estuviera recién pintada y la pintura misma sea la que me causara los mareos por inhalar su aroma, pero tampoco podía ser, así que lo único que se me ocurría ahora mismo es que estuviese hechizada de forma que quien permaneciera aquí, con el tiempo acabara sintiendo malestar y mareos constantes. Si mi corazonada era cierta entonces seguir aquí sería peligroso, debía largarme cuanto antes pero no sin antes darle una lección a este chico tan insolente...de todas formas confiaba en poder acostumbrarme y que una vez pasado un tiempo, poder moverme con naturalidad como si no me afectara los mareos. El intruso al que ahora consideraba un enemigo en potencia con un leve movimiento hizo que unas extrañas enredaderas se abrieran paso y cubrieran el gran hueco que causé con mi ataque, pronto cambió su forma y consistencia logrando que la apariencia fuera la de una pared de ladrillos, reconozco que eso me sorprendió, no me esperaba tal cosa. Arqueé una ceja sin mostrar abiertamente mi asombro ante tal proeza y suspiré cruzándome de brazos. -Un truco barato, cualquiera podría hacer algo como eso.


El pecado de la Lujuria se acercó de nuevo a mí, dándome otro beso, esto obviamente me enojó de sobremanera, iba a volver a lanzar mi ataque o por lo menos eso es lo que planeaba, esta vez incluso quería lanzarlo con la intención de lastimarlo, una venganza que me había ganado el derecho de llevar a cabo, sobre todo por las veces que me estaba llamando "niño" ¿Qué se creía? Pero el mareo estaba pudiendo con mis energías, haciéndome sentir desgana y ganas de renunciar a atacarlo de ese modo, en su lugar iba a levantar la mano para darle una bofetada pero antes siquiera de poder mover el brazo me encontré atado con una soga y a el tan cerca que casi sentía su respiración. Sus manos se posaron sobre mi disfraz, sus dedos hicieron que la tela de mi indumentaria se volatilizara en un simple parpadeo descubriendo mi cuerpo desnudo; nuevamente se acercó sus labios a los míos y me besó sin yo poder hacer nada para defenderme.

En estos momentos quería lanzar todo tipo de réplicas e insultos, pero no encontraba las palabras, la humillación, pena, mareo e impotencia por no poder moverme ni atacar se apoderaron de mi arrebatándome el habla en ese instante. Ahora solo podía ver resignado como el descansaba tranquilamente sentado en la cama comiendo los chocolates que uno de esos extraños esqueletos le habían traído. Mi rostro se veía sonrojado y los ojos algo humedecidos como si en cualquier momento las lágrimas empezarían a brotar. -No quiero tus tontos chocolates, imbécil...cuando me libere te arrepentirás... Estaba en mi límite, rozando el punto de ebullición, tantas ganas que tenía de hacerle pagar su insolencia, la humillación que me estaba haciendo pasar, frustradas por la impotencia de no ser capaz siquiera de ver con claridad a causa del mareo y encima mi cuerpo desnudo estaba expuesto a la indecente mirada de ese chico. Acabé por hacer puchero en un principio, abría la boca para hablar pero no me salían las palabras y al final acabé estallando en llanto. -¡Te detesto! ¡Eres un cobarde, atándome y usando trucos sucios para que no pueda hacer nada! dije llorando algo más fuerte. -¡Cuando se lo diga a Sean vendrá a acabar contigo!