Ladders and Lads

No sólo nevaba en la ciudad extraña con nombre raro. Cuando se devolvió al Santuario el paraje estaba dominado por una creciente capa de blanco que caía sin detenimiento desde las nubes. El cielo estaba plomizo, oscuro incluso al mediodía y la tierra empezaba a palidecer hasta lo muerto. Según escuchó, eso no debía ser posible en el Santuario: el clima mediterráneo no era uno donde nevara, mucho menos de aquella forma. Eso, según las malas lenguas, tenia que ver con la acción de alguna deidad maligna. Una vez eso entró a oídos de Rintaro lo conectó con la Santa muerta y el sitio del norte que mencionara: Asgard.

Pero así como entró por un oído salió por el otro; Rintaro se había dado espacio para ir a su lugar favorito en Rodorio aparte de la mansión de Atem - el pub gay en los linderos del pueblo. Ubicado en uno de los tantos callejones cercados por muros y puentes con columnas, el sitio era un edificio con un patio interno sin techo, fresco en verano pero indescriptiblemente frío ahora que una nieve antinatural caía sobre sus cabezas. Era por eso que todos se encontraban de fiesta en el salón principal, atiborrado con tipos en pantalones ajustados que bailaban como perras en celo. Sentado en la barra, bebiendo una copa de jugo de naranja con coco en lugar de algo con alcohol, el japones cantaba al unísono con los putos más populares del sitio. En su caso, le daba igual que quisieran chupar pitos - él lo había hecho en trabajos ocasionales, así que en aras de festejar y tener buena actitud, se iba a beber en uno de los pocos sitios donde no juzgaban no atiborrarse de cerveza cada noche. Punto extra: tenían un fetiche extraño con verle los dedos larguiruchos y flexibles.

-¡Wuahahahahahahah!- Tomando otro trago se terminó la copa. Casi al instante el bartender se la llenó, moviendo el culo como la loca estrambótica en cuero que tanto presumía ser. Luego habló por el micrófono el dueño del bar: el otro heterosexual junto a Rintaro en un mar de putos.

-Señores tenemos otro invitado especial: ¡La gloriosa Santa de Géminis está con nosotros! ¡Démosle un caluroso abrazo y bienvenida!-

Todos los putos aplaudieron y pitaron, celebrando la aparición de otra celebridad del Santuario de Athena.

Su vicio hacia los dulces nadie lo podía detener, aunque alguien "poderoso" le dijera que no debía consumir esas cosas, que si en algún futuro podría tener diabetes y pum...acabar con su vida.

-¿Que mal podría hacerme estas cosas tan deliciosas?

Observo detenidamente un caramelo que estaba hecho especialmente por una fruta tropical o algo así como le dijeron, sin nada mas que decir se lo hecho a la boca y esperar un par de segundos para sentir el gusto a azúcar, si era lo único importante para ella.Ya al fin sintió ese gusto y sin dudarlo 2 veces lo mordió y se lo comió, total llevaría mas para el camino, tenia que ir a un sitio peculiar, pero normal para Rintaro o eso pensaba cuando le dijo sobre la invitación.

-¡Hasta luego!

A modo de despedida se fue hacia ese lugar, caminando y comiendo un caramelo, así fue hasta que llego al lugar, su mirada se dirigió hacia lo mas alto, era un pub gay...

-¿Esto era?, ja..no me lo venia venir...lol

Se hecho a la boca otro caramelo y entro al pub, sintiendo la mirada de varios hombres que por la ropa y alguno que otro susurro eran gays, esas voces la molestaba  y de repente entre los altavoces se escuchaba "Santa de Géminis", era su...¿hora?.

Vitorearon con todos los honores a la Santa de Géminis, quien parecía un cachorro a punto de ser arrollado por un auto. Por lo visto no se esperaba tal recibimiento, aunque al japonés no le extrañó. Algo así era bastante común en todos los presentes: unidos, animados y felices, incluso si se veía uno que otro culo destapado con los pantalones fetichistas que les gustaba usar. Incluso con el frío del invierno imprevisto, cosa que hacia reír al guardián del escorpión celestial. Una parte de si se preguntó sobre como reaccionaria la mente de Charlie (cuyo nombre seguía sin pronunciar correctamente) cuando viera traseros peludos con brillantina. Capaz pensaría que eran caramelos e intentaría lamer - sí, de una perversa como ella se lo esperaba. Incluso cosas peores.

-¡Ven acá querida! ¡No todos los días tenemos la visita de alguien tan importante!- dijo el maestro de ceremonias, dirigiendo a Charlie al centro de la plataforma. En su camino se encontraron con toda una tropa de drag queens, leather daddies y twinks con corbatitas para amarrar. El maestro dejó a Charlie en en centro, un solo reflector enfocado en ella y en nadie más. -Ahora la dama de géminis nos cantará una canción ¡animesmola chicos!-

Más vítores.

-Y para acompañarla tenemos a otro santo de oro. Rintaro cariño ven aquí.- dijo él llamando al japonés con sus gestos femeninos. Dejando su copa con jugo en ma barra, el aludido se levantó de un salto, sonriendo. Elevando los brazos en una senda V los demás asistentes soltaron gritos. Al pasar por las mesas más de uno le silbó, otro por ahí dándole una palmada en el culo. -¿Qué quieren cantar nenes?-

-Lo que sea. Canto como la mierda sea lo que sea.- dijo el tuerto con los colmillos fuera. Animado, sí que sí.

-¡Esa es la actitud!- rio el maestro de ceremonias haciendo florituras con las manos. Enseguida se giró y dio la orden, el karaoke de una canción fresa súper pop inició. Al salir de ahí el maestro le dio una palmada a cada uno en el trasero, agregando un pellizco para Rintaro. Apoyándose en sus dedos larguiruchos, el japonés parecía ansioso por iniciar, mirando con una sonrisa a Charlie.