Underworld Baby [Bakura]

Su cuerpo estaba muy inquieto desde temprano. Su cuerpo ardía y todo a su alrededor lucía difuminado. Esa era la señal que le daba el pecado de la lujuria de que debía alimentarlo esa noche, sin falta. Había intentado pasar dos semanas sin mantener relaciones con ningún ser humano, pero siempre que pasaba más de trece días sin beber del cuerpo de un desconocido su cuerpo dejaba de funcionar correctamente. Lo peor eran los sueños despierto en los que se veía a sí mismo asaltando a hombres y mujeres inocentes en hoteles de ciudad Kaus.

-Siempre me siento sucio y enfermo al día siguiente- eso era lo que decía las primeras veces que lo hizo, pero con el pasar de los meses se había llegado a acostumbrar. La única razón por la que evitaba en lo posible buscar víctimas era porque no le gustaba depender de otros para mantener sus fuerzas.

Esa mañana se le había ocurrido una genialidad: ¿Por qué secuestrar humanos? Podía ordenarle a uno de los espectros de Hades que fuera a su habitación. Los soldados de Hades tenían que obedecer a los guardianes de Perséfone, ellos estaban a su completa disposición. Envió a un soldado esqueleto en busca de un espectro bien parecido. Le daba igual que se tratara de un hombre o una mujer, sólo le importaba que fuera atractivo.

-Si se pone insolente sólo dile que el Pecado de la Lujuria solicita su presencia- le dijo al esqueleto antes de que se marchara.

Un silencio inquietante inundaba los pasillos del castillo Heinstein y el ambiente se sentía más solitario y lúgubre que de costumbre. Desde la cima de una de las torres Bakura observaba con quietud la oscura noche que se imponía sobre el paisaje. Pero de pronto el silencio fue interrumpido por el sonido de pasos, obligando a Bennu a voltear para ver de quién se trataba. Entonces se topó con un soldado esqueleto que se dirigía a él, informándole que se requería su presencia en el castillo de los pecados.

—¿Eh? —alzó una ceja, incrédulo. Le parecía extraño que alguien lo quisiera en aquel sitio—. ¿Y puedo saber cuál es el motivo?

“El Pecado de la Lujuria solicita su presencia” repitió el soldado esqueleto, sin dar mayores detalles.

Bakura no les tenía mucha estima a los Pecados, pero debido a la posición que tenían los guardianes de Perséfone sobre los Espectros de Hades, sabía que debía estar a disposición de estos cuando lo requirieran. Era una situación humillante según pensaba guerrero de Bennu, que no podía aceptar que los Lords tuvieran tal privilegio siendo que ni siquiera podían considerarse totalmente espectros, pero había sido una decisión manifestada por sus líderes y no podía hacer nada al respecto.

Después de pensarlo un rato decidió que iría, sólo porque le intrigaba el motivo por el cual el Lord de la Lujuria solicitaría su presencia en el castillo.

Fue así que el soldado esqueleto lo guió hacia el sitio donde residían los guardianes de Perséfone, llevándolo directo a la habitación donde estaba esperando quien le había mandado a buscar para presentarlo ante él. Bakura permanecía con una actitud de desconfianza.

—¿Qué desea de mí el Lord de la Lujuria? Espero que se trate de algo importante porque tengo asuntos que atender fuera de aquí.

Esperó pacientemente la llegada del Espectro, preguntandose el tipo de personalidad que tendría. Si sería alguien quebradizo y fácil de seducir o una persona orgullosa y terca. Ambas opciones le atraían.

Su cuerpo se sentía caliente y estaba empapado en sudor. Antes de que su presa apareciera se dio un baño, eliminando ese horrible olor a desesperación. El cuerpo del pecado olía a enfermedad cuando decidía no robar la energía de otro ser.

-Espectro de Hades, bienvenido a la habitación de la Lujuria- dijo un esqueleto pequeño con un craneo desproporcional a su cuerpo, el cual esperaba a Bakura junto a la puerta.

Sean se encontraba sentado en la cama, vistiendo con una camisa y pantalón negros. Su rostro se veía tan apuesto como siempre, pero sus ojos reflejaban cansancio. Estaba cansado de vivir de esa manera.

Se recostó en la cama bocaabajo, hundiendo su rostro en una almohada mientras el esqueleto le daba una explicación a Bakura, utilizando unos dibujos explicativos a modo de diapositiva que sostenía con sus pequeñas manos temblorosas.

-El Lord de la Lujuria es un guerrero temido y poderoso, pero él tiene una gran debilidad- dijo mientras sostenía un dibujo de Sean vistiendo su armadura, cambiando a una imagen en la que el dueño de la habitación tenía relaciones con otro hombre en esa misma cama en la que su cuerpo yacía.-Él necesita de la semilla de los hombres y esencia de las mujeres para mantener su poder. Si no lo obtiene, su cuerpo se debilita a niveles peligrosos- el último dibujo mostraba a Sean en el suelo con dos "x" en los lugares en los que deberían estar sus ojos.

Le enseñó un dibujo más a Bakura, en el que aparecía el espectro de cabello blanco metido en una jaula con llamas alrededor. Un collar de acero unido a una cadena apareció en el cuello de Bennu.

-Has sido seleccionado para convertirte en la presa. Lo prepararé para usted mi señor, sólo espere aquí- el esqueleto chasqueó los dedos, materializando una bañera repleta de agua. Cortó las ropas de Bennu y lo empujó al agua dando un golpe en su espalda.

Sean levantó la cabeza, apreciando el cuerpo del chico de melena blanca-...- Aunque no decía nada, el espectro de la Lujuria sonrió. El chico de piel bronceada le parecía muy atractivo. Estaba satisfecho con la elección hecha por sus ayudantes.

Aunque su atención permanecía puesta en el esqueleto, no pasó inadvertido la figura del hombre que reposaba en la cama, pero le restó importancia para escuchar la explicación que se le daba. Con una expresión poco amigable miraba las imágenes preguntándose si eso era realmente necesario. Él no era ningún estúpido incapaz de comprender lo que se le decía sin mirar dibujos. Pero se alarmó al ver la última imagen.

«¿Presa? No me gusta como suena eso» se dijo a sí mismo. Para entonces ya sabía de qué se trataba todo eso. Maldijo para sus adentros al darse cuenta que había sido conducido directo a una trampa. Debió haberlo imaginado; nada bueno podía esperarse de esos malditos Pecados.

Pese a que se consideraba el espectro más veloz, la siguiente acción del esqueleto lo tomó desprevenido y ni siquiera tuvo oportunidad ni tiempo de reaccionar antes de caer el agua, desprovisto de todas sus ropas.

Sentándose en la bañera apartó el cabello mojado que le tapaba la vista y observó furioso al Lord de la Lujuria cuyo rostro mostraba una sonrisa. ¿Acaso disfrutaba de verlo humillado? Estaba equivocado si pensaba que iba a dejárselo tan fácil. No estaba dispuesto a ser el juguete de nadie y mucho menos tras recibir ese trato.

—Esta no es forma de tratar a un invitado —lanzó evidentemente molesto—. ¿Te parece divertido? Pues al parecer no pensamos igual —añadió después, no le agradaba la forma en que ese sujeto lo miraba. Se sentía humillado y eso no le gustaba—. ¿Sabes? Quizás lo habría pensado un rato y hasta considerado aceptar la propuesta si me lo hubieras ofrecido de otro modo —el tono de su voz era incierto, no revelaba si hablaba enserio o no, pero entonces fue al punto—, pero no me agrada que se burlen de mí. No quisiera iniciar una pelea innecesaria entre habitantes del Inframundo, eso sería problemático ya que somos aliados, así que te doy la opción de hacerlo por las buenas y así evitar que este lugar arda en llamas hasta desaparecer: ¿qué te parece si me traes ropa nueva y me dejas salir de aquí? —advirtió el espectro, sacando a relucir su irascible temperamento.

La actitud de ese espectro de clase menor le pareció extremadamente divertida. Aún no comprendía cómo funcionaba el inframundo. ¿De qué les servía a los espectros revivir tantas veces si no aprendían que estaban vivos para complacer los deseos de sus superiores? Tendría que hacer que ese Espectro entendiera por las malas. La idea de jugar con él se había llevado un poco de su cansancio.

Sean se levantó y le pidió a su ayudante que se marchara haciendo un ademán con su mano, indicando que no quería ser molestado mientras preparaba al invitado de honor. La bañera desapareció, dejando al espectro de Bennus mojado y desnudo en el piso.

-Eres un perro muy desobediente. Tú no tienes opciones, tu vida no vale nada y puedo hacerte desaparecer si yo lo deseo. Deberías estar lamiendo mis botas, pidiéndome que te de razones para vivir, criatura miserable- le dio una patada en el rostro.

-Mirame con odio. Te ves lindo cuando pones ese gesto en tu rostro- Sean tomó al albino por la cabellera, arrastrando a Bennu a la cama. -Me pongo de mal humor si no obtengo lo que quiero. Soy como un adicto, puedo ser bastante agresivo si no recibo mi dosis- besó la cara interna de los muslos de Bakura. Lo miró desde abajo, asomando la cabeza entre sus piernas.

A su alrededor aparecieron otros espectros. Espectros terrestres vestidos con sus armaduras, observando el show. -¿No tienes pánico escénico, verdad? Sería una pena que la presencia de mis amigos te incomodara- Sean los había hecho aparecer intencionalmente. Los espectros terrestres no eran lo suficientemente atractivos para ser su alimento, pero podía usarlos para humillar a Bakura.

—¿Qué te hace creer que voy a obedecer a alguien como tú? —cuestionó Bakura evidentemente ofendido. Estar en el suelo desnudo y siendo insultado por un soldado de Perséfone no era una posición que le agradara. No le importaban los rangos, su orgullo le impedía dejarse someter por aquel hombre.

No vio venir el golpe en su rostro. Respondió dedicándole una mirada llena de desprecio. Aún no se recuperaba del aturdimiento cuando el otro lo tomó por el cabello y lo arrastró hasta la cama, sólo pudo emitir un gruñido que evidenciaba su incomodidad.

Soltando un suspiro de sorpresa se removió sobresaltado cuando percibió los labios del representante de la Lujuria sobre su piel sin poder evitar que un tenue rubor se manifestara en su rostro. Podría mostrar su desprecio hacia el guerrero de Perséfone, pero no podía controlar las reacciones de su cuerpo. Maldijo mentalmente. No deberían haberle sorprendido sus intenciones desde el principio, ese sujeto tenía bien claro lo que quería y no se detendría hasta obtenerlo. Pero... ¿qué sucedería si se negaba a entregárselo? La actitud altanera de su acompañante le incitaba a continuar provocándolo.

—¿Y qué harás si me niego a darte lo que quieres? —le preguntó desafiante. Pero entonces se percató de la presencia de los otros espectros. En otras circunstancias no le habría molestado, pero se encontraba en una situación humillante. En su rostro fue visible una expresión de sorpresa que cambió rápidamente a un gesto de furia al posarse su mirada en los ojos del agresor.

Bakura no era alguien que se caracterizara precisamente por actuar con calma, y eso mismo se vería reflejado en su próxima acción. Sin meditarlo se reincorporó y se lanzó sobre el otro apretándole el cuello con una mano, apresándolo contra la cama. La gotas de agua que se deslizaban por su cuerpo mojado caían sobre su acompañante.

—No me agrada para nada este jueguito tuyo —manifestó en referencia a los recién llegados espectadores, ninguna idea agradable se le ocurría viniendo de la mente retorcida del Lord de la Lujuria—. ¿Qué pretendes trayendo a esos sujetos? —la presión de sus dedos alrededor del cuello ajeno aumentó, motivado por la idea de tomar represalias por el maltrato al que fue sometido—. Sería divertido que tus propios invitados te vieran suplicar por tu vida. ¿Tú qué piensas?

El lord de la Lujuria actuaba con calma, contrastando con la actitud agresiva de su invitado. No le molestaba en lo absoluto encontrarse en esa posición, incluso podía decir que le encantaba que su presa mostrara algo de resistencia. Para Lujuria ver a un hombre actuar de esa manera al ver su orgullo siendo pisoteado resultaba excitante. El Lord del Pecado llevó sus manos hacia el torso de Bakura, bajando hasta llegar a su entrepierna. Presionó las partes íntiimas del espectro entre sus manos como si se tratara de un par de nueces.-Si no me quitas tus manos de encima te juro que te los arranco- dijo con una sonrisa, apartando a Bakura con un empujón. Ahora era Sean el que se encontraba sobre el albino.

-¿Por qué eres tan agresivo? No hay necesidad de que te precipites de esa forma. ¿Tienes miedo de que te gusten mis perversiones?- le preguntó con un tono sugerente, fijando la mirada en la entrepierna del espectro. Sean tomó la muñeca de Bakura y la beso antes de sujetarla a la cama por medio de un grillete de acero. Lo aseguró de ambos brazos y pies para que dejara de molestar mientras obtenía lo que deseaba.

Bajó de la cama y le pidió a los espectros que la levantaran para que Bakura quedará de pie frente al Lord de la Lujuria. -Tu cuerpo es hermoso- Sean lamió los pezones de Bennu mientras los espectros miraban con morbo.-Esas cadenas que te sujetan están hechas con el mismo metal con el que Hades fabricó las armaduras de los espectros. Deja de resistirte a mí, sólo tienes que entregarte y gemir un poco mientras lo haces- Sabía que Bennu era tan obstinado como para ignorar sus órdenes, pero eso sólo motivaba a Lujuria para continuar presionandolo.

Los espectros alrededor no dejaban de comentar sobre lo débil que era el Espectro de Bennu al no poder resistirse a los poderes del Lord de la Lujuria. Claro, el esqueleto asistente de Sean se había encargado de indicarles lo que debían decir para molestar a Bakura y hacerlo rabiar todavía más. Lujuria estaba encantado con lo bello que eraBakura cuando estaba humillado y enojado.

No había estado en los planes de Bakura que el guerrero de Perséfone se defendiera. De hecho, había actuado por mero impulso, sin tener en cuenta las posibilidades. De pronto los papeles habían cambiado y se encontraba nuevamente atrapado, esta vez el Lord de la Lujuria se encargaría de inmovilizarlo para que no intentara nada.

—¿Q-Que? ¿Gustarme...? —lo miró con ligera sorpresa, por un momento lo había tomado desprevenido con la pregunta. Aquella cercanía y la forma en que le miraba no dejaban de hacerle sentirse avergonzado— ¡No digas tonterías! —¿Qué tenía miedo de que le gustasen sus perversiones? No, se negaba a creer que eso fuera posible. Sin embargo, más que cualquier otra cosa era su orgullo lo que le impedía rendirse ante ese hombre y sus indecentes intenciones.

Pero su expresión, cambiando a una de desprecio, volvía a enfocarse en los ojos del Pecado cuando éste sujetó sus manos con grilletes para inmovilizarlo. En un movimiento brusco intentó liberarse, pero las cadenas no cedieron ni un poco. No fue difícil para los otros espectros lograr que Bakura quedara de pie frente al propietario de la habitación.

Se estremeció cuando sintió la humedad de la boca ajena acariciarle la piel nuevamente y sin que pudiera evitarlo un débil suspiro de sorpresa escapó. Se mordió el labio intentando resistirse y volvió a sacudir sus manos tratando liberarse. No podía entregarse al juego del Lord de la Lujuria y permitir que lo venciera... aunque en realidad no había mucho que pudiera hacer para defenderse. Las voces de los espectros burlándose de él lo aturdían y la cercanía del guerrero de Perséfone lo incomodaba.

—No planeo hacerlo —volvió a retarlo a pesar de su situación, sin embargo se notaba molesto. Era evidente que todo aquello le afectaba—. Puedes intentar lo que quieras, jamás lograrás eso que buscas —dijo, aunque no sabía cuánto más lograría resistir si el otro continuaba hostigándolo de esa forma, pero era tan orgulloso que tampoco estaba dispuesto a pedirle que lo liberara, eso lo haría ver más débil y empeoraría la situación.

-¿Sabes qué me excita? Un chico tonto y cabeza dura que piensa que puede desafiarme. Me gusta verlos llorar cuando he tomado todo lo que les importaba y lo he hecho pedazos frente a sus ojos, como estoy haciendo con tu orgullo- lamió la mejilla de Bakura y colocó su mano entre sus piernas, metiendo su mano para llegar al trasero del albino.

Sean introdujo sus dedos en la entrada del albino, sin importarle lastimarlo en el proceso. -Estás.. muy estrecho y caliente, eso me agrada- sonrió y tomó el miembro palpitante de Bakura con su mano libre, sin dejar de prestar atención a la cavidad haciendo movimientos circulares con su dedo en el interior. Agitó el miembro de Bakura de arriba hacia abajo, sintiendo que éste estaba cada vez más duro y caliente.

-No importa que te resistas, tu cuerpo está muy excitado como para obedecerte- El pecado de la Lujuria liberó a Bakura de sus ataduras, tomando su cuerpo por la cintura para que no cayera al suelo. Había paralizado el cuerpo del Espectro con su cosmos.-¿Conoces la leyenda de los íncubos? En mi pueblo eran bastante populares. Hermosos demonios que se acostaban sobre los cuerpos de los mortales para robar su energía. Al igual que ellos soy capaz de causar un estado de paralisis en aquellos a los que toco. Sólo disfruta el momento- recostó a Bakura en el suelo. Sean procedió a desnudarse por completo sin ningún tipo de pudor, ignorando a los espectros.

Besó el pecho y abdomen de Bakura, deténiendose al llegar a su miembro. Ahí estaba lo que buscaba: la semilla que recuperaría sus poderes. Estaba hambriento. Devoró la entrepierna de Bennu, succionando de forma agresiva, encajando sus dientes en la carne. Metió su dedo pulgar en la boca de Bakura para que no gritara. Sabía que no se atrevería a morderlo si no quería pasarlo peor esa noche.