Una sombra que acecha. [Priv. Layna]

Aun siendo el epicentro de la nueva conglomeración de deidades, la ciudad Kaus seguía siendo una de las poblaciones más grandes y avanzadas del mundo y como tal la cantidad de gente era tan extensa que se replegaba incluso mas allá de donde llegaban las grandes edificaciones. Asentamientos de personas se extendían desde las carreteras hasta las múltiples montañas que le rodeaban formando en su conjunto un complejo sistema de redes que se conectaban entre si de una manera u otra siempre manteniendo a las personas en constante comunicación, aun cuando la tecnología parecía ser algo único de las áreas centrales haciendo del resto de los lugares meras formaciones rurales dedicadas a actividades más básicas y a un estilo de vida infinitamente más tranquila y reminiscente a épocas pasadas.

Las noches de dichos territorios eran reinados por los depredadores nocturnos y la gente prefería mantenerse en sus hogares con muy pocos jóvenes asediando las calles de la cantina local del poblado. La vida era muy diferente, liviana y de cierto modo despreocupada, carente de los miedos que asediaban a las grandes ciudades pero a su vez confiados de que su capacidad de convivir con el entorno los hacía hombres más preparados. Un error grave ya que sin saberlo eran las presas perfectas para aquellos seres que aun pasaban desapercibidos para la humanidad, de aquellos guerreros elegidos por los dioses para las sagradas guerras venideras. Y ese era el caso para una de las tantas poblaciones de las montañas. Varias veces ya habían sido testigos de las proezas sobrehumanas pero jamás habían sido víctimas de uno de esos seres y el motivo era que se trataba de una de las nuevas fuentes de reclutas para el santuario de Atenea. ¿Por qué? el simple hecho de que Kaus se había convertido en la cuna del cosmos y de los nuevos conflictos divinos también había generado el nacimiento de nuevos niños con perfecta sintonia hacia la energía universal. Sin tener una explicación aun los poblados circundantes parecían ser criaderos de posibles santos y por ello mismo era de esperarse que tarde o temprano se hiciera la presencia de sus más temibles enemigos. Los Espectros. Más ni en la peor de sus pesadillas hubieran sospechado que la estrella maligna que se cerniría sobre esa noche sería una de las más peligrosas. La Estrella Celestial de la Nobleza.

- Así que esta es una de las tantas cunas de los enemigos de mi señor. - Desde el cobijo de uno de los más grandes árboles del bosque podía notar la vida de aquel poblado, tan tranquilo e indefenso pero a su vez tan lleno de esa pestilencia que destilaba la humanidad. Simplemente verlo le causaba una sensación de desagrado, criaturas tan débiles que ni siquiera debían ser independientes, mentes cuyo único objetivo debería ser adorar a su señor y sentirse bendecidos por el simple hecho de no pertenecer aun al mundo de los muertos - Mi señor aun está reposando, sin embargo le regalaré un pequeño detalle para su despertar - Una ligera sonrisa apareció en la morena tez del espectro que permanecía aun oculto en las tinieblas de la noche. Solo un brillo violáceo entre las sombras advirtió de lo que estaba por llegar, lastimosamente solo alguien sensible al cosmos podría darse cuenta del peligro que todas esas personas corrían en tan siniestra noche.

-La joven chica de cabellos celestes caminaba por los alrededores de la ciudad Kaus en busca de algo que hacer, en ese día llevaba puesta una simple blusa blanca y un chaleco gris, para abajo unos pantalones que le llegaban hasta las rodillas y el calzado, zapatillas  grises. Su cabello lo tenia tomado en una coleta para que no la molestara en su camino-.
Y si...¿voy a las montañas? total ya me dijeron el camino, como si me fuera a perder, solo tengo que seguir las indicaciones que me dijeron -se preguntaba a si misma la pelicelestes como se hacia llamar ella misma- Pero si voy, sera rápiro... - primero saco un papel con las indicaciones que le pasaron, y se dispuso a caminar hacia las montañas trotando para hacer ejercicio y estar en forma. Después de casi 3 horas, por fin llego a las montañas, subió a lo mas alto para ver la ciudad desde ese punto de vista y contemplarla por unos segundos-.
-Dios santo, desde aquí se ve tan genial, debería venir aquí mas seguido... -fue a pasear por los alrededores de la montaña cuando justo en ese momento escucho una voz de un hombre, fue despacio para que se trataba, si es que se trataba de alguien bueno o malo.
-¿Quien estará aquí..? -pregunto en silencio a si misma mientras se acercaba mas y mas hasta quedar casi 5 metros detrás de el-
-Presiento un cosmos ... y es un cosmos maligno, puede ser un espectro o algo peor -suponiendo de que el cosmos maligno se relacionaba con el hombre que había escuchado su voz un rato antes, salio de su escondite y lo apunto-
-¡Tu!...¿Que se supone que haces en estos lugares?, deberías estar en el inframundo con los espectros -confirmo todo lo que había pensado antes y sucedido esto se acerco a el mas y mas-

Deleitándose con su pronta degustación de gritos y sufrimientos humanos, el espectro dejo pasar desapercibida la presencia de una sola fémina que pronto pudo alcanzarlo e inclusive hacer acto de aparición a espaldas suya para sorprenderlo en una tonalidad heroica como la de cualquier pobre niño que se mete con una panda de abusones claramente mayores que él, pura valentía ciega.

- Jhmmm... capaz de reconocer a un espectro... debo entender que no eres una humana común - Comentó el ser infernal mientras que con pasmosa tranquilidad retiraba una de las gigantescas alas metálicas de su armadura de su campo de visión. De entre el siniestro brillo de su mando espectral se pudo apreciar un orbe rojo e intenso que perforaba fácilmente la piel y amenazaba directamente a las almas de sus adversarios. La piel morena de aquel sirviende de Hades solo le daba un toque más peligroso a lo que ya era una silueta de gran tamaño, aun más temible gracias a la impresionante vestimenta que lo convertía en todo un ser mitológico, el grifo para ser más exactos. Solo un par de segundos le bastaron para apreciar toda la figura de aquella peliceleste mujer, la cual si bien era muy llamativa en términos carnales no hacía nada por impresionar a Kaizer - O tal vez es lo contrario... demasiado común - Corrigió para si mismo volviendo su faz hacia la aldea a pie de montaña, dejando que la existencia de aquella persona cesará para él.

Ni siquiera necesito dar una explicación o responder a las palabras de aquella chica. Simplemente elevó su cosmos al punto de que el fulgor violáceo recubrió su siniestro blindaje para así brindarle un destello similar al de una estrella, una estrella que presagiaba el mal augurio y la muerte. Una sonrisa apareció en su rostro a la vez que daba un saldo y desaparecía de aquella zona para encaminarse hacia el indefenso poblado. Había ignorado totalmente a aquella chica por no ver ni el más mínimo riesgo en ella. Sin saber siquiera que a sus espaldas había dejado a una de las defensoras de la jurada enemiga de su señor. Pero eso no era un inconveniente ya que... si estaba enterada de los espectros y d elo que venían a hacer a la tierra, no lo dejaría actuar libremente. ¿No?

-¿Humana común?, claro que no lo soy ...
-Lo primero fue la chica, era admirad la armadura del espectro, claramente el era un espectro, pero no cualquiera, sino que se trataba del Juez Griffo, uno de los 3 jueces que ayudaban a Hades, el Dios del inframundo.
-Eres un buen adivino, realmente no eres cualquier espectro, debes ser uno de los tres jueces del inframundo..¿o no?.
-Al ver que el Juez se iba hacia el poblado, fue obsérvalo desde donde estaba y por un impulso de idiotez avanzo hacia el de apoco-
-¿Porque estas en este lugar?,si se puede...saber...
-Estaba claro, el era un Juez del inframundo y no venia con buenas intenciones a este lugar, y tampoco seria para el bonito encontrarse con santos de Athena, aunque fueran santos de oro, plata y el mas bajo rango de los santos, bonce-
-¿Sera una buen momento para ponerme mi armadura? o solo espero...a que pase..nah...solo espero.
-Miro atenta al Juez para cualquier movimiento oportuno y poder así defenderme, y pues sino solo salir sin heridas si se le ocurría hacer un combate conmigo, solo quería ver que la ciudad estuviera a salvo-


Hablo//Pienso//Narración