El Destino [Tema de entrada para la fase 2]

**Este tema es para los personajes que no se encuentran en el coliseo o que no participaron durante el torneo. Si desean unirse a la trama, esta es la oportunidad que estaban esperando. Sin más dilación, mi post. **

El caballero de Capricornio recibió una alarma cuando la barrera especial que elaboró para el torneo de Abel fue derribada por una fuerza desconocida. Alguien muy poderoso debió haber aparecido como para deshacerse de una de sus mejores defensas. Ya imaginaba el regaño de Françoise, diciéndole que por su culpa algo malo había sucedido. -No fue mi idea organizar un torneo en primer lugar...- pensó, malhumorado.

Desde la entrada de la escuela pudo ver las esferas que habían aparecido en el cielo. Poco tiempo después llegó la directora, sosteniendo a una chica inconsciente.Poniendo más atención, vio que esa chica era una de las cuatro mujeres con rostros similares de las que tanto se hablaba en el infierno. Los demonios estaban muy alterados desde que ellas habían aparecido nuevamente en el mundo mortal. Su llegada significaba problemas. -¿Qué fue lo que sucedió?- preguntó el castaño, haciéndose a un lado cuando la rubia lo ignoró para dirigirse directamente a la entrada, cerrándole la puerta en la cara.

-Okay, ya entendí, estás enojada conmigo- gritó desde el otro lado de la puerta, irritado por el trato que estaba recibiendo por parte de la Saintia de Piscis.

Se sentó en los escalones de la entrada, refunfuñando sin comprender la magnitud de lo que estaba sucediendo. -Si tiene que ver con esas chicas, es posible que Afrodita ya haya despertado- Capricornio se rascó la cabeza sin poder creer que eso estuviese pasando de nuevo. -El Ángel del Destino es un imbécil. ¿Cómo permitió que esto sucediera otra vez?- se preguntó sin notar que alguien había aparecido a sus espaldas. Selene de la Luna cargando a un chico moribundo.

-Seguramente tienes una muy buena explicación para todo esto- Capricornio sujetó a Selene del hombro, guiándola al interior del edificio. Si ese chico era quien pensaba, quedarse en el exterior era el peor error táctico que podía cometer.

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Intercambió información con Selene, comprobando que, efectivamente, la resurrección de Afrodita estaba cada vez más cerca. La Paladín desapareció, pidiéndole cuidar de Yuya. Genial, no sólo tenía que encargarse de defender la escuela, también debía hacer de niñero. Dejó al chico descansando en su habitación y tomó un par de carpetas con información clasificada que él mismo había robado del archivo del Santuario. Lo único que esperaba era que Poseidón y Athena no lo colgaran de los pulgares por hacer cosas que estaban fuera de sus obligaciones, pero pensaba que la situación lo valía. ¿El fin del mundo no era suficiente motivo para romper las reglas a caso?

La directora le hizo una petición antes de que se marchara: sacar a los alumnos y profesores de la escuela. Pensó en declinar, sin embargo, recordó que estaba en deuda con Françoise después del fracaso de la barrera que debía protegerlos a todos, Athena incluida.

La evacuación marchó bien hasta que una serpiente enorme apareció y devoró a todos los alumnos que debía cuidar. Ese no era su día, definitivamente. No estaban muertos, podía sentir sus cosmos palpitar en el interior del estomago de esa cosa.

-Siempre me desagradaron las serpientes- Capricornio invocó su espada, listo para cortar a esa lombriz albina cuando sintió otra presencia. Detrás de él se encontraba ese chico traído por Selene. -¡Retrocede!- gritó antes de que la criatura se abalanzara sobre Saturno, empujándolo a un lado.

-Vete y déjame trabajar- lo arrojó detrás de un árbol para continuar el combate con la serpiente. No quería hacerlo pero, necesitaba pedir refuerzos. La única manera de ganar solo era volar a la serpiente en pedazos, algo que no era viable por razones obvias. Con un movimiento de su espada, Capricornio creó un corte de energía que tomó la forma de una flecha de luz gigante que señalaba su localización. Esperaba que Fran o alguno de los Santos Dorados la viera.

Capricornio tenía el poder para matarla, pero esa opción fue descartada desde el momento en el que esa desgraciada engulló a la nueva generación de Santos. Esquivó las fauces de la criatura con un salto, aterrizando sobre su cabeza. Saltó cuando la serpiente encontró a Saturno, colocándose en medio de los dos y utilizando la hoja de la espada para contener los colmillos afiliados de la criatura.

-No te temo a ti, le temo a lo que la directora me hará si descubre que sus alumnos fueron digeridos- Le propinó una patada desde abajo que le cerró la mandíbula de golpe, rompiendo algunos de los colmillos de la bestia. El monstruo gimió de dolor.- No llores, tú te lo buscaste por ser un bravucón y comer niños indefensos. Niños indefensos que tendrán que darme una muy buena justificación de por qué no hicieron la tarea del viernes cuando los saque- Gritó esa última parte, esperando que aún dentro del estomago de ese animal pudieran escuchar el regaño. La lección de la semana anterior había sido, justamente, protegerse de grandes reptiles como dragones,lagartos y serpientes.

Se puso pecho tierra y rodó hacia la izquierda, evitando el coletazo de la serpiente, que fue lo bastante fuerte como para hacer temblar la tierra. El castaño sonrió cuando sintió el cosmos de su compañero de armas y una de las personas que habían sido más amables con él: se trataba de Stan de Tauro, por supuesto. Junto con él, llegaron una mujer portando una armadura de oro y una chica de tez bronceada que comenzó a atacar a la serpiente.

Suspiró, rodando los ojos hacia Stan.-El plan sería atacar hacia la boca. Las escamas de estos seres son igual o más resistentes que una armadura de oro. Esta serpiente en particular me desagrada mucho. Hera, la esposa de Zeus, tenía a una igual cuidando su jardín de manzanas doradas. La llamaban Ladón- matar a Ladón fue un dolor en el trasero, lo recordaba con claridad. No fue un día bonito.

-Así es Stan, no podemos cortarla o hacerla estallar porque tiene a los alumnos. Sabes lo que Miss Arnould me hará si no los salvo- El Santo de Capricornio no necesitaba descender más en la lista de popularidad de la directora. Sabía que estaba entre los últimos cinco escalones, junto con el cocinero homosexual y las hadas oscuras que entraron a la escuela.

Más individuos se sumaron a la batalla. Unos chicos de la academia que parecían ser pareja, una mujer rubia muy ruidosa y un hombre de cabellos plateados. La más extravagante era una mujer que lo reconoció como el cazador. No la conocía de nada, asumiendo que era un demonio. Sólo ellos y algunos mortales lo llamaban cazador, y estaba seguro de que ella no formaba parte del club de mortales amigos de lo sobrenatural.

Lanzó un rayo de cosmos desde la punta de su dedo índice hacia el personaje misterioso que llegó detrás de la dama de cabello rosa. Desconocía sus intenciones, pero le daba mala espina dejarlo a sus anchas. -Escúchenme con mucha atención, todos. Esta serpiente tiene a personas inocentes en su interior, no pueden cortarla en pedazos, eso sería fatal. Nuestra misión es cortarle la cabeza- La otra manera adecuada era congelarla con una técnica de hielo, pero esa opción tampoco aseguraba el bienestar de los alumnos.

El cazador saltó, atacando con su espada directo a la cabeza de la criatura, aprovechando que ésta se encontraba distraída disparando chorros de ácido hacia los otros guerreros, derritiendo los árboles. Antes de que su arma tocara a la serpiente, ésta última desapareció en medio de un portal que se abrió a la mitad de su trayectoria.

-Olvidé que podía hacer eso. No hay de otra. ¿Es tan listos para visitar el Olimpo? No podré hacer esto solo, y sé que habrá otras criaturas en ese lugar, más peligrosas. A los dioses les encanta poner animales enormes para resguardar sus tesoros...- Normalmente no pediría ayuda, pero, recordó que antes de su cumpleaños, de no ser por la ayuda de Stan, jamás habría podido celebrar un cumpleaños número 18. Dejar que otros le brindaran la mano de vez en cuando no lo mataría ni lo haría menos hombre.

El chico sujetó la hoja de Vortigern de forma horizontal frente a él, haciendo que siete círculos de colores brillaran en la superficie del metal oscuro. Levantó la espada sobre su cabeza tomando la empuñadora con ambas manos, realizando un corte vertical que hizo que la barrera que protegía el portal se rompiera como cristal.

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Off: última llamada para los que quieran entrar. Dejaré la puerta abierta y me iré lentamente. La invitación al Olimpo es para los Santos. Los demás pueden entrar después.  

La señal de Capricornio, aquella que le dijo que usaría sólo en caso de emergencias hizo que la mujer imaginara lo peor. Nathanaël podía parecer un excéntrico, pero no cualquier guerrero era recomendado por el señor de los mares. Si él estaba teniendo dificultades, sólo podía pensar que algo horrible había sucedido.

Se dirigió al lugar a toda prisa, encontrándose con un campo de batalla. Árboles partidos por la mitad, surcos profundos en la tierra y charcos de ácido. A unos metros de distancia divisó un círculo de luz. Escuchó el sonido de una rama romperse detrás de ella, volteando para ver de que se trataba. El Paladín de Saturno salió de los arbustos, acercándose a la Saintia de Piscis.

-Yuya- La guardó su distancia, recordando lo que sucedió en el coliseo. Se quedó el tiempo suficiente para ver cómo él y los otros paladines eran influenciados por ese hombre llamado Arsenio Markov antes de huir con Yuzu. No sabía si aún estaba siendo manipulado por el enemigo de Abel, pero su mirada perdida, su andar torpe y la ausencia de esa aura maligna que vio durante su ataque hacia el hermano de Athena le decían que el control ya había pasado.

-No sé a qué has venido hasta aquí, pero si es a Yuzu a quien buscas debo informarte que ella fue secuestrada- Ese chico era la última esperanza de Yuzu, el único que podía salvarla de desaparecer. -No dejes que tu rencor hacia Abel te haga perder de vista lo que es importante. Tienes que reaccionar- la directora sujetó el rostro de Yuya entre sus manos, obligando al paladín a verla a los ojos.

Recuperó el conocimiento, despertando en la academia de Santos. Escuchó la conversación entre Nate de Capricornio y Selene de la Luna, fingiendo que se encontraba dormido mientras los dos compartían lo que sabían. Durante la plática mencionaron al Ángel del Destino, el mismo que fue mencionado por esa presencia en el interior de su guadaña. Selene dijo que si ellos mismos no conseguían reparar las fracturas en la realidad, el Ángel del Destino iba a intervenir. A juzgar por las caras de los dos, ese sujeto los ponía a temblar.

Selene y Nate hablaron de lo que sucedió la última vez que Afrodita Urania apareció. Tanto poder en un ser hizo que Zeus separara su cuerpo en cuatro entidades diferentes. Como consecuencia, el mundo original fue dividido y la historia re-escrita, creando los brazaletes de energía natural utilizados por las chicas. Al separarse Urania, también lo hizo el demonio nacido de la humanidad, un mortal de corazón inocente que se convirtió en el receptor del miedo y el odio que generó la aparición de Afrodita Urania en el mundo. Su nombre humano era Paris, un hombre puro que sólo quería traer sonrisas a las personas. Selene mencionó que, de las cuatro partes de Paris, Yuya era el que se parecía más a él y que por eso había conseguido fusionarse con sus contrapartes. Él ya sabía esa información gracias a los recuerdos Zurvan, pero la parte de Urania era nueva.

Rin y otras dos chicas se encontraban en la montaña de los dioses, y los Conquers estaban buscando a Yuzu para llevársela también. Tenía que impedir la fusión y rescatar a Yuzu.

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Capricornio enfrentó a la serpiente que devoró a los estudiantes. Saturno quiso unirse a la pelea, pero fue rechazado por el Santo, quien prefirió llamar refuerzos con una señal de luz en lugar de dejarlo pelear, empujándolo hacia los arbustos. Tal vez estaba en lo correcto, él no se sentía capaz de hacer nada en esas condiciones. Apenas era capaz de mantenerse de pie después de lo sucedido en el torneo.

Más guerreros se unieron a Nate, rodeando al reptil gigante. Yuya se levantó del suelo, esquivando los chorros de ácido que la criatura arrojaba desde su boca. Permaneció escondido hasta que los Santos de Athena entraron en el portal, planeando seguirlos para detener a Afrodita Urania. Minutos después una mujer vestida con un traje rojo y una bufanda naranja extremadamente larga apareció.

Yuya se le acercó, creyendo que estaba buscando a Capricornio y a los demás. Ella sabía su nombre, y también sabía lo que le ocurrió a Yuzu.-Deben habérsela llevado al Olimpo con las demás. Si toma ese portal podrá reunirse con sus compañeros. Por favor, tengo que ir con usted. Sólo así podre enmendar lo que hice- lagrimas brotaron de los ojos de Yuya sin control, recordando lo dicho por Nate y Selene. No quería volver a ser un demonio y que Yuzu desapareciera como consecuencia. Deseaba salvar Yuzu, Yuto, Joeri, Yugo, Yurika, Serena y Rin del olvido.