El templo de las rosas - Tercera parte [Osak]

-Eres más insoportable ahora que cuando estabas vivo- comentó, intentando disfrazar sus sentimientos por Akos con hostilidad. Ya no quería llorar, ni lamentarse, ni tampoco pensar en que su instinto le decía que aquello era una mala idea. Su deseo por estar con Akos de nuevo no lo dejaba desistir. Se colocó el casco y regresó por el mismo camino que lo había llevado hasta el motel. Tenía que hacer las cosas rápido para que Dorian no sospechara, ya que si el Santo de Leo intuía lo que estaba planeando podría intentar detenerlo. A veces esa nobleza de su hermano podía llegar a ser irritante.

La carretera estaba despejada, por lo que a Yusei no le tomó mucho tiempo volver a las ruinas del Santuario. Dejó su motocicleta oculta entre unas columnas y se dirigió a las escaleras del templo del carnero. La desventaja de ser el doceavo guardián era que primero tenía que pasar por las otras casas.-Siempre quise preguntártelo cuando estabas vivo ¿No hay un ascensor o camino secreto que nos lleve a la casa de Piscis? Sé que podría moverme a la velocidad de la luz, ¿pero cómo sé que las otras casas no están protegidas por trampas?- Le preguntó al fantasma mientras subía los primeros escalones hacia Aries.

Tenía la guardia baja, por lo que no pudo sentir la presencia de Akos hasta que éste le habló, sacándolo de su viaje por el mundo de los recuerdos. Movió los brazos dentro del agua salpicándolo todo, buscando de dónde sostenerse hasta que encontró el borde. Observó a Akos, un poco molesto porque le había llamado la atención sobre la ropa en las estatuas.-Lo siento… -dijo mientras se ponía de pie dentro de la tina y se acercaba a las estatuas, doblando la ropa y colocándola en el suelo.


Tomó la taza de café que sostenía la liana de Akos y se sentó en la base de la estatua.-Se siente algo de frío. ¿Hay una corriente de aire aquí también? Creo que algo del frío de Acuario nos llega hasta aquí, es asombroso.-Preguntó, enrollando una toalla alrededor de su cintura para cubrir su desnudez.


El muchacho hizo un gesto de dolor tras probar el café.-Esto está ardiendo Akos.-regresó a su rostro inexpresivo, escupiendo un poco del café dentro de la misma taza. Suponía que debía ser tolerante con Akos, ya que al no tener un cuerpo él mismo no podía verificar qué tan caliente estaba.


-¿Dijiste algo antes de asustarme? Estoy un poco distraído-se frotó los parpados y miró al fantasma como si hubiese descubierto algo asombroso.-No lo había notado, pero te ves igual a la primera vez que te vi. La única diferencia es que tu cabello es más largo, ni siquiera tienes arrugas alrededor de los ojos.-Rió un poco. Recordar sus primeros días de entrenamiento lo había hecho pensar en el Akos que vivía en su memoria.