El sendero que lleva al Oeste [X]

-Sí, habla Yusei. Me encuentro en Crash Town, el pequeño pueblo escondido entre las montañas de ciudad Kaus. Solamente hablaba para reportar que he llegado al lugar de mi misión. Mi compañero no ha aparecido, por cierto- Yusei se despidió y guardó su teléfono. El Santo de Piscis era de los pocos caballeros que confiaba en la tecnología y sus habilidades eran muy útiles cuando se trataba de entrar en sistemas computacionales para obtener datos. Estaba vestido con su ropa casual: camisa negra, chaqueta azul, guantes y botas cafés, un pantalón oscuro y la mochila en la que guardaba su computadora portátil y otros dispositivos, contrario a los caballeros que cargaban una pesada Pandora Box en la espalda. Su armadura se encontraban escondida entre unas mantas, atada a su motocicleta. Aunque los caballeros podían moverse a grandes velocidades para ir de un lugar a otro sin depender de medios de transporte, a Yusei le encantaba la sensación de poder viajar a través de la carretera en su querida moto.

Mientras esperaba a que el Santo de Géminis apareciera decidió entrar en una cantina. El pueblo parecía uno de esos lugares con temática del viejo Oeste, como en las películas norteamericanas sobre vaqueros. Al principio pensó que el lugar era en verdad un sitio que había permanecido intacto con el paso del tiempo, pero al ver un gran televisor que estaba fijo a una pared esa idea quedó desechada. Tomó asiento en una mesa vacía y comenzó a leer la información que había recopilado. El asunto que llevaba al Santuario a esa zona de Kaus en particular eran los rumores sobre unos extraños guerreros que vestían armaduras negras. Yusei pensaba que se trataba de una banda de caballeros negros: guerreros renegados que habían obtenido una versión corrupta de las armaduras del ejército de Athena. Era muy temprano para comenzar a especular, ya que sólo eran rumores. Hasta donde él sabía esos rumores pudieron haber sido plantados por enemigos del santuario para despistarlos y así poder atacar la ciudad.

Dudaba un poco de que el plan del geminiano funcionara, ya que parecía que a aquel tipo de un solo ojo le habían comido la lengua los ratones. Incluso cuando se encontraba en una situación de peligro inminente y su cara revelaba miedo, éste se resistía a hablar. Pensaba en que tenían que cambiar la estrategia de juego, aunque por otra parte sería mejor dejarle la tarea de hacer que el enemigo aflojara información a X.

Se dispuso a cubrir la retaguardia, creando una hilera de rosas rojas. Todo aquel que se pinchara o tuviera un leve roce con los pétalos de esas rosas tendría una muerte indolora y terrible. -¿Escuchas eso? Suena como una avalancha- dijo tras escuchar un sonido estridente que venía de las entrañas de la tierra.

El túnel comenzó a colapsarse.- ¡Ten cuidado X!- dijo el caballero, corriendo hacia Géminis mientras una lluvia de rocas comenzaba a desprenderse del techo inestable junto con las viejas lámparas de gas que se columpiaban de un lado a otro.

-Jajajajajajajaja ¿qué les parece morir aquí? Realmente son unos idiotas- dijo el enemigo, quedándose quieto debajo de X, como si no pretendiera salvar su vida. ¿Qué clase de táctica suicida era esa? -¿Puedes abrir un portal?- Le preguntó Yusei al caballero de Géminis, chocando su espalda contra la suya debido a las grandes rocas que amenazaban con sepultarlos vivos.

-Será mejor que te decidas a hablar antes de que te haga un daño que no se pueda revertir- dijo el santo de Piscis, respaldando las palabras de su compañero. Le sorprendía lo resistente que era ese individuo, ya que incluso había podido soportar el golpe de una de las técnicas más mortales del caballero de Géminis. El caballero negro convulsionaba, emitiendo quejidos pero ninguna respuesta a sus preguntas.-Vamos a deshacernos de él, no creo que este sujeto sepa algo- dijo Yusei, un poco molesto por la actitud poco cooperativa de su rehén.

-E-speren- el caballero negro finalmente habló después de haber sido torturado por el caballero de Géminis. Yusei se acercó un poco, colocando una rosa muy cerca del cuello del caballero.-Será mejor que digas la verdad o te trituraré la garganta con esta rosa- Yusei parecía estar hablando muy enserio. X no era el único que podía ser despiadado. Aunque Piscis solía ser un caballero que se mantenía al margen de la situación y atacaba en el momento preciso como un asesino, aquel hombre impertinente lo estaba obligando a ser directo.

-De acuerdo, les daré la información que sé a cambio de que me dejen en paz- Yusei sonrió como si aquello le pareciera divertido.- ¿De verdad crees que vamos a aceptar ese trato? En cuanto esto termine yo mismo te arrojaré a la prisión, esa es mi mejor oferta, tómala o déjala mientras conservas todas las partes de tu cuerpo- Piscis se apartó un poco, clavando su mirada en el enemigo con los brazos cruzados, dándole a entender que estaba comenzando a impacientarse.

-Tomaré su oferta. En estas montañas existe una deidad maligna que fue sellada en las minas. Nos entregó el metal oscuro a cambio de protegerlo de los invasores que deseaban interrumpir su despertar- Antes de poder terminar con lo que iba a decir, el tuerto escupió un borbotón de sangre y murió en los brazos del caballero de Géminis con una marca en forma de cruz brillante de color morado en su frente. –Creo que su jefe lo asesinó para que no nos contara el resto- asumió Yusei. Habían descubierto al verdadero responsable detrás de la creación de las armaduras negras y probablemente no le hacía feliz saber que sus enemigos ya habían descifrado todo el entramado oculto bajo las montañas.

-Tendremos que arriesgarnos o no podremos exterminar a esa sabandija- comentó Yusei al momento en el que chocaba sus manos, deseando tener la cabeza de esa deidad dormida para hacerla polvo. Lo que estaba haciendo con los aprendices era simplemente imperdonable a los ojos de Yusei-Hay que asesinarlo antes de que se haga más fuerte- siguió a X al interior del túnel. Había sufrido bastantes daños tras la avalancha, pero aún era posible caminar en el interior saltando los grandes pedazos de roca. Podía ver partes de los rieles destruidos por todas partes, destrozados por el desprendimiento de rocas.-Entre más bajamos puedo sentir un cosmos desagradable, más fuerte que el de los caballeros negros, debe tratarse del dios- asumió el pelinegro, internándose cada vez más.

Yusei intentaba pensar en qué podían hacer para sellarlo nuevamente (o destruirlo, lo que fuese más sencillo), pero se dio cuenta de que no tenía tiempo para pensar en esas trivialidades al ver a un grupo de caballeros negros sentados en círculo frente a ellos, esperándolos alrededor de una lámpara de gas. -¿Son el comité de bienvenida? No son necesarios, podemos encontrar el camino por nuestra cuenta. Escuchen, sé que todos ustedes tienen resentimiento hacia Athena, pero el dios maligno solamente los está utilizando: no le importa lo que les suceda, sólo busca que hagan tiempo mientras él se levanta del interior de la tierra- esperaba que sus palabras hicieran entrar en razón a esos individuos, sin embargo todos ellos parecían estar en estado zombie, caminando hacia ellos con un andar pausado.

--Muertos vivientes en una mina ¿puede ser esto más fácil?- dijo con sarcasmo, disparando sus rosas en el pecho de tres de los seis guerreros. Posiblemente estaban siendo controlados por el dios al igual que el secuas anterior.

Quería respuestas, pero nadie en esos túneles parecía dispuesto a mostrarse algo cooperativo. Eran casos mucho peores que el primer caballero negro al que habían interceptado, ya que éstos no mostraban ningún atisbo de voluntad en sus miradas: ni siquiera se habían molestado en esquivar las rosas diabólicas que Yusei había disparado con precisión hacia sus corazones. –De verdad, me parece que el dios está perdiendo la paciencia: busca retenernos, por eso ha subyugado por completo las mentes de estos incautos a diferencia de los caballeros negros anteriores que aún tenía libre albedrio cuando los encontramos- cerró los ojos de los cadáveres, ya que ni siquiera habían podido morir con los ojos cerrados: en sus caras continuaba viendo la expresión estúpida de un zombie.

Observó el marco de la entrada: no tenía un aspecto reconfortante.-Parece un lugar especial para realizar ritos. He visto algunas cosas parecidas en las últimas misiones en Kaus. Te lo digo, esta ciudad esconde cosas muy extrañas, no solamente dioses malignos dormidos. Puedo sentir que hay algo muy malo escondido en alguna parte- No podía explicarlo, pero algo le decía que no estaba equivocado.

Cuando se encontraron en el centro de la plaza subterránea Yusei también se preguntó qué clase de lugar era ese.-Lo mejor sería separarnos para cubrir más terreno y revisar cada una de estas salas, sin embargo en estos momentos no podemos confiarnos, así que no te apartes de mí- en verdad no podían confiarse, ya que podía haber más enemigos escondidos.

-Podríamos comenzar por el altar- dijo Yusei antes de avanzar, teniendo cuidado de no tocar nada. Sobre él encontró un libro antiguo, de color negro y un adorno plateado en el centro que parecía un hexágono. Abrió el libro, aunque, como esperaba, se encontraba en el mismo lenguaje desconocido que adornaba muchas de las paredes del recinto.-Quisiera entender esto- dijo mientras le pasaba el libro a X para que lo revisara.
Había algo más sobre el altar: una estatua pequeña de color negro que parecía un hombre con cabeza de cabra y alas de murciélago.-Podría ser esto lo que estamos buscando.- Yusei tomó la estatuilla sin notar nada extraño hasta que los ojos de de ésta emitieron un destello rojo. La escalinata que habían utilizado para entrar se derrumbó y las puertas hacia las otras salas se cerraron con monolitos de roca. Se sentía muy estúpido en ese momento, aunque la sensación se le pasó rápido cuando la estatua le dio una descarga eléctrica. El altar que estaba detrás de ellos comenzó a temblar, brillando con un resplandor purpureo.-No quiero decir lo obvio, pero creo que hemos encontrado a nuestro dios maligno- dijo, tragando saliva y retrocediendo.

-Me pregunto si estos tipos tienen fin- dijo Yusei, disparando rosas diabólicas reales hacia los soldados vestidos con armaduras negras. Parecían ser mucho más resistentes que los caballeros que habían enfrentado antes, ya que no importaba si las rosas perforaban la armadura con su tallo, éstas parecían ser absorbidas por el metal oscuro, probablemente un poder obtenido por medio de ese cristal extraño que los estaba controlando.  

-No solamente son más poderosos que los anteriores, también son más resistentes- el caballero de Piscis pensó en utilizar las rosas para atacar los puntos que no estaban cubiertos por la armadura, usando su técnica para herir los brazos y piernas de los oponentes, inmovilizándolos.

-El veneno de mis rosas no les causa ningún efecto, pero aún puedo hacerle daño a sus cuerpos- dejó de utilizar rosas y comenzó a golpear a los soldados zombies en el rostro, rompiéndole la mandíbula a cada guerrero que se atravesaba en su camino.-Extrañaba combatir usando mis puños- le confesó a X, apartando a uno de los caballeros negros que estaban intentando atacar a Géminis.

Yusei había podido encargarse de algunos, pero parecía que cada vez que derrotaba uno dos más llegaban para reemplazarlo.-¿Algún plan?- le preguntó a su compañero, pegando su espalda contra la suya nuevamente.