Lockdown Four

Cuando recuperó la consciencia la sensación del dolor punzante regresó a él. De nuevo masculló y gruñó, rechinando los colmillos. Tenia de nuevo una estaca clavada en el hombro izquierdo mientras que las demás iban desde la mano derecha a unas más que se correspondían con el estómago, muslo derecho y pie izquierdo. Y todas dolían como el mismo diablo. -...ah...ah...te estás pasando.- Le dijo Rintaro a Mugen quien estaba flotando a unos metros de distancia. Su capa como siempre estaba ondeando de manera dramática. -...en serio te estás...pasando...viejo...- De su rostro corrían largos ríos de sudor, su piel enrojecida. La respiración empezaba a ser pesada y la vista se le nublaba de a momentos. Sin embargo tenia un perfecto reconocimiento de la presencia de Mugen, así como del resto de aquel plano. Porque sí, ahora lo entendía: no había modificado el campo, sino que había creado un espacio que se alguna manera existía a la vez que los baldíos, sin interrumpir su existencia para nada. Si debía de describirlo, era como alguna clase de truco barato sobre la misma realidad. Y eso era tan rastrero y tramposo como conocía actuaba Mugen desde que lo conociera.

-Ya no es necesario. Estas derrotado chico, ahora solo espero el final. No tardará mucho, creo.- Respondió el viejo con su tono noble y altivo, enfatizando algo de despegue de la situación. Rintaro lo sentía.

-...además de pasarte te apresuras...- Espetó el menor frunciendo el entrecejo. Allí comenzó a forcejear.

-Ni lo intentes. No hay manera de que salgas de allí.-

-Mírame salir.- Contesto Rintaro en tono desafiante ejerciendo mayor fuerza, a lo que Mugen quedó callado. Estuvo a punto de acotar a lo mejor solo desgarraría más sus músculos, quizá dislocaría una o dos uniones, pero... -¡Ha!... Aaaaaaaaagh...- El cosmos de Rintaro empezó a brillar, creando un efecto de flama que Mugen había visto muchas veces antes, sabiendo que eso no seria suficiente. Sin embargo a Rintaro no le importó en lo más mínimo, continuando en lo suyo, abriendo la boca lo más posible mientras las punzadas sobrecogían su cabeza. -Rwaaaaarrrrrgh--- Entonces dio un paso. Luego otro. Luego uno más. Y su cosmos brilló con mayor intensidad, deslumbrando a Mugen quien debió colocar una mano frente a sus ojos - espacio que Rintaro aprovechó en un último esfuerzo, escapando de las estacas con fuerza bruta; su sangre salpicó ruidosamente, sus músculos quemaban por dentro y por fuera y el dolor dominaba su mente, pero igual saltó y se colocó frente al anciano, dando un golpe que hizo estallar su poder en un despliegue masivo. Volando Mugen chocó contra el suelo y rebotó, el impulso suficiente como para que se repitiera dos veces más. Al recuperarse apenas si tuvo tiempo de levantar la vista, Rintaro repitiendo la pose de su técnica expansiva. -Mu-Retsu.- Pronunció espaciando ambas palabras. En micro millonésimas, aquel bucle en la realidad fue iluminado por un blanco absoluto.