Tema 3: Feria de comida navideña: Evento navideño "Al Estilo Dio"

Los halagos siempre eran bienvenidos, no podía negar el hecho de que le gustaran las muestras de respeto y admiración hacia su persona cuando hacía algo, de lo que pocos eran capaces de hacer, con una facilidad envidiable. Las personas en la pista de patinaje sobre hielo se habían encargado de alimentar su ego luego de ver como había logrado realizar un salto triple y caer con la gracia de una patinadora artística.

-"Si supieran que todo fue por un error"-la jueza rió para sus adentros, porque sí, ese salto digno de competición olímpica no había sido nada más que el resultado de esquivar algunas grietas que estaban formadas en el hielo y que se había visto obligada a saltar de forma improvisada, para no tropezar y caer, después de todo, no quería dañar su bien cuidada apariencia y ganarse la burla de los presentes, pero lo importante para ella, es que eso no había ocurrido y que ahora, por alguna razón, había terminado en una feria de comida.

Si en la pista de patinaje su ego había sido alimentado, ahora era turno de algo más físico, su estómago. El olor de las comidas y bebidas inundaban sus fosas nasales y le hacían agua la boca; sin embargo, siendo que las ménades eran las encargadas de distribuir la comida, se permitió el hecho de dudar del contenido de aquellos deliciosos platos que ofrecían en los puestos de ventas. Desde que llegó a aquella zona había visto como algunas personas no estaban en sus cinco sentidos, otros iban por el mismo camino y solo algunos se mantenían completamente conscientes.

El olor a alcohol era tan abundante y se sentía tanto como el olor a comidas y postres y que no se malentienda la situación, no es que a Nirvana le molestara tomar uno o dos tragos de bebidas alcoholicas, pero debía apelar a su "buen juicio" y considerar el hecho de que mientras las sirvientas de Dionisio fueran las que estuvieran a cargo, cualquier cosa podía pasar.

No supo como, pero al parecer había realizado algún movimiento de patinaje que maravilló a los espectadores de la pista. Estos, emocionados, lo alzaron en el aire y alabándolo por aquella maniobra lo llevaron hacia el centro de la fiesta, bajándolo en otro sitio popular donde se reunía una multitud.

Paseó por la feria para revisar qué ofrecían en los puestos que estaban dispersos alrededor del terreno. Había comida, mucha comida, comida de todo tipo; desde dulce a salado, todo lo que se buscase. Sin embargo, en el aire flotaba un aroma inconfundible a alcohol que con tan sólo respirarlo provocaba una sensación de mareo. No le extrañaba, la verdad, siendo que según tenía entendedo, eran los sirvientes de Dionisio quienes atendían los puestos de comida. Sin prestarle atención a ello siguió revisando qué más tenían para ofrecer por ahí.

Número aleatorio (1,6) : 2

Al parecer había logrado hacer lo que la multitud consideró un movimiento sorprendente de patinaje artístico —sin darse cuenta, por supuesto. No sabía nada de patinaje— y se ganó la atención de la mayoría de los participantes de la pista. Estos lo aclamaban casi tanto como los Santos y aspirantes solían amontonarse en los campos de entrenamiento cuando él competía con algún compañero. Lo alzaron en el aire y lo llevaron a empujones hacia una nueva zona, justo en el centro de la ciudad.

El delicioso olor a comida inundaba el ambiente, pero también un fuerte aroma a alcohol. No le extrañaba, considerando quien era organizador de la celebración. Tampoco le habría extrañado que quienes atendían en los puestos de comidas fuesen los sirvientes del dios, lo que le permitía desconfiar del contenido de esos deliciosos manjares, sobre todo después de lo que hubieron hecho las ménades en la pista de patinaje. Sin embargo, pese a sus sospechas, se dispuso a investigar qué cosas tenían para ofrecerle.

Número aleatorio (1,6) : 5

Tras un breve pero exitoso paso por la zona de karaoke , Kanon fue cargado en brazos como si se tratase de una estrella de rock. Aquella situación no le molestaba en lo absoluto, pero luego de un rato su estómago empezó a hacer ruido extraños, esa era la señal que necesitaba alimento para saciar su hambre y para buena fortuna había olido algo delicioso muy cerca de ahí.

Ni corto ni perezoso dejo a la multitud atrás , dirigiéndose directamente donde al lugar de donde provenía tan exquisito aroma.

Otra maniobra espléndida de patinaje que había realizado a la perfección sólo por accidente, por intentar esquivar grietas y pozos en el hielo, había hecho que la multitud se le lanzara encima y lo llevara aclamándolo hacia la ciudad. Ahora nuevamente se encontraba en aquel espacio donde habían dispuesto numerosos puestos de comidas y bebidas, perdido entre la gente que se amontonaba a degustar los distintos platos. Y todo se veía delicioso. Tanto esfuerzo y tantas caídas en el agua le habían despertado su apetito, aunque desconfiaba de lo que podía llegar a consumir ahí.

Número aleatorio (1,6) : 4