Después de clases [En-Chan]

Estaba un poco decepcionado porque no podría estar con En-Chan durante la hora del almuerzo. Tenía miedo de salir del aula de clases porque un grandullón con cara de pandillero estaba haciendo guardia en el pasillo, pensando que estaba ahí para golpearlo. Tuvo que salir por la ventana, teniendo cuidado de no resbalar. La Diosa del amor le dijo que no debía preocuparse por las heridas y el dolor mientras tuviera su Emblem cerca, pero a Atsushi le costaba creer que el usar un brazalete le diera la resistencia de un superheroe. Prefería ser precavido.

Aterrizó sobre unos arbustos, perdiendo sus lentes y llenándose la boca con hojas. Cuando Finalmente encontró sus gafas la hora del almuerzo terminó y tuvo que regresar al aula, sorprendiéndose al ver que el chico grande que vigilaba la entrada lo había ignorado por completo. Más tarde descubrió que sólo estaba ahí porque el profesor le prohibió salir por no haber entregado la tarea del martes.

Al terminar la última lección esperó a En-Chan junto a la puerta del salón. Le daba vergüenza acercarse a En durante las clases, porque sentía que las miradas de sus compañeros siempre estaban sobre el ojiazul al ser un chico popular. Un chico popular que siempre estaba junto al nerd odiado del salón. Muchas veces había recibido cartas de odio en su casillero de parte de admiradoras secretas de En-Chan, algunas incluso lo habían amenazado de muerte.

-Estoy molesto porque no sabes por qué estoy molesto- Había dicho algo completamente rídiculo, pero esa era la respuesta más sincera que podía otorgarle a su querido En-Chan. Atsushi continuó llorando como un niño pequeño, protegiendo su rostro de la mirada de su mejor amigo. Odiaba verse tan patético.

-Disculpa, sé que eso fue tonto- Atsushi se puso de pie y sin decir palabra alguna abrazó a En-Chan.-Necesito un abrazo- dijo con una voz quebrada, hundiendo el rostro en el hombro de En-Chan y empapando su uniforme con las lágrimas.

Respiró profundo y aclaró las ideas, percátandose de que estaba en un punto sin retorno: ya no podía huir de él. -Vamos a sentarnos En-Chan, tengo que contarte algo muy importante- Atsushi limpió sus gafas y sonrió para su amigo, un poco más tranquilo. Eso sólo era apariencia, por dentro su mente era un caos.

El chico tomó asiento en una banca del parque. Esperó a que En-Chan estuviera a su lado y se llenó los pulmones de aire antes de revelar sus verdaderos sentimientos.-En-Chan.... no me interesa Afrodita ni ninguna otra mujer en el planeta. Me gustan los chicos... y me gustas tú- Atsushi dejó caer su peso en la banca, mirando hacia arriba. Sentía que un gran peso había abandonado su cuerpo tras su confesión.

Se sentó encorvado con un semblante sombrío-No espero que correspondas mis sentimientos, pero no podía seguir mintiendo. Lo lamento, nunca estuve interesado en ser tu amigo... tenía la esperanza de que con el tiempo yo pudiera convertirme en algo más para ti. ¡Por favor, no me dejes! Intentaré ser tu amigo sin tener otros motivos, pero no me abandones- dijo mientras tomaba a Atsushi por los hombros, viéndolo a los ojos por primera vez en un largo rato.

En seguía confundido. Al menos al principio. No fue hasta que Atsushi se tranquilizó y le confesó sus sentimientos, que comprendió todo. Desde el comportamiento más reciente de su amigo hasta aquellos detalles que siempre le mostraba de manera indirecta y que, aunque él notaba, no se lo hacía ver a Atsushi.

No se mostró sorprendido, no del todo. Si bien no esperaba algo tan repentino, de algún modo siempre lo había sospechado... y hasta quizás, esperado oírlo. Observó a Atsushi con una sonrisa compasiva cuando este lo tomó por los hombros y le pidió que no lo abandonara.

—Hemos estado juntos desde niños, ¿cómo se te ocurre que podría abandonarte? —le cuestionó como si fuese algo obvio. Atsushi era una persona muy especial para él y nunca habría estado en sus planes alejarse—. Nunca lo haría. De hecho, hay otra cosa que quiero hacer hace tiempo.

Observándolo por un momento acercó su rostro al de su compañero y lo besó en los labios. Fue un beso suave, un sutil roce de sus labios pero que expresaba mucho más de lo que aparentaba. Su intención era comunicarle algo a Atsushi, algo que esperaba comprendiera.

—Eres demasiado lindo, Atsushi —no pudo evitar decirle al separar sus labios de los ajenos, llevándolo contra su cuerpo y abrazándolo en un gesto cariñoso. Por la personalidad tímida de Atsushi, imaginaba que le había costado mucho confesar sus sentimientos, por lo que creía que merecía eso y más de su parte—. Podemos intentarlo. Digo, ser algo más que amigos.

¿Qué podría salir mal?, pensaba. No debía ser muy diferente a su relación actual. Con Atsushi compartía muchos momentos, cosas, secretos... como lo haría una pareja. Así lo pensaba él al menos, quizás porque siempre había visto a Atsushi como algo más especial que un amigo. Era por eso tal vez que no se había mostrado demasiado impactado por la confesión de su compañero.

—Pero antes que nada —se separó de él— ¿qué tal si vamos a tu casa para que te cambies esa ropa? Estás empapado, te podrías resfriar. —dijo sacándose la chaqueta de su uniforme y colocándola sobre los hombros de Atsushi.

Atsushi no podía creer lo que En-Chan le estaba diciendo, asintiendo emocionado y con los ojos llenos de lágrimas. Aún tenía el sabor de los labios de Yufuin impreso en los suyos y le gustaba demasiado. Se acurrucó en los brazos del En, buscando refugio en ellos. -Sí, podríamos intentarlo En-Chan. Eso me gustaría mucho- dijo tímidamente, un poco sonrojado. Jamás creyó, ni en sus sueños más lucidos, que su hasta entonces mejor amigo aceptaría sus sentimientos de amor. Lloró durante unos minutos antes de comenzar a caminar, limpiando su nariz mocosa con la manga de su uniforme empapado.

Mientras caminaban, Atsushi evitaba estar demasiado cerca de En-Chan por temor a que algún conocido de la escuela los viera. Ya lo molestaban demasiado en la escuela por ser diferente, si se descubría que tenía una relación romántica con En-Chan sus compañeros también perjudicarían a su novio.

-En-Chan... ¿Estás seguro de que deseas ser mi novio? Alguien podría descubrirlo en la escuela. No me gustaría que pasaras un mal rato por mi culpa.

Novio... esa palabra seguía pareciendo tan rara para él. Nunca pensó que un chico pudiera fijarse en él. Era demasiado torpe. Demasiado tímido. Demasiado aburrido. Ese era el concepto que Atsushi tenía de sí mismo; era como sus compañeros lo hacían sentir.

Llegaron a la casa de Atsushi después de caminar durante varios minutos. El chico de gafas vivía en un lujoso edificio de departamentos. Subió con En-Chan al elevador que los llevaría a la sexta planta.

La casa estaba vacía y las luces estaban apagadas. Encontró una nota de su madre sobre la mesa que decía que llegaría tarde y que no podría acompañarlo para cenar.-Estamos solos hasta mañana. ¿Te gustaría quedarte a dormir o debes regresar a tu casa?- preguntó el chico mientras caminaba a su habitación, dejando la puerta abierta para En-Chan. Se puso ropa seca y salió con una toalla sobre sus hombros. Estaba vestido con unos pantalones grises y una camisa verde con cuello V.

—No se lo que vaya a pasar si lo descubren... —dijo En en tono bastante calmo y alzó la vista hacia el cielo, luciendo pensativo. La suave brisa de la tarde agitó levemente su cabello. Él era consciente de los problemas que siempre tenía Atsushi con los que le molestaban en la escuela por su personalidad, y seguramente nadie se esperaría que alguien como En pudiera interesarse de esa forma en una persona como él. Pero tratar de pensar en las posibilidades le hacía doler la cabeza así que desistió. Suspirando, finalmente dijo:—. No debes preocuparte por eso ahora ¿bien?, nada de lo que digan me hará cambiar de idea. —Observando a Atsushi, sonrió levemente.

Conversando sobre temas aleatorios, después de un rato no tan largo de caminata, finalmente llegaron a su destino. No había nadie en el departamento pero habían dejado una nota para el dueño de casa. En lo siguió hasta su habitación. No era la primera vez que visitaba la casa de Atsushi, por lo que conocía el lugar bastante bien.

—Puedo quedarme hoy —le respondió, deteniéndose junto a la puerta. No tenía planes para ese día y no creía que su presencia en la casa fuese algo extrictamente necesario—. No tengo nada que hacer en casa y ya que mañana no hay clases, tendremos más tiempo para pasarlo juntos.

Se sentía como si caminara sobre nubes. Su amor era correspondido y En-Chan se estaba tomando las cosas de la mejor manera. Atsushi se sentó en el sofá de la sala con las manos colocadas sobre su regazo, temblando un poco. Era la primera relación sentimental que tenía con un miembro que no pertenecía a su familia. ¡Su familia! No había pensado en eso. Odiaba la idea de no ser bien recibido por la familia de En-Chan o la suya propia.

-En-Chan, tuve un pensamiento terrible. ¿Qué haremos si tu familia se entera? No soportaría ser odiado por ellos, ¡no! No podría vivir sin la comida de tu madre- La familia de su novio siempre había sido amable y cálida con él. Un ambiente muy distinto al que se respiraba en ese gran departamento que se sentía un poco frío en ocasiones. -Ya sabes, porque tu familia es grandiosa. Quisiera ser parte de ella algún día- comentó y después se cubrió el rostro con un cojín del sofá por decir algo tan bochornoso.

-Lamento abrumarte con todas estas preguntas complicadas En-Chan. Tu cabeza debe doler por toda la nueva información- Atsushi extendió su cuerpo en el sofá y comenzó a reír, llevándose las manos al estómago porque le había empezado a doler tras las primeras carcajadas, viendo la cara de su pareja a la espera de que esa adorable expresión que hacía cuando no entendía nada se hiciera presente. Por lo menos ya no estaba tan preocupado como al principio.

Se levantó y miró a En, invitándolo al sofá. No quería hacer nada atrevido, sólo deseaba acurrucarse del mismo modo en el que siempre lo hacían, con la única diferencia de que en esa ocasión no tendría que resistir el deseo de tocar sus labios.

Atsushi seguía manifestando sus inquietudes una tras de otra, lucía preocupado. En sonrió con su característica expresión relajada, lo conocía muy bien y no le extrañaba, esa actitud llegaba a ser demasiado adorable.

—Atsushi, te preocupas demasiado —¿o él era muy despreocupado? A lo mejor ambas cosas. La verdad es que a En no se le daba muy bien eso de imaginar las posibilidades a futuro. O más bien, era todo un problema pensarlo. Prefería darle prioridad a su relación con Atsushi y lo demás ir planéndolo con el tiempo. Apenas empezaban a salir, así que podían ir con calma—. Dudo que a mi madre le moleste. Además, sabes que te adora. Hmm... Si nos ponemos a pensarlo bien, ya eres como parte de la familia. —reflexionó con gesto pensativo.

Después volvió a mirar a su compañero, quien se cubría el rostro con un cojín de forma tan adorable que En tuvo que contener el deseo de lanzarse encima de él, abrazarlo y besarlo.

—No hagas esas cosas tan adorables, me tientas. —se limitó a decir aquello. Ahora que eran novios no tenía que contenerse cuando se le ocurría hacer esos comentarios. Pero su expresión cambió a una de desconcierto con el siguiente comentario de Atsushi.

—¿Qué insinúas, Atsushi? —dirigió una mirada suspicaz a su novio al pensar que había alguna broma oculta en las palabras del chico de gafas que él no había logrado captar. Aunque, en cierto modo, tenía razón: era demasiada información para una sola tarde. Pero el hecho de que se echara a reír de pronto fue lo que le descolocó, dibujando una mueca de confusión en su rostro.

—Sabes, creo que necesitas relajarte. Estás algo tenso desde que llegamos —comentó con naturalidad al sentarse a un lado de Atsushi. Ladeando su cuerpo para mayor comodidad lo sujetó por el rostro y sin aviso lo besó en los labios. A diferencia de aquel en el parque, donde apenas había rozado su boca, fue un beso más impetuoso—. Ah. Lo siento por eso, no pude evitarlo. —murmuró con una sonrisa pícara, mirándole a los ojos para apreciar su linda expresión—. Se me ocurre que podríamos comenzar por hacer algo juntos. Ya sabes, cosas de novios, quizás eso te distraiga de tus preocupaciones. ¿Por dónde te gustaría empezar?

-En-Chan! ¿Qué estás haciendo?- preguntó el peliazul, sobresaltándose por el comportamiento extraño de su novio. Sí, deseaba hacer esas cosas con En-Chan, había fantaseado infinidad de veces con tenerlo en su cama como cualquier adolescente con las hormonas agitadas, pero no dejaba de sentirse en peligro aunque estaban en su casa con la puerta cerrada. El sentimiento de persecución era muy persistente. Apartó un poco a En-Chan, con algo de miedo en su mirada.-Creo que no estoy listo En-Chan. Disculpa- se disculpó con una reverencia, pensando que se disgustaría por cortar su motivación de esa manera.

-Es sólo que... es algo nuevo para mí ¿lo entiendes? ¡Tú no eres el problema! Te ves tan atractivo y sexy como siempre- suspiró al decirlo, mirando a En-Chan con deseo, perdiéndose en sus profundos ojos azules. Se dio palmadas en el rostro, llamándose tonto internamente por haber dado una explicación tan mala.-¡No quise decir eso! Eh... es decir.... bueno... me gustas demasiado. No quiero cometer errores- comentó el chico, corriendo a su habitación para llevar su colección de mangas yaoi a la sala.

Abrió una de las revistas y, como si se tratara de estudiar para un examen, se concentró en absorber el conocimiento que le brindaban esas páginas llenas de ilustraciones en blanco y negro de chicos amándose. -¡Bien! Ya sé lo que debo hacer- los cristales de sus gafas brillaban por el reflejo de la luz de la habitación, impidiendo a En ver la mirada lujuriosa del Conquer de viento.

Se quitó la camisa verde y la arrojó lejos, acercándose a En para besarlo sin mesura, entrando en la boca de su novio con la misma intensidad con la que dejaba caer el peso de su cuerpo sobre él, evitando que éste escapara. Colocó las manos de En sobre su trasero y procedió a retirar las ropas de su amado rubio. Ambos se encontraban desnudos de la cintura para arriba cuando Atsushi escuchó el sonido de un objeto caer en el suelo. El objeto en cuestión era una bolsa de víveres.

Detrás de él se encontraba su hermana mayor, quien no podía creer lo que estaba viendo. Su excitación bajó hasta el inframundo, siendo sustituida por un sentimiento de miedo.-¡Oneesan! ¡No es lo que parece! Eh... puedo explicarlo, sólo dame un momento....- dijo, intentando pensar en una forma de escapar de esa bochornosa situación. No esperaba ser atrapado en el acto.

La hermana de Atsushi cambió su expresión de asombro por una sonrisa, dejando escapar una risa alegre y contagiosa.-Atsushi, no tienes nada qué explicarme. Lo supe desde que eras pequeño. Y la colección de manga homosexual en tu armario me dio unas pistas. Lo que me asombra es que seas tan tonto como para hacer esas cosas en el sofá de la casa y sin protección- comentó su hermana, golpeando la cabeza del chico con gafas.

Ella no lucía mucho mayor que Atsushi. Su aspecto físico era similar al de su hermano, aunque sin gafas y facciones más delicadas en su rostro. Vestía con un simple suéter naranja, pantalones vaqueros y llevaba su largo cabello azulado suelto. Éste descendía hasta llegar a sus caderas. La chica miró a En-Chan.-Gracias por cuidar de mi tonto hermano menor. Me alegra que ambos estén juntos, no podía pensar en una mejor persona para cuidarlo- las palabras de su hermana mayor lo conmovieron, sintiendo la necesidad de abrazarla.-¡Oneesan!- exclamó con ojos vidriosos, levantándose para abrazarla. Ella lo esquivó y se sentó al lado de En-Chan, ignorando la muestra de afecto de su hermano. -¿Pero estás seguro de que quieres salir con mi hermano? No es muy guapo y sé que es un llorón- dijo sin más, encendiendo el televisor con el control remoto cerca de En-Chan. Esas palabras hicieron que Atsushi cayera al suelo por la forma en la que su oneesan había convertido un momento hermoso en una forma cruel de decirle lo lamentable que era como hermano y hombre.  

No podía negarlo: Atsushi era adorable en cada una de sus facetas, incluso ese lado atrevido que no se esperaba y lo había sorprendido. Estaba tan distraído disfrutando aquel momento íntimo con su novio que no se percató de donde estaban, hasta que de pronto alguien los sorprendió en el acto: era la hermana de Atsushi.

En no recordaba un momento más embarazoso en su vida que ese. Sin embargo no podía culpar a la chica; ellos habían sido imprudentes al estar haciendo ese tipo de cosas en medio de la sala. Aunque, debía admitirlo, pensó que estarían solos aquella noche y no se esperaba la llegada de ella. De cualquier modo la joven reaccionó de buena manera, aunque no sin antes regañar a su hermano.

En se sintió aliviado de que la hermana de su novio aceptara su relación, pero sonrió apenado por el momento incómodo, llevándose una mano a la nuca en un gesto nervioso. No sólo habían sido sorprendidos en un momento inapropiado sino que estaba en casa ajena. Aquello estaba mal por donde lo viera, había sido completamente culpa de ellos.

—Tienes razón, fue imprudente de nuestra parte. Lo siento. —intervino luego de que Atsushi fuera golpeado en la cabeza por su hermana. Rió un poco por lo que dijo la chica después al sentarse a su lado. La joven quería a su hermano, eso no se podía negar, pero no perdía la oportunidad de molestarlo a veces con sus comentarios crueles—. No seas tan dura con él, Atsushi es un chico lindo. Siempre ha sido bueno conmigo —dijo parándose del sofá para ayudar a su novio a levantarse del suelo—. Además, es un excelente cocinero. ¿Verdad, Atsushi? —comentó con algo de gracia y se detuvo un momento—. Hablando de eso, recuerdo que antes de salir de clases me prometiste que volverías a preparar ese delicioso curry que sólo tú sabes hacer.

Su hermana mayor había conseguido derribar su autoestima en dos segundos; mismo tiempo que le tomó a En-Chan reconstruirla con sus gentiles palabras.-¿De verdad lo crees?- dijo el joven de cabello azulado, mirando a En con destellos en sus ojos. -¡Claro! ¡Manos a la obra!- Atsushi se arremangó su camisa imaginaria y se dirigió a la cocina. Su hermana rió desde el sofá.-Recuerda ponerte una camisa. Cocinar sólo con un delantal puesto no es muy higiénico y puede ser peligroso- comentó su hermana mientras cambiaba los canales de la TV, parando en las noticias locales. El pronóstico del clima anunciaba un día perfecto y soleado para mañana.

-¿Escuchaste En-Chan? Podríamos dar un paseo como hacen las parejas- dijo Atsushi, sonriendo mientras terminaba de vestirse. Tomó vegetales del cajón de las verduras. Tenía todo lo necesario para preparar el curry especial que le gustaba a En-Chan- Cilantro, comino, pimienta, semillas de mostaza, arroz- Atsushi comenzó la preparación de la cena tras verificar que tenía todo lo necesario. -En-Chan, estará listo muy pronto- el joven probó el curry primero para asegurarse de que tuviese el sabor buscado. -¡Sí!  Creo que nunca me había quedado tan bien. Cuando cocinas para alguien especial, el sabor de la comida es diferente- pensó Atsushi al tiempo que miraba a su novio. De no ser por la presencia de su hermana vigilando desde el sofá, habría sido una escena bastante romántica.

Sirvió el curry con arroz en tres platos, dejando el de su hermana junto a la silla más alejada del comedor rectangular para seis personas, quedándose él del otro extremo en la silla contigua a la de En-Chan.-Se ve delicioso~ provecho- la hermana mayor de Atsushi se desconectó del mundo. Sólo existían ella y el curry con arroz de su hermanito.

Atsushi tomó una cucharada de curry, alimentando a En-Chan con ella.-En-Chan... luces hermoso esta noche- el Conquer del viento se quitó los lentes, mirando intensamente a Yufuin. Si le dieran la oportunidad de congelar un momento de su vida para siempre, definitivamente sería ese. Estaba con el chico que le gustaba, no había más secretos entre él y su hermana, y todos estaban felices disfrutando un plato de curry. ¿Qué podía ser mejor que eso?

El rubio rió ante la prisa de su novio para preparar la cena que casi olvidaba vestirse antes de que su hermana se lo recordara. Se notaba su emoción. A En le agradaba verlo así de contento.

—Así parece. Es nuestro día de suerte. —respondió al comentario que hizo Atsushi respecto al clima echando un vistazo a la TV. Las cosas estaban saliendo perfectamente desde el comienzo del día y según las noticias iban a continuar así, no podía pedir nada mejor.

Tomando su camisa que había quedado a un lado en el sofá aprovechó a vestirse mientras que su novio iba a preparar los ingredientes para el curry.

El delicioso aroma de la cena no tardó en inundar la sala, y como si este le llamara, En se encaminó sin dudarlo hacia la cocina. Acercándose por detrás de Atsushi se asomó con curiosidad para observar lo que hacía.

—Huele delicioso, ya quiero probarlo. —comentó con su característica sonrisa.

Y cuando al fin la cena estuvo lista En se sentó a la mesa al tiempo que Atsushi servía los platos para ellos y su hermana. Sentado a su lado el chico de ojos azules tomó la cucharada de curry que le daba su novio y lo saboreó gustoso. No había nada mejor que la comida que Atsushi preparaba y era incluso mejor cuando podían compartirla de ese modo.

Se quedó mirándolo un momento cuando se quitó los lentes, sin ellos podía ver mucho mejor sus expresivos ojos y la forma en que lo observaba le resultó encantadora. —¿De verdad lo crees?—le respondió—. Pues tú luces encantador con esa expresión. —Tanto así que no pudo evitar acercarse a él, sujetar suavemente su mentón con una mano y depositar un suave beso en sus labios.