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Palco Divino
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Kaito
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Palco Divino
por Kaito Vie Sep 22, 2017 7:42 pm
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Reglas
-Este palco es exclusivo para los dioses y sus invitados, los peleadores no pueden postear aquí.
-Lean los posts de los demás antes de responder.
Palco Divino
Palco ubicado en la zona Norte del coliseo, preparado para los dioses y sus invitados. Hay dos sillas con ostentosas ornamentas para el Dios del Sol y la Diosa de la Tierra, ambos con dos asientos especiales de color dorado forrados de rojo y con sus símbolos representativos en el respaldo: Niké para Athena y la Lira de Abel. A los lados de los lugares de los dioses hay dos filas con cinco asientos más pequeños del mismo material dorado, reservadas para los invitados y acompañantes, suficientes como para recibir a diez personas más. La habitación es de color blanco con columnas griegas y vasijas en pedestales como decoración. Una mesa amplia con bocadillos que se encuentra junto a la pared detrás de los asientos.
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Kaito- Admin
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Re: Palco Divino
por Invitado Dom Dic 03, 2017 8:09 pm
"Un poco de esto me vendría bien" dijo Tierra al entrar en el palco. Eso resumía a la perfección sus sentimientos al respecto - aunque en su estado, el alcohol no llegaba a hacer mella en su cuerpo. Apenas lo consumía era quemado, así como sus tetas de hombre que ya estaban reducidas a más de la mitad. He ahí el problema de activar el Cuatro de Siete: calor, sudor y baja de peso sistemática a cambio de un impulso de cosmos decisivo. Bien, daba igual - al fin y al cabo pudo terminar la batalla y...
...no, en definitiva bajar de peso no valía la pena.
Eso lo puso de peor humor.
—No eres el único fuera de tus cabales. ¿Tierra, no?— inquirió, apuntándolo con la mano que asía la botella a medio terminar. —Napper, u Ofiuco, si te da por usar rangos. Guardia Real de la señorita Saori.— se presentó. Sintiendo los hilos del sudor caer por su frente, se la sacudió con una mano. —¿A qué Santo te tiraron? Porque no fuiste el único Paladín que fue controlado.— le dijo el rubio al albino, palmeándose el estómago. Brillante, ya ni panza tenía...no en el sentido completo de la palabra. Más razón para rumiar y estar enojado. De hecho, se le escapó un gruñido a la vez que oía el golpe en la frente de Tierra por su frustración. —A la ira hombre. ¡Estamos todos de un maldito mal humor!— brindó, tomándose el resto de su bourbon antes de tirar la tercera botella contra la pared, donde se hizo añicos como la primera y la segunda. En un instante ya tenia la cuarta, que le costó abrir solo por el sudor que impregnaba sus manos. —Oye Tierra, ya que te invité un trago en el torneo me debes una. Dime ¿qué arma usas? ¿Nudillos de pandillero o algo así? Sería como tu estilo. ¿Usaste eso contra quien carajos peleaste?— preguntó dándole chupadas a la botella.
En su regazo, sintió el tuit tuit de su teléfono. Desbloqueándolo revisó tuiti, donde los seguidores de la banda ya lo acosaban por bajar de peso. En los mensajes privados también tenía algunas menciones de Dickie y Bill. Respondiéndoles con un "cosas del corazón", pasó a añadir un tuiti extra: haciendo tag a Dickie, le añadió un "cántame una nana, bajé de peso".
...no, en definitiva bajar de peso no valía la pena.
Eso lo puso de peor humor.
—No eres el único fuera de tus cabales. ¿Tierra, no?— inquirió, apuntándolo con la mano que asía la botella a medio terminar. —Napper, u Ofiuco, si te da por usar rangos. Guardia Real de la señorita Saori.— se presentó. Sintiendo los hilos del sudor caer por su frente, se la sacudió con una mano. —¿A qué Santo te tiraron? Porque no fuiste el único Paladín que fue controlado.— le dijo el rubio al albino, palmeándose el estómago. Brillante, ya ni panza tenía...no en el sentido completo de la palabra. Más razón para rumiar y estar enojado. De hecho, se le escapó un gruñido a la vez que oía el golpe en la frente de Tierra por su frustración. —A la ira hombre. ¡Estamos todos de un maldito mal humor!— brindó, tomándose el resto de su bourbon antes de tirar la tercera botella contra la pared, donde se hizo añicos como la primera y la segunda. En un instante ya tenia la cuarta, que le costó abrir solo por el sudor que impregnaba sus manos. —Oye Tierra, ya que te invité un trago en el torneo me debes una. Dime ¿qué arma usas? ¿Nudillos de pandillero o algo así? Sería como tu estilo. ¿Usaste eso contra quien carajos peleaste?— preguntó dándole chupadas a la botella.
En su regazo, sintió el tuit tuit de su teléfono. Desbloqueándolo revisó tuiti, donde los seguidores de la banda ya lo acosaban por bajar de peso. En los mensajes privados también tenía algunas menciones de Dickie y Bill. Respondiéndoles con un "cosas del corazón", pasó a añadir un tuiti extra: haciendo tag a Dickie, le añadió un "cántame una nana, bajé de peso".
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Re: Palco Divino
por Invitado Mar Dic 12, 2017 12:16 am
El combate terminó tras esa ultim
o ataque decisivo. No demoro mucho que ese universo de bolsillo comenzara a ceder ente la realidad y desquebrajar sus paredes; y comenzar a fusionarse con el mundo original. Como si se tratara de un mero espejismo el agua, los edificios y demás partes de escenario se desvanecieron sin dejar rastro alguno. Elania se acercó a Tier para constatar sus signos vitales. Para fortuna de ambas parecía estar fuera de peligro, aunque no podía decir que con eso todo llegó a su resolución final, sabiendo que aun quedaban cosas pendientes que hacer.
Primero comprendió que regresaron al punto original, las escalinatas que conducían al palco reservado paras las divinidades y sus escoltas. No podía hacer mucho más hasta que terminara el ultimo combate que restaba. Hasta ahora solo era consciente de lo que pudo observar a través de los ojos de Cesar, de ahí nada más. Dirigió su mirada hacia el balcón, ahí dos figuras destacaban entre las butacas vacías, el santo de ofiuco y el paladín de la Tierra.
Comenzó a subir las escaleras hasta llegar al placo en ruinas. Como notó solo unas butacas quedaban en su sitio y las demás estaban esparcidas por todo el recinto. –Disculpen si los interrumpo– expresó al llegar al notar que ambos hombres estaban tomando. Arqueo un poco su ceja al descubrir el escenario, debido a que una parte de ella no podía comprender como alguien podía sentarse a beber con todo lo que estaba ocurriendo. Tal vez algo que nunca podría asimilar por completo.
Dirigió su mirada en Cesar clavando sus orbes en él. Miró rápidamente como tenia una botella de bourbon y a su alrededor varios fragmentos de vidrios regados en el suelo. –¿Cuántas botellas llevas? – inquirió rápidamente. –¿Dos o tres? – demasiados vidrios para que fueran solo el resto de una sola botella.
Ahí dirigió su mirada al centro de la arena y ver como toda la edificación estaba prácticamente vacía. Una lastima que aquel evento terminara de esa forma, con acontecimientos tan fútiles.
–Cesar te lo he dicho y te lo vuelvo a repetir tomas demasiado– no espero a la respuesta de su compañero. No esperaba que pensara demasiado en lo que dijo, pero ya era costumbre en ella remarcar lo que pensaba acerca de su forma de beber.
Primero comprendió que regresaron al punto original, las escalinatas que conducían al palco reservado paras las divinidades y sus escoltas. No podía hacer mucho más hasta que terminara el ultimo combate que restaba. Hasta ahora solo era consciente de lo que pudo observar a través de los ojos de Cesar, de ahí nada más. Dirigió su mirada hacia el balcón, ahí dos figuras destacaban entre las butacas vacías, el santo de ofiuco y el paladín de la Tierra.
Comenzó a subir las escaleras hasta llegar al placo en ruinas. Como notó solo unas butacas quedaban en su sitio y las demás estaban esparcidas por todo el recinto. –Disculpen si los interrumpo– expresó al llegar al notar que ambos hombres estaban tomando. Arqueo un poco su ceja al descubrir el escenario, debido a que una parte de ella no podía comprender como alguien podía sentarse a beber con todo lo que estaba ocurriendo. Tal vez algo que nunca podría asimilar por completo.
Dirigió su mirada en Cesar clavando sus orbes en él. Miró rápidamente como tenia una botella de bourbon y a su alrededor varios fragmentos de vidrios regados en el suelo. –¿Cuántas botellas llevas? – inquirió rápidamente. –¿Dos o tres? – demasiados vidrios para que fueran solo el resto de una sola botella.
Ahí dirigió su mirada al centro de la arena y ver como toda la edificación estaba prácticamente vacía. Una lastima que aquel evento terminara de esa forma, con acontecimientos tan fútiles.
–Cesar te lo he dicho y te lo vuelvo a repetir tomas demasiado– no espero a la respuesta de su compañero. No esperaba que pensara demasiado en lo que dijo, pero ya era costumbre en ella remarcar lo que pensaba acerca de su forma de beber.
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Re: Palco Divino
por Bakura Mar Dic 12, 2017 5:06 am
El Paladín asintió. —O Bakura, como prefieras. —Ahora sabía que quien tenía enfrente era un Santo de Athena. Ofiuco, para ser exactos, uno plateado. Le daba igual, la verdad. Que alguien hubiera hecho que se enfrentara un bando con el otro no los convertía en enemigos. Al menos no por el momento. Ya luego se vería cómo quedaban las cosas.
—Napper suena bien. —pensó en voz alta—. Me tocó contra Cáncer. Estaba empecinado en asesinarlo, aunque no recuerdo por qué. Quiero decir, no me molestaría matar a quien sea, pero no lo hago sin motivo. No sé que idea tenía metida en la cabeza en ese momento. No tiene sentido. —Pero lo tuvo cuando Ofiuco mencionó lo siguiente—. Así que todos fueron controlados ¿eh? —reflexionó, bebiendo otro sorbo de su botella. Fuimos en realidad, se corrigió—. Me pregunto qué pretenderá ese demente con todo esto. —eso fue más bien un pensamiento en voz alta, uno que se fue tan pronto como llegó cuando oyó el siguiente comentario de Napper quien después de beberse todo el contenido de la botella la arrojó contra la pared.
—Así que Guardia Real de Athena, eso suena como un puesto importante... —comentó, y no pudo evitar pensar en los Santos de Oro—. ¿También te obligaron a pelear?
Sobre la siguiente pregunta lo pensó un momento. Todos los Paladines habían revelado sus armas excepto él. Quizás no debería dar demasiada información, pensó. Después de todo nadie sabía cómo iba a ser la situación entre los guardianes de Abel y los guerreros de Athena cuando todo aquello terminara. Finalmente decidió que no tenía mucha importancia.
—"Algo así" podría decirse. Aunque un tanto diferente —dijo entonces, llevándose la botella a la boca y bebiéndose lo ultimo de su contenido de una sola vez. Acto seguido, imitó la acción de Napper y arrojó el recipiente contra la pared, para después alzar la misma mano frente al Santo. Con un brillo blanco se materializó una extensión en metal oscuro de la armadura de la Tierra, que consistía en cuatro largas y filosas cuchillas que sobresalía por encima del puño del Paladín como garras de una bestia. Aquella era su arma, mejor conocida como tekkokagi—. Es muy eficaz para el combate mano a mano, rápida y efectiva para matar. Se ve bien ¿Verdad? —aunque en realidad, era un poco más de lo que parecía. El arma contaba con habilidades que solo aquel que manipulara el cosmos podría emplear. Pero eso no hacía falta mencionarlo—. Abel es muy considerado. Pero no hizo falta usarlas, Cáncer habló más de lo que peleó. No lo culpo, por lo visto no es alguien a quien le guste matar.
Se puso en pie para tomar otra botella y después volvió a su asiento. En eso alguien más se hizo presente en el palco, disculpándose por la interrupción.
—Elania de Sagitta, ¿verdad? Descuida, no interrumpes nada importante. De hecho, puedes unirte a la conversación si quieres. Hay espacio disponible. —la invitó señalando los asientos libres.
Entonces observó curioso como la mujer regañaba a Ofiuco por beber demasiado, llamándole además por otro nombre. Era evidente que la chica lo conocía bastante. Bakura reprimió una risa cuando algo pasó por su mente, y para quitarse la duda, acercándose a Napper decidió averiguarlo.
—¿Es tu novia? —preguntó con curiosidad en voz baja.
—Napper suena bien. —pensó en voz alta—. Me tocó contra Cáncer. Estaba empecinado en asesinarlo, aunque no recuerdo por qué. Quiero decir, no me molestaría matar a quien sea, pero no lo hago sin motivo. No sé que idea tenía metida en la cabeza en ese momento. No tiene sentido. —Pero lo tuvo cuando Ofiuco mencionó lo siguiente—. Así que todos fueron controlados ¿eh? —reflexionó, bebiendo otro sorbo de su botella. Fuimos en realidad, se corrigió—. Me pregunto qué pretenderá ese demente con todo esto. —eso fue más bien un pensamiento en voz alta, uno que se fue tan pronto como llegó cuando oyó el siguiente comentario de Napper quien después de beberse todo el contenido de la botella la arrojó contra la pared.
—Así que Guardia Real de Athena, eso suena como un puesto importante... —comentó, y no pudo evitar pensar en los Santos de Oro—. ¿También te obligaron a pelear?
Sobre la siguiente pregunta lo pensó un momento. Todos los Paladines habían revelado sus armas excepto él. Quizás no debería dar demasiada información, pensó. Después de todo nadie sabía cómo iba a ser la situación entre los guardianes de Abel y los guerreros de Athena cuando todo aquello terminara. Finalmente decidió que no tenía mucha importancia.
—"Algo así" podría decirse. Aunque un tanto diferente —dijo entonces, llevándose la botella a la boca y bebiéndose lo ultimo de su contenido de una sola vez. Acto seguido, imitó la acción de Napper y arrojó el recipiente contra la pared, para después alzar la misma mano frente al Santo. Con un brillo blanco se materializó una extensión en metal oscuro de la armadura de la Tierra, que consistía en cuatro largas y filosas cuchillas que sobresalía por encima del puño del Paladín como garras de una bestia. Aquella era su arma, mejor conocida como tekkokagi—. Es muy eficaz para el combate mano a mano, rápida y efectiva para matar. Se ve bien ¿Verdad? —aunque en realidad, era un poco más de lo que parecía. El arma contaba con habilidades que solo aquel que manipulara el cosmos podría emplear. Pero eso no hacía falta mencionarlo—. Abel es muy considerado. Pero no hizo falta usarlas, Cáncer habló más de lo que peleó. No lo culpo, por lo visto no es alguien a quien le guste matar.
Se puso en pie para tomar otra botella y después volvió a su asiento. En eso alguien más se hizo presente en el palco, disculpándose por la interrupción.
—Elania de Sagitta, ¿verdad? Descuida, no interrumpes nada importante. De hecho, puedes unirte a la conversación si quieres. Hay espacio disponible. —la invitó señalando los asientos libres.
Entonces observó curioso como la mujer regañaba a Ofiuco por beber demasiado, llamándole además por otro nombre. Era evidente que la chica lo conocía bastante. Bakura reprimió una risa cuando algo pasó por su mente, y para quitarse la duda, acercándose a Napper decidió averiguarlo.
—¿Es tu novia? —preguntó con curiosidad en voz baja.
Bakura- Paladin
- Armadura : Paladin de Tierra
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Re: Palco Divino
por Invitado Mar Dic 12, 2017 11:37 am
—Motivos para asesinar ¿eh? Eres un tipo gracioso.— le dijo el rubio al albino, todavía presa del calor, todavía empapado en sudor. Ciertamente, eso era una similitud entre ambos. Bakura de la Tierra, de haber tenido una razón real, seguro habría finiquitado a Cáncer mientras que él...vaya que tenía una gran razón para arrancar cabezas. De hecho, le gustaría empezar por aquel duende ridículo; después de todo, fue él quien se llevó a Rin cuando toda esa debacle rodó abajo. —Los Paladines en el palco fueron obligados a pelear con los santos, sí.— O cosa. Ya sólo quedaba una sobre el coliseo. —Puedo responder tu inquietud. El demente Pantene quiere venganza contra el hermano de la señorita Saori. Hasta dio un monólogo en...uh, estás sentado justo en la silla donde lo tiró. Como sea. Cuento largo en corto, me dijo feo -no se equivoca- y lloró por como injustamente lo encerraron o algo así. Para demostrar que tan injusto fue su castigo y que tan inocente era, se alió con Afrodita -noticias, por si no lo sabías: Afrodita es la mala acá- para humillar al señor del sol y torturar a todos.— explicó, no sin un deje sardónico. Sonaba hasta ridículo. —Peleé contra Saturno. Y al ganar bajé mucho de peso ¡así que básicamente perdí!— explicó acabando la botella, rompiéndola también. No se acostumbraba, no le gustaba. Lo ENOJABA.
Mínimo consuelo: Bakura respondió su pregunta y sació su curiosidad.
—Eres intrigante.— admitió al ver las garras. Le recordaron a su estilo secundario al sonido: cuchillos de lanzar. No por nada Ofiuco tomaba la forma de uno para pandilleros cuando no la usaba. —Usé algo así para acabar mi pelea.— añadió apuntando a Tierra con una botella en la mano. —Quien lo diría. Y se supone que los Santos de Oro deben ser los más decisivos.— comentó. Aunque, después de todo el torneo, de los dorados los únicos que valían algo eran Aries y Rin.
Antes de poder agregar algo más, sin embargo, sonó su teléfono. No era tuiti, sino una videollamada. Eso le dio un golpe en el estómago.
Dándole al icono verde, contestó.
—¿Cesar?— dijo la voz de su hermana menor, su rostro apareciendo en la pantalla. —Tenía tiempo sin verte así.— añadió, analizándolo con sus ojos color miel. —¿Qué sucedió? No eres de los que ejercitan. Dickens mencionó algo del corazón.—
—¡M! ¿Qué tal qué ta--- antes de responder, vio como otro rostro se metía en la pantalla
—¡Cesarin! ¿¡Qué es eso de problemas del corazón!? ¿¡Estás bien!? ¡Estás muy flaco! ¿¡En serio estás bien!?—
—...s-sí Mill, estoy bien.— le respondió a su otra hermana menor, quien lo fulminaba con unos ojos verdes iguales a los suyos. —No es nada serio, sólo están ex---
—¿¡Nada serio!? ¡El corazón es un asunto serio! Te mandaron a rebajar ¿verdad? Dime ¿qué tan serio es?—
—Millie tiene razón Cesar. ¿Qué tan...serio es?— otra mirada más que lo aniquilaba.
—Lo digo de verdad. No es nada. No creí que fueran a reaccionar a---
—Estás mintiendo.—
—No mientas.—
—...—
—Cesar...—
—Maria...—
—Cesarin...—
—...—
Y claro, para más, Elaina hizo acto de aparición.
—Espera ¿Elania? ¿Qué hace ella ahí? Oí su voz. Era ella ¿verdad? ¿Qué estás haciendo Cesarín? ¿En serio estás en ese empleo de Europa? ¿No te estarás poniendo lindo para ella, verdad? La última vez que estuvo flaco fue como novio de Elania.—
—Ella también estudió en Palladion. Yodel y violín ¿recuerdan?— dijo, intentando desarmar la situación. Aunque por cuatro frentes...
—¿Cómo es que no nos dijiste antes? Tienes que llamar más a casa, Cesar.— le reclamó Millie, frunciendo el entrecejo. Eso fue peor que cualquiera de los golpes que encajó Saturno en él.
—Ya ya. Tienes razón---
—Y Elania también dijo algo de beber. ¿Estás tomando? ¿Con problemas del corazón?—
—Ya les dije, no tengo proble--- replicó, intentando alejar el celular de donde Bakura y Elaina pudieran oírlo.
—Disculpa Millie.— intervino Maria, apoderándose de la pantalla nuevamente. —Cesar. Mírame a los ojos y dime que no es nada serio.—
Cesar colocó frente a su rostro el celular, haciendo lo pedido. —No es nada serio.— no del todo, al menos. Estar libre de curvas...lo odiaba.
—...te creeré. Eso era todo lo que queríamos saber.— Maria se apartó un poco, dándole espacio a Millie para salir en cámara junto a ella. —Es todo por ahora. Ya te llamaremos en unas horas.—
—...¿allá son las...es de madrugada ¿no?— preguntó Cesar, recostándose en la silla de nuevo. —¿No tienen clases?—
—Teníamos que llamarte cuando Dickens nos avisó.— respondió Maria. Ahí Cesar notó su media verdad, así como suponía ella notó la suya: rutina noctámbula. Cesar se rió. —...¿te ríes?—
—Deberían estar dormidas.—
—Y tú sobrio.— contestó Millie. Maria pareció de acuerdo.
—Ya ya. Ganaron. Dejaré de tomar por hoy ¿les parece?— Ambas asintieron.
—¡Elania! ¡Si escuchas, vigílalo!—
—Te lo agradecería.— concordó Maria. —Con eso acabamos. Cuídate Cesar.—
—Adios Cesarín.— Millie agitó la mano, saliendo del cuadro. Moviendo la cámara, Maria se dispuso a cortar.
—Maria.—
—...¿si?—
—No le digas a Pops ¿si?— pidió él, bajando la voz. Maria lo pensó un momento, asintiendo antes de colgar. Un segundo después se le escapó un suspiro agonizantemente largo.
—...tener hermanas es jodido.— comentó en voz alta. Luego se volteo hacia Bakura y Elaina... Y se sintió raro. ¿Verguenza? Quizá. Era extraño que se le escapara eso frente a los demás, porque no tenía demasiado y sin embargo...
—Es mi ex.— le respondió a Bakura. —Me mandó al diablo hace unos años y aún así me reclama por beber.— luego lanzó la botella en dirección a Elaina, quien la atraparía sin problema. —Es la quinta. Y última.— añadió con un tic de ira en la mejilla izquierda. —Ni para qué. Si de todas maneras ni siento el alcohol.— comentó levantándose del asiento, zapateando el suelo alfombrado del palco. —La misma mierda que me puso flaco lo quema antes de que haga efecto.— se giró y miró la ultima piedra que flotaba sobre la arena. —Es una técnica, por cierto. Me puso flaco, da calor y me pone a sudar cual regadera.— explicó, palmeando la protección del estómago que ya no tenía una barriga que contener. —...¿qué tanto andan haciendo allí dentro? Matar a Pantene no debería llevar tanto.—
A menos claro, que fuera Pantene masacrando a los santos de oro restantes y dándose su tiempo para regodearse. No era algo que descartaba.
Mínimo consuelo: Bakura respondió su pregunta y sació su curiosidad.
—Eres intrigante.— admitió al ver las garras. Le recordaron a su estilo secundario al sonido: cuchillos de lanzar. No por nada Ofiuco tomaba la forma de uno para pandilleros cuando no la usaba. —Usé algo así para acabar mi pelea.— añadió apuntando a Tierra con una botella en la mano. —Quien lo diría. Y se supone que los Santos de Oro deben ser los más decisivos.— comentó. Aunque, después de todo el torneo, de los dorados los únicos que valían algo eran Aries y Rin.
Antes de poder agregar algo más, sin embargo, sonó su teléfono. No era tuiti, sino una videollamada. Eso le dio un golpe en el estómago.
Dándole al icono verde, contestó.
—¿Cesar?— dijo la voz de su hermana menor, su rostro apareciendo en la pantalla. —Tenía tiempo sin verte así.— añadió, analizándolo con sus ojos color miel. —¿Qué sucedió? No eres de los que ejercitan. Dickens mencionó algo del corazón.—
—¡M! ¿Qué tal qué ta--- antes de responder, vio como otro rostro se metía en la pantalla
—¡Cesarin! ¿¡Qué es eso de problemas del corazón!? ¿¡Estás bien!? ¡Estás muy flaco! ¿¡En serio estás bien!?—
—...s-sí Mill, estoy bien.— le respondió a su otra hermana menor, quien lo fulminaba con unos ojos verdes iguales a los suyos. —No es nada serio, sólo están ex---
—¿¡Nada serio!? ¡El corazón es un asunto serio! Te mandaron a rebajar ¿verdad? Dime ¿qué tan serio es?—
—Millie tiene razón Cesar. ¿Qué tan...serio es?— otra mirada más que lo aniquilaba.
—Lo digo de verdad. No es nada. No creí que fueran a reaccionar a---
—Estás mintiendo.—
—No mientas.—
—...—
—Cesar...—
—Maria...—
—Cesarin...—
—...—
Y claro, para más, Elaina hizo acto de aparición.
—Espera ¿Elania? ¿Qué hace ella ahí? Oí su voz. Era ella ¿verdad? ¿Qué estás haciendo Cesarín? ¿En serio estás en ese empleo de Europa? ¿No te estarás poniendo lindo para ella, verdad? La última vez que estuvo flaco fue como novio de Elania.—
—Ella también estudió en Palladion. Yodel y violín ¿recuerdan?— dijo, intentando desarmar la situación. Aunque por cuatro frentes...
—¿Cómo es que no nos dijiste antes? Tienes que llamar más a casa, Cesar.— le reclamó Millie, frunciendo el entrecejo. Eso fue peor que cualquiera de los golpes que encajó Saturno en él.
—Ya ya. Tienes razón---
—Y Elania también dijo algo de beber. ¿Estás tomando? ¿Con problemas del corazón?—
—Ya les dije, no tengo proble--- replicó, intentando alejar el celular de donde Bakura y Elaina pudieran oírlo.
—Disculpa Millie.— intervino Maria, apoderándose de la pantalla nuevamente. —Cesar. Mírame a los ojos y dime que no es nada serio.—
Cesar colocó frente a su rostro el celular, haciendo lo pedido. —No es nada serio.— no del todo, al menos. Estar libre de curvas...lo odiaba.
—...te creeré. Eso era todo lo que queríamos saber.— Maria se apartó un poco, dándole espacio a Millie para salir en cámara junto a ella. —Es todo por ahora. Ya te llamaremos en unas horas.—
—...¿allá son las...es de madrugada ¿no?— preguntó Cesar, recostándose en la silla de nuevo. —¿No tienen clases?—
—Teníamos que llamarte cuando Dickens nos avisó.— respondió Maria. Ahí Cesar notó su media verdad, así como suponía ella notó la suya: rutina noctámbula. Cesar se rió. —...¿te ríes?—
—Deberían estar dormidas.—
—Y tú sobrio.— contestó Millie. Maria pareció de acuerdo.
—Ya ya. Ganaron. Dejaré de tomar por hoy ¿les parece?— Ambas asintieron.
—¡Elania! ¡Si escuchas, vigílalo!—
—Te lo agradecería.— concordó Maria. —Con eso acabamos. Cuídate Cesar.—
—Adios Cesarín.— Millie agitó la mano, saliendo del cuadro. Moviendo la cámara, Maria se dispuso a cortar.
—Maria.—
—...¿si?—
—No le digas a Pops ¿si?— pidió él, bajando la voz. Maria lo pensó un momento, asintiendo antes de colgar. Un segundo después se le escapó un suspiro agonizantemente largo.
—...tener hermanas es jodido.— comentó en voz alta. Luego se volteo hacia Bakura y Elaina... Y se sintió raro. ¿Verguenza? Quizá. Era extraño que se le escapara eso frente a los demás, porque no tenía demasiado y sin embargo...
—Es mi ex.— le respondió a Bakura. —Me mandó al diablo hace unos años y aún así me reclama por beber.— luego lanzó la botella en dirección a Elaina, quien la atraparía sin problema. —Es la quinta. Y última.— añadió con un tic de ira en la mejilla izquierda. —Ni para qué. Si de todas maneras ni siento el alcohol.— comentó levantándose del asiento, zapateando el suelo alfombrado del palco. —La misma mierda que me puso flaco lo quema antes de que haga efecto.— se giró y miró la ultima piedra que flotaba sobre la arena. —Es una técnica, por cierto. Me puso flaco, da calor y me pone a sudar cual regadera.— explicó, palmeando la protección del estómago que ya no tenía una barriga que contener. —...¿qué tanto andan haciendo allí dentro? Matar a Pantene no debería llevar tanto.—
A menos claro, que fuera Pantene masacrando a los santos de oro restantes y dándose su tiempo para regodearse. No era algo que descartaba.
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Re: Palco Divino
por Invitado Mar Dic 12, 2017 4:44 pm
El golpe definitivo de Elania rompió el hechizo. Al caer en el concreto, la dama de cabellos rubios abrió los ojos y pudo constatar que finalmente tenia el control sobre su propio cuerpo. Sin embargo el daño recibido fue tal que no pudo reincorporarse de inmediato - requiriendo algo de tiempo antes de que sus miembros respondieran. Ese lapso fue suficiente para que sucediera la destrucción de la dimensión de bolsillo, enviándolas al coliseo de batallas en Rysel.
Cuando despertó estaba sola, el cosmos de Elania en el palco de los dioses, acompañada del de Bakura y alguien más. De un movimiento se levantó, un crujido alertándola de algo: el Core Místico tenía grietas en la parte del pecho, la hombrera izquierda totalmente destrozada. Ciertamente, el potencial de Sagitta era increíble como para haber logrado mermar tanto las defensas de una armadura de ese calibre. De hecho, pudo ver, no solo las protecciones estaban cuarteadas. Al sacarlo y verlo, la espada bastarda de mango horizontal tenía daño y raspaduras en su superficie.
Estaba satisfecha. Si así eran los Santos femeninos de ese mundo, entonces el futuro se veía brillante.
•... ... ...•
Y aún así, su trabajo no terminaba. Sacando la chaqueta de su traje marcial la colocó encima de su cuerpo, sin cerrarla. No tenía caso ocultar su rostro o sellar el Core, pues sobre sus cabezas estaba la última prisión. Dependiendo de lo que ocurriera, bien podía que ella y los demás ocupantes del palco tuvieran que entrar en un nuevo enfrentamiento.
•Elania. Bakura.• dijo al entrar, saludando con su usual estoicismo. Luego miró a la tercera rueda, fulminándolo con la mirada. Aunque diferente, se le antojaba todavía desagradable. •¿Qué ocurrió contigo?• le preguntó a su compañero guardián de la Tierra, cruzándose de brazos. Por su aspecto, no tenía demasiado que contar. Quizá él... •¿Heriste a alguien?• inquirió. Era muy posible. El potencial bélico del albino era descomunal. Incluso, no dejó pasar que en su mano tenía manifestado lo que supuso era el arma anexa a su Core: un guante de cuatro garras penetrantes. De usarlo contra los Santos...no habrían visto la luz del mañana. •¿Quienes están allí?• añadió. Su mirada señaló el último de los contenedores dimensionales. De su interior no sentía palpitar ni una sola energía cósmica.
Cuando despertó estaba sola, el cosmos de Elania en el palco de los dioses, acompañada del de Bakura y alguien más. De un movimiento se levantó, un crujido alertándola de algo: el Core Místico tenía grietas en la parte del pecho, la hombrera izquierda totalmente destrozada. Ciertamente, el potencial de Sagitta era increíble como para haber logrado mermar tanto las defensas de una armadura de ese calibre. De hecho, pudo ver, no solo las protecciones estaban cuarteadas. Al sacarlo y verlo, la espada bastarda de mango horizontal tenía daño y raspaduras en su superficie.
Estaba satisfecha. Si así eran los Santos femeninos de ese mundo, entonces el futuro se veía brillante.
•... ... ...•
Y aún así, su trabajo no terminaba. Sacando la chaqueta de su traje marcial la colocó encima de su cuerpo, sin cerrarla. No tenía caso ocultar su rostro o sellar el Core, pues sobre sus cabezas estaba la última prisión. Dependiendo de lo que ocurriera, bien podía que ella y los demás ocupantes del palco tuvieran que entrar en un nuevo enfrentamiento.
•Elania. Bakura.• dijo al entrar, saludando con su usual estoicismo. Luego miró a la tercera rueda, fulminándolo con la mirada. Aunque diferente, se le antojaba todavía desagradable. •¿Qué ocurrió contigo?• le preguntó a su compañero guardián de la Tierra, cruzándose de brazos. Por su aspecto, no tenía demasiado que contar. Quizá él... •¿Heriste a alguien?• inquirió. Era muy posible. El potencial bélico del albino era descomunal. Incluso, no dejó pasar que en su mano tenía manifestado lo que supuso era el arma anexa a su Core: un guante de cuatro garras penetrantes. De usarlo contra los Santos...no habrían visto la luz del mañana. •¿Quienes están allí?• añadió. Su mirada señaló el último de los contenedores dimensionales. De su interior no sentía palpitar ni una sola energía cósmica.
Invitado- Invitado
Re: Palco Divino
por Invitado Mar Dic 12, 2017 10:30 pm
Tenia que admitir que la escena que presencio fue inesperada. Tenia mucho tiempo desde que vio a Cesar interactuar con sus dos hermanas y verlo en el papel del hermano mayor no era tan habitual hasta para ella que lo conocía desde años atrás. –Tendré vigilado a su hermano por ustedes– incluso aunque Cesar intentó alejarse para tener una conversación mas privada, esto no fue del todo posible y prácticamente quedo como dominio público, tanto para la joven como el guerrero de Abel.
–Tus hermanas son adorables y se preocupan por ti. No deberías de quejarte además…– hizo un momento de pausa recordando asuntos personales, que también Cesar conocía a la perfección. –Recuerda que no soy hija única y es mas conoces a mi hermano– suspiró al recordar los líos que le causo. Lo siguiente fue atrapar en el aire la botella que le lanzó Cesar y escuchar la forma en que la presento.
–Es correcto ese es mi nombre. El tuyo era Bakura ¿No es así? – se dirigió al tercer guerrero, que empuñaba un conjunto de garras en el guantelete de su armadura. Menciono al recordar como fue mencionado en la presentación de su combate.
–Si, hace años fuimos pareja, aunque no lo mande al diablo precisamente– estuvo tentada agregar un “dramático” a lo dicho por Cesar, pero desistió de hacerlo y proseguir con lo demás.
–También te mencione que necesitabas perder peso, no deberías de estar molesto por ello– volvió a suspirar, eso fue lo primero que observo cuando se reencontraron después de tanto tiempo. Tal vez para él era cómodo mantenerse de esa manera, pero para ella no le parecía una buena idea del todo.
Ahí se giró al escuchar la voz de Tier. Un peso menos al notar que pudo recuperar la conciencia sin mayor problema y no se veía muy afectada por el ataque recibido de la saintia. –Bienvenida de nuevo– aunque notó el ambiente pesado entre Tier y Cesar.
–La entidad que los controló al igual que la señorita Saori– dijo en respuesta a la palabra de Tier en eso dirigió levemente su mirada hacia Cesar. Si era consciente que él era su escolta personal y que él fuera dejado aun lado y no pudiera hacer absolutamente nada debía de ser frustrante.
–Es todo lo que puedo decir, desconozco más detalles– se dirigió am barandal del palco y centro su mirada en el punto donde debía de estar desarrollándose el ultimo combate. La marca del Cazador le permitió observar a través de los ojos de Cesar solo unos pocos minutos antes que el fuera arrastrado junto a Saturno, de ahí desconocía que Santos eran los que estaban protegiendo a la diosa de la sabiduría de la entidad maligna que irrumpió el recinto desatando la locura que estaban presenciando.
–Tus hermanas son adorables y se preocupan por ti. No deberías de quejarte además…– hizo un momento de pausa recordando asuntos personales, que también Cesar conocía a la perfección. –Recuerda que no soy hija única y es mas conoces a mi hermano– suspiró al recordar los líos que le causo. Lo siguiente fue atrapar en el aire la botella que le lanzó Cesar y escuchar la forma en que la presento.
–Es correcto ese es mi nombre. El tuyo era Bakura ¿No es así? – se dirigió al tercer guerrero, que empuñaba un conjunto de garras en el guantelete de su armadura. Menciono al recordar como fue mencionado en la presentación de su combate.
–Si, hace años fuimos pareja, aunque no lo mande al diablo precisamente– estuvo tentada agregar un “dramático” a lo dicho por Cesar, pero desistió de hacerlo y proseguir con lo demás.
–También te mencione que necesitabas perder peso, no deberías de estar molesto por ello– volvió a suspirar, eso fue lo primero que observo cuando se reencontraron después de tanto tiempo. Tal vez para él era cómodo mantenerse de esa manera, pero para ella no le parecía una buena idea del todo.
Ahí se giró al escuchar la voz de Tier. Un peso menos al notar que pudo recuperar la conciencia sin mayor problema y no se veía muy afectada por el ataque recibido de la saintia. –Bienvenida de nuevo– aunque notó el ambiente pesado entre Tier y Cesar.
–La entidad que los controló al igual que la señorita Saori– dijo en respuesta a la palabra de Tier en eso dirigió levemente su mirada hacia Cesar. Si era consciente que él era su escolta personal y que él fuera dejado aun lado y no pudiera hacer absolutamente nada debía de ser frustrante.
–Es todo lo que puedo decir, desconozco más detalles– se dirigió am barandal del palco y centro su mirada en el punto donde debía de estar desarrollándose el ultimo combate. La marca del Cazador le permitió observar a través de los ojos de Cesar solo unos pocos minutos antes que el fuera arrastrado junto a Saturno, de ahí desconocía que Santos eran los que estaban protegiendo a la diosa de la sabiduría de la entidad maligna que irrumpió el recinto desatando la locura que estaban presenciando.
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Re: Palco Divino
por Bakura Jue Dic 14, 2017 1:22 am
—Así que venganza. Vaya ¿por qué no me extraña? —comentó cuando Napper le explicó sobre la situación y las intenciones del enemigo. La venganza siempre era una buena excusa para causar problemas. Bueno, se dijo mientras tomaba un poco más de su bebida, al menos ya estaba un poco más informado.
Permaneció en silencio cuando la plática fue interrumpida por el sonido del teléfono de su acompañante. Aunque no le interesaba demasiado oír la conversación, no pudo evitarlo. Y se sintió un tanto perdido cuando salió el tema de los hermanos. Bakura no tenía una familia, por lo cual no sabía qué opinar al respecto, pero sí, aunque parecía que las hermanas de Napper se preocupaban por él, había sonado un poco fastidioso desde la perspectiva del Paladín.
—Hermanos... Que bueno que no tengo que lidiar con eso. —comentó de forma casual, bebiendo otro sorbo de la botella que tenía en mano. No podía imaginarse a sí mismo siendo atosigado de ese modo. Aunque, quién sabe, quizás no fuera tan malo como parecía. De todos modos, nunca iba a saberlo.
Asintió cuando la portadora de Sagitta le preguntó por su nombre. No se había equivocado... no del todo. Esos dos habían sido pareja. Y la forma en que interactuaban lo reafirmaba. Pero antes de que pudiera decir o hacer algo más una cuarta persona se presentó en el palco, era la Paladín de Neptuno.
—Tier. Es bueno verte aquí —respondió al saludo—. Peleé con uno de los Santos. No porque quisiera... —dijo, dirigiendo una rápida mirada hacia la arena—. Me llevé unos cuantos golpes, si preguntas por eso, pero creo que él lo pasó peor que yo. Decir que lo he herido es poco... Debe estar inconsciente —si no es que muerto. La segunda posibilidad le preocupaba un poco más— en alguna parte.
Entonces recordó que aún tenía el arma en su mano. Manifestando su cosmos hizo desaparecer las garras y miró hacia el punto donde se desarrollaba la última pelea cuando Tier preguntó acerca de ello.
—...Los otros son dos Santos de Oro al parecer —agregó a lo dicho por Elania. No podían ser ni Cáncer ni Libra, eso sólo dejaba a Aries y Acuario (de los que él había visto en el palco de Athena, al menos). Dos dorados contra un solo enemigo...—. Sí —coincidía con la pregunta de Ofiuco— Ya se están tardando. Quizás estén en problemas... —reflexionó más para sí mismo. De todos modos era imposible que pudieran interferir en la pelea—. Bueno, no es como si pudiéramos hacer algo al respecto. Sólo queda esperar.
Permaneció en silencio cuando la plática fue interrumpida por el sonido del teléfono de su acompañante. Aunque no le interesaba demasiado oír la conversación, no pudo evitarlo. Y se sintió un tanto perdido cuando salió el tema de los hermanos. Bakura no tenía una familia, por lo cual no sabía qué opinar al respecto, pero sí, aunque parecía que las hermanas de Napper se preocupaban por él, había sonado un poco fastidioso desde la perspectiva del Paladín.
—Hermanos... Que bueno que no tengo que lidiar con eso. —comentó de forma casual, bebiendo otro sorbo de la botella que tenía en mano. No podía imaginarse a sí mismo siendo atosigado de ese modo. Aunque, quién sabe, quizás no fuera tan malo como parecía. De todos modos, nunca iba a saberlo.
Asintió cuando la portadora de Sagitta le preguntó por su nombre. No se había equivocado... no del todo. Esos dos habían sido pareja. Y la forma en que interactuaban lo reafirmaba. Pero antes de que pudiera decir o hacer algo más una cuarta persona se presentó en el palco, era la Paladín de Neptuno.
—Tier. Es bueno verte aquí —respondió al saludo—. Peleé con uno de los Santos. No porque quisiera... —dijo, dirigiendo una rápida mirada hacia la arena—. Me llevé unos cuantos golpes, si preguntas por eso, pero creo que él lo pasó peor que yo. Decir que lo he herido es poco... Debe estar inconsciente —si no es que muerto. La segunda posibilidad le preocupaba un poco más— en alguna parte.
Entonces recordó que aún tenía el arma en su mano. Manifestando su cosmos hizo desaparecer las garras y miró hacia el punto donde se desarrollaba la última pelea cuando Tier preguntó acerca de ello.
—...Los otros son dos Santos de Oro al parecer —agregó a lo dicho por Elania. No podían ser ni Cáncer ni Libra, eso sólo dejaba a Aries y Acuario (de los que él había visto en el palco de Athena, al menos). Dos dorados contra un solo enemigo...—. Sí —coincidía con la pregunta de Ofiuco— Ya se están tardando. Quizás estén en problemas... —reflexionó más para sí mismo. De todos modos era imposible que pudieran interferir en la pelea—. Bueno, no es como si pudiéramos hacer algo al respecto. Sólo queda esperar.
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Re: Palco Divino
por Invitado Jue Dic 14, 2017 5:02 pm
Aunque Elaina tenia razón, eso no cambiaba el hecho de que se le antojaba exagerado. El verdadero problema vendría si Pops se enteraba y ahí si que terminaría llorando. Suspiró hondo, oyendo el último comentario de su ex.
—Era feliz con mis tetas de hombre, muchas gracias. Que no tengas pecho no significa que los demás debamos estar igual.— le escupió en seco, frunciendo sus cejas inexistentes. Y claro, para aumentar su disgusto, tenía que aparecer uno de los dos elementos del palco de los Paladines que le causaron revulsión inmediata. Cuando la recién llegada lo miró mal, devolvió el gesto - deseando que le explotara la cabeza. Lástima, sus ojos no causaban combustión espontánea.
Por suerte, Tierra hizo un comentario que lo sacó de la burbuja de ira creciente. —¿Ni siquiera viste dónde cayó cuando terminaron?— preguntó, conteniendo una risita. La despreocupación pandillera del albino era loable. Hasta la encontraba hilarante. Al parecer, no se equivocó al enviarle uno de los tragos durante el torneo - así como no pareció errarle al asumir que la mujer paladín era un asco.
—Cosa de ellos. Se supone son dorados, deberían poder manejar eso.— dijo, corroborando a Bakura. Aunque si tomaban el récord acumulado durante el torneo...
Y de nuevo, el asunto discutido con la señorita Saori: fe.
Ring ring sonó su teléfono, el tono de una llamada común y corriente. Al levantarlo sintió el golpe en el reducido estómago, respondiendo de inmediato mientras se sentaba de nuevo en la butaca y se ponía a girar la Hoz del Silencio con la mano libre.
—Heeeeeey Pops.— saludó con una risita, gageando un poco. Del otro lado de la linea lo azotaron en inglés. —Ah ¿eso? Nada grave nada grave. ¿Cómo te enteraste?— luego francés. —A ha. No no. Nope. Sí. Ehm...creo, quizá no.— lueeego en su lengua madre, a lo que bajó la voz, dejando la Hoz de lado mientras respondía en la misma - rápido y conciso. Así estuvo durante unos dos minutos, reclinándose ya cuando aclaró las cosas. Quedando mudo mientras escuchaba al otro lado de la línea dio unos cortos "aha" y "uhú", despidiéndose con efusividad curiosa y fuera de tono a la conversación, sonriendo antes de cortar...y suspirar largo y tendido. —...sigh.—
Ya ni era cosa de pasar pena, pensó, levantando las piernas antes de saltar y quedar nuevamente de pie.
—Por cierto.— dijo intentando pasar la página, ignorando a la Paladín mientras tomaba la Hoz por segunda vez y la lanzaba al aire, atrapándola cual bastón de porrista. —¿Ninguno sacó un premio?— inquirió mirando a Elaina y al albino. La otra...pues se notaba que el suyo fue una golpiza de las buenas. —Parece que habrá que ir a golpear gente en la montaña de los hermanos de la señorita.—
Atrapando el arma en el último giro aplicó cosmos, creando una resonancia que la redujo a un objeto más manejable: un botón blanco que guardó en uno de los bolsillos del pantalón. Apoyándose en el espaldar de la butaca miró a la monstruosidad que sobrevolaba el coliseo, zapateando nuevamente. —O mejor dicho, a rescatar personas.— específicamente, a Rin.
—Era feliz con mis tetas de hombre, muchas gracias. Que no tengas pecho no significa que los demás debamos estar igual.— le escupió en seco, frunciendo sus cejas inexistentes. Y claro, para aumentar su disgusto, tenía que aparecer uno de los dos elementos del palco de los Paladines que le causaron revulsión inmediata. Cuando la recién llegada lo miró mal, devolvió el gesto - deseando que le explotara la cabeza. Lástima, sus ojos no causaban combustión espontánea.
Por suerte, Tierra hizo un comentario que lo sacó de la burbuja de ira creciente. —¿Ni siquiera viste dónde cayó cuando terminaron?— preguntó, conteniendo una risita. La despreocupación pandillera del albino era loable. Hasta la encontraba hilarante. Al parecer, no se equivocó al enviarle uno de los tragos durante el torneo - así como no pareció errarle al asumir que la mujer paladín era un asco.
—Cosa de ellos. Se supone son dorados, deberían poder manejar eso.— dijo, corroborando a Bakura. Aunque si tomaban el récord acumulado durante el torneo...
Y de nuevo, el asunto discutido con la señorita Saori: fe.
Ring ring sonó su teléfono, el tono de una llamada común y corriente. Al levantarlo sintió el golpe en el reducido estómago, respondiendo de inmediato mientras se sentaba de nuevo en la butaca y se ponía a girar la Hoz del Silencio con la mano libre.
—Heeeeeey Pops.— saludó con una risita, gageando un poco. Del otro lado de la linea lo azotaron en inglés. —Ah ¿eso? Nada grave nada grave. ¿Cómo te enteraste?— luego francés. —A ha. No no. Nope. Sí. Ehm...creo, quizá no.— lueeego en su lengua madre, a lo que bajó la voz, dejando la Hoz de lado mientras respondía en la misma - rápido y conciso. Así estuvo durante unos dos minutos, reclinándose ya cuando aclaró las cosas. Quedando mudo mientras escuchaba al otro lado de la línea dio unos cortos "aha" y "uhú", despidiéndose con efusividad curiosa y fuera de tono a la conversación, sonriendo antes de cortar...y suspirar largo y tendido. —...sigh.—
Ya ni era cosa de pasar pena, pensó, levantando las piernas antes de saltar y quedar nuevamente de pie.
—Por cierto.— dijo intentando pasar la página, ignorando a la Paladín mientras tomaba la Hoz por segunda vez y la lanzaba al aire, atrapándola cual bastón de porrista. —¿Ninguno sacó un premio?— inquirió mirando a Elaina y al albino. La otra...pues se notaba que el suyo fue una golpiza de las buenas. —Parece que habrá que ir a golpear gente en la montaña de los hermanos de la señorita.—
Atrapando el arma en el último giro aplicó cosmos, creando una resonancia que la redujo a un objeto más manejable: un botón blanco que guardó en uno de los bolsillos del pantalón. Apoyándose en el espaldar de la butaca miró a la monstruosidad que sobrevolaba el coliseo, zapateando nuevamente. —O mejor dicho, a rescatar personas.— específicamente, a Rin.
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Re: Palco Divino
por Viktor Jue Dic 14, 2017 9:45 pm
Estuvo de visita en el Yomotsu, literalmente y no solo como parte de sus técnicas como santo de Cáncer, sino haciendo la larga fila para entrar al infierno... Hasta que la voz de Odín le dijo que debía regresar.
Lo hizo y su cuerpo le dolía gracias a las quemaduras.
Sin preguntarse por qué el principal dios nórdico aún lo quería vivo, se levantó como pudo, y la armadura de la cuarta casa volvía a cubrir su cuerpo. El metal frío le proporcionaba una sensación de alivio. Observó que algunos santos y paladines estaban reuniéndose en un solo punto. La gente entre el público parecía haber sido evacuada en su mayoría… Aún quedaban algunas personas en las gradas.
El espíritu de esa mujer que no podía expresar nada pero que fue el preludio al verdadero pandemónium que se había desatado. Rin y la paladín de Venus siendo secuestradas… -¿Podría ser que Serena estuviese a donde se las habrían llevado? –Mientras pensaba en ello, compuso una sonrisa al ver que los paladines ya no se encontraban controlados y que varios de sus compañeros de armas estuviesen enteros.
–Yahoo~ Que bueno que estén bien – Dijo a modo de saludo general, especialmente a Bakura, a quien le estrechó la mano, no quería que se preocupara por casi matarlo cuando no estaba en control de su cuerpo y mente. No pidió explicaciones de cómo iban las cosas, seguro le sería molesto al resto repetirse. Especialmente cuando su atención se había encontrado en otra de esas ¿Tiferet? que había lanzado el hombre del ataúd. Descartando a los que se hallaban presentes, podían estar adentro Vasant, Stelios, la señora Athena y el hombre de cabellos azules. -No debe faltar mucho para que salgan de ahí -.
Lo hizo y su cuerpo le dolía gracias a las quemaduras.
Sin preguntarse por qué el principal dios nórdico aún lo quería vivo, se levantó como pudo, y la armadura de la cuarta casa volvía a cubrir su cuerpo. El metal frío le proporcionaba una sensación de alivio. Observó que algunos santos y paladines estaban reuniéndose en un solo punto. La gente entre el público parecía haber sido evacuada en su mayoría… Aún quedaban algunas personas en las gradas.
El espíritu de esa mujer que no podía expresar nada pero que fue el preludio al verdadero pandemónium que se había desatado. Rin y la paladín de Venus siendo secuestradas… -¿Podría ser que Serena estuviese a donde se las habrían llevado? –Mientras pensaba en ello, compuso una sonrisa al ver que los paladines ya no se encontraban controlados y que varios de sus compañeros de armas estuviesen enteros.
–Yahoo~ Que bueno que estén bien – Dijo a modo de saludo general, especialmente a Bakura, a quien le estrechó la mano, no quería que se preocupara por casi matarlo cuando no estaba en control de su cuerpo y mente. No pidió explicaciones de cómo iban las cosas, seguro le sería molesto al resto repetirse. Especialmente cuando su atención se había encontrado en otra de esas ¿Tiferet? que había lanzado el hombre del ataúd. Descartando a los que se hallaban presentes, podían estar adentro Vasant, Stelios, la señora Athena y el hombre de cabellos azules. -No debe faltar mucho para que salgan de ahí -.
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- Armadura : Santo Dorado de Cáncer
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Re: Palco Divino
por Sting Mar Dic 26, 2017 5:50 pm
** Realmente el muchacho de celeste caballera, ignora todo lo que está pasando en su al redor, hasta el hecho que aquel sueño lo ha dejado profundamente dormido. Lo cual es muy raro ya que no está cansando ni tampoco sus fuerzas se han ido por lo cual, ahora mientras se encuentra en aquel estado varios de sus compañeros paladines pelean sin fin, sin antes que su puerto fuera enviado por alguno de los bajos subordinados de Abel hacia el palco divino para que se encuentre a salvo. Mientras que los dioses se encuentran en problemas, por la invasión de un ejército extranjero en su interior de aquel coliseo. Por lo cual lentamente el muchacho, parece seguir al resto de los demás sin embargó algo divino y celestial envuelve al cuerpo del representante de Abel. Como si algo más sagrado desea protegerlo de aquel control mental que sufrían los demás, para pelear uno a uno contra los atenienses de nuevo.
Lo que sin dudas fue un gran alivio ya que aquella energía, no pareció dominar al joven para nada. Mas sin embargó logro despertar por un corto periodo aquella entidad que vive en él, desde hace un par de años atrás. Por lo que en ese instante el cuerpo del muchacho comienza a recobrar la conciencia, para posteriormente levantarse del mismo suelo donde fue depositado. Mientras tantos los ojos del comienza a mirar a su al redor y notar que todo parece ya estar en calma, como si todo lo que paso hubiera terminado. Sin embargó aún hay algo que le preocupa aquel ser, puesto es la misma alma de hades que ha salvado a su propio contendor de ser manipulado “ Así que ellos ya se están moviendo” menciona en su mente, puesto hasta el momento igual pensó que la batalla mitológica con los demás dioses habían sucedido pero nunca que estas resurgirán de nuevo en aquella era.
Aun así todo lo que hasta ahorita a ha pasado, no puede dejarlo ir por alto, de alguna manera le preocupan muchas cosas. Y el hecho es que ni Athena o Abel se encuentran en aquel lugar por lo cual decide el mismo ir hacia dónde están. Siguiendo el mismo rastro de los demás, aunque ahora de nuevo aquella presencia divina que protege al muchacho se ha ido como si esta le hubiera dado una protección especial para que nada malo le pasara. De igual manera sus fuerzas parecen que se han restablecido después de haber tomado una larga siesta no desea al menos ahora, podría volver a luchar para poder defender a Abel aunque ahora no está del todo seguro. **
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