Fuera de Tiempo [Libre]

Lo que rodeaba a este joven era el silencio, una clase de silencio particular, ya que a su alrededor bullía con estrepitoso caudal las conversaciones y las risas, los jóvenes iban de un lado al otro jugando con sus dispositivos despreocupados de su vida mientras ahí, sentado en una linda silla de madera tallada se encontraba un hombre fuera de tiempo; sus ojos azules estaban clavados sobre la acera, aun no entendía bien esta época ni la complejidad de sus muy altos edificios, los frentes poblados de espejos que emulaban las superficies de los lagos que el estaba acostumbrado a ver en sus viajes del pasado junto a su maestro Hasgard o en las misiones que su segundo - y no menos apreciado - maestro Shion le entregaba, en esos largos y difíciles viajes, el toro dorado se tomaba largos minutos para contemplar la belleza del planeta, belleza que ahora solo existía en postales que vendían en la ciudad y en imágenes de dispositivos que la gente solía llamar computadoras.

Suspiró finalmente mientras una doncella - o al menos eso esperaba que fuera, ya que por su edad y vestimenta parecía ser una - traía un vaso con una bebida "interesante", una infusión de hierbas aromáticas fría, el de cabellos azules agradeció mientras sonreía de manera amable, la joven solo le regalo una sonrisa y regreso  a sus tareas habituales. Teneo había pasado algunas horas observando como es que se movían en esta clase de locales: hacías tu pedido, la dama que atendía lo anotaba, al cabo de unos minutos regresaba con lo que pedía y entonces luego de consumirlo regresaba a pedir la remuneracion por ello.

— Bueno, algunas cosas siguen igual— contesto al aire mientras se inclinaba sobre la mesa, era gracioso ver las reacciones que el joven griego tenia en ciertas cosas, por ejemplo con el tacto de lo que la gente de esa época llamaba "plástico" una aleación frágil con la que la mayoría de las cosas estaban construidas en esa época, quizás por ser un material mucho mas barato y maleable, mientras que los densos trabajos de albañilería parecían estar reservados para las grandes y "antiguas" construcciones.

Teneo, el santo dorado de Tauro, se caracterizaba por poseer una contextura física bastante fornida, aunque sin rayar en lo exagerado, sus facciones son suaves y bastante atractivas, siendo quizás su mayor punto el largo - casi por debajo de las rodillas - cabello azul marino, mientras que sus ojos azules mucho mas claros le daban una mirada cálida y amena, sin embargo quien lo viera ahora estaría en presencia de un niño que descubre, por sus reacciones, el mundo exterior; maravillado por las grandes construcciones actuales, las costumbres tecnologías o simplemente por la "frescura" al vestir de los habitantes de esta época, en cierta manera se sentía distante, diferente, pero por otro lado cuando se centraba a pensar en su "misión" todo volvía a tomar sentido.

— Mmm? —elevo la mirada, estaba tan concentrado que no entendía bien porque todo el mundo corría, hacia los locales buscando refugio, mientras el tranquilamente terminaba su bebida, la cual había comenzado entre pensamientos difusos, finalmente entendió el "por que" cuando un potente rayo cayo sobre lo alto de esas torres de cristal: estaba lloviendo — ¿Porque huyen de algo tan natural y refrescante?— se pregunto en un susurro mientras se ponía en pie, camino con total tranquilidad entre la gente que "correteaba" en busca de algo que cubrirse y finalmente se acerco hasta el local donde la mesera bastante mojada se giro a observarlo, esta vez el caballero dorado tenia su cabello largo brillante por la lluvia, con una sonrisa amplia y sincera entrego el monto de dinero con un -muy generoso- adicional y finalmente volvió a salir a la calle, observando todo como una nueva aventura.