Lockdown Three

Posando la mano sobre la zona donde Mugen lo golpeó Rintaro sintió la punzada de dolor correspondiente. Y aunque doliera como el diablo, le tocaba aguantarse: el viejo no se iba con contemplaciones y por ende, él igual. Dándose la vuelta en el aire clavó sus pies descalzos en el suelo, donde patinó en retroceso hasta ver que Mugen se acercaba a él. Afilando la mirada y enseriando la expresión encendió su cosmos y se preparó, bloqueando el primer embate que iba a su cara, luego el segundo que llegó como una patada en arco a sus costillas y finalmente saltó para no ser barrido. Ya en el aire vio a Mugen moverse y dar una patada guillotina que lo mandó directo al suelo donde se enterró unos cuantos centímetros. Su espalda fue lo que más sintió el impacto y resentirlo fue distracción suficiente para que Mugen tomara ventaja. Esa ventaja fue la de manifestar largas estacas de sombra que tomó con la mano y clavó en su hombro izquierdo, salpicando incluso mas sangre. Sin perder tiempo Mugen creó tres estacas más, una de ellas apuntando a su cabeza. -No me jodas.- Espetó Rintaro creando su garra de cosmos para así dar un zarpazo que destrozó dos de las armas, la tercera clavándose a un lado de su estómago, cercano a empalarlo. Ejerciendo fuerza se levantó de un salto, dando una patada doble con los dedos mientras sentía como su músculo del hombro se rasgaba, mas sangre esparciéndose por el suelo - su momento suficiente como para lanzar un cabezazo contra el cuerpo de Mugen quien evitara la patada y se viera obligado a bloquear ese embate. Patinando hacia atrás bajó los brazos puestos en X, viendo como Rintaro lo apuntaba con su índice izquierdo extendido y la diestra doblada en posición previa a un lanzamiento. -Muretsu.- Murmuró el menor, lanzando un rayo de cosmos blanco que atravesó el campo a una velocidad monstruosa. Sin embargo Mugen había evadido a tiempo, encontrándose flotando sobre el aire posando uno de sus escalones-constructos personales. -Tsk.-

-Vas a tener que hacerlo mejor.- Declaró Mugen al desaparecer, rematerializándose detrás de su alumno quien se giró y bloqueó un golpe más. Luego levantó la diestra para hacer algo que se vio frustrado; en cuestión de un microsegundo Mugen clavó en su palma una estaca negra y luego aplicó un movimiento veloz que terminó con otras cuantas más penetrando la carne del menor. Abriendo los ojos todo lo posible Rintaro sintió a sus espaldas un muro que antes no estaba allí y luego, tras una patada que Mugen le dio en pleno pecho, quedo prendado in situ.

-Gah.- El dolor era abrumador pero debía ignorarlo, pensó. Clavado o no todavía podía hacer algo al respecto. Por eso intentó dar un paso al frente, el escozor del ¿metal? encendiendo sus nervios del dolor. Ni siquiera rechinar los dientes apagaba la sensación y por eso arrugó el rostro hasta que fue surcado por lineas antinaturales. Entonces Mugen le dio un puñetazo frontal que hizo que todo se fuera a negro.