Lockdown End

"¿Ese fue un brillo dorado?" se preguntó Mugen tras recibir el impacto del Muretsu. Trastabillando hacia atrás sin detener el impulso o querer ceder ante su alumno, se mantuvo de pie aún cuando el impacto lo había dejado maltrecho. "No lo imaginé. Ese fue un destello de oro. Un mínimo destello de---" Su línea de pensamiento se cortó. Levantando el brazo izquierdo bloqueó un ataque frontal de Rintaro quien había lanzado un zarpazo con su Byakuran. Apenas las garras blancas tocaron su piel se siguió una onda de choque que magulló, dobló y cuarteó los huesos debajo de su carne que a la vez, se inflamó sobremanera, esparciendo sangre en una fina niebla que se disipó frente a sus ojos.

Entonces Mugen notó la diferencia de aquel Byakuran respecto a los anteriores: la garra se había reducido considerablemente, el blanco limitado a los dedos y un poco más allá, creando uñas filosas que concentraban el poder como no había visto antes. Tomando eso en cuenta junto al destello dorado que había visto...

-Ougi.- Declaró Mugen al marcar distancia de Rintaro. Extendiendo las manos su cosmos creo una medialuna entre la diestra y la siniestra. -Geppou Goroshi.- De la medialuna de sombras surgió un chorro de oscuridad que al instante se volvió un aluvión de estacas negras disparadas contra el menor, quien en ese instante había saltado y se encontraba a medio vuelo, en el punto más alto del arco. Apuntando a Mugen con su Byakuran su cosmos volvió a brillar con intensidad, la flama volviéndose una capa suave sobre su cuerpo que se disolvía en hojuelas flotantes - y en medio del blanco dominante en el color del cosmos de Rintaro, volvió a ver un destello dorado.

"No hay forma de que no lo sea" pensó el anciano enarbolando la estaca más poderosa de todas entre las creadas por su Geppou Goroshi. Al acercarse al Byakuran de Rintaro todas las estacas disparadas fueron destrozadas, reventadas por un golpe tan veloz como la misma luz. "Ese es el límite." añadió en su cabeza girando y apuntando hacia el menor quien aterrizó frente a él. "Ya él..." Mugen atacó y a su vez Rintaro hizo lo mismo. En un solo movimiento en diagonal, descendente desde el flanco izquierdo hasta el derecho, el Byakuran perforó el Geppou Goroshi junto al cuerpo de Mugen, la punta del índice de Rintaro cortando todo desde el hombro hasta la cintura en una fina línea que atracó en el corazón, pulmones, riñones y una buena parte de los intestinos. La sangre voló, creando un espectáculo carmesí en el que las gotas desaparecieron en el aire; primero se tiñeron de blanco y luego se deshojaron, desapareciendo en el aire nocturno.

La batalla había terminado.