Zonas de Reposo - Evento de año nuevo: ¡Valhalla de Gala!

Estaba concentrado en su objetivo de complacer a Atem, pero éste lograba obligarlo a mirar hacia arriba cada vez que decía su nombre con tanto deseo. No recordaba haber sido añorado con ese nivel de intensidad por ninguna otra persona. Aunque no se lo hubiera pedido Yusei no se detendría, estaba muy excitado como para parar. Sintió cómo su compañero llegaba al clímax, asomando su cabeza de entre las piernas de Atem con un hilo de semen escurriendo de su boca. Relamió sus labios, tragando el líquido con gusto, empapando su paladar con él como un hombre sediento.  

-Lo hiciste muy bien- dijo con una sonrisa de satisfacción, besando la mejilla del chico bronceado y dejando un pequeño rastro pegajoso en el centro. Pensaba en que lo mejor sería detenerse ahí. Atem no parecía estar preparado para lo que seguía. Pensaba que podría llegar a molestarse si recobraba la cordura, atribuyéndole el haber llegado tan lejos con Libra al hecho de que ambos habían tomado valor gracias a la influencia del alcohol. Pero había un problema: la erección que ahora estaba acariciando la entrada de Atem. Tendría que proseguir, de lo contrario se iba a arrepentir pensando en lo que pudo ser.

Fue entonces cuando recordó que no podía continuar sin sus "herramientas"-Pero no tengo mi... Dame un segundo, estoy seguro de que en esta habitación debe haber un...- Yusei se levantó de la cama y buscó en el cajón de la cómoda de Frey. Apostaba cualquier cosa a que el representante de Asgard tenía preservativos escondidos en algún lugar. Tras sacar ropa horrible y revistas sobre patinaje artistico, encontró un tubo de lubricante a medio usar y una tira de condones, condones que no le iban a servir porque eran de una talla más grande que la que él usaba. –La heterosexualidad de Frey es tan real como Pie Grande- escondió la tira de condones sin molestarse en ordenar el desastre que había hecho en la habitación del sacerdote.

Regresó con Atem,  colocándose entre sus piernas, no sin antes besarlo en los labios. –Quédate quieto y relájate, con calma- untó un poco del contenido del tubo en la punta de su dedo índice, introduciéndolo con un movimiento suave en la cavidad anal del santo de libra, dando un masaje en esa zona para comenzar a dilatarlo.

Sin quitar su dedo Yusei acercó su rostro al de Atem, respirando sobre su oído- No va a doler, te lo prometo- susurró dulcemente al oído del portador de la balanza de oro, introduciendo su dedo aún más profundo en su interior.

Advertencia: Yaoi
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—Es...espera... ¿Qué vas a...? —murmuró inquieto. Había logrado advertir los movimientos de su compañero, sabía lo que él pretendía y supuso que era inevitable lo que seguía, pero no creía estar listo para eso; o más bien, tenía ciertas dudas, miedo y temor a lo desconocido. Era una experiencia que nunca antes había vivido, por lo cual se sentía inseguro, pero se calmó cuando sus ojos se encontraron con la mirada complaciente del caballero de Piscis—. Y-Yusei... —un ronco gemido escapó de su garganta cuando sintió ese dedo invadiendo su cuerpo, introduciéndose en su interior y deslizándose con una suavidad que lo hizo estremecerse.

Se aferró al cuerpo contrario cuando este volvía a acercarse a él. Las palabras que Yusei susurraba le ayudaban a relajarse, no sólo por lo que pronunciaba sino por la calidez que le transmitía. El caballero de Piscis había sido tan atento con él desde el principio que le habría resultado imposible no creerle. Era evidente que, a diferencia de él, su compañero tenía mucha más experiencia en el terreno y aquello lo hacía sentirse seguro entre sus brazos. Entonces le hizo caso, dejando las dudas de lado y entregándose nuevamente a las sensaciones que le ofrecían sus manos.

—Está bien... Confío en ti —soltó en un susurro tímido, jadeando contra la piel ajena—. No te detengas —dejó escapar un débil gemido de sorpresa cuando percibió aquel dedo clavándose aún más profundo en su interior. Era una sensación nueva y había sido extraño al principio, pero empezaba a acostumbrarse con cada hábil movimiento de su compañero y a diferencia de lo que había creído antes, no resultó ser tan malo, de hecho era hasta placentero sentirlo de ese modo—. Soy todo tuyo esta noche, Yusei... hazmelo sentir —murmuró en un tono bajo a modo de provocación, como una señal de que se sentía a gusto con ello y quería que su compañero lo supiera. Una sonrisa de satisfacción adornaba su expresión. Si había llegado hasta ese punto no veía por qué no seguir hasta el final. El sentimiento de estar permitiéndose algo que nunca creyó haría en su vida avivaba el deseo y la necesidad de obtener todo lo que fuese posible de Yusei, porque quién sabe cuándo tendría otra oportunidad de encontrarse con él de esa forma.

-Estás listo- dijo Yusei, sacando sus dedos pegajosos y utilizando algo de fuerza para voltear el cuerpo de Atem bocabajo sobre la cama, teniendo una vista completa de su espalda, mirando con lujuria todo de lo que disponía el santo de libra. Se posó encima del contrario, utilizando sus piernas para separar las de Atem, quedando de rodillas sobre la cama. Abrazó el cuerpo ajeno para levantarlo, colocando al chico en posición con las rodillas apoyadas sobre la cama y el rostro pegado a la almohada. Frotó su miembro ansioso contra las nalgas de Atem, usando una de sus manos para guiarlo al interior sin dificultad.

Comenzó suave y lento, esperando a que Atem se adaptara. No deseaba que eso terminara en una experiencia traumatizante, ya que si lo hacía bien había una oportunidad de que Libra quisiera repetirlo en un futuro. –Lo siento pero, ya no puedo contenerme más- rió antes de soltar un gemido, embistiendo a Atem con más velocidad. Se agarró con firmeza del trasero de Atem, hundiendo las yemas de los dedos en la carne al punto de llegar a lastimarlo, dejándose llevar por la intensidad del momento. Sus sentidos estaban enfocados en su pareja: sólo tenía oídos para escuchar la dulce voz de Atem mientras gemía y ojos para ver el cuerpo que estaba poseyendo, el resto de la habitación y los sonidos del exterior pasaron completamente desapercibidos para Piscis, escuchando la voz de Libra cada vez más alto en su cabeza

-¡Atem...!- pronunció su nombre antes de alcanzar el orgasmo, eyaculando en su interior. Una sensación de placer recorrió su cuerpo, haciendo que éste se tambalera y cayera sobre Atem sin fuerza. El cuerpo empapado en sudor del caballero de Piscis se encontró con la piel ardiente de Libra, reposando tras haber hecho demasiado esfuerzo. Ser cuidadoso había provocado que se cansara antes de tiempo.-Lamento no haber durado más- admitió sonrojado, dejándose caer a un lado de la cama con la respiración agitada. Su miembro dejó un hilo pegajoso escurriendo entre las nalgas de su compañero al salir.

Abrazó a Atem, acercando su cuerpo al suyo.-No quiero salir de la cama pero un poco de aire fresco me vendría bien- lo besó en la frente, sonriendo para él. Descansó por diez minutos con su cuerpo extendido sobre la cama, manteniendo uno de sus brazos alrededor de  Atem–Vamos, casi es media noche- Yusei se sentó y buscó su ropa en medio de aquel desorden. Además de querer cerrar el final del año en la estatua de Odín, Yusei no quería encontrarse con el propietario de esa habitación.

-Tengo una habitación reservada una de las posadas cercanas al palacio. Podemos pasar la madrugada y el resto de la mañana juntos- guiñó su ojo, estirando la ropa interior de Atem en lugar de darsela.

Nunca antes había vivido una experiencia tan intensa. Debía admitir que, si antes dudó de si debía continuar con aquello o no, ahora, mientras se hallaba tendido en la cama, totalmente exhausto, con su cuerpo sudoroso estremeciéndose entre los brazos de Yusei e intentando normalizar su respiración, pensaba en la posibilidad de repetirlo. Aunque probablemente no lo hubiera aceptado de otra persona que no fuese quien lo llevó a ello, pues era la gentileza y afectuosidad del caballero de Piscis lo que le daba confianza.

La voz de Yusei anunciando que era casi media noche lo devolvió a la realidad. Estaba tan deshecho que le habría gustado quedarse en la cama, pero quería estar afuera para cuando iniciara el espectáculo de fuegos artificiales. Se sentó cuando finalmente se repuso y miró a su compañero, sonrojando con una leve expresión de sorpresa ante la propuesta que este le hacía al imaginar cómo seguiría la noche de ambos en la habitación de una posada. Entonces sonrió suavemente y se escabulló hacia Yusei. Le agradaba la idea de que pudieran continuar su velada personal a solas después de la celebración de año nuevo.

—Es una buena idea. No imagino una mejor forma de empezar el año nuevo —comentó en tono juguetón, aprovechando la cercanía para besar suavemente a Yusei mientras sujetaba la ropa que este tenía en sus manos y se la arrebataba con sutileza. Nunca pensó que acabaría el año de ese modo, pero no iba a negar que lo había disfrutado. Por ello, separarse de Yusei era lo que menos deseaba en ese momento, y si su compañero quería que pasaran mas tiempo juntos, con gusto lo seguiría—. Pero mejor nos apresuramos, no quiero perderme los fuegos artificiales.

Imaginaba que sería una hermosa vista en medio de la noche de Asgard, pero creía que se sentiría más especial el momento estando en compañía. Era algo que no sucedía todos los días. Entonces, sin demorar mucho más, se apartó para buscar el resto de su ropa y se dispuso a vestirse.