Cabañas - Río Styx [Adam]

Le dolía el cuerpo por todas las horas de entrenamiento que había cubierto desde que llegó al Río Styx. Prefería mantener su mente ocupada en el entrenamiento en lugar de perder el tiempo preguntándose qué era lo que sentía por el Santo de Orión. Era un hombre atractivo y con el tipo de personalidad que le agradaba, el problema era que éste no parecía prestarle atención, al menos desde el punto de vista de Sean.

En esos momentos estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por entrar en los pensamientos de Adam y descubrir qué era lo que pensaba de él. Quería saber si le gustaba al menos un poco al Santo de Plata.

“Seguramente me ve como a alguien inferior porque le pedí su ayuda para llegar al campamento.” Pensó, golpeando con fuerza uno de los árboles cercanos a su cabaña, la cual compartía con Adam. Eran compañeros de cabaña, y ni siquiera de esa forma podía comprenderlo.

El castaño no había regresado de su sesión de entrenamiento, lo que le dio tiempo a Sean de meterse en su habitación y esconderse para evitar cualquier contacto con el caballero de Orión.

“Ese tonto… Me da vergüenza verlo a la cara.” Estaba comenzando a enfadarse consigo mismo por no dejar de pensar en Adam. –Me pregunto dónde estará ese idiota. Ya se tardó- dijo en voz alta, dirigiéndose a la cocina. Decidió preparar la cena para ambos. Necesitaba distraerse de sus problemas amorosos.

Sean no se consideraba a sí mismo un buen cocinero, pero sabía preparar comida comestible debido a todo el tiempo que tenía viviendo por su cuenta.

Sostuvo el libro entre sus manos, mirándolo con desconcierto. Cuando leyó el título del libro en la portada creyó entender de qué se trataba todo, pero prefirió preguntárselo a Adam antes de sacar conclusiones apresuradas.-¿Tienes una doble personalidad?- preguntó el peliazul, hojeando el libro para esquivar la mirada de Adam. No era una noticia fácil de digerir saber que el chico por el que había perdido la cabeza ocultaba algo así. Cerró el libro y levantó la cabeza para ver a Adam a los ojos.-No tienes que preocuparte. Tu secreto está a salvo- le dijo tranquilamente.-¿No eres peligroso, cierto?- se atrevió a preguntarle, ya que había escuchado de casos de personas con trastornos que tenían conductas agresivas.

Sean se acercó a Adam, colocando la mano sobre su hombro.-También tengo algo que decirte- el rostro de Sean se tornó tan rojo como el día en el que había conocido a Adam. Creía que podría aprovechar el momento para confesar también aquello que había mantenido en secreto los últimos días, que el poco tiempo que llevaban conociéndose había sido suficiente para que tuviera sentimientos hacia él, sin embargo el valor lo abandonó en el último minuto. Optó por confesar algo diferente-Soy homosexual, espero que eso no te moleste- Anunció con voz firme. Retiró su mano y caminó hacia su cama, no sin antes recoger el libro para colocarlo en la mesa de noche que estaba en su lado de la habitación.

Sean estaba decepcionado consigo mismo. Había tenido la oportunidad perfecta para decírselo. Después de recapacitar por unos instantes pensó que ir más lento era lo mejor para no asustar a Orión, ya que estaba seguro de que todo chico correría despavorido si le dijeran “me gustas” cuando ni siquiera habían tenido una cita o algo similar. Se sentó en su cama con las piernas cruzadas, mirando en la dirección en la que se encontraba el castaño.-Adam, sólo por curiosidad… ¿Te gustan las chicas o los chicos? ¿Qué cualidades tiene tu persona ideal?- preguntó el peliazul, sintiendo que se le iba a caer la cara de vergüenza por haber dicho semejantes tonterías de una sola vez, pero era necesario. Tenía que descubrir si tenía posibilidades con Adam.

-¿Ah sí?- Respondió cuando escuchó que ya le interesaba alguien, intentando no parecer sorprendido por eso. Era complicado fingir que nada sucedía cuando estaba hablando con la persona por la que sentía una fuerte atracción. Se recostó en su cama, dándole la espalda a Adam para que no viera su rostro: no quería que se enterara de que estaba celoso. ¿Alguien le interesaba? ¿Quién podría ser? Aunque eso no importaba, mientras no se tratara de una relación formal Sean daría lo mejor de sí para conquistar el corazón del misterioso Santo de Orion.

-Deberíamos dormir…. Mañana será un día agitado- le dijo, arrojándole una almohada al rostro antes de meterse dentro de las sábanas. Utilizaría el día de compras para acercarse al castaño. Iba a tenerlo para él solo, así que tenía que aprovechar. Sospechaba que el interés de Adam debía ser algún compañero de entrenamiento, así que lo mejor era lanzarse sobre él fuera del campamento Styx

Apenas podía mantener los ojos cerrados. Su cabeza estaba dando vueltas, pensando en formas de acercarse al Santo de Orión sin que pareciera que estaba intentando convertir el comprar víveres con una cita. Era un reto, pero él no huía de los retos.