¡Es Navidad! [Evento 2018]

Muy bien chicos, no nos podíamos quedar sin nuestro ya usual especial navideño. La temática de este año es una aventura navideña en el reino de las fiestas eternas de Dionisio. Los guerreros han abierto la puerta del mundo navideño, apareciendo en una ciudad invernal repleta de rascacielos decorados con luces, caramelos gigantes, regalos decorando las calles, y extraños renos que conducen todos los autos-trineos en las calles.

Dionisio ha visto las buenas acciones que los guerreros de los dioses realizaron a lo largo del año y quiso recompensarlos dándoles la mejor navidad de sus vidas en un lugar que está prohibido para los mortales.

Pueden postear en este tema con sus personajes, indicando que han llegado a este mundo por invitación de Dionisio.

El castaño admiró con una expresión complaciente, dejando en claro que estaba disfrutando del espectáculo que le estaban ofreciendo los dos rubios. Sin mostrar pena alguna, el joven de piel morena se quitó la camisa, revelando su cuerpo atlético, el mismo que Yamato había visto en muchas ocasiones cubierto de sudor después de las prácticas de fútbol.

—No lo hacen mal —el joven se relamió el labio superior con sensualidad, deslizando su mano hacia su cintura. Con cuidado, desabrochó su pantalón, mostrando el elástico de su ropa interior de color negro con bordes naranjas.

—¿Creen poder conmigo? —preguntó el moreno, bajando su ropa interior para enseñarles a los dos chicos rubios su virilidad, la cual demostraba lo excitado que se encontraba el Conquer de fuego.

Taichi deslizó suavemente el resto del pantalón junto a su ropa interior, siendo el primero en quedarse completamente desnudo. Se acercó a los dos, uniéndose al beso que se estaban dando. Taichi se separó y tomó a los rubios por la cabeza, forzándolos a terminar con el beso. Atrajo a las bocas de los dos a la piel caliente de su pecho.—No se quemen con mi fuego —dijo el castaño con voz seductora antes de lanzarse sobre la cama, esperando que los rubios entendieran que él era de lo único que tenían que preocuparse.

Se acomodó en la cama, mirando a los dos con una mirada llena de deseo. Nada lo estaba cubriendo, por lo que su cuerpo daba señales de querer continuar con lo que se había iniciado: su pecho que se movía más rápido de lo normal por su respiración agitada, su miembro erecto y la sudoración que perlaba toda su piel. Le encantaba que vieran su cuerpo, ya que se esforzaba para que este luciera así de tonificado. No jugaba fútbol solo por diversión. Se sentía con total control de esa situación y al mismo tiempo vulnerable debido a que sus dos compañeros se encontraban totalmente vestidos. Había sido una jugada arriesgada, pero confiaba en que esos dos no lo iban a decepcionar después de encender el fuego de la pasión.

—¿Les gusta lo que ven? —preguntó, bastante seguro de sí mismo.