A Butterfly Dancing in the Moonlight | Serena de Grane

“Maestro, cuando podré tener un traje así de brillante?” –Preguntó con curiosidad la pequeña niña, quien se encontraba caminando junto a su maestro. Los trajes portados por los poderosos guerreros que defendían las tierras de Odín, siempre le habían intrigado, veía como algo fantástico que una persona tuviese la capacidad de cargar con algo tan pesado, y aun así poder derrotar a quien se atreviese a intentar hacer daño a su pueblo.
“Aún eres muy pequeña para pensar en eso, no crees?...Pero, si quieres una respuesta sincera…Cuando seas tan fuerte como yo.”
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“Maestro!...Maestro, donde esta?!” –Estaba bastante segura que sus gritos se podían escuchar por todo Asgard, pero aun así no obtuvo respuesta alguna.
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Por la mañana había salido con su maestro, un respetable guerrero que había servido como protector de Asgard durante toda su vida. Parecía ser un día óptimo para salir a entrenar un poco más lejos de lo que acostumbraban, si bien el viento no se detenía, algunas nubes parecían haberse cansado de tanto cubrir el cielo, dejando pasar unos cuantos rayos de luz, los cuales eran  muy bien apreciados por la joven, quien parecía nunca terminar de acostumbrarse al clima extremo del lugar, aunque llevara más de 10 años viviendo ahí.

El entrenamiento se llevó a cabo como cualquier otro, Serena recibía indicaciones por parte de su maestro, quien la crío con un amor comparable al que un padre le tiene a sus propios hijos, pero también se tomaba muy en serio su papel de guerrero, y notaba hasta el mínimo error en su postura.

“Abre bien tus manos Serena!”

“ Una pierna ligeramente más atrás que la otra!”

“Concentra bien tu cosmos! En una batalla real el enemigo ya te tendría contra el suelo pidiendo por tu vida!”

Para algunos las palabras del joven podrían parecer demasiado duras, pero ella ya estaba acostumbrada, desde que lo había convencido para que la dejara entrenar, sabía perfectamente que sería tratada con la misma dureza que los demás, y estaba completamente dispuesta a aceptarlo.

Tras asegurarse de no cometer los errores resaltados en su anterior ataque, y con una determinación gigantesca de demostrar a su mentor que cada día se encontraba más cerca de él, se dispuso a concentrar su cosmos, para elevarlo más alto de lo que se había colocado como su límite.

“Moonlight Hurri…”

“Espera.”- Escuchó decir a su maestro, y bajó sus brazos los cuales ya estaban listos para el ataque que planeaba desatar. Miró con intriga al guerrero, no era común que detuviera su entrenamiento, a menos que fuera para darle alguna indicación, cosa que parecía poco probable, por el silencio que este guardaba. Lentamente se acercó a ella y colocó su mano derecha sobre el hombro de la joven.

“Alguien nos está observando y no tengo un buen presentimiento, será mejor que regreses. Te acompañare hasta la mitad del camino, toma la ruta alterna por el bosque, por donde solíamos salir a correr. Yo volveré y me enfrentaré con quien sea que se haya tomado la molestia de seguirnos hasta aquí.” – Sus palabras solo sirvieron para confundirla. Efectivamente había sentido el cosmos de alguien más cuando iba camino a su entrenamiento, pero asumió que se trataba de algún otro guerrero que se encontraba cerca del lugar. ¿Qué tan fuerte era esta persona? Y ¿Por qué ella debía de retirarse? Eso no era propio de alguien que buscaba proteger las sagradas tierras de Odín!

“Pero maestro…” – Justo cuando había logrado formular una frase coherente entre tantos pensamientos que rondaban por su cabeza, una gran oscuridad envolvió su cuerpo completamente, impidiéndole  realizar movimiento alguno. La presión que se ejercía sobre ella fue tan fuerte que al cabo de un par de segundos la dejó sin aliento, haciéndole perder la consciencia.

… Am i the chosen one?...

“Ugh…Donde diablos estoy?”- Con algo de dificultad abrió sus ojos, y alarmada por no reconocer sus alrededores se levantó rápidamente del suelo, maldiciendo un par de veces en su interior, por no haber pensado en las heridas causadas por el ataque sorpresa que había recibido junto con su maestro horas atrás, las cuales se encontraban en su pierna izquierda y brazo derecho, siendo este último el más afectado.

Sujetó su brazo lastimado, en un intento por disminuir el dolor mientras examinaba la desconocida locación, era el bosque, de eso estaba completamente segura, pero no tenía memoria alguna de  un lugar dentro del mismo, que se pareciera a ese; Los arboles parecían más altos de lo común, tanto así que cubrían  la poca luz que proporcionaba el cielo ese día.
Un sentimiento de inquietud se apoderó de su corazón, no sabía en qué lugar se encontraba, ni cómo es que iba a salir de ahí, aunado a que el paradero de su mentor era desconocido, Serena no perdía la calma tan fácilmente, pero jamás se había sentido tan sola desde que conoció al mayor, que no pudo evitar llamarlo, con una desesperación evidente en su tono de voz .

“Maestro!...Maestro, donde esta?!” –Estaba bastante segura que sus gritos se podían escuchar por todo Asgard, pero aun así no obtuvo respuesta alguna.

Titubeante comenzó a caminar, pidiéndole al mismísimo Odín que le diera la fuerza necesaria para regresar a su hogar, ahí tendría tiempo de sanar sus heridas, e idear un plan de búsqueda para su tutor.
Y como si de un milagro se tratara, un rayo enceguecedor cayó a unos cuantos metros de donde se encontraba, era la respuesta del dios al cual había jurado lealtad.

“Supongo que…estaba predestinado, no es así maestro?"