El ladrón del Oricalco [Misión - Marinos]

Ya había pasado algún tiempo desde que había vuelto al santuario submarino, no obstante me había limitado a permanecer entre las sombras, evitando así cualquier contacto con los otros marina shogun. Tan solo me limitaba a vestir siempre mi scale para ocultar mi identidad u cuidar mi pilar aunque no hubiese peligro alguno y cada cierto tiempo recibía la visita de un soldado marina, el mismo me informaba sobre los acontecimientos que ocurrían que en el templo marino y los demás pilares.

Es así como aquel día que parecía ser bastante normal y aburrido, llego aquel hombre para hacer el informe respectivo sobre la situación actual en el santuario marino. Lo primero que note en que estaba jadeando producto del cansancio y que también tartamudeaba al tratar de comunicarse conmigo. Tuvo que pasar algunos segundos para que este pueda tranquilizarse, ya era obvio que para que llegase en aquel estado, algo importante debió haber ocurrido.

La información revelada era bastante interesante, ya que hablaba del reciente robo sobre uno de los grandes tesoros de la Atlántida, el legendario metal conocido como oricalco. Sabía muy bien que era un material necesario para la creación de scales y en el pasado una gran cantidad oricalco fue robada para dar nacimiento a las Cloths.

Fue así como teniendo esta última idea en la cabeza y sospechando para que había sido robado el oricalco , decidí partir al templo de Poseidón no sin antes advertir a mi informante que no hablase con nadie sobre lo ocurrido y seria yo esta vez quien se encargase de este asunto personalmente. Para cuando los demás generales marino se enterasen de aquel incidente era probable que yo ya lo hubiese resuelto, claro si no me encontrase con algún contratiempo que me retrasase.

No tarde demasiado en llegar a mi destino y comencé a buscar pistas de lo ocurrido en el templo. Todo se hallaba en silencio y por lo que veía parecía ser obra de un traidor ya que no había indicios de violencia , el tipo que había hecho esto sabía muy bien lo que hacía mostrando un gran conocimiento sobre el lugar.

Había la posibilidad que el traidor fuese un espía de alguno de los ejércitos rivales, quien jurando falsa lealtad a Poseidón había logrado infiltrarse en nuestras filas, para así poder acceder de forma más fácil al oricalco y así evitar un enfrentamiento directo con los marina shogun.

-Con que un topo en el fondo del mar.-musite mientras recogía un pedazo de aquel preciado metal que se hallaba en el piso , por ahora eso era la única pista que tenia.

Pero mientras que me hallaba buscando pistas en el lugar un soldado raso irrumpió en la zona de forma súbita. El susodicho se presentó de forma respetuosa ante mí  y luego menciono que acaba de ver a alguien sospechoso que se dirigía hacia el pilar del océano ártico, siendo esta la razón que vino al templo de Poseidón para avisar lo más rápido posible a algún general marino. Aquellos hechos recientes no podían ser una coincidencia, debía tratarse del intruso que se atrevió a robarse el oricalco.

-Que los soldados que se encuentren a los alrededores refuerzan la vigilancia.- Sentencie mientras me ponía en marcha, ya que podría haber otro intruso y el otro solo estaría haciendo un papel de cebo para llamar la atención de algún general marino.

Sea como sea decidí seguirle la pista al intruso, tal vez si  daba con él podía encontrar aquel tesoro de la Atlántida u al que lo robo ya que había la posibilidad que ambos hechos estuviesen conectados entre sí.  Antes de acabar con el ladrón le preguntaría para quien trabajaba y que  cloths planeaba crear con el oricalco.

Mientras pensaba en todo esto perdí la noción del tiempo, volviendo a la realidad cuando había arribado al pilar del océano ártico. El lugar estaba cubierto de hielo tal como me lo habían descrito y sobre el techo podía divisarse algunos bloques de hielo flotando sobre el agua, los cuales eran acompañados por algunas montañas de hielo a lo lejos. Por lo demás dicho lugar era carente de vida y además estaba bastante alejado del templo de Poseidón, sin duda era el lugar perfecto para esconderse u tratar de huir.

Tanta quietud y tranquilidad empezaba a molestarme, es por ello que trate de sentir el cosmos de las persona que según lo que me había contado aquel soldado debería estar en ese lugar.

El silencio en el  pilar del océano ártico se mantenía imperturbable, tal como los témpanos de hielos que se mantenían irrisibles. En aquella atmosfera que aparentaba quietud y  tranquilidad era obvio que algo inusual estaba por acontecer en dicho lugar, esperando que el ladrón hiciese acto de presencia  en cualquier instante.  Fue en ese momento que una briza helada choco contra mi rostro de forma abrupta y emergiendo desde las rocas la persona que venía buscando desde un buen rato.

No pude divisar muy bien la silueta del extraño , pero pude lograr ver que se cubría en su totalidad con una especie de túnica  , el mismo intento atacarme pero tras errar en su cometido emprendió un inútil intento de escape.

Sin perder ni por un segundo de vista a mi objetivo me propuse a seguirlo y ver hasta donde quería llevar aquella pantomima, u acaso creía que sería posible escapar del fondo mar y aún más cuando su perseguidor se trataba de un marina shogun.

La persecución fue breve y al final aquel individuo se dirigió al vórtice que conectaba la Atlantida con Asgard . De forma inconsciente aquel extraño me acaba de revelar de dónde provenía  , ahora solo faltaba saber para qué quería Asgard el Oricalco siendo bastante raro que quisieran crear cloths ya que ellos contaban con las god robes.

En aquel momento mi cabeza fue inundada de ideas sobre para que se habían molestado en robar el Oricalco u que también podría ser una trampa para atraer a algún Mariana Shogun y esto siendo tan solo la pequeña parte de un plan aún mayor.

-Solo queda una forma de averiguarlo.- Dije mientras veía que la sombra acaba de pasar por el vórtice. Debía apresurarme o de lo contrario le perdería.

Tras logar pasar el vórtice pude llegar a la gélida tierra de Asgard, la gélida tierra de Odín y de los dioses guerreros. Por donde viese todo estaba cubierto de nieve, aunado que una tormenta parecía avecinarse , sumado estos hechos provocarían que tal vez perdiese el rastro del fugitivo. Poseidón no me importaba en lo más mínimo, siendo solo una pieza más en el plan que estaba orquestando desde la sombras así que no había emprendido esta larga cruzada en su nombre, al contrario solo me aseguraba que un metal tan preciado como el Oricalco no callera en manos enemigas ya que en el futuro esto podría ser un impedimento para que mis ambiciones se vean realizadas.

Mientras recordaba mis objetivos también trataba de seguir lo que parecía ser huellas, las mismas que empezaban borrarse por las inclemencias del clima a la vez que el terrero donde me encontraba era bastante inhóspito, dificultándome la navegación en el mismo. Al final parecía que estaba dando vuelta en círculos sobre la nieve y es que el clima no me estaba ayudando para nada a orientarme en un lugar tan inaccesible como son las tierras glaciales de Asgard.

Al final tuve que valerme por la emisión del cosmos de mi objetivo, el mismo se mantenía a un bajo nivel para evitar que le siguiera el rastro , pero aquellos intentos aunque si me dificultaba la tarea de ubicarlo y solo estaba retrasando lo inevitable. Tras algunos minutos termine dando con un bosque cubierto enteramente de escarcha, siendo árbol y plantas convertidos en una especie de pináculos blancos.

Sin dudar me adentre en la taiga blanca, sintiendo que era observado por alguien, siendo esta la señal que estaba por buen camino. De repente me detuve en seco a la vez que una gran cantidad de nieve caía de un gran árbol que se hallaba muy cerca.

Finalmente, y tras un largo trayecto que había tenido que recorrer, aquel individuo que se había atrevido a robar el oricalco hizo acto de presencia. Su aspecto era el mismo que había ya mostrado en el fondo del mar, cubriéndose en su totalidad con una vieja capa, pero lo que llamo mi atención es que en sus manos llevaba aquel preciado metal en un contenedor. El ladrón empezaba a mirarme de forma extraña a la vez que se mantenía imperturbable ante la situación. Sea como fuese obtendría dicho tesoro de vuelta u lo destruiría para que no caiga en manos equivocadas.

Sin previo aviso el hombre que tenía en frente se deshizo rápidamente de la túnica que portaba, revelándome así su identidad. Mirándolo de pies a cabeza pude deducir por sus escamas que se trataba de un marina de segundo nivel, aquellos que están detrás de los Marina Shogun y que se dice podían estar a la par con los santos de plata u al menos eso se decía en el fondo del mar. El desertor empezó a mirarme fijamente, mencionando mi identidad.

Aquel renegado empezó a contarme lo que planeaba hacer con el Oricalco, lo cual consistía en ofrecerla al dios Odin y así ganar su favor. Tras terminar su estúpida explicación me mantuve irrisible, siendo sumido el bosque de nieve en un silencio perturbador.- Si ya has terminado, voy a matarte.- Mencione lacónicamente con un tono carente de sentimiento alguno en el que no podía sentirse odio u rencor , aunado que el casco de mi scale ocultaba la expresión que había hecho en ese momento.

Mi rival tomo esto como una amenaza seria y no dudo ni por un segundo en ponerse en posición de combate, ante el inminente combate que daría lugar en la congelas tierras de Asgard. La pelea debía terminar lo más rápido posible ya que de lo contrario llamaría la atención de los protectores de estas tierras, los dioses guerreros y esto sería una verdadera molestia ya que la presencia de un general del mar podría ser considerado un acto hostil.

Yo también decidí ponerme en posición de combate, ya que nunca era bueno menospreciar a un enemigo por más insignificante que este pareciese y es que sabía de primera mano que esto era un error que se pagaba con la vida .En el campo de batalla no puede existir dudas o debilidades solo el más fuerte y más apto es el que logra sobrevivir , después de todo esta es la única justicia por la que me regido durante años.

Al final solo había bastado un golpe a la velocidad de la luz para acabar con la vida de aquel miserable. Su cuerpo inerte yacía sobre la nieve y alrededor suyo un charco de sangre que era acompañado con lo que quedaba de su scale que fue totalmente pulverizada por mi ataque. Ahora tan solo faltaba recuperar lo que aquel desgraciado se había atrevido a robar, es por ello que me acerque para inspeccionar el cadáver, pudiendo ver la expresión que hizo antes de morir, una de dolor inimaginable.

Pero al agacharme pude comprobar que el Oricalco había sido totalmente destruido y lo que quedaba de él era totalmente inservible. Analizando los recientes hechos y que me hallaba en una tierra bastante lejana , lo mejor sería deshacerme del cuerpo no dejando muestra alguna de mi presencia en este lugar , del resto se encargaría la nieve ya que por ahora era mejor evitar un conflicto directo con los dioses guerreros.

Así fue como dirigí hasta la costa, arrastrando un mugroso pedazo de carne que en vida fue un marino de segundo nivel y peco de ingenuo pensando que podía escapar tan fácilmente sin sufrir las consecuencias de sus actos. Como sea, le había dado  muerte al traidor y la pérdida de unos de los tesoros de Poseidón fue un daño colateral que se tuvo que pagar y que me tenían sin cuidado , mi único fin era evitar que alguien se apodere del mismo.

Arroje el cadáver sin miramiento alguno a las bravas aguas del océano, lugar donde se perdería por la eternidad y cuya alma también se perdería.  Tras terminar con esto procedí volver al santuario marino y me marche rumbo al  estanque oscuro que conectaba con el reino de Poseidon.