Tema 1: Pista de Patinaje Styx -Evento navideño "Al estilo Dio"

Debía estar loco definitivamente, porque ni él podía entender cómo era posible que le hubiera pedido ayuda a una de las ménades, aquellas traicioneras mujeres que antes se hubieron burlado de él. Tal vez por un momento creyó que podía ser diferente, pero guiado por la fémina acabó nuevamente en la pista de patinaje, con lo mucho que le había costado lograr que lo sacaran de ahí. Era frustrante, pero no había nada que hacer más que volver a patinar para intentar llegar al final del camino.

Número aleatorio (1,5) : 1

Ni bien se colocó los patines y se dispuso a participar con el único fin de cruzar el río congelado, el hielo crujió bajo sus pies y tuvo que saltar para evitar tropezar con la grieta que acababa de abrirse. Alzó la vista y al notar la cantidad inmensa de gente que estaba patinando al mismo tiempo, se preocupó. El hielo estaba demasiado delgado y a cada momento se agrietaba más. De vez en cuando uno que otro participante tropezaba y caía. Fue entonces que justo alcanzó a notar en cierto punto que una gruesa grieta comenzaba a abrirse a espaldas de una pareja que patinaba tranquilamente. Atem, con toda la buena intención de ayudarlos, avanzó lo más rápido que pudo. —¡Cuidado! —exclamó, empujando a la pareja a un lado. Estos cayeron al medio del hielo, pero al ver el peligro del cual los había salvado el joven, le agradecieron.

Número aleatorio (1,5) : 1

—Sólo intento ayudar —respondió Atem sintiéndose apenado por tanto agradecimiento. No necesitaba eso, lo hacía sólo por el bien de los civiles que corrían peligro—. Este lugar se ha vuelto bastante peligroso. —explicó después, aunque supuso que la pareja lo había notado después de lo sucedido.

Se despidió de ambos patinadores y se alejó dispuesto a seguir su camino, cuando notó más peligro a la distancia: un joven, al haber tropezado con una grieta en el hielo, se dirigía descontrolado hacia un pozo del cual, si caía, acabaría en medio del agua helada. Este pedía ayuda desesperadamente, y Atem siendo el más próximo, acudió a él. Tomándolo de la mano lo apartó del camino y de ese modo lo salvó de acabar nadando en el agua; aquello no se lo habría deseado a nadie.

Número aleatorio (1,5) : 2

Aquel lago de hielo era una escena bonita en aquel instante, rodeada de personas que festejaban la época navideña que se hallaba sobre ellos. Patinaban felices y reían, ignorantes del porque ese lago se había congelado en primer lugar. Desconocían la obra venida de la mano de Dionisio, ese lago de hielo que era el primer obstáculo de su caprichosa prueba.  Y allí se hallaba Yuto, llevando un abrigo negro y una bufanda roja que iba a juego, listo con patines para atravesar por aquel lugar.

-Para empezar, ¿Por qué tenemos que hacer esto?- se pregunto mientras observaba a las personas que patinaban, soltando un suspiro que se hacía visible debido al clima. Aquella situación le traía ligera remembranza con el laberinto que había tenido que enfrentar durante el mes de Octubre, ese lugar lleno de rarezas, peligros y perturbada gente de caramelo. No era lo mismo, obviamente, pero aquella prueba del dios hedonista prometía ser difícil, pese a su aparente tranquilidad festiva.

Dio el primer paso y por poco cae ante la falta de costumbre, evitando resbalarse mientras intentaba estabilizarse en aquel hielo. Aquello habría sido por seguro una escena cómica, señal innegable de la inexperiencia que el santo de leo tenía en lo referente al patinaje sobre hielo. “Tardare en acostumbrarme” se dijo en pensamientos mientras intentaba encontrar su estabilidad, avanzando por el lago de hielo.

Su avance empezaba a mejorar de a poco, encontrando por aquella estabilidad que tanto le hacía falta. No era un experto pero empezaba a agarrar el truco a aquello, capaz de moverse sin que eso supusiera el inminente peligro de caer a cada momento. Era un novato con suerte, pues había evitado con éxito la ridícula exhibición de caer en su primer intento.

-El hielo parece inseguro, espero salir pronto de este lugar- comento mientras sus brazos se movían a los lados, yendo de atrás hacia adelante mientras él avanzaba sin demasiado apuro. Las personas parecían felices a su alrededor todavía, ignorantes del inminente peligro que acechaba en el delgado hielo sobre el que se paraban.

Se movió y una mano le insto a detenerse de pronto, tomándole del brazo de forma repentina. –Disculpa, ¿me enseñarías a patinar?- pidió sonriente y se trataba de una de las ménades de Dionisio, interesada en aprender del joven de leo. La observo y la idea de patinar con alguien de pronto cruzo su mente como una cuchilla, trayendo a sus pensamientos un deseo que no le era posible por mucho que lo deseara. Contuvo el deseo de hacer una mueca e intento esbozar una sonrisa amable, respondiendo entonces –lo lamento, pero ando un poco apurado- mientras continuaba su avance, dejando a la ménade allí.