Zona 3 - Rodorio

Blanco, frío... familiar. Palabras con las que el forajido podía describir el poblado al que acababa de llegar. Previamente descrito como un lugar cálido y reconfortante, el poder de sumo sacerdote, representante del Dios Odín en la tierra, había trastornado el entorno de tal manera que ahora una cruel nevada azotaba los alrededores como ninguna otra lo haya hecho seguramente antes. Si bien los habitantes inocentes del combate no debían ser involucrados en esta lucha, la gente de Asgard siempre ha tenido que vivir bajo condiciones similares sin más opción que soportarlas de frente sin modo de rehuir a su destino.

Rangvald: "Sin embargo... cierta calidez aún. Una presencia que parece oponerse al designio de la voluntad de Frey. No hay duda, esa debe ser la razón por la que me convocó a este lugar"

El telón de una cruenta lucha comenzaba a levantarse. Los dioses guerreros, convocados por mandato de su líder, se habían reunido en las afueras del santuario con la finalidad de poner fin a la raíz de los diversas irregularidades y fenómenos que han estado afectando el mundo recientemente, volviéndolo un lugar caótico e inestable. Al principio muchas dudas surgieron respecto a atacar una tierra que se supone estaba bajo la protección de una Diosa noble y defensora de la justicia, pero a este punto y luego de discutirlo, no había marcha atrás en el plan. Los dominios de Atenea debían caer para que ahora el señor de los Aesirs tomara el mando y devolviera el balance a la tierra.

Rangvald: "Y eso es precisamente lo que hará. "


Veía a lo lejos las pequeñas y acogedoras casas que seguro resguardaban cientos de personas confundidas ante el espontáneo e inclemente cambio de clima. Pese a ser habitantes del territorio enemigo, el invasor del ropaje de Phecda no tenía en sus intenciones el levantar su hacha contra aquellas personas. Bastaba acabar con aquellos que realmente ostentaran una amenaza en contra de sus planes y tras eso, dejaría que el resto de los pueblerinos decidieran aceptar el cambio de mandato por las buenas.

Por ende, con la intención de no involucrar más personas en fuego cruzado, el Dios guerrero incrementó su cosmoenergía, un aura violeta oscuro rodéandole en ese momento volviéndose un pequeño faro en medio de la casi torrencial lluvia de nieve, un punto purpura entre una inmensidad de blanco. Claro que para guerreros de la altura de los santos, los efectos visuales eran poca cosa, con solo el sentir de esa energía sabría su ubicación, puesto que era precisamente un llamado para un combate y así evitar el fuego cruzado. Independientemente de quien se tratase, Rangvald presentía que el primero en encontrarle sería el dueño de aquel cálido cosmos que hacía lo posible por proteger al poblado de aquella implacable ventisca.

Rangvald: "Pero me temo que eso no podrá continuar por más tiempo. "

Número aleatorio (1,4) : 4

El poblado estaba bajo llave y seguro, agregando además un poco de calor a las chimeneas gracias a la luz del sol contenida y distribuída desde su cloth, medida provisional acordada por el mandamás del ejército. No, mas que solo el tipo de la túnica, la misma armadura había estado de acuerdo. Era una cosa curiosa en verdad - además de cómica, sus chistes eran todos de estilo televisivo matutino. Pensar en las conversaciones sostenidas con el escorpión de oro hizo que se le escapara una risita, moviendo apenas los hombros.

En esos instantes estaba de guardia frente a la entrada cerrada del pub gay que frecuentaba con los maricas de Rodorio y el Santuario. Fuera de las proposiciones ocasionales de chupadas a las que decía que no, era un buen sitio para pasar el rato. Y más aún, para montar vigilancia en tiempo de crisis.

Aunque claro, no veía porqué tanta alarma con una ventisca ligera. El invierno era lo suyo y a decir verdad, algo de frío era mejor al espantoso calor que tanto se vivía allí. Y eso lo decía como alguien que no había pasado tanto en Grecia. Ladeando la cabeza hizo crujir su cuello, sonido mudo ante al rumor del viento.

Habían pasado horas sin nada que reportar o sin moverse. Con su armadura puesta, el yelmo cerrado y solo una rendija por el lado derecho del rostro para su único ojos funcional, además de su haori blanco en lugar de la tradicional al capa blanca y las botas de oro modificadas para ser getas niponas (gracias armadura, recordó el japonés, gracias por modificarte a petición), no tenia demasiado que cumplir en función más que solo vigilar. Y estar alerta. Y olisquear. Por eso también miraba en diagonal al cielo, no tanto por la fascinación con la danza de los copos al caer. Aparte de si mismo habían otros cuatro puntos vigilados y...

Movió la nariz. No estaban solos. Uno, dos, tres... Cuatro. Cuatro nuevas entidades aparecieron, tres de ellas movilizándose contra la chica de orejas puntiagudas, el tipo de la túnica y...Atem. Rintaro arrugó la cara bajo el yelmo. Ni de que preocuparse. Atem lo haría trizas. Y si no...

Pensaría en eso si es que se daba la situación. Y eso era por dos cosas que pasaron por su cabeza: uno, había un invasor allí mismo al que, como perro guardián, debía de partir lo más pronto posible y dos, Atem ganaría. Atem siempre ganaba.

Levantando los dedos larguiruchos de los pies expuestos a la nieve sobre la suela de los getas de oro flexionó las piernas, dando un tremendo salto que lo hizo ir en arco hasta los tejados, donde aterrizó con una gracia poco usual en alguien de su envergadura. Con unas zancadas veloces atravesó el espacio envuelto en la nieve y el viento, arribando a los linderos donde de un momento a otro se había encendido un foco purpúreo. Eso lo desconcertó por unos instantes hasta que recordó que algunos soldados manifestaban colores en sus cosmos, siendo como unas lamparitas en un festival. Con eso en mente aterrizó en el borde del tejado de un segundo piso abandonado, desde el cual tenía una vista aceptable del foco de atención y más aún, un reconocimiento más certero mediante su percepción innata.

'Sniff sniff' volvió a olisquear, su ojo detallando lo que estaba diagonalmente bajo suyo. No pudo evitar otra risita.

-Wueheheheheh. Otro tuerto. Del izquierdo incluso.- se dijo mientras movía los dedos, su haori ondeando con la brisa de la ventisca. -Wahahahahahah. Atemu se va a cagar de la risa cuando se lo cuente.-

Número aleatorio (1,4) : 4

Como era de esperarse, el llamado del Dios guerrero había sido respondido con el arribo de un santo de oro, aparentemente quien fungía como guardián en ese momento para resguardar la aldea de Rodorio no solo de las repentinas inclemencias del tiempo, sino también de cualquier posible atacante que revelara ser el causante de aquel fenómeno. En este caso, esos vendrían siendo las fuerzas enviadas por Frey.

El individuo que había llegado en defensa de los dominios de Atenea parecía ser un individuo rudo y curtido en batallas, una imagen que a Rangvald no le costaría trabajo ver en sus propias filas. Era especialmente esa sonrisa y confianza que manifestaba su apariencia aún en tiempos de adversidad, lo que lo hacía ver como todo un guerrero que disfruta de cada batalla. Era eso o se esforzaba muy bien por reprimir cualesquier incertidumbre estuviese sintiendo ante el panorama.

Rangvald: Parece que ambos tenemos legados de previas luchas en nuestros rostros... Normalmente te ofrecería la oportunidad de retirarte sin sufrir daño alguno mientras mis compañeros y yo cumplimos nuestro cometido aquí. Pero dado que eso sería un insulto para un guerrero de tu altura, simplemente te desafío a un...!!! "¡¿Que es esto?!"



Antes de terminar de desafiar normalmente a quien sería su nuevo contrincante, un sutil hormigueo seguido de lo que parecía ser una intensa descarga eléctrica le recorrió de pies a cabeza, sentía todo su cuerpo entumecerse y resistirse a seguir con el combate. Pero no era realmente su cuerpo, sino aquel ropaje que estaba adherido a él en ese momento. La misma armadura de Phecda parecía resistirse a continuar con aquella errónea invasión, lamentablemente su mensaje no podía llegar directamente a su portador.

Rangvald: "¡Es un cosmos siniestro! Terrible incluso... Parece venir de más adentro del santuario. ¿Es esta presencia acaso... la que Frey quiere que detengamos? No hay duda entonces, Atenea y sus santos deben ser neutralizados."

Ya fuese por la influencia de aquel maligno cosmos o simplemente por que el exceso de confianza del Asgardiano en su líder, en ningún momento le pasó por la mente que este último pudiera ser el responsable de esto, y aún de haberlo hecho, seguro hubiera omitido ese pensamiento cuanto antes. En cualquier caso, el torrente de nieve en este momento no se comparaba a la lluvia de emociones que recorría su psique en aquellos instantes. No sólo el ropaje de Phecda Gamma había sido afectado, la mente de Rangvald comenzaba a violentarse para volverse un desenfrenado guerrero que no se detendría hasta cumplir su misión.


Rangvald: ¡Recibe esto! - Exclamó bruscamente mientras arrojaba sus 2 hachas en contra de Rintaro, las cuales se impregnaban por su cosmoenergía y ahora viajaban como sierras por el piso.

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Ataque: 3 (Fuerza) + 0 (Velocidad) + 2 (Cosmo) = 5

Técnicas:

PD: No usé el Rand por que la maldición que tengo me dura por este y el siguiente turno

El miembro 'Rangvald' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Acción' : 3

Ok, en ese caso cancelaré mi acción. Si me permites, déjame extender lo ocurrido en ese rol con esto, pero gracias por el dato y el rebalanceo.
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Sin embargo, siendo Mjollnir extensión del ropaje de Phecda Gamma, esta también había sido víctima de la influencia perversa de aquel temible cosmos que se extendía por el santuario y sus alrededores. La velocidad y fuerza de aquellas aparentemente imparables hachas comenzaba a disminuir, al grado que dichos objetos que hacía momentos parecían sierras, ahora no se movían con más ímpetu que una llanta que ha sido rodada por un niño sin fuerzas, quedando allí tiradas en el piso.

Rangvald: ... "¿Q-que acaso....Phecda gamma se opone a este combate?"

Pero aún si su propia armadura se había negado a asistirle, eso seguramente no detendría al individuo que tenía enfrente y a quien ya había retado a combate. Solo le quedaba tratar de mantenerse firme y resistir cualquier embate que su contrincante fuese a darle luego de haber atestiguado como hacía el ridículo, cosa que para el Asgardiano del parche ya comenzaba a volverse "rutinario".

Número aleatorio (1,4) : 4

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ATAQIE  CANCELADO. FAVOR DE NO PRESTAR ATENCION AL ATAQUE HECHO EN EL ROL ANTERIOR

Rintaro se quedó parado en la cornisa, oyendo y viendo lo que hacia aquel tuerto con armadura que parecía una víbora gorda, resultando en un ataque que pensó recibir y parar de lleno con solo sus manos. Pero no tuvo que moverse siquiera: las mismas hachas perdieron fuerza, quedando como un par de...algos tirados en el suelo. Tenía la palabra atascada en el cerebro, clara como el agua en japonés, más no en lo que hablaba el reptil gordo. La verdad, apenas entendía lo que decía aquel.

Pero, él no estaba ahí para hablar y mas bien, tomando en cuenta todo lo que le había enseñado Mugen sobre conducta de guardián, estaba flojeando. Por ende afiló la mirada debajo de la máscara del yelmo y se dijo 'hora de trabajar'.

Dio un paso al frente y se dejó caer, aterrizando sobre la nieve a cuatro patas - los dedos separados, extendidos y su postura identificablemente animal. Con un estallido de energía dorada que se tornó blanca, sus muñecas fueron acercadas, unidas por esposas/grilletes de color nieve mate. Al parecer la armadura de oro consideró prudente limitar sus movimientos y con ello, recordarle el mantra del Escorpión Celestial: juicio y disciplina.

Aún encorvado levantó la cabeza y miró desde su posición baja al bárbaro tuerto, flexionando la pierna derecha para así dar un patadón con el que se impulsó a si mismo directo contra el cuerpo de su rival; usando otro estallido más de cosmos directo en sus talones hizo girar su cuerpo en medio vuelo, lanzando una patada reforzada contra el costado de su cuello que por lo menos habría de aturdirlo. El resto lo vería sobre la marcha.

Acción: 4 (1/2)
Ataque: 4(Fuerza)+1(Velocidad)=5/2=2.5

Acciones: 14/15
HP: 30

Número aleatorio (1,4) : 1

El miembro 'Rintaro' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Acción' : 4

Rangvald: "¡AQUI VIENE!"

El santo de la constelación del escorpión se aproximaba con toda la intención de proseguir con el combate que el mismo invasor a sus tierras había sugerido, mostrando la agilidad y reflejos que todo peleador de la élite ateniense debía ostentar. Pero no solo era agilidad, también una gran fuerza puesto que en un fugaz movimiento, el caballero dorado asestó una atronadora patada a sus talones, ante la cual el guerrero de Phecda no pudo hacer nada puesto que su armadura aún le restringía el movimiento. Debido a ese mismo panorama, nada pudo hacer el asgardiano para impedir la segunda afrenta del pie de su contrincante esta vez dirigida a su cuello, sintiendo la necesidad de escupir al sentir la leve contusión y sus pupilas dilatarse.

Rangvald: "¿Por que? ¿Qué acaso esta no es la voluntad de Odín? NO, Imposible... Debe haber algo más... ¡¿PERO QUE ES?! "

Lo más que pudo hacer el Dios guerrero fue tratar de retroceder para mantenerse lejos del rango de ataque cercano de su rival. La situación era complicada dado que cualquier movimiento que hiciera en contra de su adversario, su propia God Robe se encargaba de detenerlo. ¿Enserio su propia armadura, aquella que lo ha acompañado en innumerables odiseas ahora estaba en su contra? No quería creerlo, pero las cosas así parecían ser y no gozaba del lujo del tiempo para ponerse a cuestionar que ocurría. Solo una alternativa le quedaba... Era imprudente, arriesgado y ridículo... pero era lo que un guerrero de verdad haría.

Rangvald: Sabes... Lo más sensato sería darme por vencido debido a ciertas dificultades "técnicas" que estoy experimentando.  Pero soy un Dios guerrero antes que sensato, y es por eso que... ¡AAAAH!  

Una ráfaga de energía fue expulsada del cuerpo de Rangvald  en un rehilete de luces color magenta, el cual al concluir reveló la armadura del Asgardiano conformando la majestuosa figura de la gran serpiente Jorgunmand... Alejada unos metros de aquel que la portaba en su cuerpo hacía unos momentos.


Rangvald: Hay muchas cosas que desconozco santo de Atenea, pero para obtener esas respuestas, primero tengo que terminar este combate, con o sin mi ropaje sagrado. Así que vamos, que el estruendo de nuestra lucha retiemble todo Midgard ¡Y alcance el mismo Valhalla! ¡TITAN BOMBER!  

Tras exclamar el nombre de su técnica, un fuerte resplandor cubrió el puño de Rangvald, el cual uso este para golpear el piso y manifestar una enorme columna de energía que aparecería por debajo de su contrincante, esperando que eso fuera suficiente para recuperar terreno y compensar la ausencia de su propia armadura.

Técnicas:

Número aleatorio (1,4) : 2

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HP: 30 - 2.5 (ATK Rintaro) - 1 (Costo acción)  = 26.5

ATAQUE: 2 (Fuerza) + 2 (Cosmos) = 4 * 2 (Resultado 8 del dado) = 8