En las ruinas del Edén [Atem & Rintaro]

por **Kaito** Dom Dic 04, 2016 1:22 pm

Recuerdo del primer mensaje :

El Patriarca se ha puesto en contacto con ambos, informándoles que en la aldea de Rodorio y en la ciudad de Atenas se han suscitado los brotes de una enfermedad que los curanderos y doctores locales no han sido capaces de curar a falta de un ingrediente de vital importancia para la preparación de la medicina. La planta sólo crece en las afueras del Santuario, en la zona más boscosa y alejada de la mano del hombre. En estas tierras olvidadas se irguió el Santuario de la diosa de la discordia, el jardín del Edén. Su misión es obtener la planta, siempre teniendo cuidado de los potenciales peligros que acechan en la espesura.

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Fase 1: Encontrar la gruta por donde se accede al cráter enorme donde crece la selva/bosque

Código:: [rand]1,3[/rand]

1.-El camino luce diferente al del mapa entregado por el Patriarca y terminan perdiéndose en la selva. (tira dado de nuevo)
2.-Localizan un cráter que los lleva a un lugar repleto de árboles enormes y cascadas. Mientras avanzan, pueden ver cadáveres de dríades unidos a los árboles con frutos más jugosos.
3.-Una niebla verde que es segregada por una flor gigantesca con dientes los hace retrasarse. (lanzar de nuevo)

-Fase 2: Caminar por los senderos de raíces gigantes en el bosque.

Código:: [rand]1,3[/rand]

1.-Sigues el curso de las aguas para guiarte a través del jardín oscuro.
2.-Atraviesas un camino que te conduce hacia más vegetación (tira de nuevo)
3.-Decides subir a las copas de los árboles más altos para ubicarte mejor.

-Fase 3: sólo accesible con dados 1 y 3. El Dryad guardián de las ruinas de Edén, Weevil te cerrará el paso y te atacará con sus insectos.

Opción A: si llegaste por medio del agua el combate será más complicado debido a que los insectos comedores de salvia del guardián se mueven con mayor agilidad dentro del agua. En esta opción el HP de Weevil será 30 y sus stats base Fuerza 2, Velocidad 2, Cosmos 3, Resistencia 3. Se defenderá. Recuerden lanzar dos dados de acción para Weevil.

Opción B: Si llegaste por medio de los árboles la dificultad del combate con los insectos será normal. En esta opción el HP de Weevil será 20 y sus stats base Fuerza 2, Velocidad 2, Cosmos 3, Resistencia 3. No se defenderá. Recuerden lanzar un dado de acción para Weevil.

-Fase 4: Han derrotado al guardián. Tiren dado.

Código:: [rand]1,2[/rand]

1.-Logran vencer a Weevil, pero éste, como el mal perdedor que es, convierte su cuerpo en una plaga de insectos que devoran las plantas que protege.Misión terminada.
2.-Logran vencer a Weevil y éste se desintegra hasta convertirse en un montículo de anís. Busquen la planta y salgan del Edén antes de que el bosque los expulse.

por **Atem** Lun Dic 05, 2016 10:29 pm

Ahora estaba más confundido que antes. Si hacía un momento pensó que estaba cerca del sitio hacia donde se había ido su compañero, ahora creía que seguía caminado en círculos y sin posibilidades de encontrar la salida de ese lugar. Tras avanzar por otro rato que le pareció eterno, volvió a meterse allí donde se alzaba la nube verde que le impedía ver por donde caminaba. Era curioso, porque todo ese rato pensó que había estado caminando en línea recta, pero el hecho de estar de nuevo en esa parte del bosque lo hacía dudar. Él al menos, creía que había regresado de nuevo a ese sitio, porque era todo muy similar a su alrededor, igual al territorio que hubo recorrido ya había perdido la cuenta de cuántos minutos antes. Atem tenía mucha paciencia, podía decirse que esa era una de sus mejores cualidades, pero aquella inmensa selva comenzaba a arrebatársela poco a poco, y ya estaba en el límite. Tuvo que detenerse un momento y concentrarse, eliminar todas aquellas ideas que lo frustraban y tranquilizarse, estar alerta a todo. Debía busar algo, aunque fuera un pequeño detalle, que le permitiera saber por dónde caminaba y así llegar a su destino. Si bien no podía ver por dónde caminaba debido a esa niebla verde que se alzaba cada vez más espesa a su alrededor y en cada dirección por dónde veía, podía utilizar sus demas sentidos, permitirse guiarse por su instinto. Tenía que encontrar a Rintaro, o al menos lo que habían ido a buscar a aquel sitio, esas plantas que no podían hallarse en otro lado más que en aquella selva. Fue así que se puso en marcha, avanzando a través de la espesa vegetación, abriendose paso con sus manos, moviendo las ramas hacia los lados, esquivando las raíces y deshaciéndose de otras molestas plantas.

Número aleatorio (1,3) : 2

por Invitado Lun Dic 05, 2016 10:33 pm

El Dríade estaba caído, de rodillas frente al Santo de Athena quien se preparaba para terminar con aquel enfrentamiento que más bien, había parecido una masacre. No podía hacer nada - después de todo, al haber fallado el primer golpe le había dado pie para eliminarlo con el máximo de fuerza. Había sido un enfrentamiento basado en quien diera el primer golpe crítico y en eso, el ñoño de pelo en tazón había fracasado. Fracasado terriblemente. -Imposible. ¿Có-cómo pudo haber sucedido esto? ¿Cómo pudo sucederme esto a mi, el gran Weevil?- Murmuró aquel, su pecho ahondándose en grietas. Los fragmentos blancos cayeron al suelo, dispersándose con el aire. Uno de los boquetes, el que más había avanzado, llegó a partir en dos el rostro del chico, reventando sus lentes de insecto con un 'crac' mudo. -¡No es posible!- Gritó con energía ejecutando un golpe en forma de empalamiento, sus dedos creciendo hasta ser tentáculos insectoides que se dirigieron hacia el japonés.

-Wueheheh.- Cortando los tentáculos con su garra creada mediante el Muretsu, más material orgánico cayó hecho polvo. Disuelto en el aire los tentáculos quebraron el brazo del ñoño, reventando su integridad hasta el hombro. 'Butz' y su extremidad estalló, provocando un gesto de mayor incredulidad en aquel de cabello turquesa. Lo único que mantenía su cuerpo entero era el resquicio de cosmos que aún brillaba dentro de él. -Gohoi, aquí viene.- Murmuró Rintaro girándose. Podía sentir la presencia de Atem acercándose a donde estaba, arribando por las copas de los árboles. Mejor, pensó el japonés, vadear el agua llena de mierda habría sido poco noble para alguien con tanta clase. Ahora, como facilidad, acabaría con aquel tipejo. Formulando el Muretsu de nuevo hizo un simple corte contra el cuello del ñoño, decapitándolo sin más dilación. Girando, la cabeza teñida de blanca del Dríade cayó cerca del borde, girando cómicamente.

Rintaro:

Acción: 6 (Ataque)
Daño: 5 + 1 = 6

Acción: 8 (Ataque)
Daño: 5 + 1 + 1 = 7x2 = 14

Acciones: 9/15
HP: 28.5 - 3 = 25.5

Weevil:

Acción: 4 (Ataque)
Daño: 2 + 1 + 3 = 6/2 = 3

Acción: 5 (Defensa)
Defensa: 3 + 1 = 4/2 = 2

HP: 0.5 - (20 - 2) = 0

por **Narrador** Lun Dic 05, 2016 10:33 pm

El miembro 'Rintaro' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

#1 'Acción' : 6, 8

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#2 'Acción' : 4, 5

por **Atem** Lun Dic 05, 2016 11:33 pm

Aquel bosque que por momentos parecía tener vida propia, era definitivamente un laberinto del cual si se entraba difícilmente se podía salir. Era el caso de Atem, que por más que avanzaba no hallaba más que flores, plantas y raíces en su camino. Sin embargo, para su sorpresa, al hacer a un lado unas enormes hojas que colgaban de un monstruoso árbol a su derecha, se topó con algo diferente: una enorme grieta en la tierra se abría a los pies, un cráter recubierto de espesa vegetación como el resto del terreno, que seguían hacia abajo y se perdían en la oscuridad.

—Debe ser por aquí —se dijo a sí mismo, recordando las indicaciones del Patriarca acerca de cómo llegar al destino señalado. Con cuidado descendió. Era difícil mantenerse en pie, pues el suelo cubierto en lodo húmedo y las raíces que ascendían por todo el trayecto hacían el camino más complicado. En más de una ocasión había resbalado, cayendo sin control por aquel sendero de tierra que parecía no tener fin, pero afortunadamente logró sostenerse y llegar sano y salvo al final. Cubierto de lodo, sí, pero a salvo sin más que unos leves raspaduras.

Tan pronto como llegó al final del camino alzó la vista para identificar el lugar donde se encontraba: un sitio repleto de vegetación y enormes árboles a los que se hallaban unidos cadáveres humanoides que difícilmente podían identificarse de los arbustos. Impresionantes, se dijo Atem, paseando la vista con curiosidad por el entorno, sin parar de avanzar. Al menos ya no estaba perdido en medio de la selva. O quizás sí, pero en un sitio nuevo y desconocido.

Fase 2

Número aleatorio (1,3) : 3

por Invitado Mar Dic 06, 2016 10:31 am

Decapitación. La decapitación le dio un impulso a la cabeza descolorida del Dríade, que marcó un arco por el aire mientras giraba, chocando contra el suelo para rodar y quedar de cara contra el suelo. Bien, eso acababa el asunto, pensó Rintaro quien ignoró el resto del cadáver para así avanzar, caminando hasta dar con la segunda parte de la plataforma. Más allá, donde se levantaban los arbustos de colores, estaba toda la colección de plantas y hierbas medicinales oculta en aquel maldito cráter: flores de pétalos en tonos escarlatas, esmeraldas y dorados, meciéndose con una brisa que era por demás, suave y relajante. No, mas bien, ese espacio era templado y aceptable, nada como el infierno húmedo y caluroso más atrás. Levantando una de sus cejas Rintaro probó la diferencia: dando unos pasos atrás cruzó el umbral de los arbustos, sintiendo el cambio del entorno - de calor horrible a fresco. Y como era tan súbito decidió quedarse en la parte fresca.

-A ver.- Murmuró finalmente, deseando tener un cigarro a la mano. Ya se encargaría del antojo cuando regresaran al Santuario. Mirando al frente empezó a distinguir las flores, buscando la que se correspondía con la descripción hecha por el Patriarca. 'Pétalos dorados, hojas con corte punzante y tallo firme, tallo que se expande cerca de donde nacen los pétalos como una trompeta' fue lo que recordó, detalles que se marcaron en su memoria mientras su único ojo pasaba de flor a flor. Flores rojas, algunas violetas, algunas más con tonos azulinos - todas perezosas e insistentes en mecerse de lado a lado. Ninguna era dorada, punzante o firme, excepto por un pequeño arbusto en el tope de la galería, por el costado izquierdo. Entrecerrando su ojo afinó la percepción, sintiendo el fugaz rastro que habían seguido desde un inicio hasta allí. Sí, esa era la planta que habían ido a buscar para solucionar la... ¿Plaga? Sí, esa cosa.

Fase 4

Número aleatorio (1,2) : 1

por **Atem** Mar Dic 06, 2016 4:27 pm

Atem comenzó a avanzar a través de la espesura de la selva, apartando a un lado las plantas que estorbaban como venía haciendo hasta entonces. El calor intenso, la humedad y el aroma naucebundo que flotaba en el aire se hacían más intensos a cada segundo y empeazaban a ahogarlo. Podía sentir el sonido de agua corriendo en las cercanías, pero no lograba orientarse; desconocía por completo hacia donde iba o donde estaba.

Se detuvo un momento y tras analizar detenidamente el territorio con la mirada en busca de algo que le fuera útil, encontró una posible salida. Viéndose rodeado por decenas de inmensos árboles que le bloqueaban casi por completo la luz que pudiera guiarlo en su camino decidió que podía utilizar la naturaleza a su favor, y escaló a la copa del más próximo. Desde las alturas era mucho más fácil orientarse, veía fácilmente todo lo que había alrededor y algunos metros más allá logro identificar movimientos. De inmediato se encaminó en dicha dirección, y a medida que avanzaba, podía sentir el cosmos de Rintaro.

—Rintaro, al fin te encuentro —exclamó finalmente al llegar a él—. Espero no haber llegado demasiado tarde —añadó más para sí mismo, aunque creía que sí llegó un poco tarde. Había notado aquel cadáver que yacía unos metros más atrás y se lamentó de no haber llegado antes, pero al parecer su compañero había podido encargarse del guardián de aquel sitio sin problemas—. ¿Has podido hallar la planta? —añadió, sólo entonces deteniéndose a observar los numerosos tipos de hierbas que había a su alrededor.

Fase 4

Número aleatorio (1,2) : 2

por Invitado Mar Dic 06, 2016 4:45 pm

Poco tiempo pasó para que Atem lo alcanzara. De seguro había notado el cadáver del Dríade pero si tenía alguna reserva, no la expresó. Colocándose a su lado inquirió sobre la planta, provocando que Rintaro contestara con un gesto; levantando el índice señaló hacia el arbusto que tenia una gran dotación de la hierba que buscaban, por lo que sin más ambos se pusieron a trabajar. O mejor dicho, Atem se ocupó de abrir y recolectar las flores doradas en el saco de cuero que había llevado, mientras el japones montaba guardia - la razón, claro estaba para ambos, era que el asiático era malo manejando algo tan delicado como lo era la integridad de aquel preciado botín. Una vez el egipcio tuvo en manos el último manojo, una brisa desmedida se abalanzó sobre el bosque, provocando que el mayor de los dos abriera de par en par los ojos, incluso el falso. No le gustaba eso.

-Mejor nos movemos.- Dijo Rintaro girando en la dirección de Atem, viendo como guardaba las flores. A su espalda el cadáver del Dríade siseo, transformándose en otro tipo de materia mediante el cosmos. Una parte volvió a la tierra como algún tipo de planta mientras que la otra transmutó hasta ser un enjambre de insectos que se elevaron y zumbaron, captando la atención de ambos Santos. Con un último estallido de cosmos blanco el tuerto lanzó un Byakuran contra aquellos ¿avispones?, congelando parte mientras los demás se abalanzaban contra los arbustos. Básicamente, se negaban a dejar que se llevaran un premio. Cosa mala, obvio. Así que reaccionando a la velocidad de la luz, siguiendo su instinto, tomó y cargó a Atem, saliendo de allí como un rayo que destrozó parte de la selva con cada paso que dio para apoyarse. Al aterrizar tras quinientos metros dejó a Atem andar, justo cuando la selva entera vibró, pulsando con cosmos atosigante, una presión extrema. -Mejor corramos.- Indicó el mayor chasqueando la lengua. Tomando la delantera marcó la ruta, usando su percepción sensorial para encontrar la salida. Era mejor no tomar riesgos.

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