Capítulo 1: Tormenta [Evento]

¿Cómo fue que pasó? Estaba tranquilo, relajado...sin nada que me perturbase, durmiendo plácidamente en la comodidad de mis aposentos en la Casa de Virgo, pensaba que iba a poder dormir hasta tarde,  pero no, eso no iba a ser posible; abrí los ojos indignado y notablemente molesto, habían hecho un llamado a los Santos de Oro para solucionar cierto incidente, por supuesto me negué rotundamente a atender tales demandas porque no me apetecía salir hoy pero...como era uno de los "fieles a Athena" y era un Santo de  Oro, mi trabajo consistía en lidiar con estos problemas y solucionarlos. La información con la que contábamos era escasa: "Una nube de tormenta ha aparecido y amenaza con sus rayos a los ciudadanos de Kaus" en realidad no fue lo que contaron, pero es un buen resumen, no es como si aquello fuera conmigo pero si dejaba las cosas como estaban no podría  volver a ir a mi pastelería favorita ni comprar más peluches en mi tienda que frecuentaba. Me aseé y una vez con la toga puesta partí volando hacia la zona comercial de Kaus.

Sobrevolando la ciudad pude notar la oscuridad producto de la nube negra de tormenta...¿Qué decir? No estaba del todo mal, era una visión hermosa...sino fuera por los rayos que pulverizaban a quienes se atrevieran a salir de la seguridad de sus hogares. Al entrar en la zona los rayos empezaron a dispararse en mi contra, pero nada que no pudiera controlar, esquivaba esas masas de energía con gracia y velocidad pero aunque podría continuar todo el día, no tenía tiempo. De momento no había nada que me llamara la atención, ni un enemigo a la vista, a lo sumo únicamente podía ver algunos muertos carbonizados que regaban el suelo, unos pobres insensatos que no tenían ningún concepto del peligro.

Me detuve en seco, algo había pasado. Los ojos fueron directos a un puesto callejero, uno que conocía de sobra; bajé en picado y cuando mis pies tocaron el suelo hice que mis alas desaparecieran, allí revisé el puesto. Estaba totalmente destruido y su mercancía echada a perder, totalmente incomible ya. Tome con mis manos una de las pobres muestras de arte culinario y observé el dulce con tristeza. El puesto donde solía comprar pasteles y otros dulces...arruinado. -Esto no es justo... Algunas lágrimas rondaron mis ojos y haciendo puchero me paré pensar en lo mucho que tardarían en volver a tener el puesto operativo. Me sequé las lágrimas y lancé un sonoro grito de rabia, luego comencé a caminar por las calles buscando al culpable de la situación. -Muy bien...quien quiera que seas...pienso destruirte, esto es personal. Que le den a la gente y a la seguridad del mundo, nadie se mete con mis dulces. Podría encontrar al causante de esto si buscaba un poco, el único inconveniente iba a ser tener que estar atento a los rayos para que no me supusieran ninguna molestia.

Avanzaba cauteloso por la ciudad de Kaus, cuidando de que los peligrosos rayos que caían de esa nube oscura del cielo no impactaran en mi, puede que no me resultara laborioso el hecho de evadirlos pero cierto es que no podría mantenerme en este plan eternamente, inclusive yo llegaría a cansarme tanto física como mentalmente de salir de la trayectoria de esos ataques, pero por ahora no había signos del artífice de la situación actual, aunque a mí me daba igual pues lo único que tenía en mente era encontrar a alguien con quien desquitarme y estaba seguro que la primera persona que apareciera ante mi sería la responsable de la destrucción del puesto de pasteles...¡Oh!, por supuesto casi lo olvidaba, también sería quien mató a tantos inocentes con los relámpagos. Noté algo, una presencia, proveniente del cielo y que se acercaba velozmente hasta donde estaba, así que me detuve dispuesto a defenderme en caso de ser necesario pero...no iba a serlo porque para mi sorpresa no era un portento enemigo, poderoso e intimidante como el que esperaba. En su lugar no era más que una niña, una jodida niña...pero pensándolo mejor puede que no sea prudente confiarse, yo mismo me veía realmente joven para mi edad y era una máquina de destrucción, puede que ella fuese igual.

De pie frente a la desconocida y potencial enemiga me mantuve mirándola con una expresión seria, viéndola detenidamente de arriba a abajo, inspeccionándola con la mirada. A primera vista no se veía peligrosa pero ¿Quién se ve peligroso ante mí? Yo no tenía ningún sentido del peligro, para mi todos y cada uno eran inferiores en fuerza...o bueno..puede que no todos...supongo que algunos se salvan de mi regla. -¿Es eso todo lo que tienes que decir? Hasta donde tenía entendido, yo era el único santo de oro asignado a esta parte de Kaus, por tanto, ella que no tenía pinta de ser una Santa de Athena, debía ser una enemiga. Normalmente acabaría con ella en el acto, pero lo más razonable sería un diálogo previo para conseguir información. -Yo soy Raziel, Santo de Virgo y futuro amo absoluto del mundo. Dije elevandome del suelo y cruzándo las piernas una debajo de otra, manteniéndome en esa postura levitando. Dejé un brazo apoyado en la pierna y usando la mano como soporté dejé reposando la cabeza mirándola con cierto desinterés. -¿Eres tú quien ha osado hacerle esto a uno de mis futuros dominios? No es como si me importara que mates a gente, pero los puestos de comida si que me interesan así que...¿Quién eres y cual es tú propósito? Dependiendo de tu respuesta podría darte una muerte rápida o una lenta y dolorosa. Suspiré pesadamente y cerré mis ojos -Es lo que me gustaría decir...pero entonces me regañarían...te dejaré vivir sin muchos daños, así que dime lo que deseo saber.

Aquella joven era un enigma, si bien no podía asegurar si servía a Hades o no, tampoco podía asegurar a que facción pertenecía, no estaba muy familiarizado con los enemigos que luchan contra la Diosa Athena, de hecho no me importaba lo más mínimo, mis razones para escudar a esa mujer era por el mero hecho de que nuestros intereses coincidían, ella debía proteger este mundo de quien lo amenace y por mi lado no podía dejar que destruyeran el lugar que sería mi futuro reino, no es como si le debiera algo y estuviera pagando mi deuda protegiéndola. Me mantuve en silencio observando a la osada intrusa que sin respeto alguno blasfemaba contra los Santos que luchaban por la causa de Athena, pero en parte tenía razón, debía de reconocer que muchos de los Santos de Athena eran bastante mayores; aún flotando en el aire con las piernas cruzada estuve viendo detenidamente cada uno de los movimientos de la chica, que se llamaba Mabel, esta sin pudor alguno hurgaba en el cadáver de una de las víctimas de los rayos como si fuera lo más normal del mundo, produciendo un horrible y repugnante sonido que podría revolverle las tripas a cualquiera de mente sensible. -Más que mi patio de juegos, este lugar son mis dominios y no me gusta cuando alguien imparte muerte sin mi consentimiento en mis dominios.

Arqueé una ceja ¿Me estaba echando de aquí? ¿Era eso una advertencia? ¿Una amenaza tal vez? Cuanta insensatez, no sabía con quién se estaba metiendo, si bien mis poderes podrían dejarme exhausto de excederme en su uso, la fuerza de los mismos podría ser devastadora para cualquier enemigo si me empleaba a fondo, algo que nunca había dado cabida por la inutilidad que mostraban mis adversarios. -¿Le pides a un ángel que se vaya? He de negarme, pequeña invasora. Chasqueé los dedos de la mano diestra y sobre mi aparecieron cinco brillantes orbes de luz que centelleaban con un sonido chisporroteante-Tú debes ser quien se largue y ya que no vas a confesar qué ha pasado aquí y cuales son tus intenciones, no me sirves de nada, así que para ahorrar futuros problemas, me temo que he de eliminarte. Extendí el brazo con el índice de mi mano apuntando a mi objetivo y con un tono serio pronuncié las siguientes palabras. -Lazy Laser. Entonces, esos orbes de luz,antes inmóviles se convirtieron en un haz de luz que fue directo hacia el objetivo; antes de llegar, a mitad del camino todos cambiaron de dirección: unos fueron hacia arriba,torciéndose hacia los lados en zigzag y yendo hacia abajo para volver a ascender, otros en cambio se elevaron en el aire y dieron bajadas y subidas, todos estos haces de luz que parecían no tener una trayectoria predefinida se movían aleatoriamente, siendo imprecisos e impredecibles, pero al final, desde todos los flancos, acudieron al enemigo, amenazando con estrellarse contra ella.

Una de las peculiaridades del ataque que usé para confrontar a aquella chica era que no seguía un patrón fijo, incluso si lo hubiera lanzado de más cerca, los rayos habrían terminado siguiendo patrones diferentes, pero el caso es que al final acabarían por dar en el blanco...o eso era lo que se suponía que tenía que ocurrir. La rabia se estaba apoderando de mí, ¿Cómo se atrevía? El objetivo de utilizar un ataque sin un patrón predeterminado era que fuera difícil de evadir pero ella...ella parecía como si estuviera jugando, podía esquivar los ataques como si fuera un juego de niños, pero ¿Qué otra cosa podía hacer? El ataque que me quedaba era más potente pero lanzarlo aquí sería una insensatez, acabaría causando muchísima más destrucción de lo que esos rayos suyos del cielo podrían llegar a causar. No cesé en mi intento de acabarla con mi Lazy Laser pero visto lo visto habría que poner en práctica una estrategia mucho más eficiente que simplemente confiar en que se acabara cansando y al final lograra ser presa de mis lasers. Llegó un momento en que la perdí de vista ¿Se habría escapado? Qué divertido hubiera sido de ser así, otro enemigo que huye aterrado del gran y poderoso Raziel mas no fue así; noté un aire frió en mi cuello que hizo que me estremeciera y me alejara varios metros con un fuerte movimiento de mis alas, un leve rubor aparecio en mis mejillas y cubrí el cuello con una mano. -¿Q-Que demonios haces? ¡Tómate esto en serio! es un combate entre una intrusa y el futuro amo del mundo ¡Actúa como es debido!

En un instante algo empezó a rodearme, se veía como algo malo para mí, ¿Un ataque quizás? Por la forma simplemente parecían unas nubes, lo cual me llevó a pensar en la posibilidad de que lo usaría para apresarme como si fuera una cuerda o si haría que de ellas saliera algun tipo de vapor para cegarme, pero en vez de eso, antes de darme cuenta una fuerte corriente eléctrica azotó mi cuerpo electrocutándome. Terminé cabizbajo dejando los brazos caídos, con la toga algo chamuscada, el cuerpo algo aturdido por el shock eléctrico y con un dolor recorriendome desde la punta de los dedos. -T-Tú... Dije con voz en la que se notaba la ira. Se había atrevido a lanzarme un ataque, pero no me molestaba eso en realidad, lo que me dejaba airado es que dañase mi toga, mi vestimenta preciada propia de los seres divinos y que mi cuerpo tuviera algunas quemaduras. Alcé la vista al tiempo que juntaba mis manos y declaré. -¡Se acabó! Quería ser compasivo por que esta ciudad tiene sitios interesantes a los que ir...pero...los humanos son eficientes, podrán reconstruir las pérdidas. Esbocé una sonrisa casi siniestra y fui separando poco a poco las manos que estaban juntas; del interior empezaron a formarse una energía que chisporroteaba, dando esférica a dicha energía que se tornaba de un parecido a los planetas. Separé las manos extendiendo los brazos a cada lado quedando en cruz, mi ataque tenia la forma propia de una cruz y cada sección formada por esferas de energía recordaba a los planetas del sistema solar. -Por el pecado de dañar mi bello cuerpo y mi toga yo...podré fin a tu vida. Ahora extendí los brazos hacia delante para disparar aquel conglomerado de energía "planetaria" contra aquella joven que fue la causante de mi ira. -¡Grand Cross!

La osadía de la chica parecía no tener fin, ya había cometido muchas afrentas contra mi persona, las cuales no iba a dejar sin castigo, y por lo visto parecía dispuesta a añadir más cargos a su lista de crímenes, siendo ahora su siguiente ofensa el detener mi ataque más poderoso pero no solo eso sino que ahora encima se me ponía a darme clases sobre el cosmos, energía y no se qué más que lo único que lograban más que hacerme comprender y recapacitar, era enojarme aún más. Observé serio hasta que acabó su línea de diálogo, quedándome levitando en el aire con las piernas cruzadas y una mano en cada rodilla. Por lo que alcancé a entender, cuanto más lanzara mis ataques contra ella, debido al campo de atracción ese lograría hacerla más y más fuerte, toda la energía que disparase con el fin de acabar con su vida únicamente serviría para fortalecerla, por lo que sí, en teoría continuar atacando de ese modo sería una locura por no hablar de una pérdida estúpida de energía, pero era solo eso...en teoría. Mi energía no era ilimitada, ni mucho menos, solo poseía unas reservas de cosmos bastante enormes, lo que me dotaba de un alto poder destructivo de emplearme a fondo, pero tarde o temprano me acabaría agotando y no sería adecuado que eso sucediera mientras me encontraba en plena batalla contra esta adversaria, debo decir en adición que de seguir recibiendo más ataques como el que me lanzó hace poco para electrocutarme, acabaría con magulladuras, yo era resistente sí, pero tampoco podía arriesgarme a hacer la locura de permanecer combatiendo contra el cosmos de otro ser únicamente con mi toga puesta. -¿Me cuestas eso para disuadirme de que ataque o es que hay otra razón detrás? Pregunté curioso cerrando los ojos y pasando a concentrarme profundamente -En verdad da igual...sea como fuere...tendré que ponerme serio.

Mi cosmos empezó a concentrarse, buscaba atraer algo hasta mi posición, algo útil que me ayudaría a resistir los ataques de ella, algo más útil que una genialosa toga de ángel. El espacio se empezó a deformar y pronto, en un parpadeo la armadura dorada de Virgo apareció a mi derecha, flotando junto a mí. -No suelo usar armadura...pocos enemigos merecen la pena como para que la use, pero viendo la naturaleza de tus ataques...no tengo más remedio, no quiero llevarme más descargas ¿Sabes? La armadura a mi orden mental se desmembró parte a parte, volando rápidamente hasta mí, cubriendo cada parte de mi cuerpo acorde con la parte de armadura correspondiente y así, brillé con un fulgor dorado glorioso, con la armadura adherida a mí, preparado para la batalla como un auténtico Santo de Oro. Sin perder la postura de meditación abrí los ojo mirando con desprecio a mi enemiga, se podía ver desdén, ira, y crueldad en ellos. -Ya que me has dado una clase sobre campos de energía...déjame ilustrarte con mi enseñanza también. Callé unos instantes y proseguí. -En efecto, puede que mis ataques solo logren fortalecerte al cargarte de energía...pero...¿Cuanta energía puedes soportar? Esbocé una sonrisa siniestra, imaginando mentalmente la escena que podría suceder de darse el caso de que mi hipótesis fuera correcta. -¿Sabes lo que es la sobrecarga? Cuando un recipiente excede el límite de energía que puede almacenar...¿Qué crees que sucede? Pregunté riendo sin perderla de vista y en un abrir y cerrar de ojos desaparecí y reaparecí a gran velocidad a su lado, susurrándole el oído con tono serio pero con un deje de humor sádico en el. -¡Boom! Una explosión...¿Podrás aguantar toda la energía que se acumule en ti o por el contrario acabarás esparciendo tus entrañas por todas partes con una fuerte explosión?

Me alejé velozmente de ella, extendiendo mis doce alas de ángel en el cielo, sobre ella, mirándola con superioridad, como un ente divino viendo con prepotencia a una de sus creaciones a las cuales no tenía en estima. Extendí los brazos, elevándolos un poco de arriba queriendo mostrar un porte poderoso y absoluto. -Lo de antes ha sido solo una pequeña fracción de mi cosmos...¡Si yo quisiera podría soltarlo todo de una vez y convertiría toda la ciudad de un cráter humeante de cadáveres! Pero debido a mi condición de Santo dorado debo contenerme ¡¿Sabes lo frustrante que es eso?! Bajé los brazos para acabar formando varios puntos de luz separados a escasos centímetros uno de ellos en el arco que formé al bajar los brazos -Pero no necesito esforzarme tanto, tarde o temprano a uno de los dos se nos agotará el cosmos o acabará sobrecargándose por el exceso del mismo...¿Comprobamos qué sucede antes? Claro está...siempre podría como último recurso usar todo mi poder y excusarme en que, no tuve más remedio, seguro que si lo explico bien pasarán por alto la destrucción que cause, además parece que no hay civiles por aquí lo que me da baza para usar tanto poder como quiera... Señalé a la joven y nuevamente pronuncié las palabras, causando que mi Lazy Laser saliera disparado contra mi enemiga.