Renacimiento [Sean Austerlitz]

Recuerdo del primer mensaje :

Me encontraba incómodo, algo me faltaba, incluso podía decir que eso que me hacía sentir extraño tenía que ver con mi propio cuerpo; no sentía el colchón de mi cómoda cama, tampoco la suave almohada bajo mi cabeza ni el mullido peluche que me acompañaba en mis sueños, pero lo más que perturbaba mi sueño es que no percibía el aroma de los dulces que tenía escondidos. No podía más, por mucho que me esforzaba en seguir durmiendo, esa incomodidad pudo conmigo y me obligó a abrir los ojos. Al principio con la vista medio borrosa no distinguía nada de lo que me rodeaba, intenté estirar el brazo para tomar uno de mis peluches y abrazarlo pero no había nada, luego cuando mi vista se aclaró abrí los ojos de par en par y sobresaltado me incorporé y miré a mi alrededor todo lo que había en el lugar, desde luego ésta no era la Casa de Virgo y por supuesto no era el Santuario, me encontraba en un lugar desconocido pero ¿Por qué? No tenía motivos para ir a éste sitio, sea donde sea que esté no parecía tener nada de mi interés.

-Cielos...mi cabeza... No alcanzaba a recordar casi nada, cómo llegué aquí y porqué, qué había pasado, ni nada en concreto que me ayudara a ubicarme. Si ésto no era el Santuario entonces ¿Qué era? ¿Y por qué me dolía tanto la cabeza? Me puse en pie pero de inmediato me caí al suelo, como si hubiera perdido el equilibrio ¿Resaca tal vez? No, no notaba el regusto a alcohol y tampoco recordaba haber tomado nada para que me hiciese este efecto, por lo menos conservaba la toga, aunque estaba algo rasgada y por alguna razón notaba que me quedaba pequeña. Comencé a caminar hasta la pared, estaba lustrada, tanto que era capaz de ver mi reflejo en el y cuando lo hice me sobresalté de tal manera que no pude evitar pegar un ligero grito del susto y lanzar un Grand Cross, destruyendo con ello la pared y dejándome a mí en el suelo. -¿Pero que demonios es esto?

Miré mis manos, eran diferentes incluso mi cabello estaba un poco más largo; me miré de nuevo en otro lado de la pared y comprobé que las facciones de mi rostro habían cambiado notablemente, incluso mis ojos eran de color diferente, la altura también estaba cambiada, con razón notaba que la toga me quedaba pequeña y visto que no disponía de más recambios decidí aprovechar y ponerme la ropa que estaba convenientemente colocada justo al lado de donde había despertado; la camisa gris y la chaqueta eran bastante cómodas al igual que la ropa interior, los pantalones negros y los zapatos, era curioso, normalmente la ropa de este tipo no me gustaba y me hacía sentir incómodo pero sorprendéntemente era como si estuvieran hechos del mismo material que mis togas, incluso tenían un lindo colgante dorado que me venía como anillo al dedo y un collar que enseguida me puse al cuello. -No está mal...no es mi toga, pero aún así no está mal.

Ahora que estaba vestido supongo que lo ideal era largarme de aquí cuanto antes o por lo menos averiguar dónde estaba y tratar de recordar algo. Intenté llamar a mi armadura de Virgo, estaba en un lugar desconocido y era mejor estar preparado por si aparecían enemigos mas mi protección no acudió a mí, en serio ¿Que estaba pasando aquí? Me detuve a meditar, como de costumbre empecé a levitar con los ojos cerrados y las piernas cruzadas para concentrarme y entonces...imágenes acudieron a mi cabeza. El asesinato del Patriarca a mis manos, el como di órdenes a los Santos y ataqué a ese Santo de bronce arrojándolo al laberinto, los acontecimientos del Cometa Repulse, incluso la invasión que hizo Asgard y el contraataque que ordené, pero justo cuando llegaba al final la concentración me fallo y comencé a marearme..por lo visto esos ligeros "ataques" cada vez que meditaba para indagar en el pasado era algo que no había cambiado. Solo podía intuir que algo malo me había pasado y que no había sido dueño de mis actos. En un ataque de furia y como medio para desquitarme empece a disparar mis Grand Cross de nuevo a todos lados, rompiendo y abriendo boquetes en las paredes haciendo que todo temblara. -¡Aarg! ¡¿Pero que demonios ha pasado?! ¡En serio, como averigüe quien está detrás de todo lo que me ha pasado, pienso aniquilar hasta el último resquicio de su línea sanguínea!

Sean me tomó entre sus brazos, no sabía cuento de qué venía eso ahora solo por ver donde había vivido de pequeño, en mi opinión no estaba tan mal, pero igualmente no iba a rechazar esa muestra de afecto. De inmediato me acomode en sus brazos abrazándolo cariñosamense, alcé la mirada para verlo a los ojos y con un movimiento de cabeza asentí respondiendo afirmativamente a su pregunta.-Sí, vivo aquí desde que era pequeño...sobre mis padres pues... No me molestaba hablar de ello pero cuando se me preguntaba acerca de mis progenitores era como si una densa niebla cubriera mis recuerdos y no me permitiera ver qué se escondía en los rincones de mi memoria, de ellos no recordaba casi nada, se podría decir que lo único que sabía de ellos es que eran mis padres y ya, pero solo porque gente que los conocía mencionaron que yo tenía padres pero no solían hablar mucho de ello y lo cierto es que por aquel entonces yo estaba más preocupado por no morirme de hambre que de por averiguar quienes eran mis padres y cómo era que no estaban conmigo. -No sé mucho de ellos,
desde que tengo memoria he estado solo, así que atando cabos se podría decir que murieron cuando era tan pequeño que ni podría recordar sus rostros.

Arqueé una ceja sin entender nada, ahora Sean se había puesto bastante autoritario, diciendo que me estaba dando una orden, en parte podía comprender su frustración al no ser capaz de canalizar sus poderes para salir de aquí pero de ahí a ordenarme que recogiera todo sin poner peros y me marchara con el ya era raro dado que nunca lo vi actuar así. Miré todo a mi alrededor, realmente no había nada que necesitara llevar conmigo, después de todo todo eran cosas rotas y desgastadas, la nostalgia me llegaba al verlos pero no calaban tan hondo como para hacerme querer llevarlos conmigo, fue entones cuando algo llamo mi atención; si se observaba al interior de la cueva podía apreciarse como un camino se extendía llevando a alguna parte, un camino forjado a través de la cueva en la montaña de donde estábamos, me acerqué a la entrada de ese camino, me agaché y en el suelo vi un pico desgastado y oxidado con el mango de madera con manchas de sangre seca. -Mm...sí recuerdo haberme dejado las manos para cavar un túnel...me pasé mucho tiempo cavándolo ¿A donde llevaba?

En mi juventud hice muchas cosas de las cuales no me acordaba, tenía noción de un plan usando un túnel pero dudaba si sería de huida o si lo usaba para colarme en las casa ajenas a robar comida....de todas formas el túnel seguro que no tenía más que unos pocos metros, no llegué a terminarlo, suspiré molesto por mi incapacidad para recordar y volví con Sean. -Pensaba que habría algo que nos podría ayudar, pero a parte de mi sangre y objetos rotos no hay nada más...¿deberíamos ponernos en marcha e ir a una aldea vecina?

La cueva donde antaño había pasado mi niñez traía a mi mente viejos recuerdos, aunque no alcanzaba a recordar todos ellos debo decir que los pocos que pude recordar me sacaron una sonrisa, aunque Sean por otro lado se veía menos alegre al conocer el lugar donde pasé mi juventud. En cuanto dejamos la cueva caminamos por el páramo baldío que era el desierto en el cual nos encontrábamos durante una hora hasta poder divisar no muy lejos lo que parecía una aldea, eso me pareció raro porque que yo recordaba no había ninguna aldea cerca de donde me crié, de hecho de haber sido así los espectros se la habían cargado también, supongo que realmente no recordaba todo o que nunca supe de la existencia de la aldea a la cual nos aproximábamos realmente, pero lo que si fue inesperado fue que Sean me cargara en brazos y acelerara a gran velocidad hasta la entrada de la misma, ahí me dejó por un momento en el suelo y fuimos de la mano por las calles de la aldea siendo perseguidos con la mirada de sus habitantes y con razón, después de todo era bastante poco usual que dos extranjeros vestidos tal como íbamos fueran a parar a una aldea tan remota como ésta.

Quise decirle algo a Sean, sobre ir a comer o descansar a alguna posada pero antes de poder abrir la boca de nuevo me vi en sus brazos y en un flash acabamos en otro lado, el bosque había no muy lejos de la aldea y allí me ofreció una de las togas que había conseguido con su último y veloz movimiento en la aldea, con gusto la tome, nunca decía que no a una toga, eran cómodas, practicas y me daban una gran movilidad, pero no estaba preparado para lo que sucedió, ahí mismo Sean se desvistió, lo más que pude hacer fue apartar la mirada sonrojado, sobretodo por el hecho que como si nada me había pedido que me desnudara. -¡T-Tonto ve a cambiarte a otro sitio! No podía evitarlo, mi sentido de la decencia y el orgullo me obligaba a cumplir una serie de reglas en todo lo que hacía y lo de la privacidad a la hora de cambiarse de ropa era una de ellas, pero no iba a tener ese privilegio ahora porque me tocaba enseñarle cómo se ponía la toga. -A ver... Con mi rostro bastante rojo me acerqué a él y con mis manos le ajusté la toga como debía ser, para mí era como ajustarse un cinturón o tan simple como colocarse un sombrero pero visto lo visto, o le ayudaba o nos echaríamos aquí bastante tiempo, por suerte no me costó mucho ponérsela bien, luego de ello me retiré tras un árbol y me cambié de ropa por la toga, salí de detrás del árbol y suspiré estirándome un poco. -No hay nada como una toga...el atuendo ideal de los futuros gobernantes de éste mundo. Volví a acercarme a Sean y sonrojado le jalé de una de sus mejillas. -Y señor mío, espero que la próxima vez que me cargues, me traigas a un sitio más lindo que un bosque.

Que no existían muchas opciones en el lugar...¿Pero que clase de respuesta era esa? Podríamos haber entrado a uno de los bazares a comprar la ropa o robarla incluso y luego ir tranquilamente a una posada a descansar, pero en lugar de eso pilló lo primero que encontró a su alcance y salió disparado al bosque. Qué se le iba a hacer, tampoco iba a pasarme todo el rato reprochándoselo, al menos ahora estábamos más acorde con el estilo de ésta aldea, pero realmente no sentía que hubiera necesidad en pasar desapercibidos, después de todo, aunque no recordaba nada de este lugar, si estaba tan cerca del lugar de donde nací, lo más seguro es que tuviera alguna conexión, quizás fuera una ruta de comercio o algo por el estilo, quien sabe. Como siempre Sean no se cortaba al hacer ese tipo de comentarios tan poco oportunos y subidos de tono, mi respuesta fue la misma que antes, le jalé de la mejilla a modo de regaño y con una expresión seria le dije. -Sean, te la estas buscando, aunque apenas renací hace nada, tengo energías para patearte por ser indecente. rodé los ojos restandole importancia al asunto y proseguí con mi declaración. -No obstante, supongo que no estuvo mal verte sin ropa...

En la aldea la gente pasaba de largo dirigiéndose cada uno a atender sus propios asuntos, los vendedores con voz animada llamaban la atención de los peatones para que se acercaran a comprar su género, había quienes ofrecían comida, otros telas extravagantes, cerámica, de todo un poco, lo normal que solía ver yo de pequeño en mi propia aldea, lo cual me molestaba un poco pues al no tener nada de nacimiento, ver a esa gente enriquecerse con productos que solo gente con dinero se podía permitir era algo que me evocaba los momentos en los que tenía que pasar hambre por no ser capaz ni de robar un pedazo de pan. Dos chicos que vestían ropajes hechos con una tela bastante inusual y cara pasaron cerca de nosotros, yo esbocé una sonrisa y en el momento en el que estuvieron a escasos centímetros de mi, con un movimiento rápido logré robarles a bolsa con dinero que portaban en sus bolsillos, reí un poco cuando nos alejamos lo suficiente y me abracé al brazo de Sean. -Vale, ya tenemos suficiente para pagar la estancia en la posada.

Sujetando el brazo de Sean, fui haciendo indicaciones para decirle por dónde debíamos ir, así logramos llegar a la posada en cuestión en donde el gerente nos recibió, como no en el idioma materno. Me separé de mi chico yhha fui hasta el hablándole en griego mientras dejaba una de las bolsas con dinero encima del mostrador, por mis palabras el dueño mostró su enojo dando un golpe a la mesa, pero con mis siguientes palabras solo agachó la cabeza y me dio la llame de la habitación, volví con Sean y le di un beso en la mejilla. -Bien, nos podemos quedar hasta dos semanas por la mitad de precio, servicio de habitaciones incluido -reí por lo bien que me había salido la jugada y le saqué la lengua al gerente- -No tuvo más remedio, era hacerme caso o sufrir las consecuencias de desobedecerme.

No negaré que la indecencia de Sean hasta cierto punto tenía encanto y obviamente encontraba eso de mi agrado mas no por ello significa que me dejara tocar por el sea donde fuera, ese no era el momento ni el lugar, aún así no me quejé cuando su mano acaricio mi cuerpo. Con el asunto de la posada solucionado solo quedaba ingresar a nuestros aposentos para poder descansar, aunque no esperaba gran cosa de estos lugares, alguien como yo, un todopoderoso ángel y futuro amo del mundo se merece un dormitorio a su altura, como un castillo lleno de lujos o una enorme habitación con una cama blandita y miles de estanterías llenas de peluches y mangas. Me detuve en la puerta de nuestra habitación, ahí oí esa propuesta de Sean, ciertamente vivir una vida tranquila a su lado sería el mejor de los finales pero ¿Aquí? Fruncí el ceño molesto, no por la propuesta sino por esa sugerencia de quedarnos en la aldea como si tal cosa; estiré la mano y le jalé levemente de la mejilla. -¿Yo, un ángel todopoderoso quedarme a vivir en una triste aldea rodeada de plebeyos? ¡Ni pensarlo! Con la llave en mano la introduje en la cerradura y giré para desbloquear el seguro de la puerta, solo hubo que dar un leve empujón para abrirla y descubrir el interior de la habitación, no era gran cosa, pero de entre todas las que había esta era la más "lujosa" que me conseguí...aunque si ese señor por lujo entendía unas tristes cortinas, una cama matrimonial y algun que otro mueble en buen estado, es que el mundo está yendo a peor. -No pienses mal, quiero pasar cada día de mi vida...¿O debería decir No-muerte? Esto de ser espectro es complicado...¡Como sea! que quiero estar siempre contigo, pero nuestra residencia debería ser algo más impresionante.

Avancé al interior de la habitación, la llave la deposité en una pequeña cesta que había en un mueble a la derecha de la entrada, acto seguido me asomé a la ventana y con el ceño fruncido y mis mejillas infladas me apoye en el borde notablemente molesto. Yo que esperaba un dormitorio de buen ver y nos daban esto ¡ni siquiera había televisión ni juegos! Como sea al menos teníamos un techo bajo nuestras cabezas. Dejé la ventana y me encamine a la cocina, solo quedaba comprobar si por lo menos los víveres que teníamos eran apetitosos o no. -Espero que por lo menos tengan dulces.

La cocina si bien tenía todo lo necesario para poder manejarse sin problemas lo cierto es que el contenido del frigorífico y la despensa era, en mi opinión, bastante cure; que si sobres de sopa, ramen instantáneo, alguna que otra bandejita de carne, las clásicas verduras, pero por lo visto no había nada dulce que llevarse a la boca, eso me molestó pero por lo menos a excepción de las verduras el resto si que me gustaba, incluso habían batidos de fresa, si llegaba a saber esto me habría colado en el la Sala de Virgo y hubiera arramplado con todas mis pertenencias para acomodarlas en el inframundo o donde sea, incluso hubiera sido capaz de irme al bosque y dejarlo todo almacenado allí para situaciones de emergencia, no obstante esto podía ser peor de lo que ya era, al menos tenía el consuelo de que al fin podía pasar tiempo a solas con Sean sin que ese tonto Santo de Plata estuviera por medio...a todo esto ¿como se llamaba ese indeseable? Meh...no me acuerdo, suelo olvidar los nombres de las personas a las que condenaré a terrible sufrimiento o cadena perpetua cuando me hubiese convertido en el Amo del mundo.

Terminamos yendo a la habitación y allí cerré los ojos cuando noté a Sean detrás mía, se formó una ligera sonrisa tímida en mis labios al recibir aquellos besos en el cuello, si bien el me aseguraba que cosa que yo le pidiera sería cosa que me conseguiría yo para vivir y ser feliz solo necesitaba tres cosas, dulces, entretenimiento y por supuesto a él. -Tonto, me quedaría a tu lado te gustara la idea o no, eres mío y no pienso compartirte. Un sonrojo apareció en mis mejillas cuando me recostó sobre la cama, siempre que Sean salía con esos sorpresivos arranques de afecto me sentía como si acabara cediendo ante él. Desvié la mirada avergonzado, inflé las mejillas y me callé por unos segundos tratando de pensar en una respuesta a lo que me había dicho, suspiré de forma profunda atreviéndome a mirarle a los ojos y finalmente le dije. -¿Sabes? Nunca pensé que acabaría encontrando a mi alma gemela, aunque creo recordar que me asaltaste en un callejón mientras venía de comprar mangas.