Capítulo 1: Tormenta [Evento] - Noche de tormenta

Recuerdo del primer mensaje :

Alexey observaba con tranquilidad desde lo alto de uno de los edificios. Las nubes cubrían los cielos como un dragón dormido, dispuesto a levantarse y sepultar el firmamento bajo sus alas plomizas. El viento empezaba a enfriarse, recordando las gélidas corrientes de su tierra natal.

Apenas quedaban transeúntes a esas horas, algunos trabajadores que salían tarde de las oficinas o que volvían de cenar desde los restaurantes de la zona un lunes entre semana.

Fue entonces cuando algo alteró la tranquila consciencia de Alexey. ¿Qué estaba pasando? Se sentía intranquilo. Como si algo terrible fuera a irrumpir en la paz del anochecer en la ciudad de Kraus.

Se levantó tratando de escrutar a su alrededor algún rastro de cosmos, alguna amenaza o simplemente algo que justificara su presentimiento funesto. ¿Eran imaginaciones suyas? ¿Había algo o alguien acechando desde las sombras?
Se agazapó detrás de un enorme cartel publicitario estudiando las calles y los edificios cercanos. Valorando a su vez el terreno y las posibles víctimas en caso de tener que afrontar un ataque.

Entonces recibió la alerta. Atena estaba hablando a sus caballeros, pudo percibir la agitación entre sus compañeros. Los pensamientos eran claros, estaban siendo atacados. De golpe todas las luces de la calle se apagaron al unísono. Un trueno retumbó amenazando con partir el firmamento iluminando los cielos con su descarga.

Máscara estaba de caza, podía percibir su tensión. Se agazapó y esquivó una terrible descarga eléctrica que casi lo atravesó abrasándolo hasta los huesos. Debía saber que o quien los estaba atacando. Los tambores de la guerra habían empezado a tronar con su clamor provinente desde los mismos cielos. La guerra ha empezado.

Alexey observó a su enemigo. Escuchó atentamente sus palabras mientras sonreía a la vez que oía los escombros a sus pies pugnando por salir a la superficie. No había enterrado la espada del contrincante suficientemente hondo, pero le daría tiempo a reaccionar.

Instantes antes que el suelo cediera a sus pies ante las corrientes que se abrían paso desde las profundidades Alexey realizó un salto hacia atrás. Su velocidad era casi como un destello pero sería insuficiente. Con uno de sus puños concentró todo su cosmos ante el brutal ataque de su enemigo.

Polvo de diamante

Como si fuera un cometa propulsado por corrientes heladas se alejó de la pared de aire cortante que explotó hacia los cielos donde instantes antes había estado plantado. Esa había estado muy cerca. Además de bloquear su telepatía, era capaz de mover con telequinesis ambas espadas. Lo que le había sorprendido es que no desviara su hoja en los primeros ataques, tenía que reconocer que en eso se había dejado engañar por su enemigo. Por otro lado su rival había perdido su principal arma, la velocidad. Volando aun propulsado por las corrientes árticas emanadas de su cosmos de batalla juntó de nuevo las manos. EL dolor era intenso, sus manos y sus piernas estaban heridos por la fuerza de los ataques enemigos pero él era un caballero de Atena, un protector de la justicia, y el señor de la ventisca siberiana.

¿En serio esperabas que los cascotes moviéndose a mis pies no me alteraran del paso de la hoja? Ejecución de la aurora

Tenía que obligarle a esquivar sus ataques, con ambas espadas, a pesar de estar medio congelado, sería un rival poderoso en el cuerpo a cuerpo. Solo esperaba que el intenso frío, junto con el hielo que cubría su piel le hiciera cometer el fallo que necesitaba.

La frígida silueta del Santo fue vislumbrada por el portador de la Morgana, su mirada se mostraba ahora más ávida de sangre pues su contrincante realizó un movimiento desesperado para evadir su propia técnica; aquella andanada voluminosa de viento ascendió hasta los cielos perdiéndose de vista mas cuando creía que ya lo tenía ese intrépido peliverde se retiraría parcialmente, bloqueando una parte de su técnica, llamada Souffle du Tifeo, con los brazos protegidos por la armadura de Acuario. Manchas de sangre se esparramaron sobre el suelo pintándolo de un bello color carmín, ambos brazos del contrincante habían sido heridos de gravedad: seguramente dejaría algo más que sólo cicatrices puesto que la potencia de aquel movimiento no era algo que debiese de infravalorar.

Pese a que su movimiento no acertara por completo en su objetivo era innegable la cantidad de daño colateral dejada tras de sí, barriendo un área relativamente extensa de destrucción que sólo servía para demostrar porqué un guerrero con alto dominio del cosmos no debía combatir en terreno mortal; de haberse expandido un poco más el gran tornado habría ocasionado que las pocas personas en la zona terminasen convertidas en despojos de carne debido al derroche de poder explosivo, sin duda.

Las palabras profanadas por la boca de su adversario le hicieron sonreír, ni siquiera el mismo Vent habría esperado aquella resolución de los hechos… y eso le inspiraba a esforzarse más, no volvería a subestimarlo. – Eres mejor de lo que pensé, Alexey. – Los brazos mancillados por la sangre de su contrincante comenzaban a elevarse, juntándose por sobre su cabeza, ahuecando sus manos mientras un ánfora espectral se formaba como una mera imagen de su cosmos, de su instinto de pelea: la constelación de Acuario yacía a sus espaldas con toda intención de otorgarle hasta el más mínimo ápice de fuerza que contuviera, aún desde su estrado trascendental en la galaxia. Su ataque no se hizo esperar más. Potente como sólo ellos podían desarrollar se arrojó aquella ventisca de brío cósmico sobre su persona, perforando la distancia como una potente lanza arrojada por un ser de potencial cercano al rango de divinidad; su golpe podría hacer mucho más que quebrantar su defensa, Vent ya lo sabía y lo tenía muy en cuenta. Pero aquel Santo todavía lo estaba subestimando demasiado; sujetó fuerte el mango de su espada en la diestra, flexionando el brazo para después arrojarlo hacia delante, soltando el arma que atravesaría envuelta en una espiral de viento la distancia, generando posterior contacto con el frío una ráfaga de aire comprimido que luego desataría un huracán con la misma potencia del anterior, superando el auge de la Ejecución de Aurora, atravesándola sin pausa con el fin de alcanzar, ésta vez con certeza, al guerrero de los hielos eternos. Una vez más había ejecutado la misma técnica, sólo que esta vez su poder no se había dispersado; cuan saeta, se dirigía a su destino sin pausa ni timo: su poder era mayor al aire congelante de su adversario.

– En reconocimiento de tu fuerza y valor, yo, Vent de Tifón, lucharé con todo lo que tengo – dijo él con voz firme y denotando un tono de orgullo que no había dejado entrever en sus comentarios anteriormente, moviendo el hombro que había resultado lesionado antes con una expresión complicada; todavía estaba centrado en el combate, pero algo hizo que sus nervios avivasen cuando sintió la presencia de aquel ser a una distancia no muy lejana, también, había sentido cómo un cosmos ajeno al de sus compañeros y rivales había sido engullido dentro de un pilar de hielo creado instantáneamente no hace muchos segundos... sabía de quién se trataba, y era un ser que incluso lo intimidaba a él: si aquella persona tentaba con luchar usando aunque fuera una décima de su poder, todos ellos estarían en peligro pues él no reconocía entre aliado o enemigo. También estaba un poco frustrado, la movilidad en su hombro no había regresado ni daba indicios de querer volver por un largo tiempo.

Acotación: