Halloween Party! - Pista de baile de Envidia

Pese al ambiente movido que propiciaba la estridente música y las luces de colores parpadeantes, los preparativos del señor de la envidia no habían logrado cambiar la postura de tabique que el Dios guerrero de Phecda mantenía en la esquina más solitaria de toda la pista, mirando desde la parte más inhóspita de aquella recámara lo que sucedía en esta. Claro, de vez en cuando se dejaba llevar por el ritmo de una canción, siendo incapaz de marcar la tonada de una con sus pies o tarareando parte de las letras de aquellas que conocía.

Jotavald: "No es realmente mi ambiente pero... es bueno ver que haya gente divirtiéndose. "


Dijo con un gesto de satisfacción al ver a tantas personas olvidando sus preocupaciones  con tan solo una sucesión de canciones y alocados pasos para seguirles el ritmo, definitivamente la música tenía un poder extraordinario sobre las personas de darse las condiciones adecuadas. Principalmente se sentía alegre por la otra Dios Guerrero que estaba allí presente, quien tenía la oportunidad de también hacer a un lado sus deberes como integrante de la armada de Odín para disfrutar unos momentos. Tanto lo hacía sentir bien por ella en sentido de empatía como aliviaba un poco su propia consciencia, pues el mismo jugó un papel importante en que ella ahora desempeñara ese papel, pero no todos los días podía mirarse en un espejo y decirse a sí mismo que fue lo mejor.

Jotavald: "Un momento... ¿Ese no era? "

Aunque la última vez que lo vio, desde su perspectiva tenía el tamaño de una hormiga, reconoció bien al joven disfrazado que ahora se acercaba a Serena para bailar un poco y seguramente también pasar un buen rato. Por parte de Rangvald, este solo se cuestionaba como le habría ido a ese individuo dentro de los dominios de Avaricia. ¿Habrá conseguido el tesoro? ¿El guardián impidió que lograra adueñarse de cualquier posible pertenencia del propietario de ese lugar? ¿No estaba ese sujeto acompañado por una chica con traje de caperuza? ¿La abandonó para luego venir aquí? Muchas preguntas pasaban por la mente del vestido de Jotaro, quien para bien o para mal, accidentalmente permitió que dichas preguntas se manifestaran en él como un cosmos agresivo que duro poco menos de unos instantes.


Afortunadamente seguramente ninguno de los presentes alcanzaría a darle mucha importancia con la velocidad con la que alcanzó a suprimir dichas emociones para así mismo disminuir su cosmoenergía. Recordando que Serena era una combatiente tan fuerte como él (Con un potencial incluso para superarlo), decidió simplemente dejarlo a su propio criterio, no apresurándose a juzgar a nadie allí... Dependiendo que pasara vería si cambiaba ese punto de vista, dedicándose nuevamente solo a marcar con su pie el ritmo de las canciones y de vez en cuando mover su cabeza, atrapada en el ritmo de alguna tonada pegajosa.

…El sonido llego a mis oídos y solo pude entornar mis ojos, dirigiendo mi mirada en dirección de donde llegaba la música. Con gracia, fui avanzando hacia su dirección. Después de haber salido de la torre mi objetivo iba a ser enfocarme en llegar con Gula, pero la verdad era… que algo tan razonable era demaaasiado aburrido. Así que simplemente me había puesto a dar vueltas por el castillo, al menos hasta que esto llamara mi atención. Observe el cartel que se hallaba frente al lugar, el mismo que rezaba: “Salon de Baile de Envidia”. Levante una ceja ante este detalle, Envidia tenia formas interesantes de celebrar, aunque de una manera tenía cierta lógica para la representación de su pecado capital. Una lógica retorcida, a fin de cuentas, después de todo, para ningún otro ser mortal una sala de baile como la habitación de la envidia tendría sentido…

-¿Tener sentido? ¿Qué tiene de divertido tener sentido?~- murmure respondiendo a mis propios pensamientos antes de largarme a reír de lo que había dicho… Era verdad, ¿cuando la humanidad había tenido sentido para empezar? El caos era el orden natural del mundo, aun con todas las leyes y restricciones que la gente tratara de ponerse para traer el orden artificial, las sombra del caos siempre anidaría en los humanos. Los pecados eran un ejemplo de esto, eran considerados vicios que no debían cometerse y aun así la gente seguía cayendo en estos. Ahh, que divertido que sería tirar el mundo a su desorden natural, ver quien sobrevivía a la matanza que la naturaleza misma había planeado. Solo de pensarlo no podía parar de reír. Porque así era, a mi no me importaba ni los planes de Hades o de Perséfone, solo mi propio deseo…

…Pero el tiempo era raro y la noche no era eterna, y en lugar de hallarme frente a la puerta del salón pensando en aquello debía entrar en el lugar y ver si allí estaba lo que buscaba. Con calma empuje la puerta, y me interne dentro, avanzando con lentitud y observando con detalle los rostros de los invitados que se hallaban. Una marea de gente que se movía al son de la música, en diversos disfraces. Mi mente se sobrecalentaría si trataba de detallar a cada persona allí presente. ¿Debería sentirme celoso de que tanta gente estuviera allí en lugar de en mi torre? Seguramente debería, sería lo apropiado en este lugar, pero en su lugar no podía sino sonreír, relamiendo los labios por un momento, este era un buen inicio para ver si encontraba a la presa que buscaba…

Simplemente moviéndome al ritmo de la música que sonaba, empecé a desplazarme por el lugar.

Observé con los ojos llenos de lágrimas al Pecado de la Lujuria que yacía recostado a un lado mío sonriendo triunfante. La pregunta que me hizo detuvo mi llanto, haciéndolo que lo mirara claramente confuso ¿Debía reconocer el color de sus ojos? Tampoco estaba en las condiciones adecuadas como para detenerme a meditar si podía reconocer o no sus ojos, pero la verdad no sabía si sentir odio, alivio o frustración cuando el joven me reveló su identidad al retirarse tanto la peluca que traía consigo como su maquillaje. Me quedé mirándole con lagrimas en los ojos, inflando las mejillas denotando mi frustración y enojo por haber sido engañado de este modo tan sencillo y cruel, y ahí fue entonces cuando lo comprendí. La razón por la que me sonaba el letrero que ponía "Lujuria" era por que alguien a quien yo conocía muy bien se ajustaba a ese título, el cual le venía como anillo al dedo. Se trataba de Sean, un espectro que conocí y que tras unos sucesos se había convertido en una de las personas más importantes para mí, por eso ahora no sabía qué decirle, tenía sentimientos confusos que me hacían querer golpearle o abrazarlo. -N-No debiste hacer eso, ha sido una broma muy cruel Sean.

Desvié la mirada cuando Sean se empezó a desvestir, mientras el se ponía otro disfraz yo me quedé meditando las razones por las cuales no lo había visto hasta ahora, encontrármelo aquí en este castillo me hizo darme cuenta de porqué no había podido dar con el, había estado aquí todo este tiempo y no se había dignado ni a darme una dirección, ni un solo mensaje ni nada. Aproveché cuando deshizo los nudos que me ataban para tomar la sábana de la cama y cubrirme con ella, mirándole con un sonrojo en mis mejillas. -Sí, vayamos, ya te sonsacaré explicaciones más tarde, espectro pervertido.


Antes de irse me dio un beso que me dejó algo más calmado, me quedé viendo lo que el esqueleto me había traído por orden de Sean, una botarga de un peludo animalejo que me sonaba bastante, reconocí su aspecto enseguida, se trataba de Kuriboh, no me lo pondría por nada del mundo, era demasiado...adorable, tal como lo había descrito Sean, pero por otro lado no traía conmigo más, ni mi toga ni tampoco otro disfraz así que me resigné y me vestí con la botarga de Kuriboh y salí de la habitación al punto de encuentro que habíamos designado. Al cabo de unos minutos encontré la pista de baile, caminé hasta situarme en el centro de la pista y ahí empecé a buscar a Sean con la mirada. -Bien, por el bien de Sean espero que tenga una buena explicación para no haber contactado conmigo...

El pasillo que llevaba a la pista estaba, por no exagerar, atestado de personas disfrazadas yendo hacia allá. Esperaba lograr encontrar a sus compañeros entre aquel inmenso mar de gente. La puerta de entrada era diferente a la del salón del banquete, y se abría una y otra vez con gente entrando y saliendo. Aprovechó un momento en que la música cambió para y la gente fluyó menos para entrar.

Sus ojos se mostraron sorprendidos ante aquel montón de luces coloridas y gente divirtiéndose en el centro de la pista, otras simplemente hablando de cualquier cosa. El ambiente se notaba bastante agradable, le gustó haber decidido entrar ahí. Comenzó a caminar entre aquel mar de gente cuidando que los platos que llevaba en las manos no se cayeran, y que la motosierra no fuera dañada. Se acercó a una de las pocas mesas vacías que había para observar alrededor y ver alguna cara conocida. Quitó el sombrero que llevaba para deshacer la coleta que Serena había logrado con su exceso de cabello, masajeando sus sienes al sentir la liberación del cabello. Seguro se molestaría, pero no soportaba más con ella. Volvió a colocar el sombrero en su lugar, esperando que su amiga o él maestro de esta la reconocieren en cualquier caso.

En ese momento, una canción muy conocida para ella comenzó a sonar, haciéndola agitar suavemente su cabeza al ritmo de la música. Estaba acostumbrada a las melodías del siglo pasado, pues al crecer alrededor de personas algo adultas, normalmente era la música que más se acostumbraba a escuchar.

Además de que siempre tuvo un gusto por lo retro..~

—They're out to get you, there's demons closing in on every side. They will possess you, unless, you change that number on your dial... —Realmente bailar no era mucho de su gusto, además de que no era nada bueno haciéndolo, pero el ver a la gente divertirse de aquella forma lograba animarla. Movía sus hombros al ritmo de la música mientras seguía buscando alrededor.  —...And now it's the time, for you and I to cuttle close together~ All trough the night, I'll save you from the horror on the screen, I'll make you see....

Comenzó a sentir un cosmos bastante conocido, y algo agresivo, a decir verdad, por lo que miró alrededor mientras seguía cantando aquella canción de Michael Jackson que tanto le gustaba, y viendo a muchos en la pista bailando tal cual lo hacía el intérprete y sus zombies bailarines.

A lo lejos, logro divisar la figura -y el agresivo cosmos- de Rangvald, que veía hacía la pista fijamente. Ella fijó su mirada hacía aquél punto, viendo a nada más y nada menos que su amiga Serena, bailando sin parar y aun hombre acercándose a ella. Ahora entendía la mirada de padre sobreprotector de Rang.

Tomó los platos de nuevo y avanzó hacía donde se encontraba su compañero. Había matado dos pájaros de un tiro: encontró a sus compañeros, y un buen lugar para disfrutar el resto de la noche...

(Off: Listo, Erza y Serena, puse los temas que me pidieron xD saludos)