¡Dulces, Dulces, Dulces! - {Zona 5 - Evento Halloween}

-Boys and girls of every age, Wouldn't you like to see something strange?~- dije tarareando aquella canción mientras caminaba por las calles de la ciudad, sin preocuparme porque alguien me escuchara. Halloween, la noche de los muertos, donde aquellos que habían fallecido volvían a este mundo, fantasmas y criaturas burlonas a las que si no sobornabas con dulces te provocarían un verdadero susto a través de sus trucos y bromas. Una noche donde la avaricia, la gula y el terror eran parte de la celebración, no podía sino divertirme ante semejante idea. Cerré mis ojos y seguí avanzando sin rumbo[center]- Come with us and you will see This, our town of Halloween~

…Mas mis ojos no permanecieron cerrados mucho tiempo. Mis pies ya no recorrían el camino de cemento que formaba las calles de la ciudad, no, ahora el terreno era suave como algodón, y el aroma que me rodeaba inundaba mis fosas nasales con un olor azucarado. Frente a mí ya no se hallaban edificios con decorados de calabazas y niños caminando por allí o por allá tocando a las casas para reclamar su dulce o truco, sino que se extendía un paraíso de la azúcar, por describirlo en pocas palabras. En lugar de arboles había helados gigantes que parecía que no se derretirían así como paletas. Chocolates a donde mi vista llegara, así como el piso realmente se trataba de algo suave, aunque no tanto como algodón como me había parecido en un principio, pero casi parecía la corteza de algún postre. ¿Todo era comestible en ese lugar?

Tan distraído estaba con lo que había a mi alrededor (menos mal que no representaba al pecado de la Gula) que solo me di cuenta del cambio en mis vestimentas cuando en mi mano se materializaba aquella mascara blanca. Baje mi vista, observando el cambio completo que había ocurrido en mis ropas. La parte superior de mi cuerpo estaba cubierta por un saco de color rojo, conectado por tres botones en cada lado. El final de este terminaba en una capa. Debajo había una camisa blanca con una corbata de lazo en el cuello. El pantalón que llevaba tenía un diseño de líneas recorriéndolo. Un sombrero de mago cubría mi cabeza, pero lo que más resaltaba era la máscara que se había materializado en mi mano. De color blanco, el único detalle que tenia era la sonrisa engañosa de mejilla a mejilla, así como los huecos en forma de media luna que servían para ver a través. En definitiva un disfraz de Halloween.

Esboce una sonrisa retorcida, así que este era el juego, el Trick or Treat de esta noche. Pues de acuerdo, participaría en esto, mas esperaba que al final de esto hubiera una recompensa, si o si. -In this town we call home, everyone hail to the pumpkin song~ tararee momentos antes de colocar la máscara en mi rostro, ocultando una sonrisa siniestra detrás de otra igual. Solo mis ojos se dejaban ver, remarcando su color violeta- This is Halloween, this is Halloween Halloween! Halloween! Halloween! Halloween!

Continúe avanzando, sin preocupación alguna, por el país de la azúcar y los dulces~

Número aleatorio (1,3) : 3

“¿Cómo termine aquí?”  Se pregunto confuso en un inicio, tendido en el suelo de dulce que se extendía a su alrededor. Era un terreno desconocido para su persona, presentándose con amabilidad bajo una máscara de dulzura e inocencia. Una inocencia que aparentaba ser inofensiva, provocando en el joven de cabellos oscuros una inicial desconfianza. –Tengo que salir de este lugar y evitar el contacto con seres extraños- sentencio con una voz que sonaba diferente a la suya, pues era obstruida por la máscara que ahora tapaba la totalidad de su rostro.

Se reincorporo sin demora, empezando su trayecto por aquel lugar extraño. “¿Quién será el responsable de todo esto?” se pregunto con clara molestia en su semblante, oculto por aquella mascara de azabache, indagando por la respuesta a aquella situación. Su mirada iba de aquí para allá, analizando con precisión aquellas zonas que transitaba, marcándolas ocasionalmente con una pequeña manifestación de su cosmos para tener certeza de donde no hubiera pasado todavía. Su análisis buscaba ser preciso, pues aquel lugar, feliz y de ensueño, era por descarte peligroso en la actual situación. Claramente una trampa.

Su avance no era tranquilo, mas tampoco acelerado. Se movía con la guardia en alto, ocasionalmente capaz de oler los tentadores olores que suponían los caramelos que, básicamente, eran todo lo que le rodeaba. En algún momento creyó sentir hambre mientras avanzaba, confuso de si aquello seria verdad o tan solo un fenómeno producto de aquel sitio. “En serio tengo que salir de este lugar” se dijo entre pensamientos, cada vez más seguro de que aquel lugar buscaba distraerlo y hacerle perder el tiempo. Acomodo un poco su máscara y, como hubiera sospechado, aquella estaba hecha de dulce. Una tentación al alcance de la boca, si se buscaba resumirlo, amenazando al Santo con cada paso que daba.

Número aleatorio (1,3) : 3

-Otra vez aquí…- fue el disgusto que expreso Yuto con palabras, vestido ahora con ropas comunes que se acompañaban de una extravagante cabeza de oso de juguete. Estaba de nuevo en la tierra de dulces, aquel lugar que momentos atrás le había recibido con dulces y sonrisas, todo acompañado de una inocencia y amabilidad que rayaban la línea de lo perturbador en esa situación. Dulces aquí y dulces allá, ¡Todo era dulce! Lo cual dejaba ver a Tezca… eh a Yuto, con un panorama claro: Todo seguía igual.

Entonces avanzo sin demora, hallándose un tanto disgustado por el reciente “game over” que le suponía empezar desde cero, volviendo a transitar aquella tierra que se imaginaba y no le recibiría de brazos abiertos. –Supongo que seguirán molestos por lo de antes- dedujo con las manos en los bolsillos, avanzando mientras irradiaba un estilo un tanto raro de su parte. Seria quizás la influencia del disfraz, pero eso no lo sabía. Avanzaba con la cautela que hubiera tenido la primera vez, seguro de que lo siguiente solo podía ser raro.

Dulces actuales: 0

Número aleatorio (1,3) : 1

Felicidad, ¡alegría! Que maravillosa tierra era aquella, tan llena de dulces y felicidad que, por supuesto, ¿Quién querría irse? Nadie en su sano juicio, pues aquel paraíso lo tenía todo y más. Tan bello en su forma que incluso el santo de leo había hecho una parada, feliz de disfrutar de los dulces que allí se hallaban. Un final feliz, una bella historia de Halloween donde la paz reinaba y todo salía bie… no, ¿Qué clase de narración es esta? ¿Qué pasa? ¡Por supuesto que esto está mal!

-¿Cómo?- reacciono de pronto Yuto, notando la trampa en la que había caído. Estaba correteando como si se hallara en un trance, persiguiendo conejos de chocolate mientras se veía sumido en una infantil alegría. Pero eso estaba mal. Todo estaba mal. –Tengo que salir de aquí- decidió en tono serio, acomodándose la extravagante cabeza de oso mientras notaba a los habitantes que se aproximaban. Llevaban sonrisas en sus rostros y Yuto lo sabía. Entendía con una solo mirada que todo terminaría mal.

Los perturbadores habitantes no tardaron en rodear al joven, correteando a su alrededor mientras se presentaban de diversas formas que, por supuesto, él no se molestaría en aprender. Hasta que uno de ellos, alegre en su tono infantil, pregunto por la clase de dulce de la que el leo estaba hecho, aproximándose a su brazo para morderlo como uno muerde un dulce. –Apártate- - fue la respuesta de Yuto, alejándose hasta alcanzar un gran bastón de dulce que crecía como un árbol en el suelo, tomándolo mientras enfrentaba al grupo y exclamaba  -¡Atrás seres extraños, atrás!-.

Dulces Actuales: 0

Número aleatorio (1,3) : 3