Mar de Fuego, Cielo de Cenizas [Tema Global - Despertar de Ares]

El día que comenzó como una mañana completamente normal en la ciudad de Venecia terminó transformándose en una fecha que la humanidad recordaría por el resto de su permanencia en el planeta. A las 4:00 a. m. hombres fornidos que usaban cascos con cuernos desfilaron confundidos por las calles, mirando con extrañeza a los peatones y personas que viajaban en botes. Los turistas les tomaban fotos desde los puentes y góndolas, provocando que éstos se enfurecieran más de lo que ya estaban. Primero se pensó que todo era parte de un evento o la filmación de una película debido a que todos ellos utilizaban el mismo disfraz compuesto por cascos con cornamenta, taparrabos, botas y guantes de metal rojizo y "pintura corporal" que parecía manchas de sangre, pero cuando uno de esos hombres con cornamenta asesinó a un anciano que cometió el error de rozarle el hombro al pasar cerca de él supieron que no se trataba de ninguna broma, desatando el pánico entre los habitantes de Venecia, quienes se encargaron de propagar el miedo al huir despavoridos mientras empujaban a la multitud que se había congregado alrededor de los Bersekers.

A las 5:00 a.m. un segundo grupo de hombres apareció. Ellos no estaban vestidos con taparrabos y cascos rojos, pero algunos de ellos llevaban hermosas cajas de metal en sus espaldas. Los Santos de Athena se unieron a la conmoción, tomando una biblioteca al este de la ciudad como cuartel. Por vía marítima llegó un barco pirata en el que se encontraban los Generales Marinos, trayendo con ellos un banco de niebla azul que ocultaba su embarcación.

Cuando los relojes marcaron las 5:22 un grupo de jóvenes alados descendió en carruajes tirados por unicornios voladores. Eran cupidos liderados por un pequeño número de Conquers. Santos, Marinos y Conquistadores tenían un motivo poderoso para pronunciarse en Venecia: todos estos grupos tenían como misión detener el despertar de Ares. O, por lo menos, retrasarlo. La misión era simple y complicada a la vez: para detener a Ares, debían encontrar al humano en el que había reencarnado y transferir el alma de Ares a una nueva prisión. El problema radicaba en que no conocían la identidad del mortal, y que el cosmos de Ares envolvía la ciudad en su totalidad, sofocando cualquier habilidad rastreadora.

Nadie se explicaba cómo el Dios de la Guerra había podido escapar del sello de Athena. Ni siquiera los Santos sabían que la Diosa de la Sabiduría le había dicho adiós a la existencia. Su muerte aún era un evento reciente, pero el Patriarca se negaba a revelar el gran secreto, temiendo que los Caballeros tuvieran una baja en su moral al haber perdido a la persona que protegían con sus vidas.  

Yumoto se apartó del fuego, colocándose contra una de las paredes de la biblioteca. Había una persona en el interior del fuego, un individuo que no parecía ser tan amigable como el chico que cayó del cielo, podía sentirlo en el cosmos que alimentaba esas llamas. El rostro de Yumoto se tornó serio mientras su cuerpo era envuelto por un aura de cosmos dorado. Escuchó a Toki diciéndole que tocaba pelear.-Eso parece, Toki. Deberíamos terminar rápido, antes de que los otros se le unan- Yumoto podía sentir a las presencias inquietas que estaban del otro lado de la puerta. Los Santos se encontraban acorralados; tenían peligro en el frente y por detrás.

El guerrero de Ares parecía especialmente interesado en Yamato. Si en verdad era un Conquer, su obligación como Santo era protegerlo. -Mi maestra me dijo que los Conquers y Cupidos se encargan de preservar el amor en el mundo... Dejarlos morir es como dejar morir al amor mismo, así que nunca te voy a perdonar si le pones un dedo encima a este chico- dijo Yumoto, enfrentando al Berseker sin temerle a la energía que estaba concentrando en su hacha.

-Los seres malvados como tú deben desaparecer- El rubio concentró su propio cosmos en sus manos para arrojar un ataque, pero fue un esfuerzo en vano. Cuando se dio cuenta, estaba volando por los cielos tras haber atravesado un agujero en el techo de la biblioteca. Cayó en un callejón, aterrizando en un arbusto. Se sacudió las hojas de la armadura y comenzó a caminar de vuelta a la biblioteca. Su objetivo era ayudar a Toki y a los demás, sin embargo sus planes cambiaron cuando vio a los Bersekers custodiando la entrada.

Revisó su cuerpo. La armadura no recibió daños, pero tenía algunas heridas como rasguños en las partes de su cuerpo que no estaban protegidas por el manto sagrado de Piscis.

-Será mejor que deje todo en manos de ellos. No podemos darnos el lujo de desperdiciar soldados- Yumoto se puso el casco dorado de Piscis, avanzando en dirección opuesta a la biblioteca. Encontraría al avatar de Ares a tiempo para evitar el desastre mayor.-Cuento con ustedes muchachos... Sé que darán lo mejor de sí mismos en esta pelea- comentó el Santo de Oro mientras se alejaba, deseando que sus palabras de aliento llegaran a los Santos que estaban enfrentando al Berseker.  

Ryo no podía creer que una flecha estuvo a punto de herir de gravedad al líder del grupo de mariners. ¿Cómo se había permitido a sí mismo dejar que Saika corriera peligro? Lo sabía, ese lugar era peligroso para un ser como su capitán. Intercambió una mirada con su hermano, quien dejó su expresión de bobo despreocupado, asintiendo cuando su hermano mayor le dio la señal para actuar en serio. Ren se adelantó, tomando la delantera. Su cuerpo se cubrió con energía cósmica antes de saltar sobre las cabezas de los bersekers, girando en el aire para propinar una patada que en la cabeza del Berseker principal. El ataque del joven no le causó ningún rasguño.

Ryo utlizó su propia técnica para detener a esas criaturas, pero no fue capaz de contener la embestida de cosmos ardiente que generaban los Bersekers en grupo. El mayor de los hermanos rodó varios metros en el suelo hasta impactar con el muro de una edificación vecina, escupiendo sangre. Solamente había sentido un poco de su poder, pero eso había sido suficiente para sentir dolor en todos los músculos de su cuerpo.

Ren recibió parte del ataque cósmico que iba dirigido a Saika, actuando como una barrera humana. Pudo resistir el golpe utilizando una de sus técnicas especiales como un escudo improvisado de agua, pero eso no fue suficiente para impedir que recibiera daños. El más joven pensó que lo mejor sería retirarse de aquel lugar, sin embargo, el capitán no iba a retroceder por nada.

Ryo se puso de pie, fingiendo que estaba bien cuando en realidad apenas podía retener el aire. Ren hizo lo mismo, colocándose a un lado de Saika. Iba a ser una pelea brutal, ambos podían sentirlo. Lo único que esperaban era poder vivir para contarlo. Ryo no quería admitirlo, pero sentía un poco de miedo.

Grupo 1: Yamato, Cosette, Gael, Ryo/Ren y Saika van a pelear contra los Bersekers. Nota: el orden en el que están los nombres corresponde al número del dado. Por ejemplo, si el primer dado de los 5 que voy a lanzar es cara, eso significa que Yamato va a recibir un ataque, porque él es el primero según el orden, el segundo Cosette, el tercero Gael y así sucesivamente. Todos los Bersekers tienen rango Valiente, lo que significa que sus ataques hacen daño de 150 puntos y que pueden lanzar un dado de defensa por turno.

Cada uno de estos guerreros puede lanzar un dado de técnica y 1 dado de defensa por turno y tienen HP de 500. Si alguno termina antes con su enemigo, pueden apoyar a un compañero para terminar más rápido la pelea.

Recuerden revisar este tema de sistema de batallas en caso de que tengan alguna duda. Sistema de batallas

Grupo 2: Yumoto, Toki, Gyoi y Anheru

Deberán buscar al avatar de Ares y tratar de convencerlo de que los siga. El NPC será controlado por narrador. Si alguno logra convencerlo, en la siguiente ronda de post ésta se marchará con ustedes y el tema habrá terminado, pero si ninguno lo logra el tema continuará hasta que haya derrotado a todos los bersekers que combaten con el grupo 1.

Avatar de Ares: Información

Datos del Avatar de Ares:

--------------------------------

Rol Grupo 1

Crusader se quedó en el interior de la biblioteca con el caballero de Libra, el Conquer de Afrodita y una chica extraña. Los otros miembros del grupo habían salido volando a través de techo después de haber sido arrojados por su ataque cósmico. No eran enemigos dignos, pero al menos se iba a divertir con ellos cortándolos en pedazos. El Berseker de la venganza elevó su hacha sobre la cabeza de Libra, el único que le impedía tomar lo que quería. Fue interrumpido por una flecha que rozó su rostro. Dos Bersekers armados con arcos irrumpieron en la biblioteca. Crusader maldijo en voz baja, pensando en que había perdido su oportunidad de quedarse con el Conquer para él solo. Los otros debían sentirse atraídos por las feromonas que emanaba ese chico rubio.

Crusader saltó por encima de los Santos de Athena, impidiendo que los otros Bersekers avanzaran. No necesitaba de palabra, su mirada furiosa era suficiente para advertir a esos dos que no debían meterse en sus asuntos. Los Bersekers rieron e ignoraron a Crusader, disparando un aluvión de flechas sobre Cosette y Gael.

Mientras tanto en el exterior, Bersekers armados con lanzas enfrentaban al trío de Mariners de Poseidón. Los guerreros de Ares se sentían atraídos por la sangre ardiente que corría por las venas de los guerreros del mar, deseando arrancar sus extremidades para empaparse con esa sangre caliente de guerrero. Los tres guerreros armados con lanzas atacaron en grupo a los Mariners, formando una barrera móvil con sus cuerpos semidesnudos, arrasando con todo lo que se ponía en su camino.

Rol grupo 2

Un chico pelirrojo huía de un hombre misterioso que intentó secuestrarlo durante las clases. Al principio pensó que se trataba de uno de esos adivinos que llegaban con el circo debido a que vestía con una larga túnica negra y llevaban un orbe de cristal, pero pronto descubrió que ese hombre no era un humano normal cuando incendió la Universidad con un chasquido de sus dedos, matando a todas las personas en el interior con excepción de él.

Avary sólo podía preguntarse a sí mismo cómo había podido sobrevivir. Un minuto estaba sentado en el aula de clases y al siguiente se encontraba en el patio principal, observando a ese hombre extraño antes de que él hiciera explotar el edificio en llamas rojizas.

Siguió corriendo sin importarle nada, ignorando que toda la ciudad estaba en peligro. Los incendios se volvían más frecuentes conforme avanzaba. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Era el fin del mundo? Se preguntó a sí mismo antes de tropezar y caer al suelo de bruces. A lo lejos podía ver la biblioteca incendiarse como otros edificios alrededor, llamando su atención el grupo de hombres que estaba peleando en la entrada. Se ocultó detrás de un contenedor de basura, sin imaginar que el hombre misterioso con el orbe de cristal estaba muy cerca de encontrarlo.