Cementerio - {Zona 1 - Evento Halloween}

Una figura bastante peculiar caminaba entre lo parecía ser un viejo cementerio , en el mismo que descansaban los restos mortales de antiguos guerreros de otras épocas. Pero a este ser no le importaba lo mas mínimo la historia o hazañas de estos, lo único que tenía en mente en ese preciso instante era salir de ahí a como dé lugar y para ello usaría cualquier método que tuviera a disposición .

Mientras más avanzaba una en aquella tétrica noche, una extraña sensación empezaba a recorrer su cuerpo, a la vez que llegado un punto el mismo era consciente del ruido de sus pisadas , resultado obvio ya que aquel lugar se hallaba sumido en un silencio sepulcral y perturbador. En ese instante aquel hombre había llegado a bifurcación , donde también se hallaba una gran cantidad de tumbas .

Tal como imaginaba aquel hombre, cientos de esqueletos y cuerpos aun en estado de descomposición empezaron a emerger del suelo. Tal hecho no lo sorprendió ya que era consciente que tal evento podría suceder en un lugar como ese, ahora solo había una forma de abrirse paso y continuar su camino, usar la violencia.

Sin decir ni una sola palabra u mostrar emoción alguna levanto su mano derecha, de la misma que empezaba a emanar un resplandor dorado. Esto último no pareció impórtales a aquellos seres que se desquebrajan con solo caminar y que en vida fueron poderosos guerreros.

De improviso un fuerte resplandor cubrió todo el cementerio, reduciendo a aquellos muertos vivientes en pedazos y regándolos por todo el lugar. En pie solo quedaba aquella enigmática figura que ocultaba su rostro y sin mediar más procedió a abandonar aquel lugar de descanso para lo santos.

La luz al final del pasillo fantasmal me llevo a otra zona del Laberinto. Atrás quedaba la inyección de esperanza que me ofreció mi señor Poseidón desde la lejanía, ahora me invadía la determinación de conseguir la salida de aquellas paredes, encontrar al causante de tal herejía y hacerlo pagar cada respiración dada para molestar a un General Marino, a un pilar de la Atlántida.

Los tacones de mi disfraz de Maid resonaban en el suelo, la pequeña falda se movía con el viento, mi rubio cabello se balanceaba con armonía, y la verdad empezaba a sentirme muy sexy; eso explicaba porque las japonesas se vestían de esa forma, saca una parte cruda en las mujeres. Mi monologo interno quedo a un lado cuando veo el nuevo lugar, un cementerio... empiezo a caminar por el empedrado, voy con cuidado porque aún no domino el arte de los zapatos altos. De pronto escucho un sonido extraño, se convierten en varios sonidos a la vez, es cuando veo una mano salir de entre la tierra...

Una mano saliendo de la tierra, le siguió otra, luego una cabeza y por ultimo todo el cuerpo de lo que obviamente era un zombie ¡ZOMBIE! La primera impresión me dejo muda, y curiosamente congelada en mi lugar. Al mirar a mi alrededor veo más y más seres que deberían estar muertos y tres metros bajo el suelo. Ese laberinto tiene cosas tan extrañas, escalofriantes e incongruentes que no puedo ni imaginar qué clase de criatura, humano o ser superior maneja los hilos desde las sombras.

Estoy harta de correr, estoy harta de que las pusilánimes marionetas me roben mis caramelos y parte de mi cordura; además siendo honesta, aunque quisiera correr los tacones no me lo permitirían, así que mejor me pongo seria y les demuestro por qué razón nunca, jamás de los jamases, deben meterse con un General Marino y mucho menos con Marìa de los Angeles de Kraken.

El cosmos azul empieza a salir de mi cuerpo, el suelo bajo mis pies y màs alla se congela y no se detiene, la brisa mueve mi atuendo, mi cabellera. Los zombis son atrapados por la película de hielo, nunca me tocaran con sus manos putrefactas. Un remolido con hielo y nieve se forma a mi alrededor, luego lo expulso en forma de onda expansiva… ― Pero qué mier… ― apenas logro musitar cuando el hielo y la nieve se transforman en cosas características de Maid, entre ellas vasos, platos, comida; a afortunadamente el ataque es efectivo los zombis salen volando dejándome el sendero despejado para salir de esa zona escalofriante… todo esto se vuelve cada vez más bizarro.

La cabeza me estaba matando y apenas esta recobrando el conocimiento y grande fue mi sorpresa que podía ver el resplandor de la luna sobre mi.Aun algo confundido me puse en pie solo para notar que me hallaba donde había iniciado , el cementerio de lo antiguos santos. La situación era muy extraña y no tenia idea del por que había ido a parar de nuevo a un lugar que se suponía era uno sagrado.

El sonido de pies arrastrándose y lamentos hacían eco sobre el lugar , haciéndose cada vez mas fuertes , siendo indudable que se acercaban a la posición en la que me encontraba. Venían por mi con sus maltrechos y carcomidos cuerpos , pero esta vez decidí hacerles frente de otra forma.

Sujete con ambas manos la pesada espada de acero que llevaba conmigo desde que inicie este extraño viaje y sin dudarlo me lance contra una horda de muertos vivientes.

El cuentro combate en el que me hallaba en una desventaja total continuaba . Todo mis esfuerzos hasta ahora parecían ser inútiles y aunque había destrozado a mucho de aquellos cuerpos sin vida , siempre aparecía otro mas para tomar el lugar del que caía , pareciendo también esto una cadena infinita de nunca acabar a menos que usara el cosmo.

Pero en ese momento baje la guardia y uno de esos pedazos de carne en composición casi logra morderme en la mano izquierda. Sin tomar mas importancia a este hecho , cogí de nuevo aquella espada tan grande como un cuerpo humano y decidí hacerme camino entre los putrefactos zombies.

Tras un buen rato lo único que reinaba ahora en ese cementerio era el silencio de la noche y a mis pies una pila de cadáveres . No importo quienes fueron en vidas pasadas , lo único que hice fue apartarlos de una vez por todas de mi camino , el mismo en que se habían entrometido por segunda vez , algo que no podía perdonar por todo el tiempo que había perdido.

-Bien , es hora de continuar .- Me dije a mi mismo mientras me levantaba del suelo y me sacudía la armadura que llevaba puesta.