Halloween Party! - Pista de baile de Envidia

Un aroma extraño llego de pronto a la nariz de Yuto, observador en aquel momento de la pista de baile. Desvió su mirada y encontró junto al tornamesa una de aquellas bebidas que había rechazado, quizás dejada allí por si el joven cambiaba de opinión. La toma con la zurda y la analizo con la mirada, observando aquel líquido de color inusual. -¿Qué clase de bebida es esta?- pregunto mientras fruncía ligeramente el semblante. Aproximo aquello a su nariz e inhalo apenas para oler el contenido, el cual al instante invadió su nariz con un aroma demasiado dulce para su gusto. Lo aparto al instante y se repaso la nariz con el dorso de la diestra, molesto por aquel hedor tan extraño que ahora no abandonaba sus fosas nasales. – ¿Qué fue eso?- dijo y sintió de pronto una sensación extraña, como si de pronto otro deseo intentara tentarlo como lo habría hecho la envidia tiempo atrás. Se repaso los ojos y de pronto aquello se disipo, demasiado débil y momentáneo como para revelar el verdadero propósito de aquella bebida. –No quiero imaginar lo que habría pasado si la hubiera tomado-.

Un par de minutos tranquilos pasaron entonces, agobiantes por aquel líquido cuyo aroma era difícil de ignorar. –No necesito saber que pecado preparo esto, simplemente lo quiero lejos dijo molesto y su vista repaso las cercanías del tornamesa, buscando por cualquier individuo a quien poder “regalar” aquella bebida. Busco y de pronto la oportunidad se presento, encontrando a un individuo que a escasos metros se hallaba de su posición. –Vos, el de allá- llamo Yuto bajo la esperanza de que la cercanía permitiera que le escuchara, señalando al individuo elegido. Este, por suerte, escucho al llamado del DJ, aproximándose a donde este se encontraba. –Ten esta bebida, cortesía de los lores del pecado- se limito a decir y le entrego aquel vaso, dejándolo marchar sin decir otra palabra más.

Tras haber salido volando por una de las ventanas de la torre, Yuya atravesó un tragaluz y cayó justo sobre un sofá que adornaba una de las esquinas de la disco. Cualquiera pensaría que un chico desnudo causaría revuelo, pero como era halloween algunos de los invitados a su alrededor pensaban que estaba disfrazado de Adán por las hojas verdes que se habían enredado en su cabello al caer: el castillo de los pecados tenía plantas en todas partes, incluso crecían árboles y flores sobre algunas torres, mientras caía se había tropezado con un arbusto.

Se levantó de su asiento, frotándose la cabeza, demasiado confundido como para entender lo que estaba sucediendo. Recibió algunas miradas indiscretas mientras caminaba entre los presentes como dios lo echo al mundo. Llegó a la barra y se sentó en una silla libre. Un esqueleto le extendió su mano huesuda con una bebida extraña. Yuya la aceptó de buena gana, dándole un gran sorbo.

Saboreó la bebida por un segundo como si dudara en tragársela o no, pero cuando ese sabor dulzón que ya era conocido por el chico de cabello bicolor impregnó a sus papilas gustativas terminó bebiéndose todo el vaso. –Skelly-chan, no te quedes ahí, la noche todavía no se termina y quiero bailar bailar bailar- dijo tomando al esqueleto de las manos, bailando del otro lado de la barra y arrancando accidentalmente los brazos del bartender al no medir la fuerza con la que lo estaba sujetando, pero eso no le importaba, él continuaba bailando solo y desnudo mientras sujetaba dos brazos huesudos.

Escuchó las palabras del joven, pensando en que de verdad le gustaría poder comportarse de manera natural más seguido, pero no estaba acostumbrada a tener la atención de la gente, y era poco probable que lograra acostumbrarse a ello en un tiempo cercano. Antes de que pudiera darse cuenta la canción había cambiado nuevamente, y por más que le pareciese gracioso el cambio tan drástico en la música, la cercanía en la que se encontraba con el chico le impedía poder demostrarlo, pues en esta ocasión era diferente, había algo en el ambiente que de a poco iba haciendo su anterior nerviosismo desaparecer.  Acercó un poco más su rostro al del contrario, ligeramente rozando sus labios antes de hablar.

“Hmm…De verdad quieres saber?”  Murmuró muy bajo, esperando por su respuesta durante unos segundos , antes de dedicarle una sonrisa, alejándose un poco de él sin responder a la interrogante realizada por el chico, haciendo espacio al mover uno de sus brazos para recargar su cabeza en el hombro del contrario. Se encontraba algo confundida por su propio comportamiento, pero al hacer memoria rápidamente estaba segura de no haber ingerido alguna bebida o platillo de los ofrecidos en la fiesta, por lo que debía ser culpa de algo más, eso o tal vez era que sus verdaderos deseos se manifestaban por si solos.

Mientras abrazaba al joven pudo ver a lo lejos a su amiga, le alegraba saber que se encontraba con bien, pero simplemente por las señas que esta misma le hacía estaba segura que le dejaría saber a medio Valhalla  que la había “atrapado” bailando con alguien, aunque en ese preciso momento no le importaba mucho.

Movió con sutileza sus manos en un intento de que el chico no se diera cuenta, señalando el cabello de la pelirroja, tal parecía que las horas que pasó intentando controlar la cabellera de su compañera habían sido en vano, pues esta ya lo llevaba en su estado original.

“Esa Erza… No tiene remedio”

Observo lo que su amiga brindaba como respuesta, así que había sido difícil para ella cargar con un peinado elaborado, a decir verdad no le sorprendía, pues era muy común verla con el cabello suelto aún en ocasiones especiales; y no la culpaba, pues ella misma hacia exactamente lo contrario, cuidaba el siempre llevar su cabello bien arreglado con su ya característico listón amarillo.

Una sonrisa se colocó en su rostro, ni quería imaginarse los comentarios de las chicas que trabajaban en el palacio, seguro la hostigarían hasta que les diera santo y seña del “Chico misterioso” con quien su amiga la vio.

Justo cuando planeaba responder a la evidente emoción de la pelirroja por el cambio de canción, escuchó la voz de una chica, quien  la había elegido entre  todos los presentes para preguntarle acerca de la presencia de un chico, quien por lo escuchaba portaba un disfraz bastante peculiar.
“No, la verdad es que n…” Levantó su cabeza del hombro de su acompañante y giró su rostro ligeramente para ver a la remitente del cuestionamiento, deteniéndose a media oración y abriendo sus ojos con sorpresa al notar que aquella chica…tenía el mismo rostro que ella.

De pronto se encontraba en el suelo con Raziel tirado encima. Estaba a punto de preguntarle por qué había hecho eso cuando el menor lo miró desde arriba y le dijo que sería capaz de destruir el mundo si con eso era capaz de mantenerlo a su lado. Las palabras del pequeño rubio enternecieron su corazón, disfrutando del beso que le concedía el ángel de Athena.

Desde el suelo pudo ver a dos chicas con rostros similares platicar. Podía jurar que eran hermanas gemelas, la única diferencia era el cabello. Le recordaban un poco a su hermana menor.-Ustedes dos son idénticas… y el chico que está desnudo en la barra es igual al DJ y a mi compañero Avaricia- dijo intercambiando una mirada con el pecado de las cejas con forma de pétalo de sakura.

Se levantó junto con Raziel y le colocó su sombrero de copa.-Ahora eres un Kuriboh muy elegante- bromeó, tomando la mano del santo de virgo. Ese día quería presumir ante todos que tenía a alguien especial en su vida.